20 de noviembre de 2017

EN EL CAMINO HACIA LA REPÚBLICA DA LO MISMO CORTAR QUE DESATAR




Cuentan que Gordias, cumpliendo las condiciones impuestas por el Oráculo, fue elegido rey de Frigia. Una vez coronado fundó la ciudad de Gordio y la hizo capital del reino. Nada más hacerlo ofreció al templo de Zeus su carro de labrador, su lanza y su yugo, atando estos con una gruesa cuerda. De tal forma ató todo que el nudo parecía imposible de deshacer. Cuenta la leyenda que aquel que consiguiese desatar el nudo conquistaría Asia, muchos fueron los que lo intentaron pero nadie lo consiguió.

Camino de la conquista del imperio persa Alejandro Magno conquistó Frigia. Allí fue retado a desatar el nudo.  Alejandro tardó poco en conseguirlo. Desenvainó su espada y de un solo tajo dejó el nudo partido en dos, totalmente desatado y sin posibilidad de volver a estarlo. Ante la estupefacción de los presentes Alejandro dijo: " Tanto monta cortar como desatar", y sin más marchó a conquistar Persia, cosa que consiguió. Nos deja Alejandro una enseñanza a raíz de su asunto con el nudo de Gordio: Cuando es imperativo y justo hacer algo da igual como se haga, lo importante es que se consiga.

Volviendo a la actualidad, los españoles aún andamos pendientes de desatar un enorme nudo. El nudo no es otro que aquel con el que todo se ató en España:
 "Todo ha quedado atado y bien atado con mi propuesta y su aprobación por las Cortes de mi sucesor a título de Rey del Príncipe Juan Carlos de Borbón"
Lo anterior lo proclamó el dictador en su mensaje navideño de 1969, advirtiendo así que en España la República no sería posible ni aún después de su muerte. Un mensaje de navidad que, por cierto, fue realizado bajo la atenta supervisión de Adolfo Suarez, por aquel entonces Director General de la radio y televisión franquista. 

Han pasado 48 años desde aquel navideño discurso y nadie ha sido capaz de desatar el nudo, por tanto parece que debe ser cortado. Deberíamos plantearnos seriamente imitar a Alejandro Magno. Cierto es que no tenemos espadas, pero no es menos cierto que no las necesitamos. Nuestra verdadera espada ha de ser la unión de los verdaderos demócratas, y el nudo ha de cortarse democráticamente.

Ante la inaceptable desunión de las izquierdas, deberían éstas aparcar sus diferencias y caminar unidos y sin tregua hacia lo imperativo, hacia la reinstauración de la República, para ello tanto da cortar como desatar, lo importante es conseguir el objetivo principal. ¡Cortemos ya!.



Benito Sacaluga




8 de noviembre de 2017

HACIA UNA REPÚBLICA FEDERAL Y SOLIDARIA



Llamarme exagerado, loco, iluso, utópico o cualquier otro sinónimo que os venga en gana, pero creo que no nos damos cuenta de que estamos en medio de la "tormenta perfecta" para que las expectativas y deseos de los republicanos se conviertan en realidades. 

Los recientes acontecimientos que han tenido y tienen lugar en Cataluña suponen una grieta en el muro antirrepublicano levantado por el régimen del 78. Además, en cierta manera, estos acontecimientos están sirviendo para que aquellos españoles que nunca han mostrado el más mínimo interés por la República, incluso sus detractores por comodidad o temor, comiencen a pensar en las virtudes y ventajas de un sistema de estado republicano moderno que garantice sin matices los derechos humanos.

Nos encontramos en una situación crítica. Cada vez somos más los que denunciamos la falta de consistencia de ese pretendido Estado de Derecho que nos dicen que es España. Estamos cansados de ver como la credibilidad de las Instituciones perece victima de una corrupción inaudita, mientras las clases trabajadoras ven como sus derechos caen y caen. 

La sospecha de corrupción recae indefectiblemente sobre cada acto o decisión que se toma por el Gobierno, un gobierno en minoría y débil, y por aquellos que están designados por el Ejecutivo para dirigir todas y cada una de las Instituciones. El poder judicial tampoco se libra de estas sospechas, es más, cada día aumentan. 

A pesar de todo las encuestas siguen dando mayoría electoral a un partido politico investigado judicialmente y en el que militan cientos y cientos de correligionarios igualmente acusados por la justicia. ¿Que nos está pasando? ¿Acaso nos han convertido en lo que Friedich Hegel calificaba como plebe, como consecuencia de haber precarizado nuestro trabajo, nuestra dignidad y nuestros derechos, haciendo así que nos conformemos, sumisos y agradecidos, con subsistir por debajo de los niveles mínimamente aceptables en un estado de derecho?

Los medios españoles, la inmensa mayoría, callan. Hablar de República sigue siendo tabú en España. Los difusos colores de una simple camiseta de fútbol han levantado las iras de la derecha política, tan monárquica y tan liberal ella. No sucede lo mismo en Europa, allí, desde su repúblicas, las cosas que están sucediendo en España se ven de diferente manera y los medios se hacen eco a través de artículos y editoriales.

Dejo a continuación una transcripción de un artículo firmado hoy por Patrick Le Hyaric, Director del diario francés L'Humanité, miembro del Parlamento Europeo y vicepresidente del Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea (GUE-NGL) en el Parlamento Europeo, artículo en el que emplaza a las fuerzas progresistas españolas a trabajar para lograr la reinstauración de la República en España.

¡ Silencio cómplice por parte de las autoridades europeas ! 


La aguda crisis española no viene como un trueno desde un cielo sereno. Ciertamente hablamos de ello abundantemente pero agitando la tela de las apariencias. Por contra se calla la boca en relación con los casos de corrupción tanto en Madrid como en la Generalitat de Cataluña, y sobre las políticas de austeridad dictadas por la Comisión en Bruselas que tanto sufrimiento causan, responsables del desempleo masivo y la inseguridad en el trabajo. 

Silencio también sobre la crisis de la representación parlamentaria, tanto es así que el gobierno de Rajoy existe solo gracias a la benevolencia del partido socialista español; una crisis democrática e institucional vinculada a la negativa a cambiar la Constitución de 1978, que serviría entonces de transición entre el régimen franquista y un sistema más democrático. En ausencia de tal evolución, la Ley Básica española ya no corresponde a las demandas de la sociedad. La decisión de Rajoy, hace años, de reducir la autonomía de Cataluña agravó aún más las múltiples fracturas que la sacudieron. 

La aplicación indiscriminada de las políticas de austeridad ordenadas desde Bruselas después de la crisis de 2008, como en Italia, Portugal o Grecia, la negativa a escuchar el "movimiento de indignados" que siguió y la falta de visión de un ejecutivo español de gran fragilidad, solo han fortalecido un movimiento independentista bajo la égida de las fuerzas conservadoras.

Sin embargo, esto último no plantea en ningún momento la cuestión de la emancipación social y democrática. Por el contrario, en Cataluña como en cualquier otro lugar, todo sucede como si estos movimientos quisieran demostrar a la Comisión Europea que serían aún más dóciles que sus "Estados-Nación". Sin embargo, hasta entonces, incluso con múltiples defectos, desde los períodos revolucionarios en Europa no hemos encontrado un mejor sistema de organización que el de los Estados-Nación. 

Sin duda es necesario transformar estos Estados-Nación para otra globalización, con la ambición de servir al bienestar humano y el respeto por los equilibrios ecológicos. Aunque muy imperfectamente, estos estados soberanos permiten, en el conflicto de clases, expresar el equilibrio de poder, la expresión popular y una cierta distribución de la riqueza. Todos no tienen la misma forma. Por lo tanto, España, pero también Alemania, han optado por ser mucho más descentralizados que Francia. Pero ambos siguen siendo obstáculos para la búsqueda global de ganancias de un capitalismo cada vez más financiero. Este es el obstáculo que las oligarquías han abordado con los Tratados de Maastricht y el Acta Única Europea. Para contrarrestar mejor el aumento de la resistencia nacional, la idea de una "Europa de regiones" como la "Europa federal", o ambas a la vez, podría ser el caso de una oligarquía transnacional que no acepta que las luchas y políticas sociales interrumpan su fiesta. En las controversias actuales todo vale para ocultar la lucha entre las clases dominantes y la gran mayoría de los que tienen un interés en el progreso social, democrático y ecologista: aquí, toman la forma de luchas religiosas, hay luchas entre regiones y en otras partes lucha entre nacionalismos.

Afortunadamente, se escuchan otras voces en España, como la de Ada Colau Ballano, la admirable alcaldesa de Barcelona, la ​​de Izquierda Unida y la de Podemos. La salida de estos impases pasa por la posibilidad de que los catalanes decidan. ¿Qué empieza con eso? 

Finalmente se han convocado elecciones,  pero van acompañadas de la destitución y el encarcelamiento de los líderes catalanes legítimamente electos. El silencio de las instituciones europeas las hace cómplices. ¡Qué hubiéramos escuchado de ellas si se hubiera producido una negación tan democrática en Rusia, China o Venezuela! ¿Dónde están las bellas proclamas sobre el estado de derecho.  Querer resolver dicha controversia encerrando en la cárcel a catalanes electos, eliminando la autonomía de Cataluña y su puesta bajo control del gobierno central, amordazando la prensa y amenazando a los alcaldes, constituyen intolerables actos de represión política, ideológica y cultural contrario a los valores de una democracia moderna y a los que reclama la Unión Europea. 

Es inaceptable tratar al Sr. Puigdemont y a los suyos, cuyas ideas políticas y diseños no comparto, como criminales o terroristas. No pueden merecer decisiones judiciales tan grotescas y excesivas de una parodia de justicia en un país tan cercano, que forma parte del Consejo Europeo. Estas decisiones de la derecha española, calurosamente aplaudidas por el PSOE, no son un golpe contra la independencia de Cataluña, sino contra la democracia española y la idea de la democracia en Europa, sumidas hoy en un agujero negro. No se sorprenda nadie entonces por el aumento de la extrema derecha.

Las fuerzas progresistas, española y catalana, deben pedir a los ciudadanos de la Generalidad y del resto de España que decidan su futuro en el marco de una nueva constitución. Una nueva constitución que ha de generar una república federal y solidaria que garantice verdaderamente todos los derechos humanos. Todos ellos pueden contar con nuestra solidaridad.



Benito Sacaluga.




5 de noviembre de 2017

CUANDO CARTAGENA QUISO SER NORTEAMERICANA



D.Roque Barcia
Incansable propagandista republicano
En estos días es incesante el aluvión de opiniones, sobre todo en las tertulias televisadas, que se vienen vertiendo sobre la independencia de los pueblos a cuenta de la situación en Cataluña, la mayoría de ellas de tipo personal y sin asomo de rigor. Hace unos días escuché a un "tertuliano, fervoroso y vehemente defensor de la unidad de España, afirmar que nuestra Cartagena se quiso independizar de España para unirse a los Estados Unidos de América; no faltaron risas ni carcajadas entre el resto de componentes de la "tertulia", moderador incluido, tildando a los cartageneros de fantoches y otras lindezas. Lo cierto es que la afirmación del "tertuliano" es completamente falsa, es una manipulación más de la historia de España.

Toda vez que para mi Cartagena y sus gentes gozan del mayor de los respetos y admiración, paso a aclarar el asunto citado anteriormente y lo hago de la mano de D. Luis Miguel Pérez Adán, Cronista Oficial de Cartagena, historiador y documentalista excepcional, a través de un artículo suyo publicado en la revista Cartagena Histórica el pasado 20 de marzo de 2017, titulado

Cuando Cartagena quiso ser norteamericana


Nos referimos al momento en que uno de los dirigentes cantonales, Roque Barcia, solicitó la adhesión de Cartagena a los Estados Unidos de Norteamérica en 1823. Adquirió una gran popularidad por sus escritos publicados en el diario que fundo con Emilio Castelar, "La Democracia". Hubo de exiliarse a Portugal en 1866 con motivo de la represión por los sucesos revolucionarios del 22 de junio. Regresó en 1868, al triunfar la revolución, continuando su propaganda republicana en la Federación Española.

Fue diputado varias veces, trasladándose a Cartagena como uno de los líderes del movimiento cantonal, del cual era el verbo y el alma. Su salida de Cartagena no estuvo exenta de polémica al renegar de todo los ocurrido en esta plaza durante la sublevación cantonal, tras años de exilio se apartó definitivamente de la política y comenzó su obra más importante, el "Diccionario etimológico de la lengua española". Las cartas de Roque Barcia son significativas de su particular lucha en contra de la violación de los derechos humanos. Lógicamente nunca tuvieron respuesta.

Estas cartas fueron publicadas en el “Diario Oficial de Barcelona” en 1874, los documentos fueron hallados en el fuerte de San Julián por miembros del Regimiento de Galicia que lo tomaron al asalto.

No se trata exactamente de una incorporación, a todos los efectos, de Cartagena a los EEUU, como hasta ahora se ha dicho en algunas publicaciones, pero si debemos argumentar la petición de permiso para enarbolar la bandera de este país durante el asedio a la ciudad y evitar con ello el incesante bombardeo.

Se tratan de dos cartas; una de ellas dirigida al Presidente Ulysses S. Grant a través del embajador norteamericano en Madrid, Daniel Edgar Sickles, y otra al Presidente del Gobierno Español en el mismo sentido, el autor de ambas misivas no fue otro que el político Roque Barcia, líder significativo de este movimiento; escritor y político.

La carta al Gobierno Centralista dice:

“SIENDO VÍCTIMA CARTAGENA DE UNA ATENTADO NUNCA VISTO CONTRA EL DERECHO DE HUMANIDAD, HACEMOS SABER AL GOBIERNO CENTRALISTA QUE, SI EN EL TÉRMINO DE VEINTICUATRO HORAS NO SE SUSPENDE EL BOMBARDEO QUE ESTÁ ASESINANDO A UN PUEBLO INOCENTE EN NUESTROS CASTILLOS, EN NUESTROS BALUARTES, Y NUESTROS BUQUES, ENARBOLAREMOS LA BANDERA ANGLOAMERICANA. SI EL MATAR SILENCIOSAMENTE A LA MUJER Y AL NIÑO SE LLAMA DERECHO; SI ESTÁ EN ESTA BARBARIE EL DERECHO PATRIO, CARTAGENA MALDICE A LA PATRIA. ELIJA EL GOBIERNO DE MADRID: O DEJAMOS DE SER TRATADOS COMO TIGRES O PEDIREMOS SER CRIATURAS HUMANAS EN EL SENO DE UN PUEBLO LIBRE, DIGNO, TRABAJADOR Y HONRADO”. 

La carta al embajador Sickles dice lo siguiente:

“Sr Embajador: suplicamos a V. Se sirva transmitir a su Gobierno las siguientes palabras de un pueblo héroe, de un pueblo mártir, de un pueblo fuerte, de un pueblo invencible. Hace veintiún  días con sus noches que están vomitando sobre nosotros el hierro de la muerte, como si fuéramos fieras del bosque o perros rabiosos. Ninguna autoridad ha dado aviso a los niños a las mujeres, a los enfermos y a los ancianos (…).
Sépalo la América, sépalo la Europa, sépalo el mundo, aquí se comete un atentado horrible contra el derecho de familia, de la patria, de la civilización, del cristianismo, del ser humano; y en nombre del ser humano, del cristianismo, de la civilización, de la patria y de la familia; en nombre del pueblo y de Dios preguntamos a la gran República americana si nos autoriza en un caso extremo, como medio último de salvación enarbolar en nuestros buques, en nuestros castillos, en nuestros baluartes un pendón federal glorioso y acatado en todo Norte América. El pendón que ondeara en Filadelfia, aquel Congreso que supo dar un día generoso, un día infinito, un día sacrosanto a las nacientes libertades americanas. 
Tenemos una gloria inmensa en ser españoles, raza de héroes, genio de gigantes. Tenemos una gloria inmensa en heredar el nombre y las cenizas de nuestros mayores: más si España consiente estos sacrificios gentiles, esta crueldad desconocida, esta crueldad inmolada en los Kalmukos de la Siberia, aprenda España que hay en el mundo una criatura más grande que ella, la Humanidad. 
Delibere la Unión del Norte sobre estas maldades de Occidente y hagamos saber su resolución con la calma del justo. Si, con calma, pueblo americano, porque Cartagena tiene que ser como la roca de los mares que ni se rompe, ni se rinde, ni tiembla”.

Cartagena a 16 de diciembre de 1873.


Saludos a Cartagena y a todos los cartageneros.

Benito Sacaluga.