29 de junio de 2018

LOS RESTOS DEL DICTADOR...Y DE LA DICTADURA




Hace ya más de un año que el Congreso aprobó, a iniciativa del PSOE, con 198 votos a favor, 1 en contra (PP) y 140 abstenciones (PP y ERC), instar al gobierno a la exhumación de los restos de Franco y su traslado fuera del Valle de los Caídos, así como la creación de una Comisión de la Verdad, y bancos de ADN para facilitar la identificación de los cuerpos en fosas comunes. Desde entonces y con el Partido Popular en el Gobierno no se ha hecho nada. Rajoy y los suyos miraron para otro lado, al fin y al cabo lo aprobado solo tiene un carácter simbólico, al ser una proposición no de ley, y deja en manos del gobierno su cumplimiento. 

Ahora, con el PSOE gobernando, nada puede impedir que los restos del dictador sean exhumados y entregados a su familia. Parece que así va a ser y además en el transcurso del próximo mes de julio. Un mes de julio en el que en su día 18 se cumplirán 82 años del golpe de estado militar contra el gobierno de la República Española, y el inmediato inicio de una guerra, la mal llamada Guerra Civil, en la que los militares sublevados contaron con el apoyo directo del nazismo alemán, el fascismo italiano, la dictadura portuguesa y el Vaticano. A esa Guerra de España, que es como yo prefiero llamarla, le siguieron 40 años de dictadura. Una dictadura, todavía hoy por muchos alabada y defendida, que supuso el fin de todo tipo de libertades, represión, cárcel y muerte, todo ello bajo el bastón de mando del personaje cuyos restos reposan bajo una lápida en una basílica católica y diariamente honrados por un grupo de frailes.

En los medios se acusa a Pedro Sánchez de oportunista, efectista y otras lindezas descalificadoras, así son los nostálgicos del franquismo, que por cierto son muchos más de los que se estiman, olvidando que Sánchez lo que está haciendo es cumplir con el mandato politico del Congreso. 

Y digo que en España hay más franquistas de los que se estiman basándome en el resultado de la votación de la PNL aprobada en el Congreso. Ciento cuarenta diputados se abstuvieron y uno voto en contra, una cifra, 141 diputados, que descontado los 9 del G.P. Esquerra Republicana, nada dudoso de ser antifranquista y que se abstuvo por considerar insuficiente lo propuesto y la denegación de sus enmiendas para ir mucho más allá en el texto, llegamos a una cifra de 132 diputados que vienen a  representar el  38 % de la Cámara.

En esto de la lucha contra las dictaduras no vale ponerse de perfil, ni siquiera para conservar los votos de los franquistas y de los nostálgicos del franquismo, de ese franquismo sociológico que evidencia la permanencia de los rasgos sociales del franquismo en la sociedad española. Claro que teniendo en cuenta que el Partido Popular fue fundado por destacados franquistas, poco o nada afecta a su moral o a su ética el consentir encantado el hecho de que un dictador siga recibiendo honores en suelo español.

Bien, ahora toca esperar. Bueno sería que fuese el 18 de julio la fecha elegida para remover los restos del dictador, sería como cerrar un ciclo y voto por que esa sea la fecha elegida.

Después faltará que el PSOE acometa el resto de lo aprobado en el Congreso y se cree ya una Comisión de la Verdad sobre la represión llevada a cabo por el franquismo y el banco de ADN. El derecho a conocer la verdad sobre lo sucedido en nuestro país es un derecho absoluto y una obligación que el Estado español debe satisfacer de acuerdo con el derecho internacional, que lo establece como derecho individual y colectivo, es decir, de todos y todas. Una Comisión de la Verdad que ya ha sido creada en más de 40 países de todo el mundo.

Dotar de presupuesto en los PGE a la Ley de la Memoria Histórica deberá posponerse hasta la presentación de los presupuestos generales para 2019, pero ya os anticipo que PP y C's se opondrán, cosas del franquismo sociológico.


Salud y República



Benito Sacaluga.




P.D./ Si quereis saber mi opinión sobre lo que se debe hacer con el Valle de los Caídos, aquí la dejo:

Total demolición del conjunto una vez retirados los restos humanos que alberga.


13 de junio de 2018

¿ QUÉ ES EL FASCISMO ?




Nuestra causa se abre paso por el mundo. Todos han de impulsarla cumpliendo con su duro deber. 


Los marinos de la República cumplirán el suyo.




El fascismo florece en Europa desde 1922, de la mano de Mussolini, Adolf Hitler lo lleva a sus últimas consecuencias a partir de 1933. En septiembre de 1937, el Comisario Político del destructor "Almirante Valdés" publica el siguiente artículo en el Semanario La Armada, órgano oficial de los marinos de la República.


¿Qué es el fascismo?


El fascismo, en mi entender, presenta un cariz enigmático, porque aparecen en él los contenidos más opuestos. Afirma el autoritarismo y a la vez organiza la rebelión. Combate la democracia y, por otra parte, no cree en la restauración de nada pretérito. Parece proponerse la forja de un Estado fuerte y emplea los medios más disolventes. Por cualquier parte que tomemos el fascismo  hallamos que es una cosa, y a la vez la contraria.

Imagen: Nueva Tribuna
A ¿qué es el fascismo? la primera contestación que muchos nos hemos dado era una segunda pregunta: 
¿ Qué hacen los liberales y los demócratas ? Como  si cierto instinto nos hiciera sospechar que la clave de la situación, lo esencial del fenómeno, el síntoma más original, no estaba tanto en la acción del fascismo como en la inacción de la democracia. 

Nuestra acción transitaba instintivamente del fascismo a la democracia. Esto me hace pensar que el tiempo de Julio César y el nuestro tienen algunos factores comunes, nada vagos.

Léase un libro sobre historia romana. El lector advertirá que más o menos va entendiendo el desarrollo de los sucesos hasta llegar al año setenta antes de Jesucristo, que es, precisamente, la época en que aparece Julio César. Entonces empiezan a ponerse oscuras las cosas. Y, sin embargo, es el periodo de toda la historia romana que ha llegado a nosotros con mayor número de datos. Podemos reconstruir casi día por día la serie de los acontecimientos con palabras de sus propios actores. No obstante, no acertamos a comprender porqué avanza de triunfo en triunfo el movimiento representado por Cesar.

La dificultad que hallamos es idéntica a la que sentimos ante el fascismo. Más que triunfar César sobre los demás, nos parece que son los demás quienes dejan triunfar a César. Al verle prescindir,  una vez tras otra, de las instituciones establecidas, no podemos menos que preguntarnos qué hacían los republicanos o, mejor dicho, porqué no hacían nada los republicanos. En ningún momento vemos que la situación de César sea, por si misma, suficientemente sólida. Al contrario, nos parece constantemente en peligro y como en el aire. Cuando intentábamos hacer balance de las fuerzas positivas con que contaba, aunque no las juzguemos desdeñables, no nos bastan para explicar su victoria.

El fascismo no pretende instalar un nuevo derecho, no se preocupa de dar fundamento jurídico a su poder, no consagra tu actuación con titulo alguno ni ninguna teoría política. Mussolini ha procurado conservar el aparato parlamentario, pero no con ánimo de fingir una legitimidad para su magistratura. Siempre ha hecho constar que conservaría el parlamento mientras fuera dócil. Le sirve, pues, para obtener una continuidad administrativa, no como un nexo jurídico con principios constitucionales de legalidad. Su legitimidad es la fuerza consagrada por un principio. El fascismo gobierna con ]a fuerza de sus camisas, y cuando se le pregunta por su principio de derecho, señala sus escuadras de combatientes. La camisa es como el H. P. o caballo de fuerza la única dinámica del Fascismo, pero no un principio de derecho político. No pretende el fascismo gobernar con derecho, no aspira siquiera a ser legitimo.

Por ser tan inaudito el hecho del triunfo fascista -que significa el hecho de la ilegitimidad constituida, establecida- es por lo que instintivamente nos preguntamos: ¿Cómo las demás fuerzas sociales, que han sido hasta ahora entusiastas de la ley, no logran oponerse a esa victoria del caos jurídico? Y una respuesta se incorpora, vaga pero espontánea en nuestra mente: Por la sencilla razón de que no existían fuerzas sociales importantes poseedoras de ese vivaz entusiasmo.

Esto nos aclara de un golpe la paradójica situación. Entonces resultaría que la fuerza de las camisas fascistas consiste, más bien, en el escepticismo de liberales y demócratas, en su falta de fe en el antiguo ideal, en su descamisamiento  político. Y la ilegitimidad  que practica el fascismo seria pura y simplemente, un signo de que la sociedad entera se halla exenta de normas legitimas. Su triunfo se debería, pues, a que representa con sinceridad y energía la realidad total del espíritu público, la gran política, decía Fichte, consiste sólo en expresar lo que es, en dar forma externa a la profunda realidad oculta en los corazones. 

Y si se mira la Europa Continental, se advierte que el poder legítimo está aletargado, o apoyado en telarañas, y a merced del puño ilegítimo que quiera dar al traste con él.

El Fascismo en nombre de un falso realismo político, consagra la fuerza, el hecho, como la auténtica legitimidad. El verdadero realismo se abstiene de divinizar los hechos, el culto al hecho es una idolatría, un formalismo como cualquiera otro. Al temperamento realista le importa sólo abrir bien los ojos para intentar sorprender el maravilloso enigma de la realidad y extraer de lo que averigüe hoy, fértiles sugestiones para mañana.

Una consideración realista de esta clase, es la que nos descubre, bajo el ademán afirmativo del fascismo, su carácter predominantemente negativo. Su aparente fuerza consiste realmente en la debilidad  de los demás.

Así se explica que, siendo por completo dueño del presente en algunos paises, tenga el fascismo que vivir al día y a nadie se le ocurra verlo proyectado sobre el futuro.

Es pues el fascismo una táctica pero nunca una solución.


Luis Molinuevo

Comisario Político del “Valdés”


Semanario La Armada. Nº.: 30. / 18 septiembre 1937

3 de junio de 2018

LA ESPAÑA DE ALBERT RIVERA.



Sí hombre sí, que ¡Viva España!, que nunca dejemos de oír esta patriótica exclamación. Si los yanquis tiene a toda una superindustria cinematográfica para inculcar patriotismo a sus más de 325 millones de habitantes, un patriotismo incondicional, nosotros aquí tenemos a Albert Rivera (A.R).

Imagen: medium.com
Sí, Albert es mucho más español que nadie, incluso más que Rajoy que es español y mucho español. Incluso más español que José Antonio, que ambicionaba la reconquista del genio hispánico, la unidad de destino, la fortaleza de España en el mundo y la hermandad entre todos los sectores de la población española. El líder falangista quiso imponer su particular concepción de la vida. Defendía hasta la vehemencia, como lo hace A.R, la concepción española de la vida, occidental y cristiana, frente al demonio representado por la concepción marxista, asiática, deshumanizada del comunismo internacional. Así nos lo explicaba Agustín del Rio Cisneros en 1954 (2) , en su recopilación de las que él denomina  "Obras" de José Antonio Primo de Rivera, así se puede leer en la reedición de las "Obras" llevada a cabo en 1971 por la Delegación Nacional de la Sección Femenina del Movimiento. Un libro  de más de mil páginas que recoge discursos, artículos y proclamas varias desde 1931 hasta julio de 1936, y que, por supuesto, recoge también el testamento politico del líder falangista. Apostaría a que el libro citado ocupa un lugar preferente en la biblioteca de A.R, una biblioteca que supongo exigua, pero que ha de existir. 

Para José Antonio la República era una amenaza mortal, a la que debía enfrentarse con el único objetivo de salvar España. Claro que José Antonio consideraba que España hubiera estado a salvo de seguir en manos de Alfonso XIII, con su padre, Miguel Primo de Rivera, ejerciendo de dictador. No en balde este adalid de la salvación de España, de la España monárquica y dictatorial, era Marqués de Estella y Grande España. 

De la lectura de las "Obras", y con una ligerísima adaptación al lenguaje y protagonismos actuales, se puede concluir, sin la menor duda, que A.R ha bebido en las fuentes falangistas, es más lo ha hecho de la misma copa original, en la de su fundador, incluso A.R, a su manera, hace suyas gran parte de las Normas Programáticas de la Falange, redactadas por José Antonio en 1934. Así,  la Norma nº 2 de la Falange nos dice:
" España es una unidad de destino en lo universal. Toda conspiración contra esa unidad es repulsiva. Todo separatismo es un crimen que no perdonaremos.
La constitución vigente, en cuanto incita a las disgregaciones, atenta contra la unidad de destino de España. Por eso exigimos su anulación fulminante ".
y así A.R pone en marcha su plataforma "España Ciudadana", con el objetivo declarado de conseguir la recuperación del orgullo de ser español y luchar contra los nacionalismos mediante el ensalzamiento del patriotismo. Una plataforma que se nutre del fomento de la unidad inquebrantable de España, despreciando el legítimo ejercicio de las libertades democráticas al imponer un concepto de España, falangista, franquista... anacrónico y fascista. ¿Orgullo de ser español? ¿Tan orgulloso como lo fue José Antonio, el ideólogo "ausente" del franquismo?.

Abriendo el libro que recoge la recopilación de las palabras y escritos de José Antonio por cualquiera de sus páginas, no tendremos que hacer ningún esfuerzo para encontrar asombrosos paralelismos con lo que hoy, tantos años después, nos dice y cuenta A.R Asombrosos e inquietantes paralelismos en cuanto a la concepción de la sociedad y del Estado.

España, pobre España, siempre utilizada como estandarte por los que se creen sus dueños y señores. Una España siempre inaccesible para las clases trabajadoras, que han de conformarse con ser españoles, con ser sus súbditos, condenados a corear el !Viva España¡ por orden de quien la destruye...y cuidado con pasar de ahí, España es de los que siempre la traicionaron. Siempre ha sido así, salvo cuando en 1931 España se convirtió en legítima propiedad de todos y cada uno de los habitantes del país, y todos y cada uno podian participar en la creación de los cimientos de un futuro en libertad. José Antonio, el que blandía el nombre de España como estandarte, no quiso aceptar la voluntad del pueblo español y desde el minuto uno luchó abiertamente contra la República, esgrimiendo argumentos fascistas y extremadamente populistas. Así fue y así lo hizo, aunque siempre negó que Falange tuviera algo que ver con el fascismo, lo mismo que hace hoy Albert Rivera.

José Antonio perdió la batalla democrática y no se resignó nunca, cuando los sublevados se alzaron en armas contra la República, el 17 de julio de 1936, José Antonio escribía su último manifiesto y comenzaba así:
Un grupo de españoles, soldados unos y otros hombres civiles, no quieren asistir a la total disolución de la Patria, se alza hoy contra el Gobierno traidor, inepto, cruel e injusto que la conduce a la ruina.
¿A alguien le extrañaría oír a Albert Rivera repetir el párrafo anterior desde el Parlament catalán si el Ejército ocupase Cataluña, para impedir por la fuerza de las armas las ansias independentistas y republicanas de gran parte de la población catalana? ¿A alguien le extrañaria que fuese aplaudido por los diputados del Partido Popular y por todos los miembros y simpatizantes de Vox en toda España?.

En fin, en esto del orgullo patrio yo me quedo con la versión de Andrés Rábago, "El Roto" (2) :
"El orgullo patrio es una absurdez. Sentirse orgulloso de ser de un sitio en concreto, una estupidez. El orgullo debería surgir por algo más que por un sentimiento de pertenencia. Porque tu nación sea más justa con sus ciudadanos o más culta. Pero ni siquiera eso es atribuible a uno mismo, sino a terceras personas"

Ahora me pregunto si los votantes de Ciudadanos saben exactamente a quien están apoyando, lo malo, lo que me preocupa, es que me parece que muchos de ellos si lo saben.

Salud y República



Benito Sacaluga







(1) Agustín del Río Cisneros (1909 - 1992). Falangista de primera hora, Vieja Guardia de la Falange. Recopilador de los escritos de José Antonio Primo de Rivera y de Francisco Franco. Director de Ediciones del Movimiento.

(2) Para eldiario.es, (29/05/2018), con motivo de la presentación de su libro "Contra muros y banderas"