4 de octubre de 2020

ESE REY DEL QUE USTED ME HABLA

 


Dentro de poco, los monárquicos de toda la vida, los advenedizos por conveniencia y los "juancarlistas, sobre todo estos últimos, y también el rey actual, cuando sean preguntados por los logros y errores de la monarquía española desde 1978 hasta 2014, para referirse a Juan Carlos I utilizaran la fórmula rajoiana "Ese rey del que usted me habla", tratando de desvincularse del hasta ahora último borbón en hacer apresuradamente las maletas y largarse al extranjero, en este caso dejando una nota como toda explicación. 

Hace tiempo, cuando se preguntaba a los españoles la razón por la que apoyaban la monarquía, algunos, muchos, respondían que ellos no eran monárquicos, que eran "juancarlistas"; no sé si aún hoy lo seguirán siendo o se habrán transmutado en "felipistas", eso es lo que se pretende desde la derecha más rancia y también desde la más extrema, ya se sabe: "A rey muerto rey puesto", expresión que según dicen acuñó Felipe V, el primer borbón reinante en España allá por el siglo XVIII, pelillos a la mar y a seguir como hasta ahora.

Anoche, en la tele, José Manuel García Margallo "El Erudito", y ante una Cristina Almeida sin reflejos, nos mostró su incondicional adhesión a la monarquía, según él única forma de estado capaz de preservar la unidad de España ante la histórica y demostrada ignorancia de los españoles sobre lo que les conviene. 

Como un autómata, elevó el derecho a la presunción de inocencia hasta los altares del espejismo ante lo evidente. Hasta que no se pronuncia la justicia todo el mundo es inocente, repetía sin cesar. No sé, pero imagino que al igual que a JCI, García Margallo considerará a Francisco Franco inocente de todos los crímenes cometidos, dado que nunca ha sido sometido a la acción de la Justicia. Por otro lado, me sorprende que "El Erudito" no haya tenido en cuenta que la presunción de inocencia solo tiene aplicación a aquellos individuos contra los que sea dirigido un proceso judicial, (imputado, procesado o acusado), y hoy por hoy JCI no está incluido en ninguno de esos supuestos. 

Yo, que lo único que sé de la Justicia es que en España no funciona nada bien, no necesito esperar al fallo de ningún tribunal sobre las actuaciones de JCI para estar seguro de que ha transgredido varias leyes y protagonizado un sinfín de escándalos, y de ninguna de las maneras estoy dispuesto a otorgarle ninguna presunción de inocencia, eso se lo dejo a los jueces que lo juzguen, en el improbable caso de que ese juicio se celebre,... y a García Margallo y sus compañeros de partido. 

Se acusa a parte de la izquierda española de utilizar los desmanes de JCI para atacar a la monarquía con el fin de que desaparezca de una vez por todas, una acusación correcta y acertada y que el republicanismo no debe desaprovechar, es más, debe hacerlo con mayor intensidad que hasta hoy. JCI, junto con la inconsistente posición del actual rey y el apoderamiento de la derechas rancias y las extremas de la figura de la monarquía, son herramientas muy potentes para la construcción del camino hacia una República, solo espero que se sepan utilizar y no tener que volver a oír de labios de un ministro socialista, Juan Carlos Campo actual ministro de Justicia, en el Congreso de los Diputados,: "Estaría dispuesto a defender a la Monarquía y la Constitución hasta la última gota de mi sangre". Déjese de dramatismos señor ministro, sin darse cuenta, o conscientemente, ha calcado la frase pronunciada hace bien poco por Javier Ortega Smith (Vox), tanto su sangre como la de Ortega Smith, nada pueden hacer ante la voluntad de los ciudadanos, y además nadie se cree que lo harían llegado el caso.


Salud y República


Benito Sacaluga.