29 de agosto de 2021

ALMEIDA Y LA APOLOGIA DE LOS CRIMENES DE GUERRA


Leo en Diario16 que el alcalde de Madrid restituye el nombre de la calle Barco Sinaia por el que anteriormente ya figuraba de "Crucero Baleares". La anterior alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, eliminó la placa del crucero franquista en justa correspondencia  con el Art. 15 de la vigente Ley 52/2007 más conocida como Ley de la Memoria Histórica, sustituyéndola por la de un barco, el "Sinaia", conocido por haber efectuado el transporte de refugiados republicanos desde Sète (Francia) hasta el puerto de Veracruz en México.


A bordo del "Sinaia"
(Imagen de ABC)

A bordo del "Sinaia", también llamado el "barco de la tristeza", viajaban para salvar su vida 1.600 españoles, 307 familias compuestas por 953 varones, 393 mujeres y el resto niños menores de 15 años, todos civiles y todos rumbo al exilio en un país extranjero, huyendo de una España sometida militarmente, huyendo de la muerte o en el mejor de los casos de largos años de prisión. Iban con lo puesto.

Al indescriptible Almeida, le ha faltado tiempo para borrar de la memoria colectiva al barco y de paso a los motivos que justificaban que diera nombre a una calle española. Una decisión nefasta y de oscura motivación, más aún si tenemos el cuenta el nombre que el alcalde de Madrid a autorizado en sustitución del existente.

El nuevo nombre es "Crucero Baleares", un crucero que formó parte de la flota sublevada contra la República española en julio de 1936 y que fue hundido en combate por unidades navales de la Flota republicana el seis de marzo de 1938. En el combate naval el "Baleares" iba acompañado de otros dos cruceros sublevados, el "Canarias" y el "Almirante Cervera".

Solo por tratarse de un buque de guerra sublevado contra el legitimo Gobierno de la República debería bastar para que no fuese exaltado dando nombre a una calle, pero la historia del crucero "Baleares" hace que la decisión de Almeida deba ser considerada como un insulto a los Derechos Humanos.

Durante la guerra de España, en febrero de 1937 y ante la inminente caída de Málaga en manos franquistas, decenas de miles de malagueños intentaron escapar de la ciudad y zonas limítrofes huyendo de la represión franquista. Las milicias obreras lograron que el levantamiento militar de julio de 1936 no triunfase en Málaga y se temía que la tropas franquistas llevasen a cabo una feroz represión. Muchos de ellos lo hicieron por la única carretera que no había sido cortada por el ejercito sublevado, la que une Málaga con Almería. Una carretera que transcurre bordeando la costa mediterránea y que representa un objetivo fácil para su control desde tierra, mar y aire. Todos los que iniciaron su huida sabían lo peligroso del viaje pero en el fondo confiaban, albergaban esperanzas de que el ejercito sublevado respetase una caravana exclusivamente civil y se arriesgaron a recorrer a pie los más de 200 kilómetros que les separaban de Almería. Se equivocaban.


Componentes de "La Desbandá"

El día ocho de febrero, día de su salida de Málaga, todas las esperanzas de los que buscaban refugio en zona republicana, los integrantes de la denominada "Desbandá", se frustraron cuando la artillería, los tanques, la aviación y tres cruceros de guerra rebeldes, "Canarias", "Baleares" y "Almirante Cervera" procedieron a bombardear las largas filas de ciudadanos que huían de Málaga. Los tres cruceros bombardearon a placer una caravana de refugiados desarmados entre los que se encontraban familias enteras, mujeres, niños, ancianos....la cifra de muertos como consecuencia de los bombardeos se estimó en más de 5.000 personas, el número de heridos se desconoce. Un crimen de guerra sin paliativos. Un genocidio. 


Dr. Norman Bethune

El médico canadiense Norman Bethune, pionero en el establecimiento de servicios móviles de transfusiones de sangre y miembro de la Comisión de Ayuda a la Democracia Española, integrado en el Batallón Mackenzie-Papineau, acudió desde Valencia con sus equipos en ayuda de los heridos. Durante tres días, él y sus ayudantes Hazen Sise y Thomas Worsley, socorrieron a muchos de los heridos y ayudaron en el traslado de refugiados hacia la capital almeriense. El doctor Bethune ya había intervenido anteriormente realizando transfusiones de sangre en varios campos de batalla españoles, pero la masacre de Málaga superó todas sus experiencias, el horror de lo que había  visto le llevó a escribir un libro que tituló "El crimen de la carretera Málaga-Almería", en uno de sus párrafos iniciales se puede leer:

"...Lo que quiero contaros es lo que yo mismo vi en esta marcha forzada, la más grande, la más horrible evacuación de una ciudad que hayan visto nuestros tiempos...."

Según escribe Carlos Martínez García en un artículo publicado en el digital Nueva Tribuna el 19 de julio de 2021, de título "La impunidad de los crímenes franquistas, caso de la desbandá. De aquellos polvos estos lodos" :

...El crimen de la desbandá, es un ejemplo de libro de crímenes contra la humanidad que nada tiene que envidiar a las matanzas de las recientes guerras de la extinta Yugoeslavia o los genocidios de Ruanda o el Congo. Miles de civiles que huían a pie y con lo puesto, de las tropas de Franco cuando estas comienzan a tomar la ciudad de Málaga en Febrero de 1937 y que son ametrallados y bombardeados por aviones y barcos de guerra españoles, alemanes e italianos en la carretera hacía Motril y Almería que circula paralela a la costa. Se trataba no de tropas en retirada sino de civiles huyendo, insisto.

...El ejército de Franco practicó durante toda la guerra posterior al golpe del 18 de Julio, bombardeos y represalias contra civiles al objeto de debilitar no el poderío militar de las tropas republicanas sino de castigar y aterrorizar a población civil. Todos esos crímenes siguen impunes y sin condena efectiva, porque una declaración verbal, una moción o una PNL no es condenar el franquismo. Una ley de fosas tampoco hace recuperar la justicia, porque la cuestión no es desenterrar y enterrar dignamente, lo cual es necesario, sino juzgar el genocidio franquista y los crímenes contra la humanidad cometidos a docenas en España.     

Nada hará el Gobierno de la nación, nada hará el Congreso de los Diputados, nada hará la Comunidad de Madrid, para atajar el desmán llevado a cabo por Almeida. El crucero "Baleares" seguirá dando nombre a una calle madrileña. 

Se da la circunstancia de que una de las calles del Arsenal de Ferrol aún lleva el nombre del citado crucero. La Asociación para la Memoria Militar Democrática (AMMD) lleva años intentando que el nombre del crucero, junto al de otros significados golpistas sublevados, se elimine de su callejero. Se ha acudido a la Jefatura del Arsenal, al Ministerio de Defensa, al Congreso de los Diputados, al Ayuntamiento de Ferrol...y hasta la fecha nada se ha conseguido.

Hace poco Almeida ha restituido el nombre de la calle general Millán-Astray, estrecho colaborador del dictador Franco desde los albores de la sublevación militar de 1936, al que promovió en Burgos para ser elegido "Caudillo". Acabada la guerra Franco le designó directamente procurador en Cortes, cargo en el que le mantuvo durante cuatro legislaturas.

¿Hasta donde van a llegar la derecha extrema y la extrema derecha en España si, como se puede comprobar, siguen ensalzando a militares golpistas, sublevados contra su propio país y responsables de una represión salvaje que duró más de 40 años? 

La respuesta a la pregunta anterior es sencilla...pero hoy y ahora prefiero que sean otros los que la contesten, a mi me da miedo no equivocarme.


Benito Sacaluga






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