No deja de resultar sorprendente, si es que ya nos queda capacidad para la sorpresa, que nuestro ministro de Hacienda acabe de anunciar que va a convocar 950 plazas para trabajar en la administración del Estado después de haberse cargado a 300.000 funcionarios. Lo normal y justo sería que de esos 300.000 despedidos se cubrieran las necesidades actuales de personal, más aún si como dice el ministro en los procesos de selección se tendrá muy en cuenta la experiencia laboral. Que las empresas privadas despidan a los empleados más antiguos para sustituirlos por jóvenes con salarios mínimos dejando a los primeros en el paro y a los segundos en la precariedad es injusto e impresentable , que lo haga el Estado ya es como para salir corriendo y saltar la valla de Melilla pero en dirección a Marruecos.
Sigue este ministro, una especie de Mr.Scrooge al servicio del PP al que nunca visitaran los fantasmas de la Navidad, diciendo que 238 de las plazas convocadas, un 25 % del total, serán para él, para el Ministerio de Hacienda al objeto de implementar la lucha contra el fraude fiscal, contra esa economía a la que el Gobierno ha obligado a la inmersión para protegerse de los cañonazos del hambre y contra la que lanzará ahora innumerables cargas de profundidad para simplemente destruirla sin recaudar nada. Montoro debería saber que de donde no hay, nada se puede sacar, como mucho actas de inspección levantadas a insolventes.
Nos dice el ministro que (sic) "esta oferta es una buena muestra de la línea de actuación del Gobierno", nada más cierto y así nos va. Una línea corta, muy corta y que además se dibuja fuera de la hoja donde figura la línea de las necesidades de los trabajadores, desempleados y pensionistas, una línea muy larga que crece cada día. También nos dice que (sic) "la crisis no debe suponer descapitalizar al Estado", olvidándose de que el Estado ya está completamente descapitalizado a causa de la desorbitada deuda publica y el desfase entre ingresos y gastos (déficit público) y que lo único que impide su declaración oficial de quiebra es el valor de unos activos de los que poco a poco se verá obligado a desprenderse. No digamos ya la descapitalización de la clase trabajadora (sostén del Estado), en rápido y progresivo proceso de empobrecimiento, y que precisamente es la que aporta el 95% de los ingresos de su ministerio. Añadamos ahora que sin clase trabajadora es imposible la existencia del Estado, que ésta es cada día más reducida a causa de la ausencia de políticas de creación de empleo y nos haremos una idea de a donde va la "línea de actuación" del Gobierno. Bajo mi punto de vista nos llevará a la revolución, para ello solo hace falta que los trabajadores no tengan nada que perder y en esa tendencia esta el asunto.
Manifiesta el ministro Montoro que el déficit alcanzado en 2013 es de un 6,62 % del PIB, sin incluir las ayudas a la banca que es lo mismo que hacerse trampas en el solitario, si las incluimos, y se deben incluir, el déficit es del 7,08 %. Sumemos el déficit de la Seguridad Social (11.860 millones en 2013) y tengamos ahora en cuenta que el incremento del PIB en 2014 no llegará al 1% y que el pago de la deuda en 2014 será superior en un 10% al de 2013 y nos daremos cuenta de lo que da de si este ministro y este Gobierno. Como colmo de la más denigrante estupidez manipuladora acaba Montoro diciendo que (sic) "si no tuviéramos deuda pública tendríamos ya superávit", olvidando que desde que llegó su partido al poder y le sentaron en el sillón de Hacienda la deuda publica española ha aumentado en 300.000 millones de euros y de que España lleva emitiendo deuda publica desde hace más de 500 años, concretamente desde el reinado de Alfonso XI y que posteriormente fueron los Reyes Católicos los primeros en emitir títulos de deuda del Estado, títulos que Carlos III convierte en cotizables hace ya 300 años. Si no queremos viajar tan hacia atrás en el tiempo baste con decir que la Deuda Publica española es la mayor de los últimos cien años, superando con exceso a la existente en 1913 (76,70 % del PIB) según datos del FMI.
El ministro no mide sus palabras y en este caso concreto de la Deuda, sin darse cuenta, va y nos da la razón a los que pedimos un análisis de la deuda soberana a efectos de separar la legítima de la ilegitima, operación que haría que su importe fuera reducido en buena medida. Una deuda publica, la española, que según los expertos no se podrá pagar por muchos años que pasen a no ser que toda Extremadura se convierta en una densa selva de pozos de petroleo y una deuda publica que cada año se incrementa, entre otras causas para poder pagar los intereses y vencimientos de la ya contraída con anterioridad.
Pero paciencia, lo anterior no es nada en comparación con lo que nos espera hasta que se celebren las elecciones europeas, no digamos ya hasta que se celebren las generales en 2015. El Gobierno no puede estar permanentemente haciendo campaña electoral y menos aún si es el Partido Popular quien gobierna teniendo en cuenta la enorme mentira que fue su programa electoral y las cifras ofrecidas por el Excelentisimo Señor Ministro de Hacienda y Administraciones Publicas, un ministro que ha superado en cinismo a sus antecesores, ni más ni menos que Salgado, Rato y Solbes, todos ellos bien colocados en eléctricas y bancos en agradecimiento por haber colaborado de forma significativa en el desastre social y económico que desde hace ocho años padecemos los trabajadores y en el afianzamiento y progresión positiva de los resultados de las grandes empresas y los bancos.
Este Montoro más que un ministro lo que parece es un empresario arruinado tratando de convencer a un banco para que le preste dinero, defendiendo unos balances económicos maquillados, un endeudamiento inasumible, haciendo gala de una nula capacidad de gestión, y además encomendando al santoral en pleno y al tiempo la viabilidad de su empresa. El resultado será que el banco le dirá que no tiene crédito y que además carece de solvencia profesional, para pasar a aconsejarle que si lo que quiere es salvar la empresa lo que tiene que hacer es ponerla en manos de otros gestores.
Benito Sacaluga
Datos: INE, FMI, Prensa digital diaria.
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