7 de septiembre de 2018

LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA 1975-1981. (II)



Publicado por: Grupo Libertario Pensamiento Crítico



Alfredo San Sebastián Zaldivar
16 junio 1975

La agencia Cifra comunicó a toda la prensa nacional el siguiente texto, relativo a la muerte de un joven por la Guardia Civil: 
“BILBAO: MUERTO POR LA GUARDIA CIVIL EN UNA DISCUSIÓN. Bilbao (Cifra) - Según informan fuentes oficiales, a las dos y veinte de la madrugada de ayer (15 de junio) se produjo un tumulto en la puerta del bar Zigor, de Munguía (Vizcaya), cuando varias personas intentaban penetrar en el interior del local contra la voluntad de su propietario. Al percibirse del escándalo, una pareja de la Guardia Civil que efectuaba su servicio de paisano se acercó al grupo y tras identificación intentó restablecer el orden. Sin embargo, el grupo reaccionó violentamente, arrojando al suelo a uno de los guardias, al que causó algunas lesiones. El otro guardia, después de requerir al grupo a desistir de su actitud, se vio obligado a efectuar un disparo que hirió mortalmente a Alfredo San Sebastián Zaldivar. En relación estos hechos se practicado una detención y se están instruyendo las diligencias oportunas.”
La información que ofrecemos a continuación está recogida de testigos presenciales de los hechos que se relatan, así como de los familiares de la víctima […]
Un grupo de 25 amigos celebraba la noche del sábado, día 14, una despedida en un bar de Munguia. La despedida era a un sobrino del Jefe Local del Movimiento de Plencia (Vizcaya). Después de haber cerrado, hacia las dos de la madrugada, pensaban tomar una copa en la Sala de Fiestas Zigor de Munguia. Pero esta sala se encontraba cerrada. Sin embargo, dentro de la sala se notaba que había gente. Entonces llamaron insistentemente a la puerta. Fue tal la insistencia con que llamaron, que tuvo que salir a la puerta de la Sala el dueño de la misma, Agustín Gamboa. Este les dijo que ya era tarde y que no podía dejarles entrar.
Estando así, hablando con Agustín Gamboa, aparecieron dos guardias civiles de paisano que se acercaron al grupo en actitud observadora. (Hay que tener en cuenta que estos dos guardias civiles pertenecen al Servicio de Información de la Guardia Civil de Munguia y son muy conocidos por el pueblo). Entonces, Martín García, uno de los que formaban parte del grupo que celebraba la despedida, dijo a los guardias civiles: “Aquí no pasa nada”. La respuesta de la Guardia Civil fue un culatazo en la cabeza de Martín García, cayendo al suelo herido, con el cráneo abierto. 
Es en ese momento cuando intervino Alfredo San Sebastián, sorprendido o indignado por lo que acababan de hacer con uno de sus compañeros, diciendo a los guardias civiles: “…pero qué es lo que pasa aquí?... No hay derecho a esto”. Acto seguido uno de los guardias civiles le disparó, y cayó desplomado al suelo. (Algunos señalan que se oyeron tres disparos). La bala entró por detrás de su cuerpo, atravesándolo, rompiendo la medalla y separándola de la cadena y esa misma bala dio finalmente en un coche. Cerca de una hora permaneció moribundo en el suelo. La Guardia Civil impidió todo tipo de auxilio. El mismo dueño de la Sala de Fiestas, Agustín Gamboa, se ofreció a llevarlo al hospital […] pero la Guardia Civil respondió: “A quien se acerque lo matamos” y los jóvenes veían cómo respiraba sin que pudieran echarle una mano. En esta situación se le dejó morir […]. A las cuatro y media de la madrugada un jeep de la Guardia Civil cogió su cadáver y lo trasladó al cementerio.»
FUENTE: Noticias del País Vasco, nº 9 -18 de junio de 1975 / ABC

Jesús Mari García Ripalda
31 agosto 1975


Jesús Mari García Ripalda aquella tarde de domingo llevaba la pancarta de la manifestación junto a otros jóvenes. A la altura del Bar Iraeta, en la confluencia de las calles Larroca y Miracruz, fueron atacados por un grupo de policías de paisano. Le pusieron la zancadilla y a continuación uno de los secretas le disparó un tiro en el abdomen a bocajarro. Cayó desplomado por aquel disparo que como se supo de inmediato había sido realizado por un policía muy conocido de apellido Lestón.

Después de unos minutos montaron en un coche al herido y lo trasladaron al hospital militar, que por el desuso no disponía de médicos. Solamente unas enfermeras y una monja se encontraban en el lugar. Llegó vivo y pidiendo que llamasen a su familia. La monja le decía que "lo que tenía que hacer era rezar" y Jesús Mari contestaba que sí, pero que llamasen a su familia. Y allí murió sin que nadie le ayudase a salvar su vida. Lo trasladaron al cementerio de Polloe donde Petra Ripalda, su madre, fue la única a la que le permitieron velar el cadáver custodia-do por policías armados con metralletas.
Al cadáver se le hicieron 2 autopsias. En la primera el facultativo enseñó a la familia la bala con la que le mataron. La segunda, a petición de la policía, fue realizada por un médico militar totalmente borracho, que sacó el cuerpo de la caja, lo tumbó en el suelo e hizo una carnicería con su cadáver. A tal punto llegó, que la familia trasladó sábanas de su casa para poder tapar el cuerpo y envolverlo. Este "carnicero" concluyó que había muerto por anemia y parada cardiaca. ¿Y el disparo?

La versión oficial sobre el incidente fue totalmente falsa. Acusaban a Jesús Mari de llevar una navaja con la que atacó al policía que no tuvo más remedio que defenderse. Cuando la madre fue a comisaria por sus pertenencias reclamó también la navaja de su hijo, objeto que nunca apareció.

El entierro y funeral estuvieron vigilados por la policía armada, que apuntó más de una vez a la familia con sus metralletas. No dejaron que se pusiese esquela en ningún periódico de la época.

Pero la persecución a la familia no acabo allí. Días después una pareja de policías de paisano irrumpió por la fuerza en el domicilio familiar para pedir a la madre que perdonara públicamente al asesino de su hijo. La familia del joven no accedió jamás. Durante algún tiempo vivieron con la constante vigilancia policial y los teléfonos intervenidos.

FUENTE: http://gogoanhartzekoizenak.blogspot.com.es/


Antonio González Ramos
31 octubre 1975

 Antonio era un hombre sencillo, un campesino del norte de Tenerife que había marchado a Alemania en los años ’60 y allí había conocido al Partido Comunista. Cuando regresó a Tenerife estaba comprometido de manera militante contra la dictadura […] Encuadrado en el sector obrero del PUCC, intervino en la creación de CCOO en la isla. […] El día 29 de octubre fue detenido por la Brigada de Investigación Social. […] horas más tarde murió a consecuencia de los golpes que le propinó el inspector José Matute Fernández. […] la policía intentó ocultar su crimen, aduciendo que Antonio había muerto cuando, trasladado en coche a una verificación, se arrojó en marcha del vehículo. […] Matute huyó a Venezuela, de donde regresó un año más tarde, cuando ya era de dominio público que se iba a promulgar la ley de amnistía que iba a acoger por igual a las víctimas y a los victimarios del franquismo. Aunque fue procesado, el juicio no llegó siquiera a celebrarse pues en 1977 fue amnistiado y se reincorporó a sus tareas como policía.

FUENTE: Canarias-Semanal.org

Ángel Esparza Basterra
25 noviembre 1975

 «El frío no parece entumecer los dedos de los guardias civiles de Legutio que el 25 de noviembre matan de un disparo a Ángel Esparza Basterra, vecino de Dima, de 28 años, delincuente de poca monta que desobedeció una orden de alto cuando paseaba cerca del cuartel en compañía de Diego Gabarri Moreno, gitano. Para algunos la vida siempre ha sido delito.» 

FUENTE: ABC / http://labocadora.blogspot.com.es/

Kepa Tolosa Goicoetxea
9 diciembre 1975

 «Asesinado por agentes de la Guardia Civil de paisano cuando se encontraba dentro de su coche.» «Kepa Tolosa Goikoetxea, de Beasain, tenía 28 años y se encontraba con su novia en el coche cuando vieron que se acercaba alguien. Temiendo que quisieran robarles, pusieron en marcha el motor para alejarse del lugar, lo que fue seguido de los disparos de dos miembros de la Guardia Civil de paisano. Los agentes alegaron que habían dado el “alto”, pero la novia testificó que no habían oído nada.»

FUENTE: http://www.asociacionrepublicanairunesa.org / Gara


Teófilo del Valle Pérez
24 febrero 1976



«[…] El 24 de febrero de 2010 se cumplen 34 años del asesinato de Teófilo del Valle Pérez a manos de la Policía antidisturbios venida a nuestra comarca para reprimir la huelga del calzado que, por aquellas fechas, se estaba desarrollando. Teófilo Del Valle fue la primera víctima de la violencia policial tras la muerte del dictador —el primer muerto de la monarquía— y, desgraciadamente, sería el precedente de muchos otros en esta nueva etapa conocida como Transición Democrática.

En el caso de Teófilo del Valle, a la consabida nota de prensa auto-exculpatoria de la Jefatura de la Policía se le añadió una serie de ignominiosas acusaciones con la pretensión inútil, de desacreditar personalmente a la víctima, y que sólo conseguía acrecentar la desolación, la rabia y la impotencia de sus compañeros, amigos y familiares. De este modo se expresaba la nota oficial: 
“…El fallecido es Teófilo del Valle Pérez, nacido el 1 de febrero de 1956, natural de Silleda (Pontevedra), oficinista, residente en Elda desde 1964 y de vida irregular, el cual había sido detenido con otros en junio de 1975 en Madrid como componentes, al parecer, de una banda de traficantes de droga, habiéndoseles intervenido siete kilos, trescientos cincuenta gramos de ‘hachís’ que tenían escondido en un piso franco del barrio de Canalejas”. Esta historia era absolutamente falsa.
Como respuesta al crimen se produjo una huelga general —no sólo en el calzado— en las comarcas del Vinalopó. Más de 20.000 personas acompañaron sus restos mortales hasta el cementerio, donde son apresuradamente inhumados. Se constituyó una comisión ciudadana para exigir el esclarecimiento de los hechos, pero que no consigue ninguna reparación o explicación adicional a las indignas notas oficiales.»

FUENTE: http://petreraldia.com/


Romualdo Barroso Chaparro, Francisco Aznar Clemente, Pedro María Martínez Ocio, José Castillo García y Bienvenido Pereda Moral
3 marzo 1976



«El 3 de marzo de 1976, en Euskal Herria, una de sus ciudades, Vitoria-Gasteiz, sufrió la mayor agresión vivida en su historia contra la clase obrera. Cinco trabajadores fueron asesinados y más de cien resultaron heridos, la mayoría de bala, a resultas de los disparos efectuados por la policía armada española al desalojar una iglesia, previamente gaseada, en la cual se celebraba una asamblea de trabajadores en huelga. 

En una época carente de libertades, en la cual no existían derechos de huelga, manifestación, reunión, etc. y bajo un duro régimen dictatorial, (Franco había muerto unos meses antes) en Vitoria-Gasteiz se estaba desarrollando un movimiento huelguístico ampliamente secundado por varias empresas, en base a unas reivindicaciones puramente sociolaborales. Tras dos meses largos de huelga y dos días de huelga general, el 3 de marzo estaba convocada una jornada de paro total. Este paro fue secundado por la práctica totalidad de trabajadores, tanto de empresas en lucha como otras que lo apoyaron solidariamente, así como el comercio, servicios, estudiantes, amas de casa y la ciudadanía en general. 

Desde la mañana, la policía intervino duramente ante cualquier atisbo de concertación o manifestación, llegando incluso a disparar fuego real, produciéndose los primeros heridos de bala. Para las cinco de la tarde estaba convocada una asamblea general informativa en la iglesia de San Francisco de Asís del barrio de Zaramaga, lugar donde se acostumbraba realizar las reuniones de las Comisiones Representativas de las empresas en lucha, para informar de los acontecimientos novedosos. 

La policía, “premeditadamente”, dejó que se llenara la iglesia con alrededor de cinco mil personas, permaneciendo en el exterior un número similar, y fue en ese momento cuando mandó desalojar la misma. La multitud allí congregada ante el temor de ser aporreada y agredida en su salida, se negó al abandono del recinto religioso. Hay que recalcar que los templos estaban protegidos por el Concordato, por lo cual no podían actuar ni acceder a su interior las Fuerzas Armadas, salvo urgente necesidad. Para proceder al desalojo, la policía atacó y asaltó la iglesia con gases lacrimógenos y material antidisturbios, por lo que presos del pánico y la asfixia, los allí congregados comenzaron a  salir huyendo, momento en el que los policías procedieron a golpear y disparar indiscriminadamente tanto sobre los que intentaban escapar, como sobre los que desde el exterior atraían su atención para dejar vía libre a los que abandonaban aquel infierno. 

El resultado: cinco obreros asesinados y unos cien heridos, muchos de ellos de gravedad. Ellos mismos, (la policía) se felicitaban de haber disparado más de mil tiros, de haber producido una masacre y de haber contribuido a la mayor paliza de la historia. Las grabaciones existentes, se recogieron a través de la frecuencia de FM del canal de la policía y se conservan en la actualidad. En un primer momento, a resultas de los partes hospitalarios enviados al juzgado por ser las personas atendidas, tanto fallecidos como heridos, a consecuencia de disparos y agresiones, se abrieron diligencias previas. Los sumarios abiertos, después de varios recorridos por diversos juzgados y tribunales, acabaron finalmente en la jurisdicción militar, la cual, aun reconociendo que los hechos considerados, eran en principio constitutivos de delitos por homicidio, dictó auto de sobreseimiento por no haber motivos suficientes para acusar de ellos a personas de-terminadas. Posteriores reclamaciones al Estado por responsabilidad civil, efectuadas por algunos afectados, tampoco fueron atendidas.

El balance fue el siguiente. Fallecidos: Romualdo Chaparro Barroso (18 años), Francisco Az-nar Clemente (17 años), Pedro María Martínez Ocio (27 años), José Luis Castillo García (32 años) y Bienvenido Perea (30 años); más de 60 personas hospitalizadas con pronóstico grave (de las cuales 43 presentaban heridas de bala) y cientos de contusionados de diferente consideración.»

FUENTE: http://www.martxoak3.org / El País / Público

Juan Gabriel Rodrigo
5 marzo 1976

 «Juan Gabriel Rodrigo falleció en Tarragona a consecuencia de la represión desatada el 6 de marzo de 1976 contra una manifestación que al grito de “Vitoria hermanos, nosotros no olvidamos” denunciaba la masacre ocurrida en Gasteiz tres días antes. La policía disolvió una protesta en denuncia de la masacre de Gasteiz en la que participan cientos de trabajadores. Uno de los manifestantes, el joven de 19 años Juan Gabriel Rodrigo fallece al caer desde la azotea del piso en el que se ha refugiado cuando intenta huir de la represión. Los agentes que le perseguían fueron los únicos testigos de su muerte y ocultaron el fallecimiento durante horas hasta la jornada siguiente. La versión oficial franquista trató después de criminalizar a la víctima justificando que su fallecimiento era consecuencia de un accidente, acusándole de haberse caído de la cornisa cuando lanzaba piedras a las Fuerzas del Orden Público.»

FUENTE: http://www.martxoak3.org


Vicente Antón Ferrero 
8 marzo 1976


«Este joven de Basauri fue asesinado el 8 de marzo de 1976 por la Guardia Civil que disparó indiscriminadamente contra los miles de personas indefensas que iban en manifestación para celebrar una asamblea. […] 

Los hechos que se narran de aquella época son que en Basauri, a las 11:30 de la mañana en la confluencia de la Avenida José Antonio (hoy Lehendakari Agirre) y Castilla (Gaztelu kalea), se congregó una multitud de 8.000 personas que trataban de celebrar una asamblea en una campa próxima a las escuelas de maestría. 

La Guardia Civil envió muchas furgonetas y personal a la zona con intención de frenarla y dispersarla. Para ello hicieron uso de metralletas y pistolas que causaron una gran confusión; una vez despejada la zona, apareció en el suelo el joven trabajador Vicente Antón Ferrero, de 18 años, soltero, natural de San Martín de Tavóra (Zamora) y vecino de Basauri que resultó herido de gravedad al recibir un tiro en la cabeza, que según testigos presenciales fue disparado por un mando de la Guardia Civil a menos de siete metros. 

Fue trasladado al hospital de Bilbao, donde fue intervenido quirúrgicamente, pero nada se pudo hacer por salvar su vida. […] 

Todo esto nunca ha sido investigado, ni se ha buscado la verdad de estos hechos trágicos, ni se ha hecho justicia ni mucho menos se han reparado los daños causados al pueblo de Basauri, a los trabajadores y mucho menos a Vicente Antón Ferrero y a los heridos.»

FUENTE: http://ahaztuak1936-1977.blogspot.com.es/


Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos
9 mayo 1976






«Los sucesos de Montejurra tuvieron lugar el 9 de mayo de 1976, en los inicios de la transición, durante los actos políticos que tradicionalmente acompañaban el viacrucis anual que desde 1939 los carlistas llevaban a cabo en el monte navarro de Montejurra, en memoria de los requetés muertos en la Guerra Civil. 

En el transcurso de la romería, el denominado búnker franquista, que aún controlaba los resortes del Estado y los sectores ultraderechistas del carlismo, agrupados en torno a Sixto de Borbón Parma, hermano del pretendiente carlista Carlos Hugo y enfrentado a él, preparó una operación violenta contra el Partido Carlista y los seguidores de Carlos Hugo para promover la "entronización" de Sixto como líder del carlismo. 

En dicha operación, en la que tomaron parte también mercenarios neofascistas italianos y argentinos, grupos armados de partidarios de Sixto de Borbón abrieron fuego de forma premeditada, sin que mediara provocación, contra los participantes en la romería. 

Resultaron muertos Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos, y hubo varios heridos. Los responsables de las muertes fueron identificados, pero gracias a la Ley de Amnistía de 1977, quedaron en libertad ese mismo año. En 2003 la justicia española reconoció a Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos la condición de víctimas del terrorismo.»

FUENTE: Wikipedia

Alberto Soliño Mazas
12 junio 1976



«El 12 de junio de 1976, Alberto Soliño Mazas salió de casa por la tarde para ir con su grupo musical a tocar la batería a un concierto en la discoteca Jai Alai de Eibar. Se cambió de ropa después de trabajar en la tienda de electrodomésticos que tenía en Pasaia y le dijo a su mujer, Maribel González, que igual no volvería hasta las tres de la mañana. Ella no sabía que esas eran las últimas palabras que escucharía de su marido. 

El concierto se desarrolló sobre lo previsto. Al finalizar, le dijo al cantante que fuera metiendo el órgano en el coche, pero las puertas estaban demasiado cerca de otro vehículo que bloqueaba el paso. Alberto salió y observó a su compañero discutiendo con otra persona, que resultó ser el conductor del otro coche y que además le estaba colocando una pistola en el vientre. 

Según relata Maribel González, su marido le intentó tranquilizar. Le preguntó a ver qué pasaba y le dijo: “Hablando se entiende la gente”. “En ese momento, el dueño del vehículo, el guardia civil Luis Carpintero Taravilla, que se encontraba fuera de servicio, disparó al suelo. Alberto torció la cabeza, el agente le dio con la culata y le fracturó el cráneo. Le sacó los sesos, pero no se quedó contento porque todavía le dio el tiro de gracia”, rememora con amargura Maribel. “Nadie pudo echarse encima de él porque iba armado. Fue el mismo guardia civil quien metió a Alberto moribundo en su coche y lo dejó tirado delante del cuarto de socorro después de decir que le había matado”, relata. Maribel, que tenía tres hijos pequeños, el mayor de cinco años, y vivía en Pasaia, no supo hasta la tarde de aquel día que su marido había muerto asesinado. Su madre le pidió que fuera a su casa y le dijo: “Alberto ha tenido un accidente”.

 Fue su hermana la que finalmente le dio la noticia. Se trasladó a Eibar y vio a su marido muerto. “Estaba, como encogido, en una caja. Al verlo lo levanté, le cogí la cabeza y los sesos se me quedaron en la mano. Mi hermana me decía: ¡Déjale, déjale!”. Al comentar que quería otro ataúd, unos guardias le dijeron que “cuando matan a un policía lo meten en una caja de 7.000 pesetas”. Maribel logró enterrar a su marido en otro ataúd en el cementerio de Altza, en Donostia.»

FUENTE: Diario Vasco


Francisco Javier Verdejo Lucas
14 agosto 1976

 «Francisco Javier Verdejo se encontraba hacia las doce de la noche en la zona del balneario de San Miguel iniciando unas “pintadas”, lo acompañaban tres jóvenes. Estaba pintando  con un spray, PAN TRABAJO Y LIBERTAD, y la pintada se quedó en "PAN".  Una pareja de la Guardia Civil del puesto de Zapillo, de vigilancia fiscal —anticontrabando—, observó al joven. Uno de los guardias se colocó tras él, en tanto que el otro cerraba la salida de la calle; al notar la luz de una linterna, el joven echó a correr en dirección a la playa; le fue dado el alto y, seguidamente, recibió un disparo. La bala, al parecer, entró por la parte delantera de la garganta y salió por la parte posterior. Según la versión oficial, dada a conocer en Almería, el guardia civil que lo perseguía se cayó, y como consecuencia de la caída se le disparó el arma. Los tres compañeros de F. J. Verdejo huyeron en los primeros momentos, sin que hasta ahora hayan podido ser identificados.»

FUENTE: El Pais


Bartolomé García Lorenzo
22 septiembre 1976




«Madrugada del 22 de septiembre de 1976, seis policías españoles acudieron a la vivienda de Antonia Lorenzo en el barrio de Somosierra, en Santa Cruz de Tenerife, donde se encontraba su primo, el joven independentista Bartolomé García Lorenzo, estudiante de 21 años y militante del MPAIAC. La acción policial fue una operación conjunta de las brigadas Político-Social y de Investigación Criminal, así como de la Policía Armada. Los seis policías, de paisano, se apostaron, de dos en dos, en los rellanos de la escalera y en el de la puerta del piso. Bartolomé García Lorenzo abrió la puerta y, al ver a unos pistoleros empuñando metralletas, cerró la puerta. En ese momento los policías hicieron fuego. Más de 30 impactos de bala recibió la puerta, de los que cuatro dieron de llenó en el cuerpo del compañero Bartolomé García. Dos días después, y pese a ser intervenido quirúrgicamente, falleció. El parte médico indicó que recibió cuatro impactos de bala: “una, en el brazo; otra, en la arteria humeral, y dos, en el vientre, que le afectaron al hipocondrio, con desgarro del lóbulo del hígado como ascendente y transverso, con estallidos múltiples en la región rectoperitoneal, así como en la región epigástrica superior izquierda, que determinaron su fallecimiento”. La increíble disculpa de la policía fue que buscaban a Ángel Cabrera “El Rubio”, perseguido por el secuestro del criminal falangista Eufemiano Fuentes. Pero “El Rubio” ni siquiera estaba entonces en la isla de Tenerife. A por Bartolomé se fue de forma consciente y calculada, cometiendo una miserable acción de terrorismo de Estado. Los seis agentes que ocasionaron la muerte del joven Bartolomé García Lorenzo fueron procesados el 16 de octubre y separados de sus funciones. Al existir entonces el precepto del fuero policial, en virtud del cual los agentes no cumplían la prisión preventiva en cárceles, sino en dependencias policiales, los cuatro policías del Cuerpo Superior quedaron internados en la comisaría de Santa Cruz de Tenerife, y los dos de la Policía Armada, en su cuartel. Cuatro días más tarde, los agentes fueron trasladados a Madrid, y en el aeropuerto fueron recibidos por dos centenares de policías españoles que mostraron así su solidaridad con los procesados. En los días posteriores al homicidio se sucedieron importantes manifestaciones en Santa Cruz de Tenerife en repulsa por el asesinato del compañero Bartolomé García.

En febrero de 1982, la Audiencia de Tenerife condenó a los agentes y el Tribunal Supremo ratificó esa sentencia a finales de ese año. Pero el 28 de enero de 1986, la Audiencia de Tenerife, mediante un auto, declaró extinguidas las responsabilidades de los policías en el homicidio de Bartolomé García. Los seis asesinos continúan hoy en día en activo dentro de la policía española y han sido promocionados en distintas ocasiones.»


FUENTE: www.prccanarias.wordpress.com




Carlos González Martínez 
27 septiembre 1976


«El día 26 de septiembre de 1976, lunes, fue uno de esos días calurosos en los que el otoño aún no acaba de llegar y el verano no quiere irse del todo. Aquella tarde, en la ciudad de Madrid, había sido convocada una manifestación en recuerdo de los últimos fusilados del franquismo. Recordemos que un año antes, el día 27 de septiembre de 1975, fueron fusilados en Madrid, Barcelona y Burgos, José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, militantes del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y Juan Paredes Manot y Ángel Otaegui, miembros de ETA. Estos fusilamientos provocaron un sinfín de manifestaciones de protesta en decenas de ciudades de todo el planeta. El régimen franquista lanzaba una advertencia al mundo entero: nos hundimos, pero lo haremos matando. También hacía prácticamente un año de la muerte del dictador pero España aún no vivía nada parecido a un régimen democrático. Juan Carlos I ya era Rey de España por la gracia de Franco y la Presidencia del Gobierno la ostentaba Adolfo Suárez, que había sido nombrado un par de meses antes, en sustitución de Carlos Arias Navarro, aquel tipo gris y fanático que desde las pantallas de televisión, nos anunció la buena nueva de la muerte de Franco. Al frente del Ministerio de Gobernación, responsable de salvaguardar la seguridad ciudadana, se encontraba Rodolfo Martín Villa.

Carlos González Martínez decidió ir a aquella manifestación, convocada por la Coordinadora Pro Amnistía, de la misma manera en que había ido a tantas y tantas otras desde que había empezado a tener conciencia política. Carlos estudiaba Psicología en la Universidad Complutense, aunque en el nuevo curso que estaba a punto de comenzar había decidió matricularse en la Facultad de Sociología para estudiar Políticas. Carlos amaba la lectura. Como comentaba su amigo Jesús en la prensa de la época, conocía bastante bien las obras de Marx y de Lenin.

Carlos no militaba en ningún partido político en concreto pero sus ansias de libertad y de vivir en un régimen democrático eran tan grandes como las de la mayoría de hombres y mujeres de la época. Sobre las nueve de la noche, en la calle Barquillo esquina San Marcos, el grupo de Carlos se topó de frente con una contramanifestación fascista. En el tumulto, uno de los ultraderechistas —algunos testigos hablaron de dos jóvenes— sacó una pistola del calibre 7.65 y al grito de “¡Viva Cristo Rey!”, hizo cuatro disparos. Dos de esos disparos impactaron en el cuerpo del joven. A menos de 25 centímetros de distancia. Carlos cayó herido sobre el asfalto, mientras las personas que se manifestaban en pro de la amnistía y la democracia corrían a refugiarse y a poner a salvo sus vidas.

En unos segundos Carlos quedó allí tirado, con la única compañía de una amiga, quien lo ayudó a subirse a un taxi y trasladarse a la vivienda de Marién, la mujer a la que amaba, un sexto piso en el número 115 de la calle Fuencarral. Una de las tres chicas que se encontraban en este piso, intuyendo la gravedad de las heridas, llamó a su padre, el doctor Benito Martín de Prados, médico de profesión. Cuando el médico examinó a Carlos comprendió que aquello tenía muy mala pinta. Se puso en contacto con la policía y llamó a una ambulancia para trasladar al muchacho a un hospital. Carlos ingresó sobre las once de la noche en la Ciudad Sanitaria Francisco Franco, donde, paradojas de la vida, trabajaba como médico su propio hermano. Fue operado de urgencia, y según el parte de los doctores, “la bala interesaba la región lumbar izquierda, la región torácica izquierda, riñón, pleura, pulmón e intestino grueso”. Poco antes del amanecer del día 28 de septiembre de 1976, Carlos González Martínez moría, víctima de los disparos fascistas. Dos días después, el miércoles 19, festividad de San Miguel, cincuenta mil personas asistieron al funeral de Carlos en la Capilla de la Universidad Complutense, y doscientas mil personas secundaron la huelga general que se convocó para protestar contra la muerte inútil del muchacho.

El brutal crimen nunca fue resuelto. Aunque en los primeros días hubo detenciones, nadie jamás fue juzgado y por supuesto nadie fue condenado.»


FUENTE: http://www.rebelion.org/



Jose Javier Nuin Azcarate y Santiago Navas Aguirre
28 noviembre 1976

«Tras veinte días entre la vida y la muerte falleció ayer por la mañana en la residencia sanitaria Virgen del Camino de Pamplona, a consecuencia de un paro cardíaco, el joven José Javier Nuin Azcárate, que fue herido por dos disparos efectuados por el guardia civil de paisano José Roca Díaz en la sala de fiestas Bordatxo, en Santesteban (Navarra), en la madrugada del día 28. Como se recordará, en aquel incidente José Javier Nuin Azcárate, al tratar de defender a su amigo Santiago Navas, que resultó muerto de un tiro, se abalanzó sobre el miembro de la Benemérita —en opinión de los presentes en estado de embriaguez—, que le hizo dos disparos casi a quemarropa que, en términos del parte médico, “perforaron el cuadrante superior derecho y salían por la base del hemitórax derecho”. Ingresado urgentemente en el Hospital Civil de Navarra, y tras dos difíciles operaciones, pareció recuperarse levemente, aunque su estado fue calificado como muy grave. Dos días des-pués sería trasladado el herido a la residencia sanitaria Virgen del Camino al agravarse su estado por una insuficiencia renal complicada por frecuentes hemorragias digestivas que hicieron necesario el tratamiento de hemodiálisis. Tras unos días de visible mejoría, su situación volvió a sufrir un retroceso, siendo necesaria una intervención quirúrgica a vida o muerte para atajarle las múltiples úlceras sangrantes del estómago. Tras varios días en estado crítico, en que fue mantenido prácticamente a base de transfusiones de sangre, el corazón de José Javier Nuin Azcárate no pudo resistir el tercer paro cardiaco. […]»


FUENTE: El País

Ángel Almazán Luna
15 diciembre 1976


 «El conocimiento de la muerte del joven Ángel Almazán Luna, brutalmente agredido en una manifestación el pasado día 15 (ya tristemente célebre), me mueve a escribir esta carta, en la que la indignación ocupa un lugar preferente.

Que la muerte del joven Ángel Almazán Luna esté relacionada estrechamente con el pasado referéndum; que el “triunfo” del presidente Suárez (como ha dado en calificar el sí la prensa española, y en particular EL PAÍS) haya costado la vida de una persona que no ejercía en su momento otra cosa que lo que teóricamente es un derecho (que de haberse producido como tal, hubiera legitimado el preciado sí reformista), es algo que, a la luz de los hechos y de los acontecimientos pasados (represión, detenciones, multas, agresiones “ultras”, intimidación, etc.),no sólo no legitima el sí, vale decir, el referéndum, sino que lo invalida, simple y llanamente. Pretendo, pues, con esta carta, manifestar mi repulsa (que siento íntimamente no es sólo mía) de tan dramático suceso y de todo lo que de oscuro y antidemocrático ha acompañado al referéndum, externa e internamente. Guardé y guardaré mi voto, casi “religiosamente”, para la verdadera democracia. Que llegará, es decir: se obtendrá, no lo dudo.»

«Ángel Almazán era un estudiante, trabajaba como administrativo y era antifascista. Fue detenido y recibió una paliza por parte de la policía en una manifestación convocada por el PTE el 15 de diciembre de 1976 contra el Referéndum de la Reforma Política en la que se pedía la ruptura con el franquismo. Falleció en la UCI en La Paz de Madrid el 20 de diciembre por las graves heridas que sufrió. Tenía 18 años.»

FUENTE: El País / 15mpedia.org





María Luz Najera Julian
 24 enero 1977


«Una persona más ha muerto a consecuencia de las numerosas manifestaciones y otros incidentes que se han producido en Madrid como protesta por la muerte de Arturo Ruiz. La fallecida se llamaba María Luz Nájera Julián, alumna de tercer curso de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. María Luz Nájera falleció a las cuatro y media de la tarde en la clínica de La Concepción, donde fue ingresada a las trece horas en estado de coma, llevada por dos compañeros.

Según el jefe clínico de la Unidad de Vigilancia Intensiva, la fallecida ingresó con traumatismo craneal en la región parieto-occipital derecha, con fractura de la bóveda craneal en múltiples niveles, que le produjo la muerte. No pudo ser operada por el estado de coma en que se encontraba. Según el jefe del servicio de neurocirugía de la clínica, la lesión que mató a María Luz Nájera tuvo que ser producida por un objeto contundente, y que forzosamente tenía que haber correspondido a un golpe fuerte a distancia corta, aunque precisó que la autopsia revelaría todos estos extremos. Según la nota oficial del Gobierno Civil de Madrid, María Luz Nájera fue alcanzada, en la avenida de José Antonio, por un bote de humo de los que utiliza la fuerza pública para disolver las manifestaciones, que le cayó sobre la cabeza y le produjo las lesiones mortales.

Fue recogida en la esquina de la calle de los Libreros con la avenida de José Antonio, por un joven que la llevó directamente a la clínica. Al llegar a ella, el acompañante de la fallecida fue in-mediatamente detenido por la policía y puesto en libertad horas después. Los padres de la muchacha se presentaron en la clínica al enterarse de su ingreso, y la abandonaron después de la muerte, sobre las cinco y media de la tarde, presos de un ataque emocional muy fuerte que les hizo proferir insultos contra la policía.

Prácticamente desde la muerte de Arturo Ruiz se han sucedido manifestaciones y actos de protesta, especialmente fuertes en las universidades madrileñas. En una de estas manifestaciones fue alcanzada María Luz Nájera. Durante el día de ayer, el paro en las universidades madrileñas fue prácticamente total. Se podría calcular en unos 100.000 el número de estudiantes que ha parado, y en más de 30.000 el de personas que han participado en asambleas y concentraciones, mientras otros 115.000 habrían tomado parte en las manifestaciones que se desarrollaron a lo largo de toda la maña-na. Tras el desalojo de la facultad de Derecho de la Complutense, realizado por la fuerza pública sobre las once y media de la mañana, arrojando bombas de humo en el interior del centro, los estudiantes se dirigieron en manifestación hacia la Moncloa y la calle Princesa.

Otras zonas afectadas por los disturbios, las adyacentes a la plaza del Callao, la calle de La Estrella, glorieta de Bilbao y San Bernardo, donde fueron colocadas barricadas con bancos y otros objetos. A la hora de mayor agitación se apreció la presencia de individuos de paisano armados con objetos contundente que actuaron contra los manifestantes. Otros grupos de personas intentaron también manifestarse en otras zonas de Madrid.

Tras estos disturbios, los rectorados de las Universidades Autónoma y Complutense de Madrid han decidido suspender las clases para hoy. El rectorado de la Complutense ha comunicado que, “en señal de protesta por los sucesos producidos (por ayer), y como manifestación de duelo por el fallecimiento de la señorita María Luz Nájera, hoy quedan suspendidas las clases, en espera de las decisiones que adopte la junta de gobierno, convocada para la mañana de hoy”. Por su parte, el rectorado de la Universidad Autónoma, como testimonio de condolencia y solidaridad con la otra Universidad madrileña, decidió igualmente suspender las clases para hoy y reunir a la junta de gobierno en sesión extraordinaria para decidir sobre la reanudación de las clases.

El balance de heridos durante las manifestaciones celebradas ayer en Madrid, según una nota facilitada por el Gobierno Civil, es el siguiente: Francisco Galera, de veintiún años, con traumatismo craneal, conmoción cerebral y fractura del temporal izquierdo. Pronóstico grave. Con lesiones leves resultaron: Juan Domingo Sánchez, de dieciocho años; Pedro Lastra, de diecinueve; Angel Izarra, de diecisiete; Laureano Fernández, de 48; María Ester Moreno, de diecinueve, Víctor Huezzman, de veinte; Luz García García, de diecinueve. Todos ellos fueron asistidos en la casa de socorro de Centro. En el centro sanitario de San Bernardo internaron a Manuel Miguel Avilés, de veintitrés años, y a Jordi Bárquez, también de veintitrés años. El pronóstico de ambos es leve.»

FUENTE: El País

Publicado por Grupo Libertario Pensamiento Crítico en su dossier "Los muertos de la Transición española 1975-1981"


Enlace al capítulo anterior : LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA 1975-1981. (I)

1 comentario:

  1. Comparto esta Memoria de crímenes del Franquismo y de la Teansicion
    También comparto la Memoria de miles de NIÑOS-AS ROBADOS a sus padres en estas épocas y aún no aparecidos.

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