7 de agosto de 2014

LA CONDENA QUE NUNCA LLEGA...





En el centro el General Yague, jefe del Cuerpo de Ejército Marroquí.
En la actualidad sigue existiendo en Madrid una calle con el nombre
del general golpista.
En 1963 H.R. Southworth escribió la siguiente frase: " La Historia condenará a los generales españoles", condena que tendría su causa en la sublevación militar que en 1936 llevaron a cabo. A pesar del tiempo transcurrido y los cambios de todo tipo experimentados en España y en resto del mundo, la condena augurada por Southworth sigue sin producirse de modo formal y contundente, es más aún ciertos sectores no solo no condenan el levantamiento militar sino que lo defienden fervientemente. Este posicionamiento a favor de la rebelión militar contra la República se da en mayor o menor medida en todas las capas de la sociedad, incluso muchos ciudadanos ajenos a la actividad política consideran, eso si vehementemente y sin argumentos, que los militares rebeldes "hicieron lo que tenían que hacer". Teniendo en cuenta que Southworth escribió historia con mayúscula y deduciendo de esto que era largo el tiempo que preveía para la deseada condena debemos pensar aún hoy que existen motivos para la esperanza.

El historiador nos da la exposición de cargos que justificaran la condena unánime de los generales franquistas, resumiéndolos en cinco argumentos basados en hechos probados:

1.- Los desordenes que tuvieron lugar en España desde el 16 de febrero al 17 de julio de 1936 no justificaron en modo alguno la guerra civil con su exorbitante precio de vidas humanas.

2.- De la misma forma que la derecha española se equivocó en sus juicios sobre el carácter del pueblo en las elecciones de febrero, los generales se equivocaron en los suyos al planear y ejecutar su sublevación. Sus preparativos estaban basados en premisas erróneas y no habían previsto las consecuencias del fracaso del "pronunciamiento".

3.- Cuando el "pronunciamiento" fracasó, los militares pidieron inmediatamente ayuda a Hitler, Mussolini y Salazar; así el conflicto pasó a tener una dimensión europea. Cuando el "pronunciamiento" fracasó en la península, la primera idea de los generales fue recurrir a los elementos totalmente ajenos a la vida política española: las guarniciones africanas. Mola, en Navarra, una de las pocas regiones en las que existía un real entusiasmo en favor de la rebelión, dijo en julio:
"...El no poder pasar las tropas de África nos coloca en un trance muy difícil y delicado"
Moscardó y Queipo contaban con los hombres del Rif. Pero el Ejército de África no podía pasar por el Estrecho por culpa de la "traición" de la Marina. Un capellán militar jesuita escribió:
"La Escuadra dominada por las clases y la marinería asesinó o redujo a la impotencia a la oficialidad y se puso al lado de los enemigos de España. Las aguas del estrecho rugían con el estruendo de la fiera comunista sedienta de sangre; en el lado de acá, se extendían con angustia los brazos, esperando el ansiado y urgentisímo refuerzo; y en la costa de África, rugían impotentes legionarios, regulares y soldados"
Entonces los generales pidieron ayuda de nuevo a los elementos ajenos a la vida política española, a los nazis y a los fascistas, para permitir que el Ejército de África pasase el Mediterráneo. Ninguno de los generales tuvo la ocurrencia de pedir ayuda al pueblo español. 

4.- Faltos de apoyo popular, los generales, fría y sistemáticamente, mataron a todos los miembros de la oposición para limpiar la retaguardia y eliminar el liberalismo de la vida española. Los generales, desde los primeros días de la guerra, estaban dispuestos a matar a media España para lograr la victoria. Iribarren cita a Mola que dijo el 31 de julio de 1936:
"¿Parlamentar? ¡Jamás!  Esta guerra tiene que terminar con el exterminio de los enemigos de España"
Y, cuando Jay Allen entrevistó a Franco durante los primeros días de la guerra, este último rechazó cualquier idea de compromiso y afirmó su voluntad de fusilar a media España si fuera necesario.

5.- Los generales impusieron un gobierno totalitario en España como base política y militar desde la que se lanzaría la marcha para reconquistar el Imperio. La aventura imperialista se abandonó. Ese gobierno totalitario, represivo y anticuado, sin embargo, se preservó, causando daños irremediables a la economía y a la industria españolas, a su desarrollo político y a su vitalidad intelectual.

Comentario.- Como en tantos otros análisis de varios historiadores, incluso de los afectos al franquismo, Southworth incide en la vital importancia que para la República tenía el control absoluto del Estrecho por parte de la Flota Repúblicana. Si las tropas sublevadas no ponían pie en la península su avance sería imposible y la guerra habría acabado en pocas semanas. Si el Gobierno se equivocó al no aplastar la sublevación en sus primero instantes, volvió a equivocarse al no situar a la Flota en posición de férreo bloqueo del Estrecho. Sin embargo, Indalecio Prieto, ministro de Marina, envíó la Flota al Cantábrico en septiembre de 1936 posibilitando que la mermada marina sublevada se hiciera con el control de las aguas del Estrecho, la pérdida del Estrecho posibilitó no solo el traslado de tropas sublevadas, sino también los aprovisionamientos desde Alemania al estar despejada la ruta hacia Sevilla por ausencia de efectivos navales republicanos en el Atlántico. La decisión de Prieto fue sin duda el error más grave cometido en el transcurso de la guerra.

Benito Sacaluga.

Texto consultado: El mito de la cruzada de Franco. Autor:  H.R. Southworth.(ISBN: 978-84-8346-574-5)

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