27 de diciembre de 2018

LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN 1975-1981 (VII)






Viene de capítulos anteriores.




Yolanda González Martín 

2 febrero 1980


«El modesto apartamento de 60 metros cuadrados -cocina, un pequeño salón y tres dormitorios- en el número 101 de la calle Tembleque, en el madrileño barrio de Aluche, estaba ordenado y las luces encendidas. Alejandro Arizcun, de 28 años, economista de la UGT, regresó pasadas las doce de la noche del viernes 1 de febrero de 1980. Ni Yolanda González Martín, su novia de 19 años, ni Mar Noguerol, la otra compañera de piso, estaban en casa. No le extrañó. Yolanda pertenecía a la coordinadora de enseñanza media y participaba en una huelga general del sector. Creyó que estaría en alguna reunión o que dormía en casa de amigas. El sábado día 2 Alejandro despertó solo y salió de su habitación. Su primer pensamiento fue para Yolanda, la estudiante a la que había conocido en agosto de 1978 durante una reunión política en un pueblo de Girona; la chica de enormes ojos marrones que a sus 17 años había dejado a sus padres y dos hermanos en Deusto (Vizcaya) para irse a vivir junto a él la aventura más intensa de su vida. “De pronto me alarmé porque sobre la mesa del salón vi su bolso, su cartera y su DNI. Pensé que estaba detenida porque era una activista estudiantil. Llamé a varias comisarías de policía y fui a los juzgados de Plaza de Castilla. Pregunté, pero nadie sabía nada. 

Por la tarde llamé a la sede del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y me dijeron que me pasara por allí”, recuerda ahora Arizcun, de 61 años, profesor de Economía en la Universidad Pública de Navarra. Aquella mañana gris de febrero Mar Noguerol, de 19 años, estudiante de Económicas, la compañera de piso de Yolanda, también pensó que su amiga estaba detenida, también se fijó en el bolso sobre la mesita del salón, también se inquietó. Y recordó que la noche anterior las luces estaban encendidas. Salió de casa con dos chicos gallegos a los que habían invitado a pasar la noche y cuando regresaron a recoger sus cosas por temor a que les detuvieran también a ellos, se encontraron a varios policías de paisano registrando la vivienda. “Me llevaron a la Dirección General de Seguridad (DGS) con los dos chicos. Nos interrogaron durante varias horas preguntándonos si éramos de ETA. Que quiénes éramos, que en dónde militábamos... Un montón de policías distintos haciendo siempre las mismas preguntas. No entendíamos nada. Todo era una locura”.

En la sede del PST, el partido en el que militaba Yolanda, en el número 22 de la Gran Vía, en pleno centro de Madrid, decenas de militantes se preguntaban por el paradero de Yolanda. Entre ellas Rosa Torres, de 19 años, su mejor amiga. “A las seis y media de la tarde, el local estaba a rebosar. Participábamos en una lucha muy gorda, en pleno conflicto estudiantil, por lo que todos creímos que la habían detenido porque ella era miembro de la Coordinadora. Discutíamos sobre cómo continuar el conflicto. De pronto Mónica, la más veterana, una uruguaya que tendría unos 30 años, interrumpió la reunión y dijo: ‘Yolanda ha aparecido muerta’. Se cortó todo, la gente empezó a llorar. Mónica gritó: "Calma a todo el mundo”. 

Alejandro Arizcun llegó caminando a la sede del PST. Le extrañó que hubiera tanta gente. Las miradas de algunos militantes y amigos se dirigieron hacia él, pero no supo interpretarlas. “Cuando entré me dijeron que la radio había informado que habían asesinado a Yolanda, que habían encontrado su cuerpo en una carretera. Se me hundió el mundo”. Muy cerca de allí, en la sede de la DGS, en la Puerta del Sol, uno de los policías que interrogaba a Mar Noguerol le espetó: “Han matado a tu amiga. Tienes que acompañarnos al Instituto Anatómico Forense a reconocer su cadáver”. “Me quedé sin habla, en estado shock”, recuerda ahora Mar, su compañera de piso, de 52 años y madre de dos hijas. Yolanda, la joven estudiante de electrónica en el centro de Formación Profesional de Vallecas, la chica de ojos color miel que encandilaba a todos por su fuerza y serenidad estaba allí, en la morgue del frío Instituto Anatómico Forense, en Atocha. De su cuello colgaba una cruz de Lauburu regalada por el comité de empresa de una factoría vasca en reconocimiento a su lucha por los derechos de los trabajadores, de hombres y mujeres como su padre, un burgalés soldador metalúrgico en Nife que se trasladó con su familia a Deusto en busca de trabajo. 

La noche anterior los militantes de Fuerza Nueva Emilio Hellín Moro, de 33 años, e Ignacio Abad Velázquez, estudiante de Químicas, habían secuestrado a Yolanda en su piso de la calle Tembleque y la habían trasladado en coche hasta un descampado de San Martín de Valdeiglesias, a las afueras de Madrid. Allí, Hellín la obligó a bajar del vehículo y le disparó dos tiros en la cabeza a menos de un metro de distancia. Abad la remató y su disparo atravesó un brazo. El Batallón Vasco Español, antecesor de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), reivindicó el crimen. Desde su aparición en 1978 sus comandos habían asesinado dentro y fuera de España a 12 personas. Mar Noguerol regresó a la DGS en la Puerta del Sol y siguió declarando durante horas. “Les conté toda nuestra trayectoria política y dejé bien claro que ninguno de nosotros, ni el PST tenía nada que ver con ETA. Estábamos radicalmente en contra de la violencia. Firmé mi declaración y regresé a la sede del partido en la Gran Vía. Era de noche. Recuerdo aquel día en color gris. Fue un día de horror. Fue algo inesperado para lo que no estábamos preparados”. 

Todos los amigos y compañeros de Yolanda estaban en el local de Gran Vía 22 preocupados, también, por Mar porque ignoraban que la policía la había llevado a declarar a la DGS. Todos sabían ya que Yolanda había sido asesinada, que había muerto sola. Los militantes del PST, partido escindido del PSOE, creyeron que Yolanda no sería la única víctima. Días antes de su asesinato miembros de la ultraderecha habían matado a otro joven en Madrid y atacado con bates de béisbol a estudiantes que se manifestaban durante la huelga general de enseñanza. Arizcun, el novio de Yolanda, no regresó al piso de la calle Tembleque. Él no militaba en ningún partido, pero también se sintió objetivo. “Pensé que se había desatado una caza de brujas, que venían a por nosotros. Hablé con mis padres, que habían hablado con Juan José Rosón (entonces gobernador civil de Madrid) y dormí en casa de un amigo. Creía que vendrían también a por mí”. Alfonso Arague, miembro también de la coordinadora de enseñanza, lo recuerda así: “Empezamos a tomar medidas. Sobre todo la gente que estaba en el ojo del huracán: no volver a casa, esconder papeles de la huelga”. En casa de Marta Cardaba, otra amiga de Yolanda y militante del PST, durmieron esa noche 20 personas: “Necesitábamos estar juntos y sentirnos apoyados. Estábamos muy asustados y tristes”. Rosa Torres apostilla: “Éramos muy jóvenes y necesitábamos arroparnos”. 

En Deusto, en el domicilio de la familia de Yolanda, sus padres, Eugenio y Lidia, y sus hermanos Amaya, de 20 años, y Asier de 6, habían recibido la noticia horas antes de una forma insólita. “Un tío mío, hermano de mi padre, había oído la noticia por la radio y se presentó en casa para contárnoslo”, recuerda Asier, que sigue viviendo en el País Vasco al igual que sus padres, de 79 y 72 años respectivamente. Amaya reside ahora en Francia. Nadie de la Dirección General de la Policía contactó con ellos para comunicarles la tragedia. Sí lo hizo horas después el gobernador Rosón. El velatorio se celebró el domingo por la tarde en la escuela de Vallecas donde estudiaba Yolanda. Duró toda la noche y acogió a miles de personas. Alejandro Arizcun conoció allí a los padres de su novia. “Los vi por primera vez”, recuerda. “Yolanda es vuestra, organizarlo todo como queráis nos dijo su madre. No nos cuestionaron nada, no nos recriminaron nada. Se adhirieron a lo que Yolanda había sido”, relata Mar, su compañera de piso. Marta Cardaba se ocupó de acompañar a la familia en aquellas horas. “¿Qué les podía decir yo, solo tenía 22 años? Tengo un recuerdo de una familia serena. Confiaban en nosotros. La unión fue total”, dice. El lunes se celebró un funeral en la iglesia de Vallecas Dulce Nombre de María y luego una manifestación multitudinaria desde allí hasta el Centro de Formación Profesional, donde se colocó una placa en su recuerdo. 

Subidos en un templete, Alfredo Arague y Enrique del Olmo, secretario del PST, pronunciaron sus discursos. “Fue emotivo, emocionante y muy triste”, recuerda Enrique, de 60 años. Al día siguiente, martes, el cadáver de la joven de ojos color de miel regresó a Bilbao en un coche fúnebre, la tierra de la que salió dos años antes tras la estela de su novio y empujada por un sueño profundo y obsesivo que la movía desde los 16 años: luchar por un mundo mejor. 

La respuesta estudiantil y sindical al asesinato de Yolanda González fue inmediata. El martes se convocó una asamblea en Industriales en la que se debatieron las movilizaciones. En las primeras filas y observándolo todo estaba Ignacio Abad Velázquez, el estudiante de Químicas y militante de Fuerza Nueva que había acompañado a Emilio Hellín, el tipo que remató a la joven cuando yacía en el descampado de San Martín de Valdeiglesias. El Batallón Vasco Es-pañol aseguró que su muerte era la respuesta al asesinato de seis guardias civiles en un atentado, pero la realidad es que Yolanda nunca tuvo nada que ver con la organización terrorista. “Era muy pacifista, siempre estuvo enfrentada a la lucha armada. Hasta su partido había hecho una condena expresa a la violencia de ETA”, recuerda su novio. Alejandro declaró en la DGS 48 horas después de la muerte de Yolanda y se fue dos semanas a casa de un familiar a Mallorca para no aparecer por el piso de Tembleque. 

El 7 de febrero, seis días después del crimen, Enrique del Olmo, el secretario del PST, recibió una llamada del Gobierno Civil de Madrid. Rosón, el ministro del Interior, y el comisario Francisco de Asís querían verle. “Nos dijeron que el caso estaba resuelto. ‘Hemos detenido a los presuntos culpables’, dijo el comisario. Más tarde lo hicieron público, pero nos avisaron antes”. Rosa Torres, la amiga íntima de Yolanda, había recibido una llamada de la Policía en la tienda de muebles donde trabajaba en la madrileña calle del Capitán de Haya. “El agente me dijo: ‘ya no hace falta que venga a declarar porque tenemos detenidos’. Ese mismo día Hellín y Abad confesaron el asesinato. En el registro de la escuela de electrónica de Emilio, en el número 1 de la calle San Roque, se descubrió un arsenal de armas y explosivos. Era el material del Grupo 41 de Fuerza Nueva que dirigía Hellín y con el que preparaban otros atentados. 

Nunca se descubrió quién señaló a Yolanda como objetivo, aunque Alejandro, su novio, siempre sospechó que las actividades de Hellín como técnico en electrónica e informática tuvieron algo que ver con la escuela profesional de Vallecas donde la joven estudiaba electrónica. Hellín aseguró en el juicio que fue David Martínez Loza, ex guardia civil y jefe de seguridad de Fuerza Nueva, quién le ordenó secuestrar a Yolanda. ¿Por qué mataron a Yolanda? Su amiga Rosa Torres asegura tener una respuesta: “No la mataron porque sospecharan que era de ETA, la mataron para terminar con el movimiento estudiantil. Y lo cierto es que lo consiguieron porque hubo mucho miedo. Hellín fue solo una pieza, fue el que realizó el encargo. Estoy convencida. Ella tenía un proyecto en la cabeza, era trabajadora y muy responsable, era capaz de conseguir lo que quisiera. Pensaron que era peligrosa”. Mar, su compañera de piso, añade: “Éramos producto de una época. Su asesinato fue uno de los coletazos del régimen. Veo un paralelismo con la situación que vivimos ahora”. 

La investigación de El País sobre la vida oculta de Emilio Hellín Moro, su cambio de nombre por Luis Enrique y sus trabajos de formación, informática forense y telecomunicaciones para el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Ertzaina y los Mossos d’Esquadra han enfrentado de nuevo a los recuerdos a los amigos y familiares de Yolanda. Su novio lo explica así: “Durante años no he tenido respuestas a muchas preguntas. Durante un tiempo puse una barrera protectora, luego fueron fluyendo las emociones y los recuerdos. Esta revelación nos ha vuelto a enfrentar con la realidad de lo que ocurrió”. 

Amaya, la hermana mayor de Yolanda, asegura que conocer que el asesino -condenado a 43 años, de los que cumplió 14 incluyendo los 3 que pasó fugado en Paraguay- trabaja para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es “otro balazo en su cuerpo” y “una puñalada en el corazón de su familia”. Durante años algunos de los amigos que vivieron aquel gris fin de semana de febrero en el que asesinaron a Yolanda no hablaron del tema. Cada uno intentó seguir adelante a su manera. Mar puso a una de sus hijas el nombre de Lidia, el mismo de la madre de su compañera. Rosa, su mejor amiga, se refugió en una burbuja. “No podía dejar de pensar una y otra vez qué habría pasado si esa noche Yolanda no hubiera ido a casa”, confiesa ahora. Han pasado 33 años y todavía se hace esa pregunta. 

FUENTE: EL País


Vicente Cuervo Calvo

10 febrero 1980


«Vicente Cuervo Calvo, de veintidós años, fue asesinado el pasado domingo en Vallecas por disparo de arma de fuego, durante los incidentes registrados en este barrio madrileño entre grupos de ideología contraria. Estos incidentes fueron motivados por la celebración de un mitin ultraderechista, convocado por Fuerza Nacional del Trabajo (FNT), en el cine París. 

Vicente Cuervo no estaba afiliado a partido político alguno, según declaraciones del padre de la víctima. El relato de un testigo presencial, recogido ayer por El País, señala que los incidentes que produjeron la muerte de Vicente Cuervo se iniciaron alrededor de las once y media de la mañana, frente al número 24 de la calle de Carlos Martín Álvarez, de Vallecas, cerca del cine París, donde iba a celebrarse el mitin de FNT. “Un hombre vestido con un abrigo negro disparó al aire para intimidar, imagino, a algún grupo de jóvenes de los que había por la calle. Este hombre, junto con otros más, iba por la acera de los números pares. En la acera, contraria había varios jóvenes, y uno de ellos, que luego resultaría muerto, gritó: ‘¡ahí va un facha!’ y se lanzó a cruzar la calle. Este joven y otra persona vestida con un abrigo marrón se enzarzaron en una pelea. Al poco tiempo vi cómo este joven hacía el gesto de cerrar una navaja y el hombre agredido caía al suelo con las manos puestas a la altura del pecho. Varios compañeros de éste fueron hacia él, lo recogieron y lo introdujeron en un coche que se fue rápidamente. Mientras tanto, otro individuo vestido con un abrigo azul, moreno y con el pelo corto, disparó contra el joven. Este chico, Vicente Cuervo, recibió el disparo casi en la esquina de las calles de Martín Álvarez y de Sierra Bermeja, más o menos hacia el número 20. Cruzó la calle tambaleándose, con los brazos pegados el pecho, y cayó frente al bar Dones. El hombre que había disparado, de unos cincuenta años, se marchó en dirección contraria de la que se encontraba el joven herido. Al cabo de cinco minutos, el chaval sobre el que habían disparado fue recogido por un coche de la policía”. Partes médicos contradictorios Los primeros partes médicos facilitados por el centro quirúrgico de Vallecas, al que fue conducido en primer lugar Vicente Cuervo, indican que éste sufría herida por arma blanca. Sin embargo, los partes facilitados desde la Residencia Sanitaria Provincial, donde fue intervenido, especificaban que la herida fue producida por disparo de bala. 

Esta diferencia entre ambos partes, clarificada por el Gobierno Civil como “un error médico”, hace suponer que la persona herida por arma blanca, atendida en el centro médico de Vallecas fuera otra, y no Vicente Cuervo. El hombre vestido de marrón que, según el relato del testigo antes mencionado, fue agredido con una navaja, no figura entre los heridos durante los incidentes del domingo. Vicente Cuervo, que trabajaba en la fábrica Telefunken, de San Fernando de Henares, falleció tras dos horas de intervención, durante las que le fueron transfundidos ocho litros de sangre. El parte médico especifica que el proyectil que causó la muerte “entró por el hemitórax derecho, perforó la pared torácica, pulmón derecho, diafragma, hígado, desgarró el peritoneo, vasos renales y salió por la región lumbar izquierda. La trayectoria seguida por la bala fue de arriba a abajo, de izquierda a derecha y de delante a atrás”. 

Los restos mortales de Vicente Cuervo fueron inhumados ayer en el cementerio de La Almudena, en la más estricta intimidad familiar, por expreso deseo del padre, quien, de esta forma, pretendía evitar «cualquier tipo de utilización política de esta muerte, ya que mi hijo no pertenecía a ninguna fuerza política.» 

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de febrero de 1980
FUENTE: El País




Jorge Caballero Sánchez 


28 marzo 1980


«El 28 de marzo, frente al cine Azul, en la Gran Vía madrileña, un grupo de extrema derecha apalea y apuñala a Jorge Caballero Sánchez, de 21 años, que muere quince días después. El joven sale del cine con su novia cuando un grupo de ultras se abalanza sobre él. Lleva una insignia con la A dentro de un círculo, el símbolo anarquista. El presunto autor de la muerte es declarado en rebeldía y los otros dos implicados son puestos en libertad provisional a los dos meses, tras depositar sendas fianzas de sólo 25.000 pesetas, que son abonadas por Fuerza Nueva. 

Según se deduce de los careos efectuados durante la investigación, los participantes en el asesinato de Jorge Caballero son diez miembros de Fuerza Joven. La policía sólo consigue detener a nueve de ellos. El décimo y presunto autor del asesinato, José Antonio Llobregat Ferré, se encuentra, desde el momento de iniciarse la investigación, en paradero desconocido. En unas declaraciones efectuadas a la revista Cambio 16, otro de los integrantes del comando criminal, Juan Miguel Gómez González, alias “Masa”, sostiene que la fuga de Llobregat, alias “el Loco”, ha sido organizada por Ricardo Alba, subjefe nacional de Fuerza Nueva en esas fechas. Instruye el sumario el entonces titular del Juzgado de Instrucción número 2, Luis Lerga, un hombre considerado de talante liberal, que procesa sólo a cinco de los implicados. Cuatro, inicialmente: los citados Llobregat Ferré y Gómez González, además de Fernando Saliquet de la Torre y José María Vargas Villalba. Con posterioridad, también incluye a Felipe Queipo Zimmermann, cuya presencia en el lugar del asesinato ha sido ocultada a lo largo de las primeras declaraciones. También están implicados en el asesinato Antonio Pagazartundía Irache, Pascual García Porras y los hermanos Miguel Ángel y Javier Fernando Masía Linaza. 

Los problemas comienzan cuando el expediente se traslada a la Sección Primera de la Audiencia Provincial, que dilata enormemente la tramitación del caso y, al final, levanta el procesamiento de Queipo y Saliquet, dos ultraderechistas miembros de familias militares. Esta Sección, presidida en el año 1980 por Francisco Alberto Gutiérrez y de la que también forman parte Carlos Díaz Aguado Fernández y Andrés Martínez, tiene fama de “ultra” entre los letrados demócratas. Estos magistrados fijan la fianza para el ejercicio de la acción pública en 3.400.000 pesetas, que deben ser depositadas en el plazo de dos semanas. “Eso fue una muestra evidente del poco interés que tenían para que la acción prosperase”, recuerda la letrada María Ángeles López, que encabezó la acusación. “Pudo verse claramente por contraposición con la cantidad que impuso el juez Auger en el caso de los estudiantes muertos por la policía en Embajadores, que fue sólo de mil pesetas”. 

Con el levantamiento del procesamiento a Queipo y Saliquet -este último nieto de un almirante franquista- se cargan las responsabilidades del asesinato en el individuo fugado y en los dos elementos con menos respaldo “familiar” del grupo: “el Masa”, una especie de salvaje, entre lumpen y nazi, que se meterá más tarde en la delincuencia común, y Vargas Villalba, alias “el Jerezano”, hijo de un jornalero andaluz, el débil del grupo, que acaba denunciando al juez las presiones de las que es objeto para cargar él solo con el muerto, por parte de sus compañeros de celda y sus abogados, los hermanos Muñoz Perca. Uno de ellos, Antonio, yerno de Blas Pinar defiende también a los asesinos de Yolanda González. 

En 2001 conseguimos localizar a Vargas Villalba en un pueblo de Galicia, donde sobrevive a salto de mata, y nos relató su versión de los hechos: “Los policías nos apoyaban, tenían gran simpatía hacia nosotros. Es evidente, porque incluso cuando yo fui detenido, me comentaron que ya nos tenían más que súper localizados, pero que, claro, al haber sido la cosa tan grave no habían tenido más remedio que actuar, porque los habían presionado. A mí, la Guardia Civil, cuando estaba esposado en la Plaza de Castilla, al enterarse de que yo era de ultraderecha, me han quitado las esposas e incluso me han invitado a vino. Y lo que sí es cierto es que, más de una vez, en nuestras correrías nos ha acompañado algún guardia civil joven. Algunos de ellos venían bastante por la sede de Fuerza Nueva de Mejía Lequerica”, añadió. “Y el que estaba siempre allí era Lorenzo Sanz, que luego ha sido presidente del Real Madrid”. “El auto estaba dirigido y redactado para responsabilizar única y exclusivamente a la persona ausente, como era habitual en casos como éste”, señala la letrada Ángeles López. “En él no se hablaba de asesinato, sino de homicidio, que es un grado inferior. Y de los careos se deduce que Jorge fue objeto de un ataque colectivo con palos de kárate, porras, machetes de monte y otros medios naturales, cuando no esperaba ni sospechaba agresión alguna”. 

El principal culpable del asesinato sigue sin aparecer. En dos ocasiones, Interpol Austria se comunica con la policía española desde Viena, pidiendo instrucciones porque ha localizado allí a Llobregat. En ambos casos se deja correr el tiempo sin contestar ni avisar a la acusación privada. Los dos únicos cómplices del asesinato procesados son condenados a pagar una multa de 50.000 pesetas, “por desórdenes públicos”. En el texto de la sentencia, dictada el 5 de junio de 1987, el juez ponente, Carlos Entrena, antiguo miembro del Tribunal de Orden Público franquista, ni siquiera menciona la condición de ultraderechistas de los acusados. Olvida el hecho de que “el Masa” es jefe de centuria de Fuerza Joven y que Llobregat había amenazado con su machete a los transeúntes en varias ocasiones antes de asesinar a Jorge. Otro crimen sin castigo.» 

Tomado de La sombra de Franco en la Transición de Alfredo Grimaldos. OBERON, 2004. Texto completo en: http://www.lahaine.org/en-el-recuerdo-y-el-compromiso-34-anos-d






Arturo Pajuelo Rubio


1 mayo 1980


«Una jornada de lucha, con huelga general, en el barrio de Orcasitas, ha sido convocada para el próximo martes por la Asociación de Vecinos Guetaria, del Poblado Dirigido, al tiempo que las centrales sindicales CC OO y UGT y las entidades vecinales de Madrid han propuesto un paro de una hora durante la jornada del miércoles, en señal de duelo por la muerte de Artu-ro Pajuelo, herido de arma blanca por presuntos ultraderechistas, al término de la manifestación del Primero de Mayo. 

A última hora de la mañana de ayer, tras celebrar una asamblea en la calle, una manifestación de varios miles de personas recorrió el Poblado Dirigido de Orcasitas, que, desde la madrugada, estaba prácticamente cubierto de sábanas blancas con crespones negros y numerosas pancartas, que piden movilizaciones contra las bandas fascistas. Después de recorrer las principales calles, los manifestantes se pararon ante la casa de Arturo Pajuelo, donde se produjeron momentos de gran tensión. 

En las diversas asambleas realizadas se reiteraron las condenas a las versiones que fijaban la militancia del fallecido en partido político o central alguna, y se señaló que Arturo sólo era directivo de la asociación de vecinos. 

“En la manifestación del jueves”, según declararon miembros de la asociación, “Arturo se unió a un grupo de amigos del barrio, que posiblemente portaba pancartas de algún partido o central, pero esto no es suficiente para meterle en un partido”. Un comunicado de la asociación declara asimismo que, a pesar de las informaciones aparecidas en este sentido, los hechos no fueron originados en enfrentamientos entre partidos extremos ni en riñas callejeras, sino que fue “un claro intento de asesinato”. 

Los dos jóvenes, señalan las mismas fuentes, iban solos al salir de la manifestación. “Después de participar un rato en ella”, añaden, “se despidieron de los amigos que les acompañaban y salieron por el final de la marcha, porque tenían que desplazarse a Parla para asistir a la comunión de una sobrina. Poco después les acuchillaron”. Según fuentes de la ciudad sanitaria Primero de Octubre, los atacantes, tanto de Arturo Pajuelo y Joaquín Martínez como de Carlos Martínez, tuvieron que usar unas armas contundentes, navaja de monte o bayoneta, porque las heridas causadas así lo demuestran. 

Al mismo tiempo señalan que los agresores sabían lo que hacían, y, que atacaron a partes vitales y por donde más daño iban a producir. Antes del fatal desenlace, Arturo Pajuelo fue sometido a dos intervenciones quirúrgicas, y fue necesario realizarle una transfusión en la madrugada del viernes de más de veinte litros de sangre, donada por los vecinos de Orcasitas, que acudieron en masa a la llamada de socorro efectuada a través de Radio Nacional. Vecinos y amigos del fallecido permanecían aún en la tarde de ayer en la ciudad sanitaria, En el centro del vestíbulo, un gran cartel exigía la ilegalización de Fuerza Nueva, la dimisión del gobernador civil y una investigación sobre la actuación de las Fuerzas de Orden Público. 

Por su parte, Fuerza Nueva ha declinado su responsabilidad en los hechos, y rechaza las acusaciones sobre su participación por falta de pruebas. El comité de empresa de CASA, lugar donde trabajaba, emitió ayer un comunicado que señala que este tipo de actos violentos, localizados en un sector muy determinado, sólo pretende impedir, a través del crimen, el desarrollo de los derechos ciudadanos, y exige la localización de los culpables y la ilegalización de Fuerza Nueva, que “ampara estas acciones”. La misma petición la hacen los comunicados de varios partidos políticos y centrales sindicales. Por su par-te, la Federación Socialista Madrileña señala que sus diputados por Madrid y miembros de la ejecutiva regional, José Acosta y Juan Barranco, presentarán una interpelación parlamentaria para llegar al fondo de los hechos. 

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de mayo de 1980.
FUENTE: El País



Juan Carlos García

6 mayo 1980


«Una espectacular operación policial conjunta en Madrid y otras ciudades españolas, ordenada directamente por el ministro del Interior, Juan José Rosón, dio como resultado, hasta primeras horas de la noche de ayer, la detención de más de veinte personas presuntamente relacionadas con el asalto al bar San Bao, llevado a cabo anteanoche por una banda armada fascista. 

Según una alta autoridad policial, existen sospechas fundadas de que entre los aprehendidos pudieran encontrarse algunos de los asaltantes al bar de la calle de Arturo Soria, cuyo saldo fue de un muerto y dos heridos menos graves. La policía ha localizado también en San Lorenzo de El Escorial dos armas que pudieran tener relación con el caso, aunque este extremo no ha sido confirmado. Según el mismo portavoz, se maneja como hipótesis muy probable que los autores del asalto al bar San Bao pudieran estar relacionados con el asesinato, hace unos días, del líder vecinal madrileño Arturo Pajuelo y con el asalto a la facultad de Derecho de la Universidad Complutense, de Madrid. 

Por el momento, no se han facilitado los nombres de los detenidos, para no entorpecer la investigación policial, la cual, según el gobernador civil en funciones de Madrid, Javier Minondo, se halla muy avanzada, y se tienen indicios razonables de que no sólo se puede resolver el caso San Bao en un breve período de tiempo, “sino que se habrá asestado un golpe importante a la estructura de los grupos armados de extrema derecha en Madrid y su provincia”. Según fuentes responsables, los espectaculares resultados alcanzados en menos de veinticuatro horas se deben a que la policía tenía muy avanzada una investigación exhaustiva de todos los grupos armados de extrema derecha, investigación que ordenó efectuar en todo el territorio nacional. 

Juan José Rosón apenas tomó posesión como nuevo ministro del Interior, el pasado 2 de mayo, fecha que coincidió con la muerte de Arturo Pajuelo. En esta ocasión, la buena coordinación entre la policía y el poder judicial se alió favorablemente con la investigación, ya que una hora después de conocerse la noticia del asalto del bar San Bao los servicios policiales disponían de todos los mandamientos judiciales que consideraron oportunos para hacer una de las mayores redadas de los últimos tiempos. 

La operación se prolongó durante toda la noche y todo el día de ayer, y la mayoría de los detenidos lo fueron en sus domicilios. La nómina de los detenidos pudo haberse duplicado de no haber sido porque al menos veinte jóvenes ultraderechistas se encontraban huidos de sus domicilios. Los distintos efectivos policiales registraron igualmente, también con mandamiento judicial, varios locales de partidos y organizaciones de extrema derecha, cuyos nombres no fueron hechos públicos, y locales frecuentados por ultras. Se sabe que a alguno de los detenidos se le han ocupado armas de fuego, armas blancas y otras similares, aunque no se sabe su número exacto. Entre estos últimos se encuentra el joven de diecisiete años J. F. L. R., detenido en San Lorenzo de El Escorial cuando portaba dos pistolas. Según sus primeras declaraciones a la Guardia Civil, el joven no pensaba realizar ningún atentado, sino simplemente esconder las armas. Expertos en balística examinaban anoche si estas armas pudieron ser las que fueron disparadas en el bar San Bao. La detención de este joven se produjo de forma casual, ya que la reina Sofía había acudido a la localidad madrileña y aquél se encontró envuelto en medio de un fuerte dispositivo policial. Las armas que portaba el detenido, según fuentes solventes, guardadas en una caja de zapatos dentro de una bolsa de deporte, eran una pistola Astra de nueve milímetros y un revólver FN calibre 32. 

También se ha podido saber que los veinte agresores del establecimiento portaban al menos dos o tres cuchillos, varias cadenas y algún otro objeto contundente Las autoridades policiales consultadas anoche por El País mostraban un optimismo más que notable en torno a las investigaciones. La principal dificultad con la que, al parecer, se están tropezando es la falta de correspondencia entre la actuación de los grupos armados y las organizaciones de extrema derecha presuntamente implicadas, de forma que, según los especialistas, en golpes determinados pueden actuar activistas de varios grupos mezclados entre sí. “El único denominador común de estos comandos es la violencia y puede ocurrir que en muchas ocasiones hayan actuado de forma espontánea.

Sí se puede afirmar en cambio, según se está demostrando a lo largo de esta investigación, que existe un mayor número de personas vinculadas a Fuerza Joven y a Fuerza Nueva”, manifestó a El País un mando policial. Según noticias fidedignas, la policía cuenta con la colaboración de varios testigos presenciales. Los testigos han examinado numerosas fotografías de personas de extrema derecha. Al menos unas veinte personas han declarado en la Jefatura Superior de Policía, lo que contrasta con la casi nula colaboración de los posibles testigos del asesinato de Arturo Pajuelo. A todos los detenidos se les aplicará la ley Antiterrorista. 

Por otra parte, a la 1.30 de la tarde de hoy se celebrará el entierro del joven Juan Carlos García, que saldrá desde el Instituto Anatómico Forense. Anoche se le había realizado ya la autopsia, aunque no había trascendido nada sobre las características de las dos balas recibidas por el difunto. En cuanto a los otros dos heridos por arma de fuego, Ramón Carlos Bonal y Vicente Seoane, su estado evolucionó favorablemente durante todo el día de ayer y se encontraban fuera de todo peligro.

Juan Carlos García, natural y vecino de Madrid, de veinte años, estaba realizando el servicio militar como voluntario en la Escuela Superior del Ejército, donde su padre trabajaba en la imprenta. El joven difunto tendrá un entierro militar, siguiendo la tradición de todos aquellos soldados que mueren durante su tiempo de servicio. En este sentido, el Cuartel General del Ejército del Aire hizo pública una nota oficial en la que se explica que si se efectuó el traslado del cuerpo al Instituto Anatómico Forense fue porque así lo dispuso el magistrado juez de instrucción. 

El comunicado oficial afirma igualmente que tanto las heridas causadas al fallecido como a los dos heridos se produjeron en el curso de una riña.

La policía disolvió sobre las siete de la tarde de ayer una concentración de unos treinta jóvenes que se encontraban delante del bar San Bao para rendir un homenaje póstumo a Juan Carlos García. La orden se produjo después de que los concentrados gritaran contra los ocupantes de un camión que, protegidos por la policía y durante unos minutos, se dedicaron a tachar algunas de las pintadas de protesta hechas sobre el tema en la acera situada frente al bar.» 


* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de mayo de 1980.
FUENTE: El País


María José Bravo del Barrio

8 mayo 1980


«El 8 de mayo, María José Bravo del Barrio, joven donostiarra de 16 años, era asesinada a golpes tras haber sido violada. El asesinato fue revindicado por el Batallón Vasco Español. Francisco Javier Rueda, su novio, también fue salvajemente golpeado.

En el año 1980 más de 130 personas murieron en actos de violencia política relacionados con el denominado conflicto vasco. Once de esas personas fueron asesinadas en las calles de Donostia. ¿Por qué queremos recordar especialmente este asesinato? Nada más lejos de nuestra intención que la de establecer diferencias o categorías entre víctimas, porque las víctimas, todas ellas, han de ser consideradas y reconocidas como lo que han sido, víctimas. Pero el asesinato de esta joven donostiarra está rodeado de unas características que nos hace querer recordarla de manera especial. 

En primer lugar, las propias circunstancias de su asesinato. No es sólo su muerte, sino cómo la asesinaron. María José pagó un precio tremendo por ser mujer, en el marco de formas de actuar donde el cuerpo de la mujer como campo de batalla y la violación como castigo colectivo han sido y son estrategia de terror y horror. 

No fue la única mujer que pagó cara su condición. En enero de ese mismo año la joven de 17 años Ane Barrueta también fue violada y asesinada en Algorta. El asesinato fue reivindicado por el GAE, Grupos Anti ETA. Sólo en el año 1980 hubo once denuncias por violación, atribuidas a grupos de extrema derecha. En varios casos fueron expresamente reivindicadas por alguno de esos grupos. Una de estas agresiones también tuvo por escenario las calles de Donostia, el barrio de Intxaurrondo en concreto, y en ese acto se vieron involucrados dos guardias civiles que fueron expulsados del cuerpo armado. Uno de los pocos casos en los que los agresores sufrieron algún tipo de castigo. Tras la muerte del dictador Franco, en el contexto de fuerte agitación social y represión fueron abundantes los ataques contra mujeres en los que se les hacía pagar tanto por sus ideas políticas como por su condición de mujeres. 

En las hemerotecas y en los informes oficiales han quedado recogidas las oleadas de ataques contra mujeres en Iruñea (1978), Errenteria (1979), Donostia (1980)… Aunque la frecuencia descendió, nunca se erradicaron del todo esos actos, y hasta hace bien poco hemos asistido a denuncias por malos tratos en comisaría con carácter sexual. La otra circunstancia que queremos subrayar es la ausencia total de investigación policial de ese crimen. Ninguna autoridad acudió al funeral, nadie contactó con ellos. Y aun y estando incluida en el Informe sobre Víctimas del Terrorismo practicado por grupos incontrolados, de la extrema derecha y el GAL, del Departamento de Interior Dirección de Atención de Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, la familia no ha recibido perdón institucional. 

Quienes asesinaron a la joven donostiarra no cumplieron condena alguna por su crimen. Peor aún, ni siguiera consta que fueran perseguidos ni molestados. Es uno más de las decenas de asesinatos cometidos por grupos de extrema derecha o fuerzas parapoliciales que no fueron investigados, y sobre los que pesa la complicidad oficial y el olvido y la falta de reconocimiento. La indiferencia, el abandono de las instituciones y la falta de reconocimiento que como una losa se agregó a las familias de tantas y tantas personas asesinadas, sigue en el caso de María José Bravo ejerciendo su inmisericorde condena. 

La sociedad vasca nunca borrará la culpa de todo el reguero de muertes que se generó en todos estos años. Pero la culpa será mayor si con algunas víctimas sigue venciendo el olvido. Y no podemos finalizar estas líneas sin recordar por su nombre a todas las personas asesinadas en las calles de Donostia aquel año 1980: Eugenio Saracibar Gonzalez de Durana, María José Bravo del Valle, Jesús Holgado Sabio, José Manuel Rodríguez Fontana, Dionisio Villadangas Calvo, Lorenzo Motos Rodríguez, Juan Manuel García Cordero, Carlos Fernández Aspiazu, Juan de Dios Doval de Mateo y Manuel Garciarena Baraibar. 

(Fuente: Ministerio del Interior).»
FUENTE: http://www.nabarralde.com


Manuel Luciano Pérez

30 junio 1980



«Manuel Luciano Pérez, vecino de Labastida (Araba), muere por disparos de un guardia civil de paisano en la sala de fiestas “La Masía” de Haro. Según el Gobierno Militar de Logroño “se produjo un forcejeo y se disparó el arma reglamentaria”. Los testigos lo desmintieron indicando que tras una discusión en el interior del local el agente instó a Manuel Pérez a salir a la calle, donde tras tirotearlo amenazó a todos los presentes con su pistola.» 


FUENTE: rsamadrid.wordpress.com




María Contreras Gabarra, Antonio Contreras Gabarra y Anastasio Leal

23 julio 1980


«Las víctimas del atentado de ayer, aunque no ha podido confirmarse de forma oficial, son María Contreras Gabarra, de diecisiete años, embarazada de ocho meses, su hermano Antonio Contreras, de once años, ambos de raza gitana, y el feto de la primera. La policía ha hecho indagaciones en el barrio de El Peñascal, de Bilbao, y constató que las mencionadas personas no habían acudido a su domicilio, por lo que comenzó a sospechar sobre la identidad de las víctimas. 

Por otra parte, cuando la policía, media hora después de haberse producido la explosión, procedía a comprobar la probable existencia de otro artefacto en el interior de la guardería, varias personas, asimismo de raza gitana, visiblemente excitadas, trataron de acercarse hacia el lugar donde yacían las víctimas pretextando que ellos eran los padres de los muertos. 

El artefacto explosivo estaba compuesto, según las primeras investigaciones, de más de dos kilos de Goma 2. Tenía adosado un mecanismo de relojería. Siempre de acuerdo con las primeras investigaciones, el artefacto había sido colocado en el exterior de la guardería, a unos dos metros de la puerta y junto a unos montones de basura situados en la acera. Impresiones de personas que se decían testigos presenciales aseguraron anoche, y estas declaraciones pudieron ser escuchadas por redactores de El País, haber visto al hermano menor de María Contreras removiendo las basuras entre las que estaba camuflado el artefacto explosivo. Las mismas personas señalaron la posibilidad de que Antonio Contreras, el niño fallecido en el siniestro, golpeara con el pie el potente explosivo. 

Además de las víctimas señaladas, en el suceso hubo un herido gravísimo. Anastasio Leal, de 58 años, que fue alcanzado por los restos de la puerta de cristal de la guardería, destrozada por la onda expansiva. Teófila González Alonso, esposa del herido, manifestó anoche a Europa Press que su marido, empleado del servicio de limpiezas del ayuntamiento bilbaíno, se encontraba casualmente en el lugar del suceso. La señora González declaró también que su esposo no mantenía vinculaciones políticas de ningún género.

En el Hospital de Cruces informaron a la esposa del herido que éste se encontraba en estado gravísimo, en el servicio de reanimación. En un principio, se pensó que la bomba iba dirigida contra un local social del Partido Nacionalista Vasco, que se encuentra a veinte metros de la citada guardería, pero fuentes policiales descartaron esta posibilidad y centraron sus sospechas en la posibilidad de que el objetivo fuera el local propiedad, según todos los datos disponibles, de un militante de Herri Batasuna.» 


* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de julio de 1980. FUENTE: El País


Continuará.


Publicado por Grupo Libertario Pensamiento Crítico en su dossier "Los muertos de la Transición española 1975-1981"




25 de noviembre de 2018

GIBRALTAR Y LOS BORBONES



Retrato de Felipe V, tal y como se conserva
en el Museo Municipal de Xàtiva.
El tema de Gibraltar ha vuelto. Ya en los mítines del PP y C's se pueden ver pancartas con eso de "Gibraltar español". Se acusa a Pedro Sánchez de haber perdido una oportunidad única para lograr la recuperación de la roca. Que cosas. Lo que no veo, ni oigo, ni leo son las razones que explican que Gibraltar sea un territorio británico y porque lo sigue siendo. Es largo de contar, pero así en resumen y sin anestesia, la pérdida de Gibraltar se la debemos a los borbones, concretamente a Felipe V, un rey de España adicto al sexo, obseso por la sangre, paranoico, enemigo de la higiene...( Os recomiendo la lectura del libro de Mari Pau Dominguez "La corona maldita"), no tiene desperdicio. 

La cosa empezó con la ausencia de descendencia de Carlos II de España, el Hechizado, último de los Habsburgo, esta circunstancia dio lugar a la Guerra de Sucesión, entre borbónicos y austracistas, con el francés Felipe V ya sentado en el trono de España por obra y gracia de su abuelo, el también francés Luis XIV. Una guerra que regó de muertos toda la geografía española y parte del extranjero. Así las cosas Inglaterra, los Países Bajos y los alemanes empezaron a tentarse las ropas y la Guerra de Sucesión digamos que se internacionalizó y nació la Gran Alianza Antiborbónica, formada por Austria, Inglaterra, las Provincias Unidas de los Países Bajos, Prusia y la mayoría de los estados alemanes, junto con Portugal y el Ducado de Saboya que, sin pensárselo mucho, declararon la guerra a Luis XIV de Francia y a Felipe V de España, una guerra que entre pitos y flautas duraría casi 14 años, casi nada.

Como tanto tiempo en guerra no era bueno para nadie y las cosas pintaban mal para España y para los franceses, se decidió poner fin a la misma en los despachos, dando lugar a lo que se conoce como el Tratado de Utrecht. De lo acordado salieron ganadores los ingleses, que, entre otras muchas cosas, no solo se quedaron a perpetuidad con Gibraltar, su puerto, defensas y fortalezas, también con Menorca, ya invadida por ellos durante la guerra y que conservaron durante 100 años. Al mismo tiempo España perdió sus posesiones en Italia y los Países Bajos. Los franceses por su parte consiguieron su objetivo, colocar definitivamente a uno de los suyos en el trono de España, a Felipe V, y España, pues eso, ganó a Felipe V, y con él la entronización de la familia borbónica, esa que hoy sigue reinando en España por obra y gracia de un militar gallego por todos conocido, eso sí, después de más guerra y más sangre. 

Poco tiempo tardó Felipe V en borrar del mapa por vía militar a la Corona de Aragón, aboliendo además sus instituciones y leyes propias, e instaurando en España un Estado absolutista y centralista inspirado en la monarquía absoluta de su querido abuelo Luis XIV de Francia. Seguro que Casado y Rivera tienen como referente a Felipe V.

No se olvidó el borbón del Reino de Valencia. Saqueó Xâtiva por no haberse unido a él en la Guerra, masacró a la población y luego incendió la ciudad, disolvió su Parlamento, sus leyes, su moneda, el uso oficial de su lengua y hasta el nombre de Xàtiva, a la que, sin cortarse un pelo de la peluca, denominó  “Colonia nueva de San Felipe”, y así siguió hasta 1811, año en el que las Cortes de Cádiz, en plena invasión napoleónica, restituyeron su denominación original. Todo un crack el francés.

En resumen, que después de todo este lío de guerras, sangre, intrigas, intereses, hijos, sobrinos, nietos y negociaciones palaciegas al más alto nivel, lo cierto es que cambiamos Gibraltar por un borbón. Ya te digo. Eso si que es negociar con los ingleses y no lo que ha hecho Pedro Sánchez. 

Salud y República.


Benito Sacaluga.





19 de noviembre de 2018

FRANCO, FRANCO, FRANCO




Dicen los que le conocían, y dicen "sus" biógrafos, que Franco era una persona austera. Los historiadores dicen lo  mismo de Adolfo Hitler. Puede que sea cierto en ambos casos. Franco bien pudo instalarse en el Palacio Real de Madrid, tentación a la que Azaña sucumbió, pero el dictador prefirió otro palacio, un magnífico pabellón de caza de los Austria, y se fue a vivir a El Pardo, a un monte a las afueras de Madrid, hoy en día integrado como distrito de la capital.

Cuando el primer borbón Felipe V, visitó el pabellón, allá por 1701, dijo que le parecía anticuado e inhóspito y lo reformó a lo grande. Luego llegaron "los Carlos"y los "Alfonsos" y siguieron con las reformas, allí, como Felipe, pasaban todos parte de los inviernos pegando escopetazos a los venados. Luego llegó la República y el ya palacio fue integrado en el Patrimonio de la República. Llegó la guerra y se convirtió en el cuartel general de la 5.ª División del Ejército republicano. ​Por fin llegó Franco y volvieron las reformas, terminadas estas Francisco y Carmen lo convirtieron en su residencia, y Francisco siguió pegando escopetazos a los venados durante 36 años. Allí se casó su única hija, Carmencita, y allí nacieron los nietos de Francisco, esos que hoy andan poniendo pegas a que su querido abuelo sea sacado del Valle.

Luego el dictador marchó a Cuelgamuros a reunirse con su dios y el Palacio fue abierto al público como un testimonio de la vida cotidiana del difunto dictador. Largas colas de boquiabiertos españoles esperaban turno para poder tocar con sus propias manos la mesa donde el dictador firmaba las sentencias de muerte. Todo un éxito de público que la familia de Francisco agradecía, en la distancia, la lealtad del pueblo español para con quién les sometió durante 40 años.

Al poco llegó lo que algunos llaman Transición y volvieron las reformas. El Palacio se convirtió en el alojamiento de los jefes de estado extranjeros que visitaban Madrid, ninguno de ellos protestó, que se sepa, al ser allí alojado, una de dos, o desconocían su historia o les iba el morbo. Aprovechando unos días en los que el Palacio estaba sin inquilinos, el príncipe Felipe, hoy Felipe VI, lo escogió para la ceremonia de petición de mano de su amada Leticia, y allí también celebraron la cena para los amigotes previa a la real boda. Leticia no dijo nada, Felipe tampoco y Juan Carlos reía, en la distancia, al lado de Rajoy, o al revés, mientras los ciudadanos pagábamos viandas, mesa y mantel. Bien, pues ahí sigue el palacio de Franco, no pasó lo mismo con el Nido del Águila (Kehlsteinhaus) de los Alpes bávaros. 

Ahora, parece que a raíz de la pretensión de exhumar los restos del dictador, la sociedad española se extraña de que los franquistas se hayan echado masivamente a la calle gritando eso de !Arriba España¡ y ¡ Franco, Franco, Franco! mientras gritan el "Cara al Sol".

La izquierda arremete contra la existencia de símbolos franquistas y pide su eliminación sin contemplaciones, eso hacen ahora. No lo hizo el PSOE durante aquellos casi trece años que estuvo en el poder, la mayor parte de ellos con mayoría absoluta en Congreso y Senado, periodo durante el cual mantuvo a salvo el Valle y El Pardo, para alegría y regocijo de los franquistas de viejo y nuevo cuño.

Andan ahora buscando la manera de sacar a Franco del Valle, eso si, siempre y cuando la familia del dictador, la Iglesia Católica y los franquistas estén de acuerdo. Por si alguien faltaba en este circo llega Felipe Gonzalez y dice que antes que una República preferiría la vuelta de Franco, que animal. Repito, no me extraña que los amantes del dictador estén echando un pulso al Gobierno y a la democracia. 

Ya que parece que la cosa de la exhumación de Francisco va en serio, o al menos eso dicen, y teniendo en cuenta la supuesta austeridad que adornaba al dictador, esos nietos que tanto le quieren bien podrían llevárselo en respetuoso silencio, y darle sepultura en cualquiera de las muchas fincas que el dictador les procuró, y dejar así de darnos la vara con lo de su abuelo.

Y repito, ya que parece que la cosa va en serio, bueno sería que se llevase a cabo la demolición total del Valle, una vez retirados de su interior los restos de aquellos a los que Franco, de una u otra forma, quitó la vida.  Y vuelvo a repetir, ya que parece que la cosa va en serio, también sería bueno que el palacio de El Pardo fuera totalmente demolido una vez retiradas las numerosas obras de arte, punturas y tapices, que cuelgan de sus paredes. El día que ambas actuaciones se lleven a cabo, (dudo mucho que ese día llegue), será para mi el día uno de la verdadera Transición, el día dos, y último, será cuando nuestro jefe del estado pueda ser elegido por los ciudadanos.

Soñar es gratis.



Benito Sacaluga.


9 de noviembre de 2018

LA JUSTICIA SUPREMA





La justicia en España lleva tiempo en entredicho. Numerosos han sido los casos judiciales que han recibido, y con razón, el reproche de la sociedad, sobre todo de los ciudadanos de a pié. En estos momentos es el Tribunal Supremo el que está bajo sospecha, y con él el Consejo General del Poder Judicial,  entre otras cosas por el asunto catalán y, recientemente, por el escabroso tema del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados que graba los préstamo hipotecarios. También las Audiencias, Nacional y Provinciales han sido causa de criticas por parte de la ciudadanía, recordemos a modo de ejemplo el Caso Noos, el caso de los Eres andaluces o el impresentable suceso de "la manada". Quién sabe lo que mañana o pasado nos sorprenderá. 

Lo anterior lleva aparejada la falta de confianza en la independencia del Poder Judicial, ese tercer Poder que junto con el Legislativo y el Ejecutivo disponen de nuestras vidas, de nuestros derechos y hasta de nuestra muerte. Después de todo lo visto solo nos falta que cualquier día jueces o juezas del Supremo, o miembros del Consejo General del Poder Judicial, se vean salpicados por casos de corrupción de cualquier tipo. Bueno, en realidad esto ya pasó, y lo protagonizó Carlos Divar, ni más ni menos que el presidente del Supremo y del CGPJ. El fin de su carrera judicial se produjo en 2012, cuando hizo frente a una denuncia y una querella contra él por supuestos delitos de malversación de fondos públicos y estafa, esta última por los gastos en sus viajes a Marbella (Málaga). Ambas fueron rechazadas, la primera por la Fiscalía, que la archivó, y la segunda por la Sala de lo Penal del Supremo. Que cosas. Sin embargo, ante la petición de que cesara de su cargo por parte de cinco vocales y la falta de apoyo del mundo judicial, Dívar convocó un pleno extraordinario del CGPJ y el 21 de junio se hizo pública su dimisión. Sirva esto último como aviso para navegantes, un aviso que hoy es de gran utilidad.

Según la web del CGPJ, el Tribunal Supremo lo integran el presidente del Tribunal Supremo, el vicepresidente, los cinco presidentes de sala y setenta y cuatro magistrados. De ellos, diez son mujeres, lo que supone un 12,34% del total. En total 81 personas, 81 funcionarios públicos. Unos funcionarios públicos muy bien pagados por los ciudadanos.

Según la web del CGPJ los altos magistrados del Supremo, que por muy altos que sean siguen siendo funcionarios públicos, recibieron en 2017 las siguientes retribuciones:
  • Presidente del Tribunal Supremo, que a su vez lo es del C.G.P.J, Total Anual: 132.769,12 euros.
  • Vicepresidente del Tribunal Supremo : Total anual: 118.802,28 euros.
  • Presidentes de Sala del Tribunal Supremo: Total anual: 111.986,44 euros.
  • Magistrados del Tribunal Supremo: Total anual: 109.072,40 euros.
en total 8.882.861,20 euros, cerca de nueve millones de euros anuales solo en el sueldo fijo de los 81 magistrados que componen el Tribunal Supremo.

Y quién elige a los afortunados que van a recibir estos salarios, además de una elevada posición social y prestigio..., pues lo hacen los politicos. Para comprobarlos vayamos al artículo 127 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Dicho artículo establece que:

Será de la competencia del Pleno del Consejo General del Poder Judicial:

1. La propuesta de nombramiento por mayoría de tres quintos de sus miembros de:

a) El Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial y el Vicepresidente de este último.

b) Los miembros del Tribunal Constitucional cuya designación le corresponde.

c) Los Presidentes de Sala y Magistrados del Tribunal Supremo, así como los Presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia de las Comunidades Autónomas.

Ahora veamos quién elige a los miembros del CGPJ, a su presidente y a sus 20 vocales:

Al presidente lo eligen los miembros del Consejo.

Los doce magistrados que lo componen son elegidos 6 por el Congreso de los Diputados y los otros 6 por el Senado., en ambos casos por mayoría de 3/5 de sus miembros.

Los ocho miembros restantes, abogados o juristas, son elegidos por el Congreso y el Senado, cuatro por cada cámara.

(1) Aparentemente, la exigencia de una mayoría de 3/5 para los nombramientos mitigaría la réplica pura y dura de las mayorías políticas parlamentarias. Sin embargo, a lo que hemos asistido en los últimos tiempos es a un mercadeo político que primero produce una situación de bloqueo la cual acaba degenerando en un reparto puro y duro de cuotas. Si tu votas a estos 3 míos, yo voto estos 4 tuyos: así es como se aplica en la práctica la mayoría de 3/5. Es decir, que en último término la composición de los tribunales son un reflejo de la composición política del Congreso y el Senado. Una misma mayoría parlamentaria controla el legislativo, el ejecutivo y el judicial.

En definitivas cuentas el poder legislativo elige a los componentes del CGPJ y éste a su vez a los jueces del Supremo. ¿Separación de Poderes?, no, control politico de la Justicia y a la vista de todos.

Hoy mismo los partidos ya están reuniéndose para negociar la composición del nuevo CGPJ, un nuevo cambio de cromos.

¿Hasta cuando vamos a tener que seguir soportando esta vulneración de los principios del Estado de Derecho? ¿Hará falta un macrocaso de corrupción en el seno de estas instituciones para que se tomen medidas?.....me temo que sí.


Benito Sacaluga





(1) navarraconfidencial.com

7 de noviembre de 2018

LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN 1975 - 1981 (VI)




Viene de capítulos anteriores.




José Ramón Ansa Echevarría 

6 mayo 1979


«Dos presuntos miembros del Batallón Vasco Español (BVE) fueron detenidos en la madrugada de ayer por funcionarios de policía de San Sebastián, acusados de participar en siete asesinatos consumados y otros dos intentos en grado de frustración. Se trata de Ladislao Zabala e Ignacio María Iturbide, a los que se ocuparon armas de fuego, munición abundante y una lista con datos de identificación de otras nueve posibles víctimas. Las detenciones se produjeron antes de que hubieran transcurrido veinticuatro horas del atentado que costó la vida en Andoaín (Guipúzcoa) a Francisco Javier Ansa, presuntamente perpetrado por los dos ultraderechistas capturados. 

La operación policial, que fue dirigida por el comisario jefe de San Sebastián, Jesús Martínez Torres, antiguo responsable de la Brigada de Investigación de Bilbao, “será prolongada en el resto de Euskadi y en toda España, llevando las averiguaciones hasta las últimas consecuencias, por indicación expresa del ministro del Interior”, según aseguró ayer el gobernador civil de Guipúzcoa, Pedro Arístegui. Arístegui y Martínez Torres manifestaron a los informadores que la investigación no ha puesto de relieve, hasta el momento, ninguna implicación de personas pertenecientes a cuerpos de Seguridad del Estado en las actividades terroristas de los detenidos, a los que se ha aplicado incomunicación en virtud de la ley Antiterrorista, aunque explicaron que apenas había dado tiempo a iniciar los interrogatorios El gobernador civil, Pedro Arístegui, dijo también, contestando a preguntas de los informadores, que los dos últimos atentados del BVE en Hernani y Andoaín, así como las circunstancias políticas del país, le habían decidido a precipitar la culminación de las investigaciones. “Ello no quiere decir que hasta el momento haya habido complacencia con estos grupos. He asumido el riesgo de que la operación pudiera saldarse sin una acumulación de pruebas suficiente, lo que por fortuna no ha ocurrido, ya que creía necesario ofrecer resultados concretos, que sin duda incrementan la credibilidad de la policía”, explicó. El comisario Martínez Torres destacó la confianza creciente de la población en los efectivos policiales, lo que ha permitido disponer de las informaciones precisas para desarticular el comando ultraderechista, y precisó que las investigaciones se habían iniciado hace meses, en el marco de la lucha general contra el terrorismo, “que para nosotros, los policías”, indicó Martínez Torres, “no tiene matices ideológicos”. 

Además de Zabala e Iturbide fue detenido también Rogelio Carlos González Medrano, aunque hasta el momento no existe presunción de su participación material en los atentados. En cuanto a los dos primeros han reconocido su intervención en el asesinato de las siguientes personas: José Ramón Ansa, de Andoaín, de diecisiete años (6-5-1979); Tomás Alba, de Astigarraga, concejal del Ayuntamiento de San Sebastián por Herri Batasuna (28-9-1979); Felipe Sagarna, de Hernani (19-4-1980); Miguel Arbelaiz y Luis María Elizondo, ambos de Hernani (7-9-1980) Joaquín Antimasbere, de Hernani (14-11-1980), y Francisco Javier Ansa, pariente de José Ramón, de Andoaín (3-3-1981). Andrés Echeverría y Víctor Fernández Ochoa resultaron heridos graves, el primero cuando fue tiroteado en compañía de Antimasbere, y el segundo, el 27 de febrero último, al recibir un disparo en el bar Venta Berri, de Hernani, del que es propietario. 

En el momento de la detención Ignacio Iturbide pernoctaba en el domicilio de Ladislao Zabala, en San Sebastián, donde se encontraron una pistola del 7,65, sin marca ni numeración visibles, otra del 9 largo, marca Star, con la numeración borrada; un revólver de tambor para cinco proyectiles, sin marca ni numeración, de calibre no determinado; seis escopetas de diversas marcas y calibres; cargadores para las pistolas, un centenar de proyectiles de distintas marcas y de calibre coincidente con el de las armas cortas; una lista con el nombre, apellido, dirección y matrícula de vehículo de nueve personas de Andoaín, Hernani y Durango; cierta cantidad de dinero en metálico; un distintivo nazi y un automóvil Seat 127, verde, matrícula SS-8741-F, utilizado en el atentado contra Francisco Javier Ansa. 

El calibre de las armas y la marca de la munición coinciden con los empleados en todos los asesinatos mencionados. Largos historiales ultraderechistas Ignacio Iturbide, de 32 años, es considerado un mercenario, liberado al servicio de los grupos ultraderechistas, que hacía vida clandestina, según revelaron fuentes de la izquierda vasca a EL PAIS. Iturbide, conocido como Piti y El Chico, trabajó como guarda jurado en la empresa Orbegozo, de Hernani. En abril de 197 5 trató de infiltrarse, sin éxito, entre los presos políticos de la cárcel de Martutene (Guipúzcoa). En aquella época participó también en el lanzamiento de propaganda provocadora en Andoaín, de donde es natural, en unión de guardias civiles de paisano. En junio de 1977 tomó parte en la agresión, con cadenas y pistolas, al público que asistía a las fiestas de Amorebieta (Vizcaya), donde fue reducido. Desde enero hasta junio de 1976, Iturbide había cobrado sueldo de la Policía Municipal de este Ayuntamiento vizcaíno, sin prestar servicio conocido. Fue detenido junto a otros dos individuos en abril de 1978, acusado de participar en dos incendios y tres voladuras de otros tantos establecimientos públicos y sedes de partidos políticos en localidades guipuzcoanas. En aquella ocasión se le ocuparon una pistola marca FN y documentación falsa. Quedó en libertad a los pocos meses. A partir de ese momento, pasó a operar en la clandestinidad. La mayoría de estos datos figuraban en un informe elaborado por un amplio abanico de fuerzas políticas y sindicales de Andoaín, que fue presentado a las autoridades provinciales en diciembre de 1979, a raíz del asesinato de José Ramón Ansa. Ladislao Zabala, de veintisiete años, licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Deusto (Vizcaya), pertenece a una familia donostiarra de desahogada posición económica y con importantes relaciones. Su padre, José María, abogado fallecido hace cuatro años, fue vicepresidente de la Diputación Provincial de Guipúzcoa en los primeros años sesenta y un hermano de éste, Federico Zabala Alcíbar, es actualmente senador por el Partido Nacionalista Vasco. Ladislao Zabala guarda parentesco materno, asimismo, con dos ilustres militares, el teniente general Solchaga, que cumplió un destacado papel durante la guerra civil en la campaña del Norte, y el coronel del mismo apellido que falleció en los años cuarenta, en prisión, donde fue internado por su negativa a unirse al levantamiento contra la República. 

En cuanto a Rogelio González Medrano, de veinticinco años, nacido en San Sebastián, estudiante de idiomas y antes de taquigrafía y mecanografía, fue detenido en Burgos por la Guardia Civil el 14 de junio de 1978, acusado de participar en el robo, en Madrid, de dos rifles Winchester 44, una escopeta de 12 milímetros, una pistola de 7,65, dos revólveres, cartuchos, 80.000 pesetas, relojes, joyas, aparatos de sonido y otros objetos de valor. Al parecer, todo fue recuperado a excepción de una de las pistolas, que aseguró haber arrojado al río. Sus antecedentes, sin embargo, se remontan a noviembre de 1974, en que fue detenido por el incendio de una librería. Con posterioridad, fue procesado por amenazas a políticos demócratas. 

Más de 5.000 personas asistieron ayer en Andoaín al funeral de Francisco Javier Ansa. El público abarrotó el templo parroquial de San Martín -donde concelebraron la ceremonia religiosa siete sacerdotes- y los alrededores de la Iglesia. Las demostraciones de indignación por el asesinato de Ansa comenzaron a primera hora de la mañana. La huelga convocada por fuerzas políticas y sindicales de la zona fue general en Andoaín y Hernani, y se extendió a Urnieta y otras localidades vecinas. La familia de Ansa ha desmentido la supuesta afiliación de éste a Herri Batasuna.» 

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de marzo de 1981.


Gladys del Estal Ferreño

junio 1979




 «El 3 de junio de 1979 durante la Jornada Internacional contra la Energía Nuclear, convocada tras el accidente de Harrisburg, fue asesinada Gladys del Estal Ferreño en Tudela (Navarra), durante una manifestación, por el guardia civil José Martínez Salas.

El asesino fue juzgado el 14 de diciembre de 1981 en Pamplona en un proceso lleno de irregularidades, y condenado a sólo un año y medio de cárcel, que no llegó a cumplir, casi la misma pena que la de un ecologista de Mallorca (un año de cárcel), cuyo único delito fue colocar una pancarta de protesta contra la muerte de Gladys.

Gladys del Estal tenía 23 años cuando la mataron, vivía en el barrio de Eguia en Donostia, era programadora informática en una pequeña empresa y compaginaba su trabajo con sus estudios de Químicas. Gladys era militante ecologista. Pertenecía al Grupo Ecologista de Egia y a los Comités Anti-nucleares de Euskadi. Participó en la organización de numerosas actividades ecologistas, como marchas ciclistas y manifestaciones contra la central nuclear de Lemóniz. Gladys marchó a Tudela el 3 de junio a la llamada de los Comités Antinucleares para participar en la "Jornada Internacional contra la Energía Nuclear". La Guardia Civil irrumpió violentamente en el Paseo del Prado, donde se celebraba pacíficamente el acto, que estaba autorizado. En una sentada posterior, fue golpeada por el guardia civil José Martínez Salas con su arma, un fusil Z-70, sonando un disparo a resultas del cual cayó tendida en la calzada. Gladys llegó muerta al centro hospitalario. La protesta contra su asesinato fue unánime y general, con manifestaciones y huelgas en todo Euskadi y en otras zonas del Estado. Gracias a su sacrificio y al de otros muchos, fue posible paralizar los dos grupos nucleares de Lemóniz.»

FUENTE: Ecologistas en Acción


Vicente Vadillo Santamaría

10 junio 1979


 «Vicente Vadillo Santamaría, 32 años, nacido en Jaén, vivía en una modesta pensión de Rentería. Trabajaba en un local nocturno de Trintxerpe y era bastante conocido en San Sebastián. Era una persona querida. Que te quieran ayuda mucho a ser persona. Vicente también era conocido por otro nombre, Francis, y se vestía de mujer. Entrada la madrugada del 10 de junio de 1979, Francis está en la barra de la discoteca Apolo. Está conversando con Antonio Caba Laguna. Antonio Caba es policía nacional. De repente, en lo que debe entender por atributo sexual, el policía saca su arma reglamentaria y mata a Francis de un disparo en la cara.

La muerte de Francis es el nacimiento de las primeras manifestaciones a cara descubierta del colectivo de gays y lesbianas de Guipúzcoa. Al día siguiente organizan una manifestación de protesta que llega hasta el cuartel de la Policía Nacional de Rentería. La protesta es disuelta a pelotazos y porrazos, pero se ha perdido el miedo. El día 12 se organiza una gran manifestación en San Sebastián, la primera que visibiliza al colectivo de gays y lesbianas agrupado en torno a EHGAM en Guipúzcoa y consolida la presencia de EHGAM en el País Vasco.»

FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/06/vicente-vadillo-santamaria-1979.html



Valentín González Ramírez 

26 junio 1979




«El sábado, 25 de junio, el día del 37º aniversario de la muerte de Valentín González, se celebró una concentración a las puertas del antiguo Mercado de Abastos para recordar al compañero asesinado, tal y como se viene haciendo desde 1989. Los actos de este año han sido organizados por la Plataforma per la Memòria del País Valencià, CGT y CNT.

Valentín González, un joven cenetista de 20 años, murió el 25 de junio de 1979 durante una huelga de los trabajadores de la colla del Mercado de Abastos, en exigencia del pago de unos atrasos salariales. Lo que era una pacífica y legal movilización sindical fue convertida en un infierno por los golpes, las pelotas de goma y los botes de humo de la policía. Valentín intentó proteger a su padre al grito de “No peguéis más a mi padre” y un agente le disparó a bocajarro una pelota de goma que le segó la vida. Aquel criminal suceso no dejó indiferente a ningún trabajador y desencadenó una gran huelga general durante el 27 de junio, que paralizó totalmente Valencia y comarcas limítrofes. Una enorme manifestación de 300.000 personas acompañó al cadáver de Valentín, a su familia y sus compañeros de la colla hasta el Cementerio General. Hoy, 37 años después, no lo hemos olvidado y seguimos reclamando que la plaza donde murió lleve su nombre.»

FUENTE: http://www.cgtvalencia.org/memoria/20160626/homenaje-a-valentin-gonzalez-en-el-37o-aniversario-de-su-muerte-en-la-huelga-de-abastos/20670.html



Francisco Javier Martín Eizaguirre, Aurelio Fernández y Teodora Sánchez 


28 y 29 junio 1979





«El 28 y el 29 de junio de 1979 París no fue una fiesta. No para Francisco Javier Martín Eizaguirre y Aurelio Fernández Cario. 

Las vidas de Eizaguirre y Fernández Cario tuvieron muy pocos días de fiesta. Aquel fin de semana las aguas fecales del Estado desembocaron en el Sena. Francisco Javier Martín Eizaguirre era el cuarto de seis hermanos de una familia obrera de Erandio. A los 20 años emigró a Francia, buscando trabajo. Empezó militando en el PCE, que abandonó con otros muchos, hartos con los tejemanejes de Santiago Carrillo. Fue parte activa del Mayo 68 en París y uno de los fundadores en Bruselas de la Organización de Marxistas Leninistas de España (OMLE). En junio de 1975 es uno de los fundadores y primer presidente del PCE(r). En Francia conocerá a Aurelio Fernández Cario, un maestro sevillano de Fuentes de Andalucía, militante de la OMLE en el exilio por la persecución policial a la que ha sido sometido y sin papeles ni contrato de trabajo. Eizaguirre le busca trabajo en una imprenta y juntos andan en la difusión de la revista España antifascista y creando redes de apoyo a los refugiados uruguayos, chilenos y argentinos que llegan a París huyendo del terror. 

Eizaguirre viaja regular y clandestinamente a España. En octubre de 1977 cae con todo el Comité Central del PCE(r) en Benidorm. Intenta escapar saltando por una ventana y se rompe una pierna. Es detenido y torturado durante unos días. Los torturadores se ensañan especialmente con la pierna rota. Una pierna que pasará por once operaciones y que le obligará a usar muletas para poder caminar. Amnistiado por el Tribunal de Alicante volverá a Francia, intentando llevar una vida más o menos normal, al lado de su compañera y sus hijos Bruno y Fabián, nacidos en 1973 y 1974. En mayo de 1979, el policía periodista, o periodista policía, que tanto da, Alfredo Semprún Bañares (Arriba, El Alcázar y ABC en su currículum y papá de Alfredo Semprún Guillén, cofundador y subdirector de La Razón), publica una fantasiosa crónica en el semanario Blanco y Negro, en la que acusa con nombre y apellidos y todo lujo de detalles a Eizaguirre de ser algo parecido al máximo responsable de una red terrorista de ámbito europeo, vertiendo una larga retahíla de acusaciones falsas. 

Eizaguirre lo considera su sentencia de muerte. No anda equivocado. El 28 de junio de 1979, mientras come en un restaurante vietnamita, Jean Pierre Cherid y Mohamed Talbi entran en el local y lo asesinan de cinco balazos por la espalda. Cherid y Talbi han sido mercenarios de la OAS durante la guerra de Argelia. Cherid es uno de los tipos que aparecieron en las filas fascistas que asaltaron Montejurra en 1976. Trabaja para el Estado, firmando sus trabajos en nombre del Batallón Vasco Español, primero, y luego con el PSOE en nombre del GAL. Cherid y Talbi aprovechan el fin de semana en París para oficiar su particular misa. Al día siguiente se acercan a Choisy-le-Roi, a 10 kilómetros del centro parisino. Allí vive Aurelio Fernández Cario con su compañera y Ernesto y Felipe, sus mellizos de 2 años. Hay buenas noticias en casa. Fernández Cario ha sido amnistiado y tendrá el pasaporte a punto para poder volver a España en agosto. Cuando se dispone a abrir la puerta de vuelta a casa, Cherid y Talbi le descerrajan dos tiros en la cabeza. Tenía 28 años. No hubo ninguna investigación policial y ambos casos fueron archivados rápidamente. Mientras, en España, tampoco había muchos motivos para la fiesta. El mismo 29 de junio de 1979, Teodora Sánchez Ofretorio, vecina de 78 años de Rentería, muere atropellada por un jeep de la Policía Nacional que va a toda velocidad y en contra dirección por una de las calles del centro.»

FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/06/francisco-javier-martin-eizaguirre-y.html


Salomé Alonso Varela

15 julio 1979


 «Pocos de los que hoy pasean por la calle Manuela Malasaña sospechan que no hace tanto tiempo, por estas mismas fechas, en esta tranquila vía, la explosión de una bomba se llevó por delante la vida de una joven de 28 años, hirió de distinta consideración a una decena de personas y provocó numerosos destrozos materiales. 

Poco después de la medianoche del sábado 14 de julio de 1979, con la calle llena de gente, un artefacto colocado en un contenedor de basura situado en la esquina de Manuela Malasaña con San Andrés hizo explosión. La acción terrorista llevaba la firma de una ultraderecha que en aquellos años de la transición española se mostró especialmente activa, tratando de dinamitar la joven democracia que se abría paso tras la muerte del Dictador. La elección de la citada esquina de Manuela Malasaña para la detonación no fue casual y todo apunta a que el objeto de la misma era la clientela que solía frecuentar el -por aquel entonces nuevo- café El Parnasillo. 

En El Parnasillo, hoy convertido en un lugar clásico del barrio, se solían reunir jóvenes profesionales liberales, muchos de ellos abogados vinculados con el PCE y, en cualquier caso, de ideas progresistas. Precisamente, la única víctima mortal que hubo aquella noche, Salomé Alonso Varela, acababa de salir del café cuando le sorprendió la explosión que acabaría con su vida. Junto a ella se encontraba su esposo, Jesús Cañado Vega, abogado laboralista de 28 años que trabajaba en un despacho de la calle El Españoleto y que resultó gravemente herido. Otras personas que resultaron heridas en este suceso fueron, según se recoge en un artículo del diario El País de aquel día, “Vicente Santiago Macía, de 24 años; Antonio Benito Martínez, de 28 años; María Serrano Martínez, de 62 y Mohamed Selim Aser, de 25, este último de nacionalidad iraquí”. Todos ellos sufrieron heridas de “pronóstico reservado”. En total, según distintas fuentes, hasta 10 personas resultaron afectadas. La bomba en cuestión no fue menor. Estaba compuesta por varios kilos de Goma 2, un cebo, un reloj y una pila, y causó también cuantiosos daños materiales que se valoraron en más de ocho millones de pesetas. Todos los edificios, comercios y vehículos situados en un radio de 50 metros de la explosión se vieron seriamente afectados. Entre ellos, uno de los más perjudicados fue el viejo Teatro Maravillas. Llegó incluso a temerse que tuviera que ser demolido. También la antigua Cervecería Bremen, hoy el Casa Maravillas, vio cómo estallaban todas sus lunas. Rafael Alfredo Gómez Álvarez (28 años) y Ramiro Alejandro Rodríguez-Borlado (29 años) fueron los dos condenados por el atentado. 

El crimen de Salomé fue calificado finalmente de asesinato, por lo que a cada uno de ellos les cayó una condena de 73 años y de 50 años, respectivamente. Ambos fueron también condenados a 30 años de cárcel cada uno por el envío de una carta-bomba a la redacción de El País, acción en la que murió el empleado Andrés Fraguas. La Audiencia Nacional les imputó un total de 22 delitos entre finales de 1977 y julio de 1981. Según información de Mariano Sánchez Soler, autor de La transición sangrienta, Gómez Álvarez sólo cumplió 14 años y tres meses de prisión y desde el año 2001 está libre. Por su parte, Rodríguez-Bolardo recuperó la libertad total también en 2001, tras 14 años y siete meses encarcelado.»

FUENTE: http://www.somosmalasana.com/cuando-la-extrema-derecha-atento-en-malasana/



Jon Lopategi Carrasco

agosto 1979


«1979: Dos refugiados vascos son ametrallados en Anglet por un comando parapolicial. Muere Jon Lopategi Carrasco, de 36 años de edad y vecino de Bilbao, y resulta gravemente herido Ángel Iturbe Abasolo. Reivindica el atentado el Batallón Vasco Español.» 

FUENTE:http://amnistiapresos.blogspot.com.es/2011/08/solidaridad-desde-el-estado-frances
con.html


Emilio Fernández Castro

13 agosto 1979


 «Los sucesos de Monforte de Lemos (véase EL PAIS del día 16) han tenido un trágico desenlace con el fallecimiento de Emilio Fernández Castro, soltero, de 36 años, que falleció el domingo en el Hospital General de Galicia, en Santiago, después de resultar herido, al parecer, durante los enfrentamientos registrados en la madrugada del día 15 entre algunas docenas de jóvenes que asistían a una verbena de las fiestas patronales y la Policía Nacional. 

Varias personas resultaron heridas y diez policías contusionados en el transcurso de los hechos. Acerca de las causas inmediatas de su muerte existen versiones diferentes que coinciden en el único punto de que Emilio Fernández estuvo presente en el lugar de los incidentes. Según algunos testigos que ha podido consultar EL PAÍS en Monforte, fue golpeado por policías nacionales, a pesar de que no había tenido intervención significada en los enfrentamientos. Esta versión fue ratificada también por la madre de la víctima, quien aseguró que su cuerpo presentaba fuertes hematomas en la espalda y brazos y señales de algunos golpes en la cabeza. Por el contrario, el alcalde monfortino, Celestino Torres, informó también a este periódico que hay testigos de solvencia que afirman haber visto a Emilio dirigirse tranquilamente a su domicilio, después de que sucediera todo, sin señales aparentes de haber sufrido daño alguno, y que el mismo manifestó no haber recibido golpes. Según esta hipótesis, que defienden sobre todo medios cercanos a la UCD de la localidad, podría haber fallecido víctima de un ataque inesperado, derivado tal vez de la Válvula artificial que asistía a su corazón, el cual habría ocasionado la ruptura de un vaso sanguíneo en la cabeza. Esta opinión aparece igualmente sustentada por el neurocirujano que atendió al herido en los primeros momentos, el doctor Reyes Oliveros, según informó a EL PAÍS el alcalde de Monforte. Mientras tanto, en la citada localidad lucense ha subido la tensión derivada de los sucesos del día 14. Un concejal del Bloque Nacional Popular Galego, el conocido escritor galleguista Manuel María Fernández Teixeiro, está siendo objeto de constantes amenazas anónimas, que le anuncian posibles atentados contra la librería Xistral, de la que es propietario en la localidad, contra él o su familia. Algunos sectores de la villa llegaron a pensar, según el director de la emisora local, Radio Monforte, en la recogida de firmas exigiendo la expulsión de Manuel María de Monforte de Lemos.

Por otra parte, familiares de los detenidos, a raíz de los sucesos, y los concejales Manuel María Fernández (BNPG) y Antonio Arias (Unidade Galega), visitaron el Gobierno Civil de Lugo para informar directamente de los hechos, protestar contra la actuación de la fuerza pública, de la que hacen responsable al alcalde, y solicitar permiso oficial para que pueda celebrarse una manifestación de repulsa. Paralelamente, cuatro concejales y algunos vecinos han pedido la celebración de un pleno extraordinario para que se inicie un proceso de clarificación de los hechos para el correspondiente establecimiento de responsabilidades. Por el momento, el Bloque ratifica su petición de que dimitan el alcalde y los dos primeros tenientes de alcalde, Acacio Saco (CD) y Rogelio Salgado (UCD). Los nacionalistas critican también a los cinco concejales del PSOE, acusándolos de mantener posiciones poco claras ante sucesos tan graves. 

Detenidos en libertad.- El juez que instruye el correspondiente sumario puso ayer en libertad bajo fianza a los cinco detenidos que permanecían desde hace tres días en los depósitos municipales del pueblo. Las fuerzas de la oposición presentes en el Ayuntamiento mostraron ya su sorpresa ante las cantidades fijadas por el juez, y se da el caso de que las de mayor cuantía, 100.000 pesetas para cada uno de dos procesados, corresponden a miembros de la Asamblea Nacional Popular Gallega. Existe además orden de detención contra otros dos militantes de esta agrupación política, que ha denunciado los sucesos como un acto de represión antidemocrática. La madre de uno de los cinco detenidos aseguró, en una conferencia de prensa celebrada ayer, que su hijo no participó en la verbena en la que se produjeron los incidentes. “Mi hijo”, afirmó, “estaba en casa cuidando a su padre, que se encuentra enfermo, sin embargo, fue detenido veinticuatro horas después, sin que sepamos de qué se le acusa”. 

En la citada conferencia de prensa, el concejal del Bloque, señor Fernández Teixeiro, manifestó que “es lógico que el alcalde de Monforte trate de eludir la responsabilidad, pero tenemos testigos que prueban que fue él quien ordenó a la policía que desalojase. Nosotros pedimos que en vez de siete días de fiesta, hubiera sólo cuatro, pero que fuesen gratuitas”. El origen de los incidentes estuvo precisamente en la negativa de un sector del público a pagar la cantidad exigida para acceder al recinto ferial.» 

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de agosto de 1979. FUENTE: http://elpais.com/diario/1979/08/21/espana/304034423_850215.html



Justo López de Zubiria y Felix Mingueta Sanz

25 agosto 1979


«Siempre hay algún bar que se llama Las Vegas, canta Quique González, tomando la canción prestada de Diego Vasallo. El bar restaurante Las Vegas en Vitoria estaba en la calle Portal de Villarreal. Abría cuando ni siquiera había salido el sol, los obreros de la zona industrial de Vitoria hacían tiempo allí mientras esperaban los autobuses que les llevaban al trabajo.

A eso de las seis y poco de la mañana del 25 de agosto de 1979 Antonio Macías Benítez entra en el bar restaurante Las Vegas cargando una buena cogorza y gastando muy mal rollo. Empieza a discutir y buscar bronca con el personal mientras le pide un güisqui al dueño del establecimiento, Justo López de Zubiría, que le dice que nones, que se tome una Mirinda y ahueque el ala. Antonio Macías se rebota y Justo López lo echa a la calle. En la calle, Antonio amenaza con volver y liarla de verdad.

Una hora más tarde un taxi se detiene frente al bar Las Vegas y Antonio Macías sale de él y vuelve a entrar en el bar. Una vez dentro, Macías, policía nacional, saca su arma reglamenta-ria y apunta a Justo López. Un cliente, Félix Mingeta Sanz, 39 años, tres hijos, intenta mediar. Antonio Macías lo asesina de un tiro en el pecho. Vuelve a apuntar a Justo López y también lo asesina de otro disparo en el pecho. Enfunda la pistola, sale del bar y vuelve a subirse al taxi que le espera en la calle sin que el taxista tenga la más remota idea de lo que ha pasado dentro.

El informe policial convierte la borrachera de Macías en “síntomas de inestabilidad nerviosa” y miles de personas se manifiestan hasta el Gobierno Civil. Las Fuerzas de Orden Público cargan con contundencia y disuelven la manifestación y los hechos. Dos años después, Gaizka, uno de los dos hijos que ha dejado Justo López, de 17 años, pierde un ojo por un pelotazo de goma en una carga policial y cuando tiene 19 años participa en un extraño suceso, resultando herido de seis balazos cuando intenta sacar a su madre de la planta psiquiátrica del Hospital Santiago Apóstol, utilizando a un rehén. Siempre hay algún trozo averiado del día que no puedes borrar pero te gustaría.»

FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/08/justo-lopez-de-zubiria-y-felix-mingeta.html



José Prudencio García

31 agosto 1979


  «31 de agosto de 1979. En Arganda del Rey, cuando al sur de Madrid aún había alcaldes comunistas, están de fiestas patronales. Desde mediados de mes un grupo formado por una docena de fascistas afiliados y simpatizantes de Fuerza Nueva y Fuerza Joven realizan incursiones diarias, intimidando a los transeúntes. Ya ha habido algún enfrentamiento directo con jóvenes de Arganda y el alcalde alerta que se avecina un incidente grave.

El gobernador civil, Juan José Rosón (su familia, falangistas como él mismo, son responsables directos de la brutal represión durante la Guerra Civil en su zona natal de Becerreá, Lugo), sigue manteniendo que los niveles de delincuencia, y ahí incluye las actuaciones fascistas, son los normales en una ciudad como Madrid y sus alrededores. Rosón es un hombre de Martín Villa que llegará a ministro de Interior con Suárez.

El grupo fascista vuelve a aparecer la noche del 31 de agosto. Hace apenas dos días irrumpieron en un Seat 850 y un Citroën GS a toda pastilla por la avenida principal, simulando atropellar a los viandantes y montaron una trifulca en el club Zahara. Al aparecer por el centro de Arganda el grupo es identificado por vecinos y jóvenes, empezando una persecución por la avenida del Ejército. Luis Miguel Martín Giménez, 19 años, saca una pistola y efectúa algunos disparos sobre los vecinos que les persiguen. El grupo ultra se dispersa aprovechando la confusión y los vecinos van a por el de la pistola, que en compañía de Federico Molina Ruizberri, 16 años y con antecedentes por violencia ultra, encañona a Emilio Martínez Martínez para robarle su Renault 5. En ese momento llegan unos treinta vecinos, que agarran a Federico Molina. Luis Miguel Martín dispara contra José Prudencio García, 44 años, provocándole la muerte y huyendo en el vehículo. Otro de los fascistas protagonistas de aquella noche es Iñigo Guinea Pérez, detenido por la policía municipal de Arganda y entregado a la Guardia Civil, que lo pone en libertad a la media hora. Iñigo Guinea Pérez es uno de los integrantes del grupo de falangistas que organiza una batida de castigo contra el bar San Bao de Madrid en mayo de 1980, pocos días después del asesinato del líder vecinal de Orcasitas, Antonio Pajuelo, también por falangistas. El asalto al bar San Bao termina con el asesinato del joven de 20 años Juan Carlos García Pérez, dos heridos de bala y varios contusionados. Iñigo García Pérez huirá de España sin problemas, abonado al paradero desconocido. Por su parte, la Fundación Blas Piñar está abonada a la subvención del Ministerio de Cultura del PP.»

FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/08/jose-prudencio-garcia-1979.html


José LuisAlcazo 

13 septiembre 1979  


«El razonamiento acémila de los fascistas entiende por debate de ideas destrozar las ideas con un bate. En 1979, en Madrid, bandas de jóvenes fascistas engominados gozan de holgada permisividad policial en sus correrías, con el ínclito Juan José Rosón de gobernador civil. Uno de esos grupos se ha impuesto la misión de limpiar el Retiro de rojos, homosexuales y delincuentes.

Lo forman chavales de entre 14 y 19 años, militantes o ex militantes de Fuerza Joven. Algunos lucen apellidos ilustres. Gabriel Rodríguez Medina (hijo de un alto oficial del Ejército). Fernando Pita da Veiga y Corral (sobrino del almirante y ex ministro de Franco). Pablo Calderón Fornos (hijo del teniente coronel Javier Calderón, número dos del CESID en los tejemanejes del 23F y futuro número 1 del CESID nombrado por José María Aznar, además de íntimo del ubicuo Eduardo Serra, secretario de Estado de Defensa con PSOE y ministro del ramo con PP).

El 12 de septiembre el grupo se adentra en el Retiro en busca de sujetos a los que escarmentar. Escogen a sus víctimas por su aspecto: pelo largo, vaqueros y barba son motivo de hostigamiento. Ese día escogen mal y los corren a hostias. El 13 de septiembre vuelven armados con palos, cadenas, nunchakus y bates de béisbol tuneados con el lema “Viva el fascio redentor”. También deciden que mejor no ir de cara, no se la vayan a partir como el día anterior, que mejor se esconden en unos arbustos y ya saltarán por sorpresa sobre sus víctimas, como los japoneses de las películas.

Las víctimas elegidas son Luis Francisco Canicio y Jesús Oyamburu, que van charlando tranquilamente cuando les asaltan y golpean. Detrás viene paseando con dos amigas y otro compañero José Luis Alcazo, 25 años, licenciado en Historia, que al ver la situación intenta defender a Canicio y Oyamburu, apartando a los agresores de sendos empujones y echando a correr. Canicio, Oyamburu y las muchachas consiguen escapar. José Luis Alcazo es derribado por la lluvia de golpes de los diez cachorros fascistas. Morirá a causa de los golpes de bate que recibe en la cabeza. Cuando supimos la noticia la escena de la pelea entre los Warriors y las Furias del Béisbol perdió toda su gracia.

Los diez jóvenes recibieron condenas de seis meses de arresto mayor a once años, ya que se consideraron diversos atenuantes como la edad de los implicados y la suposición de homicidio involuntario. Ninguno de ellos llegó a cumplir la mitad de la condena impuesta. La defensa justificó la acción de “noble y altruista” en su intento de limpiar el Retiro de drogadictos y delincuentes.

Cuando se realizó el juicio, tres años después del asesinato de José Luis, uno de los acusados sentados en el banquillo se encontraba realizando oposiciones a Policía Nacional. Apalea, pero seguro. En una especie de tardío ejercicio de justicia poética a lo íbero, años más tarde, uno de los procesados murió de sobredosis en el Retiro.»

FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/09/jose-luis-alcazo-1979.html


Justo Elizarán Sarasola «Pakito»

13 septiembre 1979  


«El refugiado vasco Justo Elizarán Sarasola falleció ayer por la mañana en una habitación del hospital San León, de Bayona, donde ingresó gravemente herido el 13 de septiembre, después de ser ametrallado en Biarritz en una acción reivindicada por dos organizaciones de extrema derecha.

Hacía cuatro días que todos los periódicos vascos se habían hecho eco del repentino empeoramiento de Justo Elizarán, que en la madrugada de ayer permaneció durante unas horas en estado crítico, para fallecer a las cinco y media de la mañana. Nada más conocerse la noticia, las gestoras pro amnistía convocaron una asamblea popular, que se celebró a las ocho de la noche en la plaza de la Constitución, de la capital donostiarra.

Mientras tanto, durante las últimas horas continuaba en los pasos fronterizos la rigurosa “operación filtro” iniciada el jueves por las autoridades francesas. Justo Leizarán tenía todavía alojadas en el cuerpo cuatro de las siete balas que le hirieron de suma gravedad, y uno de los proyectiles -el más peligroso- le había perforado el pulmón. El equipo médico que atendió al refugiado vasco era partidario de trasladar al herido al hospital de Burdeos, especializado en lesiones pulmonares; pero el repentino agravamiento sufrido por el paciente durante el fin de semana no aconsejaba su traslado.

Pasadas las ocho de la mañana del 13 de septiembre, Justo Elizarán caminaba por la calle Peyrelouble, de Biarritz, en busca de su automóvil, para dirigirse a trabajar, cuando fue tiroteado por varias personas. El atentado contra Justo Elizarán fue reivindicado mediante llamadas telefónicas a los medios informativos por dos organizaciones de extrema derecha: Acción Nacional Española (ANE) y Grupos Armados Españoles (GAE).»

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de octubre de 1979. FUENTE: http://elpais.com/diario/1979/10/06/espana/308012401_850215.html


 Valeriano Martínez Pérez

20 septiembre 1979 


«Los camiones de toda España circularán durante una semana con crespones negros. Esta medida, junto con la convocatoria de dos días de huelga en todo el sector, fue adoptada ayer por Fenadismer (Federación de Transportes Discrecionales y de Mercancías) con motivo de los graves incidentes del miércoles en Oviedo, en los que perdió la vida un camionero en un enfrentamiento con la Guardia Civil.

La jornada de ayer transcurrió con absoluta normalidad en Asturias, después de una semana de intensa actividad de los piquetes de transportistas para impedir la circulación de los camiones con motivo de la huelga convocada hace treinta días por la asociación Cesintra. El entierro de Valeriano Martínez Pérez, muerto anteayer por un disparo de un Guardia Civil, se celebró en la tarde de ayer, en Oviedo, sin incidentes. Los efectivos de las FOP han sido reforzados con dos compañías antidisturbios y cuatro secciones de la Guardia Civil. Los convoyes y camiones circulan escoltados por jeeps de la Guardia Civil a gran velocidad, sin respetar los semáforos para evitar posibles enfrentamientos con los piquetes y que éstos disparen sus pistolas de anclaje para pinchar las ruedas.

La imperiosa necesidad de un total esclarecimiento de los hechos que produjeron la muerte de Valeriano Martínez fue expuesta ayer en un escrito firmado conjuntamente por los partidos políticos PSOE, UCD, PCE y las centrales sindicales Comisiones Obreras y UGT, organizaciones que pidieron serenidad a los asturianos y manifestaron su firme propósito de propiciar por todos los medios posibles una urgente solución negociada al conflicto. Por su parte, el Consejo Regional de Asturias, después de intensas negociaciones con las partes implicadas, hizo público un escrito en el que constata la existencia de un clima de entendimiento y de posible solución del problema. En el momento de redactar esta información continúan detenidos seis transportistas, entre ellos Alejandro Bárcena, presidente de Cesintra. Un portavoz de esta asociación manifestó a EL PAIS que no se reanudarán las negociaciones hasta la puesta en libertad de los detenidos. Sobre los incidentes que provocaron la muerte de Valeriano Martínez, el Gobierno Civil dio a conocer una nota oficial en la que afirma que los camiones escoltados fueron “brutalmente atacados por un piquete formado por 150 o doscientos componentes, que emplearon ladrillos, picos, navajas y pistolas de anclaje, y que rompieron los parabrisas de la casi totalidad de los vehículos, al mismo tiempo que pinchaban sus ruedas”.

La nota del Gobierno Civil agrega que cuando los miembros de la escolta trataron de defender los camiones a su cargo “se vieron violentamente agredidos por los miembros del piquete, que en su ataque hicieron frente abiertamente a la fuerza actuante, llegando a tratar de desarmar a un componente de la misma, por lo que éste se vio obligado a hacer uso de sus armas, alcanzando un disparo a Valeriano Martínez Pérez”.

El señor Martínez Pérez ingresó en la residencia de Oviedo con una herida de bala con orificio de entrada y salida en hemitórax derecho. El cardiólogo Juan Antonio Mayordomo redactó el siguiente parte: “Fue intervenido inmediatamente, abriéndosele el tórax. En el hemitórax derecho se presentaba un orificio en la pared anterior, y otro, en la posterior, que interesaba el lóbulo superior del pulmón derecho. Tenía shock hipovolémico y parada cardíaca”. Por otra parte, a las 4.30 de la tarde, setenta autobuses de línea y treinta microbuses de la Empresa Municipal de Transportes, SA (Emtusa), pararon en Gijón en señal de duelo por la muerte, en Oviedo, de Victoriano Martínez. Los autobuses, parados en las terminales de sus líneas, lucían crespones negros. Representantes provinciales de los camioneros asociados a Fenadismer acordaron ayer, en una asamblea urgente convocada ex profeso, exigir el total esclarecimiento -judicial y parlamentario- de los sucesos de Asturias del miércoles, así como la libertad inmediata de los transportistas detenidos en aquella región. En apoyo de estas exigencias, los camioneros implicados en el conflicto han convocado dos días de huelga -el viernes, 21 y el lunes 24-, al tiempo que advierten que si sus peticiones no son atendidas volverán a reunirse para considerar nuevas acciones.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de septiembre de 1979. FUENTE: http://elpais.com/diario/1979/09/21/economia/306712813_850215.html


Ana Teresa Berroeta Álvarez

9 enero 1980


«Aparece en Loiu (Bizkaia) el cadáver de Ana Teresa Berroeta Álvarez. Su cuerpo, materialmente cosido a cuchilladas presenta huellas de haber sido violado. El crimen es reivindicado por el Batallón Vasco Español. Esta joven de 19 años es el primer caso de una serie de secuestros, violaciones y asesinatos efectuadas por la extrema derecha parapolicial en Euskal Herria.»

FUENTE: http://guajeel.es.tl/TRANSCION-1980.htm


Carlos Saldise Korta

15 enero 1980





«Carlos Saldise Korta, 33 años, era muy querido en su Pasajes San Juan natal. Siempre había estado vinculado a las actividades culturales que se organizaban en su zona y durante un tiempo había regentado una popular sidrería, situada en la planta baja de su casa. A menudo se le podía ver subiendo al Jaizkibel, mirando el mar desde lo alto. Dejó Pasajes San Juan para instalarse en Lezo y montar una tienda de muebles y carpintería en Rentería. Siempre que podía volvía a Pasajes San Juan para reunirse con su familia. Nada partidario de la violencia anhelaba una Euskal Herria independiente. Simpatizaba con Herri Batasuna, manteniendo discrepancias en muchos temas. Era conocido por su compromiso político, su oposición a la dictadura en los últimos años del general, su participación en las luchas obreras y formaba parte de las Gestoras pro-Amnistía.

Carlos Saldise empezó a recibir mensajes anónimos y llamadas telefónicas amenazándole de muerte. La madrugada del 16 de enero de 1980, Carlos volvía a casa en su Seat 131. Venía de cenar con sus padres y hermanos y le acompañaba un amigo. Querían seguir de copas, pero antes había decidido pasar por casa, sacar un momento a los perros y coger una chaqueta que abrigara más. Aparcaron cerca de su domicilio, en la calle Uralburu. Su amigo vio como momentos antes de entrar en el portal, se le acercaba un individuo que parecía dirigirle unas palabras, quizás preguntando por alguna calle, o pidiendo algo. Los dos entraron en el portal y al instante sonaron dos disparos, el desconocido salió corriendo y huyó a toda prisa con otro tipo que le esperaba un poco más abajo.

A Carlos Saldise le descerrajaron dos disparos en la cabeza, provocándole la muerte inmediata. El asesinato lo reivindicaron los Grupos Armados Españoles (GAE), una de las siglas que servían de paraguas a la buena comunión existente entre grupos fascistas y funcionarios de la seguridad del Estado. El multitudinario entierro de Carlos Saldise acabó con las consabidas cargas policiales. El caso quedó archivado en tres meses.»


FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/01/carlos-saldise-korta-1980.html


Liborio Arana Gómez, Manuel Santacoloma Velasco, María Paz Armiño, Pacífico Fika Zuloaga 

19 enero 1980


«Cuatro personas resultaron muertas y diez más heridas -dos de carácter muy grave- al hacer explosión, minutos antes de la una de la madrugada del domingo, un artefacto de fabricación casera, compuesto por seis kilos de goma-2, en la puerta del bar Aldama, de Alonsotegui, barrio de Baracaldo (Vizcaya).

La mayor parte de las víctimas y heridos, afiliados o simpatizantes del Partido Nacionalista Vasco (PNV), eran clientes habituales de dicho establecimiento, también frecuentado por personas ligadas a la izquierda abertzale. El atentado, que ha producido honda conmoción en la zona e indignación en todos los estamentos sociales y políticos del País Vasco, fue reivindicado ayer por la mañana por GAE (Grupos Armados Españoles).

Para encargarse de las investigaciones oficiales llegó el domingo a Bilbao el director general de Policía, José Sainz. Mientras los partidos minoritarios de izquierda llaman hoy a una huelga general en Euskadi. PSOE y PCE se muestran partidarios de realizar una manifestación. Por su parte, el PNV pide a afiliados y simpatizantes no obedezcan convocatorias de huelga y dediquen el importe de un día de trabajo para atender a huérfanos de las víctimas y damnificados. El hecho se produjo minutos antes de la una de la madrugada. A esa hora, unas quince personas llenaban casi por completo el reducido espacio del bar Aldama, situado en el piso bajo de un caserón de tres plantas, situado bajo la iglesia del barrio, al borde mismo de la carretera Bilbao-Valmaseda. El local era propiedad de José Angel González y Garbine Zárate, ambos afiliados al PNV de Alonsótegui. Mientras esta última atendía la barra del bar, su marido, junto con una hija, su novio y un grupo de amigos, se habían trasladado a un restaurante de la localidad para celebrar con una cena el éxito en la organización de la cabalgata de Reyes en el pueblo. El grupo sería de unas diez personas. Al concluir la cena se dirigieron todos al bar Aldama. “Hacia la una menos diez de la madrugada aparqué el coche de mi padre, un Chrysler 150, en un pequeño rellano que hay ante la puerta del bar”, recuerda uno de los testigos, Jesús María López. “Iban conmigo mi novia, Garbine González, su padre, José Angel González -propietario del Aldama- y un amigo, José Ignacio Atexebarría. El resto del grupo, compuesto por unas seis u ocho personas quedó rezagado. Mi novia pasó a la barra para ayudar a su madre con las consumiciones y yo me senté al fondo del local. Diez minutos más tarde -serían las once- escuché una tremenda explosión, que me tiró al suelo, al tiempo que se fue la luz y sentí que el techo se me venía encima. Luego escuché una segunda explosión, más floja. como de una bombona de butano”.

Con las marcas de la explosión en su cara -resultó herido leve-, Jesús María López contó a EL PAÍS que un segundo antes de franquear la entrada del bar vio, junto a la parte izquierda de la puerta de doble cuerpo que permanecía cerrada, una caja rectangular de cartón, “como de pastas”. “Me llamó la atención, pero no le di demasiada importancia. Creí que algún cliente la dejaba fuera para recogerla luego o bien se trataba de desperdicios del día”. En la caja descrita por el testigo había, al parecer, según las primeras investigaciones, un potente explosivo compuesto por cinco o seis kilos de goma-2: un artefacto de fabricación casera, con sistema de munición eléctrica, que explosionó al ser levantado o movido del suelo. Algunos heridos recuerdan de una manera vaga que una de las personas que componían el grupo que venía de la cena, que entraba en ese momento en el bar, podría haber sido quien recogió, movió o retiró -algunos creen que con una patada- la citada caja, que hizo explosión instantáneamente. Esa persona debía ser, según los testigos afectados por la explosión y las primeras diligencias, Liborio Arana Gómez, de 54 años, casado, con seis hijos, propietario de una vaquería. La explosión fue de tal calibre que su cuerpo resultó totalmente destrozado. Sus restos se extendieron en un radio de veinticinco metros, yendo a parar contra una casa situada a un lado y un montículo que se abre enfrente del edificio donde está situado el bar afectado.

Los equipos de rescate tardaron casi un día en dar con algunos de sus miembros. “Las escenas son inenarrables. Aquello era un espectáculo dantesco”, recuerda la hija del propietario del bar, Garbine González, que presenta un rostro cosido por un centenar de puntos de sutura. “Yo me salvé de milagro. Había entrado minutos antes, adelantándome al grupo, para ayudar a mi madre. Cuando fregaba platos tras la barra, noté que se iba la luz e instantáneamente se produjo una tremenda explosión. La casa se me cayó encima. Llena de heridas y casi tapada por los escombros, oía gritar a mi madre, que estaba herida en el interior del bar. Como pude, llegué a socorrerla y le ayudé a salir del local. Fuera, el panorama era horrible. Había varios cuerpos destrozados por la explosión y sus miembros se esparcían por los alrededores. Trozos de la casa y un balcón habían caído sobre las víctimas. Los coches también estaban hechos añicos. Concretamente, el coche de mi novio estaba partido en dos. La parte delantera ha aparecido a cien metros, en el monte que está enfrente del bar.” Junto a la puerta del Aldama, los primeros vecinos que al escuchar la explosión corrieron al lugar recogieron muy mutilados y sin vida los cuerpos del matrimonio formado por Pacífico Fica Zuloaga, de 39 años, trabajador de Explosivos Riotinto, y María Paz Armiño, de 38 años, con dos hijos de catorce y doce años, afincados en la cercana localidad de Sodupe. La explosión les cogió de lleno, al Igual que a Liborio Arana, cuando se disponían a entrar en el local La propia explosión y la posterior onda expansiva destrozó la fachada exterior del edificio -de ochenta centímetros de grosor, que quedó totalmente resquebrajada-, arrasó la primera planta, sobre la que se derrumbó el techo y gran parte del segundo piso. En el techo de la tercera planta se abrieron grandes boquetes. Ayer mismo se procedió a la demolición del caserón. Tras varias horas de trabajo se extrajo de entre los cascotes y restos del edificio el cuerpo destrozado sin vida de Manuel Santacoloma Velasco, de 57 años de edad, viudo, natural y vecino de Alonsotegui, trabajador de la empresa Forjas y Alambres del Cadagua. Urgentemente se le trasladó al hospital de Cruces, donde ya habían sido evacuados Pacífico Fica Zuloaga y María Paz Armiño.

Nadie dudaba ayer en Alonsotegui que el atentado era obra de la ultraderecha. El bar Aldama solía ser frecuentado por simpatizantes y afiliados del PNV. Sus propietarios pertenecían también a este partido, que tiene una gran implantación en la zona. No obstante, eran también clientes habituales personas de la localidad a las que se considera ligadas a Euskadiko Ezkerra o Herri Batasuna. Al parecer, José María López, el novio de la hija del matrimonio González-Zárate, es militante de esta última coalición. Algunos vecinos de la localidad aseguran que en el sótano del citado local, donde existía una sociedad gastronómica, solían celebrarse reuniones de miembros de Herri Batasuna de la zona. En una de las paredes laterales del edificio, en cuya primera planta se situaba el bar Aldama, podía verse ayer un signo premonitorio. Sobre una pintada, en la que en su día se había escrito en grandes letras bai (sí) -consigna utilizada por el PNV para pedir el apoyo al Estatuto en la campaña del referéndum- aparecían superpuestas las iniciales de Fuerza Nueva (FN) y un “no” de grandes proporciones.

En la noche del domingo, el Gobierno Civil de Vizcaya hacía pública una nota en la que, tras dar la versión oficial de los hechos -que se ajusta a las recogidas en testimonios directos- afirma que “asume la responsabilidad de adoptar cuantas medidas policiales v de actuación antiterrorista sean necesarias para apoyar las instituciones democráticas y aislar a los asesinos, que no dudan en emplear su violencia deliberada contra personas inocentes”.

El Gobierno Civil de Vizcaya señala en la misma nota su creencia de que atentados como el del domingo “están destinados a impedir el normal desarrollo constitucional y la realización pacífica de las elecciones al Parlamento vasco”. José Sainz, director general de Policía, llegó el mismo domingo a Bilbao para en cargarse de las investigaciones oficiales. Todos los partidos vascos condenaron el atentado, que califican como “un hecho salvaje, brutal e indiscriminado” y “obra de fascistas”. “Actos como el presente”, se señalaba en un escrito firmado por PNV, PCE, Euskadiko Ezkerra y Herri Batasuna en Alonsotegui, “dan la medida del odio al pueblo vasco y del género de quienes lo practican”. Por su parte, el Ayuntamiento de Baracaldo, reunido el domingo en sesión extraordinaria, condenó el atentado, al que calificó de “bárbaro y brutal”. El propio alcalde de la localidad, militante del PNV, definió la acción como “asesinato en masa”.

En la mañana de ayer se recibía en el Diario Vasco, de San Sebastián, una llamada telefónica en la que los GAE (Grupos Armados Españoles) reivindicaron el atentado de Alonsotegui y anunciaron que con posterioridad liarían público un comunicado explicando los motivos de su acción. En este escrito, que se hizo público a mediodía, los GAE señalan que “tal y como prometimos, por cada miembro de las FOP o Guardia Civil caerán cuatro componentes de la izquierda abertzale. En este caso -dicen en su escrito- hemos elegido Baracaldo; la próxima vez se hará en una población conflictiva de Guipúzcoa”. Tras afirmar que los miembros de los GAE no pertenecen ni a las FOP ni son “policías paralelos”, se señala en el comunicado que “mientras en el País Vasco haya un solo foco de violencia, pagaremos con la misma moneda cuatro veces. Luchamos por la unidad de España”. Luego concluyen su escrito asegurando que estarían dispuestos a entrevistarse con uno o varios periodistas (“en su momento daremos sus nombres”) siempre que fueran del País Vasco.

Los GAE se hicieron responsables la semana pasada del atentado que el día 15 de enero costó la vida a Carlos Saldise Korta, miembro de la gestora pro amnistía de Lezo (Guipúzcoa). Todas las fuerzas políticas y sociales vascas exigen a las autoridades el urgente esclarecimiento de los hechos y la búsqueda de responsables.


* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de enero de 1980.
FUENTE: http://elpais.com/diario/1980/01/22/espana/317343609_850215.


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Publicado por Grupo Libertario Pensamiento Crítico en su dossier "Los muertos de la Transición española 1975-1981"



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