5 de mayo de 2021

AYUSO Y EL GOL DE MARCELINO

 


La extrema derecha (PP y Vox) se ha hecho con el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Es el resultado de unas elecciones democráticas, y además con un porcentaje de participación cercano al 77%. Adiós a la esperanza de un Gobierno regional del pueblo y para el pueblo.



Madrid 21 de junio de 1964

Por si lo anterior fuera poco, el PSOE, el partido politico de la equidistancia, se pega un batacazo solo comparable en intensidad a la victoria del PP.  A la hora de buscar responsables de la victoria sin paliativos de la derecha el PSOE se lleva la palma, la izquierda real hizo sus deberes y hasta aumentó su número de escaños, los de Ferraz, con un candidato aún más equidistante que el partido y unos votantes caminando por el filo de la navaja de la derecha, han perdido 13 escaños, lo que ha imposibilitado una suma que permitiera desalojar del Gobierno de Madrid a un PP que lleva un  cuarto de siglo haciendo de las suyas, corrupción y liberalismo salvaje incluidos, con el aplauso de cerca del 50 % de la población de la capital del reino y del  resto de municipios madrileños. De los 179 municipios de la Comunidad, tan solo en dos, de los más pequeños por número de habitantes, ha habido una mayoría de izquierdas.

Si el proceso de estas elecciones ha tenido amplia repercusión en todo el país, el resultado de las mismas no solo ha llenado las portadas de todos los medios de comunicación, sino que también entrará a formar parte de los estudios de ciencia política, presentes y futuros. Si la "vieja política" se sustituyó por la "nueva política" está última ha sido enviada al cajón de los recuerdos y sustituida por un populismo extremo, al menos de momento y mucho me temo que también a corto y medio plazo.

En el resultado no han influido las ideas, tampoco se ha valorado en manos de quién dejamos la cuantificación y distribución de los recursos, tampoco la bestial mancha de corrupción que cubre al partido ganador. Lo que de verdad ha influido en el resultado ha sido algo parecido a ese gol que marcó Marcelino a la Unión Soviética en 1964, con el dictador en el palco del Bernabéu. Un gol que supuso que España ganará la Eurocopa y que el franquismo y su caudillo utilizaron como una victoria contra el comunismo, contra un comunismo que en España, por razones obvias, no existía, pero al que Franco se encargó de demonizar desde 1936. Los diarios de la época titularon así la hazaña de la Selección:

"La victoria (2-1) sobre el enemigo ruso, el exportador de la revolución mundial, la monstruosa hidra cuya cabeza hemos cercenado en 1939". "

"De la Guerra Civil al Bernabéu. Franco, «Centinela de Occidente», volvía a vencer a la hidra comunista.

Ya saben ese "Comunismo o Libertad" que Ayuso convirtió en su lema de campaña porque el de "Socialismo o Libertad" inicial le pareció poco agresivo para manipular a sus potenciales votantes.

Una "Libertad" de la que el PP se apoderó para sus fines electorales, pero que ni siquiera permite que te declares comunista o simpatizante de Unidas Podemos sin que seas insultado por ello. Una "Libertad" que en boca de un partido politico enraizado en el franquismo suena a cachondeo, más aún si tenemos en cuenta su querencia por las tesis de la ultraderecha. Una "Libertad", que según Ayuso, no se disfruta en el resto de España con la misma intensidad que en Madrid, ni tan siquiera en los lugares donde el PP gobierna. Una "Libertad" de movimientos que se ha llevado por delante muchas vidas durante esta pandemia, una cifra que se incrementa cada día por encima de la media nacional. 

Para remate, el líder de Unidas Podemos deja la política, y lo hace tras el recuento de votos. Al instante siguiente de anunciarlo públicamente, todos los medios, sin excepción, olfatean el olor a carnaza y se lanzan contra Pablo Iglesias, olvidan sus evidentes logros en tan solo seis años, le acusan de ser el responsable del éxito de Ayuso, de haber espantado a los votantes socialistas y de todas las descalificaciones que se le puedan hacer, tanto a nivel politico como personal. A la fiesta se unen todos, a excepción de los integrantes de su partido, se unen comentaristas de medio pelo, periodistas de pulsera rojigualda, tertulianos resentidos y hasta desde la izquierda con aspiraciones republicanas se le denosta e insulta. Al parecer Pablo Iglesias, según algunos "líderes republicanos" es también el responsable de que España no sea hoy una República, de no haber colaborado a ello dicen, cuando el que España no sea republicana es simple y llanamente un fracaso sideral de los republicanos, entre los que me incluyo, no digamos ya de los que se auto consideran sus líderes y/o prebostes, tanto en el plano táctico como en el intelectual.

Pablo Iglesias ya ha dejado de ser un problema para los poderosos, ha soportado lo indecible, le han llovido las hostias desde todas partes, le han acosado, insultado, amenazado de muerte, vilipendiado, difamado, espiado..., vamos que le han machacado sin piedad y desde todos los lados sin interrupción durante seis años. Lucio Martínez Pereda escribe hoy: 

Guste o no reconocerlo, ayer Pablo Iglesias dio a España una lección de superioridad moral únicamente superada por la que ofreció Nicolas Salmerón en septiembre de 1873 cuando renunció a la presidencia de la República para evitar firmar una condena de muerte.

Para encontramos una campaña de acoso y derribo de dimensión semejante  contra un líder político democrático en España, como la que se ha llevado contra el señor Iglesias, tendríamos que remontarnos  a la que se efectuó contra Manuel Azaña en los años 30 del XX.

Lo que ha conseguido Iglesias en pro de los más débiles no se le tiene en cuenta, tampoco lo que pretendía conseguir, el resultado de las elecciones madrileñas lo demuestra, y Pablo Iglesias ha hecho ayer lo mismo que habría hecho yo, bueno yo antes de irme les habría mandado a todos a la mierda. 

Espero que Pablo Iglesias algún día pueda recoger el fruto de su trabajo. Quizás sin ataduras pueda ayudar a la causa republicana, puede que esté entre sus planes. Dejo a continuación, para él y para todos los ciudadanos de izquierdas, un párrafo escrito por un Jefe de la Armada de la República a finales de 1938, cuando aún, aunque pocas, había esperanzas de vencer al fascismo:

Sigamos manteniendo unidos nuestros esfuerzos y nuestros pensamientos; sigamos manteniendo nuestra unidad que es la victoria, todo lo que se oponga a la primera entorpecerá y demorará la segunda. No le sirvamos de pedestal a nadie ni a ninguno, sino exclusivamente a nuestra indiscutible victoria, a nuestra libertad ...


Benito Sacaluga 




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