29 de junio de 2016

LA OTRA PEPA



Prisión de Porlier en 1940
Imagen: Jubylandia
El 19 de marzo de 1812 se promulgó por las Cortes Generales españolas, reunidas en Cádiz, la primera Constitución española, la Constitución española de 1812 o Constitución de Cádiz. Teniendo en cuenta que dicho día se celebraba la fiesta de San José y el ancestral gracejo gaditano, pronto dicha Constitución fue conocida popularmente como "La Pepa" y así sigue siéndolo en nuestros días.

En dicha Constitución se privaba al Rey de la soberanía, esta pasaba a residir en la Nación.  Estableció la monarquía constitucional, la separación de poderes, la limitación de los poderes del rey, el sufragio universal masculino indirecto y la libertad de imprenta entre muchos otros derechos y libertades hasta esa fecha inaccesibles para la ciudadanía. Pasó por ser una las Constituciones más liberales de la época.

Dos años más tarde, en 1814, recién llegado el borbón Fernando VII  se decretó la disolución de las Cortes, la derogación de la Constitución y la detención de los diputados liberales, dando paso al absolutismo del rey felón.

Ciento veintiséis años más tarde, en 1940, otra "Pepa" nació en España, esta vez una "Pepa" negra y tenebrosa que aniquilaba a los republicanos cautivos. Nació exactamente en la madrileña cárcel de Porlier, en la madrileña calle General Diaz Porlier, junto a la de Torrijos, de ahí su nombre. Dicha prisión "albergó" desde abril de 1939 a miles de presos republicanos, entre ellos Julian Besteiro, de todos ellos un buen porcentaje salió de allí formando parte de las tristemente famosas "sacas", camino de una valla donde ser fusilados o del rincón donde estaba instalado el "garrote vil", un siniestro “sillón” de madera y hierro en el que el verdugo, después de sujetar con un grillete la garganta de la víctima, giraba un enorme tornillo hasta romper el cuello del condenado. 

Por las noches, los guardianes de la prisión leían la lista de aquellos que iban a formar parte de la próxima e inminente "saca". Después de cada lectura, la camaradería republicana intentaba dar fuerza y consuelo a los nombrados, y esperanza a los que aún esperaban la fecha de ejecución de su condena a muerte.

A pesar de lo trágico de la situación, de estar a la espera de una muerte cierta, el ánimo y el temple de los prisioneros hizo que estos se las ingeniaran para reírse de la muerte, poniendo de manifiesto la entereza de aquellos republicanos españoles. Así las cosas, a la condena a muerte dieron en llamarla "La Pepa" y fueron hasta capaces de componerle y cantarle un chotis, cuya letra y música se atribuyen al escritor erótico y músico Álvaro Retana.

El chotis decía así: (1)

"Es la Pepa una gachí,
que está de moda en Madrid,
y que tié predilección
por los rojillos.

Cuando viene esa mujer
a Torrijos o a Porlier,
a cualquiera se le arruga
el solomillo.

Y como es caprichosa
y a veces se presenta
y para divertirse
se lleva veinte o treinta.

Y como del paseo
no suele regresar,
yo con mucho cachondeo...
así le suelo cantar:

(Coro)

¡Pepa!  ¡Pepa!
¿Donde vas con tantísimo tío?
¡Pepa! ¡Pepa!
Que te vas a meter en un lío.
Y si sigues de ese modo,
y no quieres tu parar,
dejarás Madrid vacío,
Aranjuez y El Escorial"


Salud, República...y que la memoria no nos falle.


Benito Sacaluga.



(1) Republicanos de Catacumbas. Régulo Martinez. Pag.29. Ediciones 99. 1977.



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