20 de marzo de 2019

AZNAR, EL 34 Y EL 1-O



Imagen: El Jueves
Aznar y Casado, Casado y Aznar, demostrando cada día su interés por manipular la historia, uno desde su carrera hacia la Moncloa con el apoyo de la extrema derecha y el otro moviendo los hilos para que su delfín lo consiga, que a efectos prácticos sería, más o menos, como si lo lograra el mismo.

Aznar, en su presentación del libro sobre el radical Alejandro Lerroux, de título "Lerroux. La república liberal", editado por FAES, o sea sobre un tema que podría encuadrarse como perteneciente a la Memoria Histórica, se contradice a si mismo y suelta lo siguiente:
"Hay quienes no quieren superar el pasado, sino que por el contrario quieren recrearlo. Quieren ganar 80 años después guerras que los españoles ya no libran, con estigmas que ya no reconocen y con un relato de división y descrédito"
Lo que viene a poner de manifiesto la clase de "pasado" y "memoria" que Aznar reivindica y también la que no quiere recordar. El gran líder de las guerras en las que nunca participó, se remonta a lo ocurrido hace 85 años para dar su particular opinión sobre el proceso que se sigue en el Tribunal Supremo sobre el 1-O catalán. Y lo hace retorciendo lo ocurrido en España el seis de octubre de 1934, cuando Lluis Companys, líder de ERC, proclamó la República Catalana ante la ocupación del Gobierno central por la CEDA, y tras conocer el anuncio del gobierno de Lerroux de declarar el estado de guerra en toda España. 

Una proclamación que fue sofocada por el ejército y que además supuso la suspensión indefinida de la Autonomía catalana, propuesta por la CEDA y aprobada en Ley del 14/12/1934. La CEDA consideró insuficiente la suspensión indefinida y exigió la derogación del Estatuto de Autonomía de Cataluña. Entre otras medidas tomadas, la Generalitat fue sustituida por un Consejo de la Generalidad designado por el Gobierno y con un presidente denominado gobernador general de Cataluña, puesto que recayó en un militar que ya ejercía como presidente accidental de la Generalitat desde el día posterior a la proclamación llevada a cabo por Companys. Se clausuró el Parlamento de Cataluña y alrededor de cien ayuntamientos fueron disueltos siendo sustituidos por comisiones gestoras integradas por políticos de derechas, Bien, esto es lo que pasó, y parece que es lo que el PP, C's y Vox pretenden que vuelva a pasar. Esa y no otra es la solución que hoy proponen sobre el asunto catalán, la misma que se adoptó en 1934, a esto si que lo llamo yo ser conservadores.

Al igual que se está haciendo hoy en el juicio de 1-O, Companys y sus colaboradores fueron acusados de rebelión y juzgados. Entonces resultaron todos condenados a treinta años de reclusión mayor e inhabilitación absoluta. Companys y dos de sus consejeros fueron trasladado al penal de El Puerto de Santa María (Cádiz), en tanto que el resto de consejeros eran internados en la cárcel de Cartagena. Unas condenas que hoy aplaudirían PP, C's y Vox si se aplicasen a los que están siendo juzgados en el Supremo, e incluso les parecerian escasas.

Aprovecha Aznar para recordarnos que los líderes independentistas fueron indultados cuando la izquierda recuperó el Gobierno, advirtiendo del peligro de que un gobierno del PSOE haga mañana lo mismo con Junqueras y compañía, que los indulte, así lo explicita:
"....la campaña de indultos ya se hizo en el 34 con los antecesores de los que se sientan en el banquillo del Tribunal Supremo"
Efectivamente los líderes catalanes fueron indultados. Indultos que llegaron en 1936 tras la victoria en las urnas del Frente Popular y multitudinarias manifestaciones por toda Cataluña. Los indultos llegaron de la mano del gobierno que Azaña presidía, mediante la aprobación de un decreto de amnistía por la Diputación Permanente de las Cortes.

Lo que no nos dice este nuevo "Guerrero del Antifaz" que es Aznar, es lo que se hizo con estos politicos catalanes tan solo dos años después. Llevada a efecto la sublevación militar contra la República de 1936, tuvieron que irse al exilio al igual que decenas de miles de catalanes. Con la II GM en marcha y París ya en manos de los nazis, Ramón Serrano Súñer, ministro de la Gobernación, envió a Francia al secretario general de la Dirección General de Seguridad, con el objetivo de localizar a los dirigentes republicanos que aún estaban en Francia, conseguir su captura y entrega a España. Gracias a la documentación incautada, que el 8 de agosto las autoridades de la zona de ocupación alemana recibieron de España, con una lista de 800 nombres para su detención y entrega a las autoridades franquistas, el 13 de agosto agentes alemanes de la Gestapo detuvieron a Companys en una casa de La Baule-les-Pins, junto a Nantes, y lo entregaron a la dictadura franquista el 29 de agosto de 1940.

Tras ser torturado, en un juicio sumarísimo, a lo franquista, Companys fue considerado culpable de "Adhesión a la rebelión", y tras pocas horas de juicio Companys fue condenado a muerte, siendo fusilado al alba del día siguiente.

Volviendo a la charla de Aznar y al panorama que sus discípulos nos ofrecen, podemos observar las  coincidencias entre lo que hicieron Lerroux y la CEDA en 1934 y lo que la derecha española quiere hacer hoy:

  1. Aznar y los suyos quieren emular a la CEDA de 1934, suspender indefinidamente la Autonomía catalana y sustituirla por una gestora a ser posible dirigida por un militar.
  2. Aznar y los suyos quieren impedir a toda costa que Sánchez siga el camino de Azaña e indulte a los politicos catalanes.
  3. Si finalmente se lleva a cabo el indulto y Aznar y los suyos llegan al poder, pondrán en marcha la operación que Franco aplicó a Companys, como ya no existe en España la pena de muerte para personas físicas, según ellos mismos han manifestado aplicarán la "pena de muerte" a los partidos independentistas, los ilegalizaran, y además también a todos los de ideología marxista.

Al margen de lo anterior, y recordando que lo dicho por Aznar es durante su presentación de un libro sobre el radical Alejandro Lerroux, solo decir que dicho politico se exilió a Portugal un día antes de iniciarse la Guerra de España, país desde donde mostró inequívocamente su inquebrantable adhesión al "Caudillo" y a la sublevación militar.

Aznar, Casado, Rivera, Abascal... de buen grado derogarían la actual Ley de la Memoria Histórica, eso si, para sustituirla por su particular ley en defensa del franquismo, ya lo ha dejado caer Casado, la marioneta de Aznar, anunciando la derogación de la LMH, para ser sustituida por una ley de la Concordia, desde luego redactada por franquistas, negacionistas y revisionistas de corto y medio pelo. De momento en Andalucía ya están en ello, tal y como les ha exigido Vox.



Salud y República.


Benito Sacaluga



17 de marzo de 2019

LA IZQUIERDA SIEMPRE CONTRA EL FASCISMO



El pasado año 2018 la extrema derecha volvió a conseguir representación parlamentaria, concretamente en la Junta de Andalucía. Los partidos representantes de la derecha, Partido Popular y C's, se apresuraron a firmar pactos con la extrema derecha de Vox, unos pactos que garantizaron el acceso a la presidencia del gobierno de Andalucía del partido más corrupto de la historia de este país, del Partido Popular, de un partido que tiene sus raíces en el franquismo. Los tres partidos han sacado tajada, se han repartido Presidencia, Vicepresidencia, Consejerías y Comisiones Parlamentarias. Muy llamativo, y vergonzoso además de una provocación, resulta que Vox presida la comisión del Parlamento andaluz que se ocupa de la Memoria Histórica. 

Imagen: El Plural
En vísperas de unas próximas elecciones generales, tanto PP como C's, han adoptado estrategias parecidas, ambas encaminadas a no perder votos frente a Vox. Hacerlo no les ha costado ningún trabajo, esa ideología está latente en sus genes. Para ello el PP se ha desprovisto de su careta y muestra su versión más extrema, acercándose a los postulados de los fundadores del partido. C's acude a la radicalización de su discurso patrio, a su particular defensa de la permanencia de Cataluña en el estado español, a esa "Una, Grande y Libre" que el franquismo utilizaba como expresión de sus deseos para España. Con estos actores poco cuesta aventurar que estamos peligrosamente cerca de un nuevo Gobierno central compuesto por un tripartito de derechas radicales, de un gobierno que ya sufrió España.  En 1933 los republicanos de izquierda y los socialistas fueron derrotados en las urnas por una colación de las derechas (CEDA), lo que vino a continuación fue el Bienio Negro, dos años de contrarreformas destinadas a aniquilar los avances sociales llevados a cabo por los gobiernos de la II República desde 1931 hasta 1933. Añadamos la Revolución de 1934, añadamos que durante ese bienio se formaron ocho gobiernos con cuatro presidente distintos, el último de ellos presidido por un "centrista".

Al final del bienio la izquierda se unió y el Frente Popular ganó las elecciones generales, a los pocos meses la derecha, la oligarquía, la iglesia y el ejército acabaron con la democracia, lo que vino después todos lo sabemos.

Repasando papelotes me he topado con un artículo publicado en el semanario "La Armada", órgano oficial de los marinos de la República, publicado el 19 de marzo de 1937; en él se pide la unidad frente al fascismo. Hoy, a poco más de un mes para que se celebren elecciones generales, bueno sería que los líderes politicos de la izquierda entendieran que, a groso modo y adaptado a nuestro tiempo, ese artículo vuelve a estar de actualidad hoy, a punto de cumplirse 82 años desde su publicación, y entiendan y acepten que la unidad es la única forma de vencer a ese absolutismo que la derecha pretende implantar.

Os dejo con el artículo, el cual reproduzco textualmente:

Artículo publicado en el semanario La Armada el 19 de marzo de 1937. 
Al escribir estas líneas no pretendo hacer un bello artículo, pero sí llevaros al convencimiento de la necesidad de seguir una política antifascista. 
Política antifascista en la Marina no quiere decir que olvidemos nuestros ideales políticos, pues esos sentimientos han echado profundas raíces en nosotros y no se pueden arrancar ni nadie debe pretenderlo. Nosotros los militares también somos hombres, y como tales, tenemos un cerebro que nos permite pensar y elegir la política que nos parezca más justa y hasta incluso exponerla libremente. 
Los militares tenemos el deber, como antifascistas que somos, de ser POLÍTICOS, y quien crea lo contrario comete un gran error que puede costar caro a la República que defendemos, pues si los gobernantes anteriores hubieran permitido a los soldados y marinos la libertad de pensar, no hubiera sido posible la traición tan grande de que ha sido víctima nuestra República.  
Pero hoy, debido al doloroso drama que asola a nuestra Patria, tenemos que luchar todos unidos en un solo ideal, sin que esto signifique cambiar el rumbo que políticamente nos habíamos trazado. Nuestra política actual debe ser la antifascista; es decir, la misma del Gobierno del Frente Popular, teniendo en cuenta de que forman parte del Gobierno elementos republicanos, anarquistas, socialistas y comunistas, que son hombres que nos están enseñando cuál es el camino de la victoria. Y este camino tenemos que recorrerlo unidos en un solo pensamiento: GANAR LA GUERRA, APLASTAR AL FASCISMO. 
Esta política antifascista tiene sus consignas y todos debemos acogerlas con agrado, porque nos las dan nuestros dirigentes desde los más altos puestos del Estado y todas van encaminadas a señalarnos el camino más corto hacia la victoria. No nos deben parecer duras, porque somos jóvenes y nos sonríe un porvenir lleno de felicidad, si sabemos seguir las normas que nos señalan estos hombres desde el Gobierno. 
El pueblo nos ha confiado unas máquinas  de guerra que se llaman barcos, y debemos hacer todo lo posible para que estas armas den el mayor rendimiento a la causa del pueblo, que es la nuestra propia. ¿De qué forma se consigue esto?: Trabajando más y mejor, siendo disciplinados. Esta disciplina no nos debe parecer humillante y tenemos que observarla de una forma rigurosa, sin regateos y con el mayor agrado, porque es en nuestro propio provecho, ya que estamos firmemente convencidos de que las guerras se ganan a costa de este sacrificio. 
Una vez conseguida la tan deseada como merecida victoria, entonces el pueblo soberano elegirá libremente la política por que se ha de seguir. Mientras tanto, nosotros, fieles al compromiso contraído con el pueblo, seguiremos luchando unidos como un solo hombre contra LOS ENEMIGOS DE LA CLASE TRABAJADORA, CONTRA LOS ENEMIGOS DE LA VERDADERA ESPAÑA. 
Republicanos, anarquistas, comunistas y socialistas, todos luchamos por la República democrática, y una prueba de ello nos la da el que todos hacemos la guerra al fascismo bajo una misma bandera, bajo la BANDERA DEL FRENTE POPULAR, por la cual han derramado su sangre los mejores hijos de España.  Cartagena, l9-3-1937. José Moreno Mesa.

Salud y República.

Benito Sacaluga






7 de marzo de 2019

MARINOS DE LA KRIEGSMARINE NAZI EN EL CALLEJERO DEL ARSENAL DE FERROL



Pedro Fernández Martín
con uniforme de la Kriegsmarine
Berlín 1942
Con buen rumbo, aunque con viento de proa, está en marcha una iniciativa de "Militares Antifranquistas", encaminada a eliminar del callejero del Arsenal de Ferrol (A Coruña) los nombres de responsables directos o indirectos de la masacre de ciudadanos civiles y militares inocentes, llevada a cabo durante los años 1936 a 1939, y posteriores de la dictadura franquista.

Entre los nombres a eliminar se encuentra el del almirante Pedro Fernández Martín, uno de los principales  valedores del golpe de estado y sublevación contra la República (1936) que dio lugar a la Guerra de España. Dicha participación en el golpe y sublevación son por si solo más que suficientes para que su nombre sea eliminado del callejero del arsenal ferrolano.

Durante el transcurso de la guerra los destinos y misiones encomendadas a Fernández Martín fueron irrelevantes, acabando la misma con el titulo otorgado de capitán de corbeta. Fue a partir de 1939 cuando Fernández Martín relanzó su carrera hasta alcanzar el grado de Almirante, un logro que mucho tiene que ver con su participación en la II Guerra Mundial como miembro de la Kriegsmarine nazi (1), tal y como más adelante detallo.

Pedro Fernández Martín nace en 1898, en Jerez de la Frontera (Cádiz). En 1914 ingresa en la Escuela Naval Militar. Cumplidos los estudios pasa por diversos destinos, ninguno en buques principales. En 1929, se le de da licencia para viajar a Lieja (Bélgica) y  cursar estudios en el Instituto Montefiore, adscrito a la Universidad de Lieja, donde obtiene el título de Ingeniero Electricista.

A su vuelta a España vuelve a pasar por diversos destinos, uno de ellos al mando del cañonero "Canovas del Castillo", cargo que ya no ocupa en julio de 1936. El 18 de julio de 1936 el "Canovas del Castillo" se encuentra en Cádiz, comandado por el capitán de corbeta Luis Lellemand Mechado. La dotación del cañonero intenta mantenerse fiel a la República y detiene a los oficiales del buque partidarios de la sublevación. Aguantan casi cuatro días defendiéndose de los ataques de las fuerzas sublevadas, finalmente se rinden el 22 de julio. La dotación es apresada y diez de sus miembros son condenados a muerte.

Iniciada la sublevación franquista Fernández Martín es destinado al destructor "Velasco", posteriormente  al crucero auxiliar  "Ciudad de Alicante", ("Infante Don Juan" hasta 1931), un buque de pasajeros propiedad de la Compañía Trasmediterránea, de 82,23 metros de eslora y 2.900 toneladas de desplazamiento en carga, incautado y militarizado por los franquistas y armado en Matagorda (Cádiz) con un cañón de 120 mm y dos de 100 mm. 

La guerra termina y Fernández Martín es ascendido a capitán de fragata y puesto al mando del destructor "Almirante Valdés".

Nos encontramos ya con los nazis invadiendo Europa y con Franco al frente de la dictadura en España. La marina sublevada en 1936 y ahora vencedora, pone en marcha un ambicioso proyecto naval, y lo hacen en una España donde el hambre y la miseria recorren cada uno de sus rincones. Al faraónico proyecto se le denomina "Programa Naval del 39", un plan que alberga la intención de convertir a la Armada española en una de las mejores del mundo. Lo malo del plan es que España no puede llevarlo a cabo por si sola, la industria nacional está desmantelada. Así las cosas, el franquismo busca en el exterior la ayuda necesaria, tanto tecnológica como económica. Europa está en guerra contra el fascismo y Franco solo es escuchado por Hitler y tímidamente por Mussolini que finalmente se aparta. Se ponen en marcha negociaciones con los alemanes, se hacen cesiones increíbles ante los nazis, hasta se les llegan a ofrecer los astilleros españoles para la construcción de sus submarinos a cambio de asesoramiento tecnológico. 

Llega la primavera de 1940 y el coronel del Cuerpo de Ingenieros de la Armada Juan Antonio Suanzes Fernandez negocia con su buen amigo el Gran Almirante Erich Raeder, llegando a ciertos aunque mínimos acuerdos, completamente alejados del gran proyecto naval franquista. Se consigue información y planos sobre submarinos, dragaminas y lanchas torpederas. El general de la Rocha consigue que la Kriegsmarine autorice la firma de acuerdos para la compra de armamento naval a la Rheinmetall Borsig o para la cesión de tecnología de lanchas rápidas S-38. Ante esta situación, y de cara a un futuro próximo, se hace necesaria la formación de los marinos españoles para poder integrarse en las dotaciones de las nuevas unidades a construir. La Armada alemana autoriza el envío de personal español a la Alemania nazi para realizar cursos y prácticas en sus unidades de guerra. Es aquí donde regresamos a la carrera militar de Pedro Fernández Martín.

Pedro Fernandez Martín, ya como capitán de navío, viaja a Alemania al frente del primer grupo de españoles con destino a unidades de la Kriegsmarine nazi. Permanece algún tiempo en Alemania.  En la segunda quincena de noviembre de 1942 pasa a integrarse en los buques alemanes que operan en el Báltico oriental. Prestó servicio en diferentes flotillas de guerra, participando en numerosas operaciones de minado, contraminado, patrulla antisubmarina, protección de convoyes, etc. Estuvo en el Báltico hasta enero de 1943. De allí paso por diversas unidades de la Kriegsmarine entre las que destacan el crucero "Admiral Scheer", un "viejo conocido" de los españoles por su intensa participación en el bloqueo del Mediterráneo a favor de los franquistas, y muy especialmente por el bombardeo que llevó a cabo sobre la población civil de Almería el 31 de mayo de 1937 junto con cuatro destructores alemanes.

Acabado su periplo con los nazis, Fernández Martín vuelve a España y obtiene ascensos muy relevantes, su carrera se dispara. Asciende a contralmirante, es nombrado jefe de la División Naval del Mediterráneo. Más tarde es nombrado Comandante General del Arsenal de Cartagena (Murcia). De Cartagena pasa a Palma de Mallorca, ostentando el cargo de Jefe de la Base Naval. Ascendido finalmente a almirante es nombrado Capitán General del Departamento Marítimo de Ferrol, motivo por el cual intuyo da nombre a una de las calles del arsenal ferrolano. Es Ferrol su último destino, fallece en 1962.

Parece incontestable que Fernández Martín no puede dar nombre a ninguna calle, pues ¿Cuales son los méritos que avalan tal distinción?. ¿Quizás quebrantar su juramento de lealtad a la República Española y levantarse en armas contra ella?, ¿ Prestar servicio en la fuerzas navales nazis durante la II Guerra Mundial? ¿Formar parte importante de la Armada franquista, colaborando así de forma clara al mantenimiento de la dictadura en España?

Yo desde aquí me pregunto: ¿Que argumentos puede esgrimir la Armada, y en particular el mando del Arsenal de Ferrol, para negarse a retirar su nombre del callejero?


Benito Sacaluga



(1) La Kriegsmarine fue la armada del III Reich entre 1935 y 1945. Era una de las tres ramas de la Wehrmacht, las fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi.


Fuentes del periplo alemán: 

Karl H. Guderian. Mundo.S.G.M