4 de octubre de 2020

ESE REY DEL QUE USTED ME HABLA

 


Dentro de poco, los monárquicos de toda la vida, los advenedizos por conveniencia y los "juancarlistas, sobre todo estos últimos, y también el rey actual, cuando sean preguntados por los logros y errores de la monarquía española desde 1978 hasta 2014, para referirse a Juan Carlos I utilizaran la fórmula rajoiana "Ese rey del que usted me habla", tratando de desvincularse del hasta ahora último borbón en hacer apresuradamente las maletas y largarse al extranjero, en este caso dejando una nota como toda explicación. 

Hace tiempo, cuando se preguntaba a los españoles la razón por la que apoyaban la monarquía, algunos, muchos, respondían que ellos no eran monárquicos, que eran "juancarlistas"; no sé si aún hoy lo seguirán siendo o se habrán transmutado en "felipistas", eso es lo que se pretende desde la derecha más rancia y también desde la más extrema, ya se sabe: "A rey muerto rey puesto", expresión que según dicen acuñó Felipe V, el primer borbón reinante en España allá por el siglo XVIII, pelillos a la mar y a seguir como hasta ahora.

Anoche, en la tele, José Manuel García Margallo "El Erudito", y ante una Cristina Almeida sin reflejos, nos mostró su incondicional adhesión a la monarquía, según él única forma de estado capaz de preservar la unidad de España ante la histórica y demostrada ignorancia de los españoles sobre lo que les conviene. 

Como un autómata, elevó el derecho a la presunción de inocencia hasta los altares del espejismo ante lo evidente. Hasta que no se pronuncia la justicia todo el mundo es inocente, repetía sin cesar. No sé, pero imagino que al igual que a JCI, García Margallo considerará a Francisco Franco inocente de todos los crímenes cometidos, dado que nunca ha sido sometido a la acción de la Justicia. Por otro lado, me sorprende que "El Erudito" no haya tenido en cuenta que la presunción de inocencia solo tiene aplicación a aquellos individuos contra los que sea dirigido un proceso judicial, (imputado, procesado o acusado), y hoy por hoy JCI no está incluido en ninguno de esos supuestos. 

Yo, que lo único que sé de la Justicia es que en España no funciona nada bien, no necesito esperar al fallo de ningún tribunal sobre las actuaciones de JCI para estar seguro de que ha transgredido varias leyes y protagonizado un sinfín de escándalos, y de ninguna de las maneras estoy dispuesto a otorgarle ninguna presunción de inocencia, eso se lo dejo a los jueces que lo juzguen, en el improbable caso de que ese juicio se celebre,... y a García Margallo y sus compañeros de partido. 

Se acusa a parte de la izquierda española de utilizar los desmanes de JCI para atacar a la monarquía con el fin de que desaparezca de una vez por todas, una acusación correcta y acertada y que el republicanismo no debe desaprovechar, es más, debe hacerlo con mayor intensidad que hasta hoy. JCI, junto con la inconsistente posición del actual rey y el apoderamiento de la derechas rancias y las extremas de la figura de la monarquía, son herramientas muy potentes para la construcción del camino hacia una República, solo espero que se sepan utilizar y no tener que volver a oír de labios de un ministro socialista, Juan Carlos Campo actual ministro de Justicia, en el Congreso de los Diputados,: "Estaría dispuesto a defender a la Monarquía y la Constitución hasta la última gota de mi sangre". Déjese de dramatismos señor ministro, sin darse cuenta, o conscientemente, ha calcado la frase pronunciada hace bien poco por Javier Ortega Smith (Vox), tanto su sangre como la de Ortega Smith, nada pueden hacer ante la voluntad de los ciudadanos, y además nadie se cree que lo harían llegado el caso.


Salud y República


Benito Sacaluga.






27 de septiembre de 2020

BORBONEOS

 




Corren malos tiempos para la monarquía. Por muchas vueltas que le queramos dar,  la corona está de capa caída, una expresión de origen taurino aplicable a quién no resuelve adecuadamente los inconvenientes que se le van planteando y acaba cayendo en la apatía; estado que le induce a cometer errores de pequeño y gran calado.

Eso de ser rey y no pintar nada debe ser harto molesto, y el nuestro, al igual que sus antepasados, cuando se enfada o se siente agraviado borbonea, toma decisiones de carácter politico que no le corresponden. Su más sonado borboneo tuvo lugar el 3 de octubre de 2017, dos días después de la consulta unilateral llevada a cabo por la Generalitat de Catalunya. El rey se despachó a gusto contra los politicos catalanes al mismo tiempo que, taimadamente animaba al gobierno de M.Rajoy a aplicar el Art.155 en toda Catalunya. Un discurso inaceptable e incendiario, pero que finalmente, y sin darse cuenta, les daba a los catalanes la solución a sus pretensiones, al final de su discurso pronunció la siguiente frase:  Mientras el país siga siendo una monarquía parlamentaria no habrá cabida para la fractura territorial. Un borboneo en toda regla y una amenaza cuyo cumplimiento, para nada depende de él por muy rey que sea.

A nuestro rey le gustan los uniformes y le gustan las togas. Con su impecable uniforme militar y la más alta graduación en sus hombreras hace acto de presencia ante las Fuerzas Armadas, siendo objeto de las más profusas reverencias, que para eso ejerce el mando supremo de estas Fuerzas, aunque dicho mando sea solamente simbólico y no constituya poder alguno directo ni efectivo (1), menos mal. Igualmente le encanta enfundarse en la toga judicial, atuendo que solo le vale de mero adorno, al igual que el Gran Collar de la Justicia conteniendo los emblemas de la monarquía y los atributos de la Justicia, emblema y atributos algo difíciles de conciliar.

No tan sonado como su borboneo en Cataluña ha sido hace un par de días su llamada telefónica a Presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, en la que muestra su descontento y malestar por no haberle permitido el Gobierno asistir a la entrega de despachos a nuevos jueces y juezas, acto que se celebra en Barcelona. Un borboneo, el de la llamada al jefe de los jueces, que podemos considerar como muy grave y merecedor de una respuesta contundente, pero nada comparado con el que hubiera podido soltar en su discurso si hubiera asistido a dicho acto. Bien hizo el Gobierno en no correr riesgos.

Al rey le cuesta aceptar cual es su cometido, lo lleva mal, más aún si su palaciego suelo tiembla bajo sus pies. Su temor, justificado, a que el republicanismo siga creciendo entre la sociedad, le empuja a cometer un nuevo error, consistente en dejarse utilizar por los partidos politicos de la derecha y la extrema derecha como cabeza visible de la unidad del país, sin darse cuenta quizás, o intencionadamente quizás, de que ese posicionamiento le está vetado.

El pueblo, parte del pueblo y a través de sus representantes, denuncian abiertamente el último borboneo del rey, algo que es contestado de urgencia por las derechas de este país con descalificaciones, petición de dimisiones y solicitud de reprobaciones en el Congreso, y lo hacen sin darse cuenta de que esos a quién quieren fulminar son representantes del pueblo y que es en el pueblo donde reside la soberanía y del que emanan todos los poderes de Estado, o al menos eso dice el Art.1-2 en el Título Preliminar de nuestra Constitución. Mientras tanto, los jueces entonan a gritos un ¡Viva el rey!,

Cuando algo estorba, cuando algo es manifiestamente contrario a la voluntad mayoritaria del pueblo, se deben tomar medidas contundentes, de lo contrario quien estorba y los suyos seguirán intentado llevar a cabo una involución que pocos, muy pocos quieren. 

Salud y República, (que falta hacen las dos).


Benito Sacaluga



(1) "En torno al Mando Supremo de las Fuerzas Armadas en la Constitución de 1978". Jaime Antón Viscasillas. Teniente de Navío (RV). Jurista. Diplomado en Estudios Avanzados de Derecho Constitucional. Publicaciones Mº de Defensa.



10 de julio de 2020

¿QUÉ HACEMOS CON LA MONARQUÍA?




Imagen: Diario de Noticias
Recordar, relacionar, los estragos que los 10 reyes de la Casa de Borbón han llevado a cabo en España (no incluyó al actual) daría para varios libros, no en vano ya han pasado más 320 años desde que Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, se sentará en trono español como Felipe V,  sin embargo ahí siguen sus miembros, en lo más alto de nuestras instituciones, ni más ni menos que en la Jefatura del Estado.

A medio camino entre la estupefacción y la impotencia vemos como los tres poderes del Estado: Legislativo, Judicial y Ejecutivo han pasado de largo ante las graves "irregularidades" protagonizadas por Juan Carlos I, otrora rey de España y actualmente rey emérito. Unas escandalosas actuaciones que ya dieron comienzo en Portugal, en 1956, a raíz de la muerte de su hermano Alfonso, cuyas circunstancias fueron ocultadas en España por el franquismo y por Oliveira Salazar en Portugal. Ahí empezó la impunidad de JCI, más tarde amparada por el franquismo y desde 1978 por la Constitución Española.

JCI se vió forzado a abdicar a causa de lo insostenible de sus comportamientos, de la noche a la mañana Ejecutivo, Legislativo y Judicial armaron la operación y un hijo suyo ocupó su puesto. Sangre de su sangre, y educado en los usos y costumbres de la Casa de Borbón.

Unos comportamientos, los de JCI, que toman cuerpo en un amplio abanico de vicios y presuntos delitos, completamente alejados de la ética, la moral, del respeto a los gobernados, presuntamente delictivos algunos y todos ellos reprobables. Unos comportamientos tolerados y ocultados por el poder politico y convenientemente edulcorados por los medios de comunicación en general.

Parece que ahora se vislumbra una razonable esperanza de que JCI tenga que sentarse en el banquillo de un juzgado para responder de parte de sus actos, al menos de aquellos presuntos delitos cometidos desde que dejó de estar sentado en el trono. Del trono al banquillo. No deja de ser curioso que sea la justicia suiza la responsable de que JCI tenga que dar cuentas de su inmensa fortuna. Un país que hasta 2019 figuraba en la lista de paraísos fiscales, una lista negra de la que la Unión Europea borró a Suiza después de que este país aboliera cinco de sus regímenes fiscales que la UE consideraba perjudiciales.

Pero no nos engañemos, el Estado español, junto con la omnipresente oligarquía y la práctica totalidad de los partidos politicos con representación parlamentaria, harán lo imposible para proteger a la monarquía y ello conlleva la protección de JCI. Discusiones infantiles sobre su inviolabilidad, prescripciones, estrategias de todo tipo..., serán utilizadas para que todo lo que rodea al borbón quede reducido  a algo anecdótico, algo a lo que, desgraciadamente, ya estamos acostumbrados cuando se trata de encausar a los poderosos.

Así las cosas, Felipe VI seguirá sentado en el trono, por muy inestable que este parezca, ya sabemos que los borbones solo renuncian a su reinado si es a la fuerza.  Una vez más el nudo que ató Franco seguirá uniéndonos al franquismo y a sus leyes. Seguiremos así, sometidos a una monarquía de inspiración franquista, y lo seguiremos estando, aún en el caso de que el actual rey siguiese los pasos de su padre. Recordemos: El problema no es uno u otro rey, el problema es la monarquía.

Sí, la monarquía seguirá ahí, salvo que el pueblo español decida lo contrario, pero no caigamos en la trampa de un referendum. La República es libertad plena y la libertad no se debe someter a discusión, no puede depender de una votación un derecho tan primario. Nuestra Constitución otorga al pueblo la soberanía nacional, una soberanía que ejerce a través de sus representantes libremente elegidos, pero ¿como plantear la abolición de la monarquía si ni en Congreso ni Senado hay representación de los ciudadanos republicanos?... es sencillamente imposible.

Bajo mi punto de vista, la solución pasa por la formación de grandes partidos republicanos, capaces de conseguir que una mayoría del pueblo español llene las urnas con votos republicanos, ese y no otro ha de ser el "referéndum". Una solución que solo será posible si se pone el máximo empeño en hacer comprender a la ciudadanía lo que significa y contiene una República. En este punto he de recordar a Fernando Valera, Presidente del Consejo de Ministros de la República Española en el exilio, que nos decía en 1930:
"La mejor manera de hacer República consiste en crear ambiente y conciencia republicana; en formar un pueblo donde todos, en el modo relativo que la condición humana lo tolera, sepan cumplir con sus deberes y exigir el disfrute de sus derechos"
Lo que Valera aconsejaba, con España aún sometida al reinado de Alfonso XIII, por unas u otras razones se olvidó en 1939, y aún hoy en 2020, transcurridos más de 80 años, sigue sin llevarse a la práctica. Ver el panorama politico español y la insoportable ausencia de partidos politicos republicanos resulta desolador. Algo se está haciendo mal... o nada se está haciendo más que intentar que formaciones políticas alejadas del republicanismo, o en algunos casos equidistantes con la monarquía, se sumen a una lucha que no es suya, algo que no harán nunca.

Hagamos caso a Fernando Valera y la monarquía caerá, despreciemos su teoría y seguiremos igual que desde hace 40 años...o peor.


Salud y República



Benito Sacaluga









11 de abril de 2020

LA REPÚBLICA TRIUNFA EN LAS URNAS



Andrés Saborit en 1923
Próximo a cumplirse el 89 aniversario de la proclamación de la II República, bueno es que recordemos como fue tal acontecimiento, junto a sus primeros meses y hasta el final de aquel año, de la mano de un testigo presencial. A continuación reproduzco parcialmente un texto de Andrés Saborit Colomer, Alcalá de Henares (Madrid) 10/11/1889-Valencia 26/01/1980.

Entre otros cargos importantes, fue Miembro de la Comisión Ejecutiva del PSOE (Madrid). Diputado PSOE por Oviedo, Madrid y Ciudad Real. Durante la guerra civil fue Director General de Aduanas y presidente del Banco de Crédito Oficial. Al finalizar la guerra marchó al exilio en Francia. Miembro de la Comisión Ejecutiva del PSOE en el exilio. Presidente del Congreso de Toulouse del PSOE en 1970.



La República triunfa en las urnas 
(A.Saborit. Apuntes Históricos)


El 7 de febrero de 1931, el Gobierno del general Berenguer convocó elecciones de diputados para el 1° de marzo y de senadores para el 15, fijando la fecha del 25 de marzo para que se reuniera el nuevo Parlamento. Como hubo acuerdo general de abstención electoral, cayó aquel Gobierno –en todo intervino Romanones con el rey– y entró otro presidido por el almirante Aznar, en el que figuraron los jefes de partidos monárquicos, menos Sánchez Guerra, que ya estaba aislado políticamente. La Comisión Ejecutiva del partido Socialista decidió acudir a las elecciones municipales, en vista de que tenían carácter predominantemente administrativo. (Ya habíamos dimitido nuestros puestos en la misma Besteiro y cuantos coincidimos con él). 

General Emilio Mola
El 25 de marzo se reunió el Consejo de Guerra para juzgar a los ministros del Gobierno republicano previsto. Como la sentencia fue de seis meses de arresto, y se les aplicó la condena condicional, quedaron en libertad inmediatamente. El Consejo de Guerra fue un mitin republicano. En el tribunal hubo votos partidarios de la absolución, lo que da idea del estado de ánimo de los propios militares. Por si esto era poco, días después estallaron graves sucesos en San Carlos, en los que intervinieron los estudiantes madrileños, produciendo tal impresión el movimiento de protesta que el general Mola, director general de Seguridad, presentó la dimisión, rechazada por el ministro de la Gobernación. España estaba en carne viva, decidida esta vez a que no se le escapara la victoria, que no vino por un movimiento militar ni siquiera una huelga general revolucionaria: bastaron unas elecciones arrolladoramente antimonárquicas, el 12 de abril de 1931.

Una aparatosa declaración de Alfonso XIII: “He nacido en el trono y en él moriré”. Salvo Cierva, todos los ministros del último Gobierno monárquico estuvieron de acuerdo en aconsejar al rey que abandonara el trono y saliera de España el 14 de abril, cuando ya apremiaba el Gobierno republicano y la población madrileña comenzaba a movilizarse, mientras Alfonso XIII dejaba Madrid con destino a Cartagena para huir de España, el Gobierno provisional de la República se instalaba en el Ministerio de la Gobernación, rodeado de un ambiente de asfixiante entusiasmo. No vale la pena barajar cifras de las elecciones. La República triunfó en todas las capitales de provincia, menos en una, y en la inmensa mayoría de las poblaciones importantes de esas regiones. 

Niceto Alcalá-Zamora
El Gobierno estaba formado del siguiente modo: presidente, Niceto Alcalá-Zamora; Estado, Alejandro Lerroux; Justicia, Fernando de los Ríos; Guerra, Manuel Azaña; Marina, Santiago Casares; Gobernación, Miguel Maura; Instrucción Pública, Marcelino Domingo; Hacienda, Indalecio Prieto; Fomento, Álvaro de Albornoz; Trabajo, Francisco Largo Caballero; Economía, Luis Nicolau, y Comunicaciones, Diego Martínez Barrio. En Barcelona, Maciá se precipitó a proclamar la República con un sentido separatista, que rectificó al no encontrar apoyo en Madrid ni en la mayor parte de Cataluña. Largo Caballero estableció inmediatamente como día festivo el 1º de mayo, no pagado. Indalecio Prieto y cuantos estaban refugiados en París se cruzaron en el trayecto con el tren en que emigraban la reina Victoria y sus hijos, acompañados por contadas personas. El papel del general Sanjurjo, jefe de la Guardia Civil, fue determinante en la decisión adoptada por Alcalá-Zamora de instalarse en el Ministerio de la Gobernación sin esperar a que el rey estuviera fuera de España. Yo proclamé la República en el Ayuntamiento de Madrid a media tarde del día 14, acompañando al alcalde monárquico, Ruiz Jiménez, hasta su domicilio, para tranquilizar a su esposa. Esa misma noche, en el salón de sesiones del Ayuntamiento, presidí la primera sesión del Ayuntamiento republicano, como alcalde interino, renuncié a serlo efectivo, a pesar del acuerdo en ese sentido del Gobierno provisional, dando posesión a Pedro Rico, que entonces estaba identificado con Azaña, aunque muy amigo de Lerroux.

Julian Besteiro
Vigo y Eibar fueron las primeras poblaciones en que se proclamó la República el 14 de abril de 1931. El 27, en uno de los salones del Senado, Besteiro, concejal del Ayuntamiento de Madrid –fuimos invitados los concejales socialistas al acto a ese título, ya que habíamos dimitido nuestros cargos en las Ejecutivas del Partido y de la Unión– dirigido un saludo a los miembros de la Internacional Sindical, reunidos en Madrid con las nuevas Comisiones Ejecutivas. Entre otros, estuvieron presentes Jouhaux, Citrine y Mertens. Fue un acto cordial, que consolido viejos lazos. Los ministros socialistas renunciaron a proponer nombres para gobernadores civiles. Como no todos fueron escogidos acertadamente, hubo conflictos en algunas provincias entre estos representantes del Poder y las organizaciones obreras de la Unión General. 

El Gobierno nombró a Besteiro delegado del Estado en la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos, el puesto mejor retribuido dentro del Estado español. No lo aceptó, como rechazó igualmente la Embajada en París. El 7 de mayo, el cardenal Segura, arzobispo de Toledo, publicó una pastoral en que, de modo jesuítico, atacaba al nuevo régimen. Su divulgación facilitó la obra de ciertos grupos extremistas, produciéndose incendios de iglesias en Madrid y provincias. Como Prieto, ministro de Hacienda, había cedido al Ayuntamiento de Madrid la Casa de Campo, que la real casa había dejado en lamentable abandono, de acuerdo con él, yo la abrí al público tan pronto comenzaron a surgir incendios en edificios religiosos, a fin de desviar el golpe, invitando al pueblo madrileño a tomar posesión de tan extensos terrenos, consiguiendo en parte lo que nos proponíamos. 

Julian Zugazagoitia
Un reducido grupo de extremistas se pronunciaron en Sevilla contra el régimen republicano. Fracasó el movimiento, pero la represión, desproporcionada, causó daño al Gobierno.  A principios del nuevo régimen hubo un Congreso cenetista en Madrid y en él se acordó declarar la guerra a la República. La realidad es que declararon guerra a la Unión General y al Partido Socialista, y así lo reconocieron algunos de sus propios historiadores, los más imparciales, para lamentarlo profundamente.

Elecciones constituyentes

Teniendo en cuenta el largo periodo de dictadura, la realidad es que los partidos políticos tuvieron que improvisar casi todo. Las derechas, sobrecogidas por una gestión odiada por las masas, no se atrevieron a dar la batalla en esta primera lucha electoral, en que, salvo excepciones, hubo alianza de los partidos integrados en el Gobierno, como hemos visto en Madrid. 

Fui ponente en el Congreso de la República de las actas de Salamanca, y propuse la nulidad de aquella elección, como había reclamado el pueblo de la citada capital, con huelga general y algunos disturbios, en cuyo día, Unamuno, muy afectado, anunció públicamente, para calmar los ánimos, que renunciaría a su acta si aquel chanchullo derechista no se anulaba con nuevas elecciones. Las derechas, para sacar triunfantes a sus candidatos, a la cabeza de los cuales figuraba Gil Robles, incluyeron a Unamuno y a Primitivo Santa Cecilia, tipógrafo socialista, muy popular en Salamanca, acumulándoles igualmente votos falsos en pueblos en donde no hubo elección. 

Fernando de los Ríos
Lo moral y lo legal debió ser convocar nuevas elecciones, pero con el pretexto de salvar a Unamuno, que no hubiera peligrado, por presiones de Fernando de los Ríos, retiré el dictamen y el chanchullo fue sancionado, iniciando un lamentable camino en las costumbres del nuevo régimen. Como no quedamos satisfechos con tan lamentable espectáculo, Manuel Cordero, al tratarse de las actas de Lugo, se opuso igualmente a su aprobación, con idénticos motivos, aunque entre los elegidos figuraba Juan Tizón, socialista, incluido por los caciques de Portela Valladares para calmar la irritación que su contubernio había de provocar entre los socialistas. Aquí ya no figuraba Unamuno y el Parlamento hizo justicia. Se repitieron las elecciones en Lugo, y el caciquismo se vengó contra el candidato socialista, que perdió su puesto. En Galicia fue muy difícil, aun con la República, que las elecciones fueran sinceras.

Luis Araquistáin
El 27 de julio Besteiro fue elegido definitivamente presidente del Parlamento, una vez aprobadas las actas y constituido éste de modo que pudiera comenzar a legislar. En septiembre Femando de los Ríos pronunció un discurso en nombre de la minoría socialista parlamentaria, sobre el problema religioso, tema escabroso para otros grupos de la Cámara, como los formados por las derechas y dentro del Gobierno por Alcalá-Zamora y Miguel Maura. Luis Araquistain intervino defendiendo el artículo 1º de la Constitución, “República de trabajadores”, cuya idea había lanzado Ortega y Gasset, quizá luego arrepentido, y a la que Alcalá-Zamora agregó “trabajadores de todas clases”. En realidad, todo ello sobraba en la Constitución, y sólo sirvió para críticas. 

El 4 de octubre, tras un debate desagradable, Margarita Nelken fue aceptada como diputada por Badajoz, a pesar de que al ser elegida no era española ni afiliada aún al Partido Socialista. El 14 de octubre, sin que fuera oportuno, ya que no tenía relación con su gestión como ministro de la Guerra Manuel Azaña pronunció un discurso en el que se atrevió a decir que España había dejado de ser católica ¡Y hacía meses él se había casado en la iglesia de los Jerónimos, la más suntuosa de Madrid! El Gobierno saltó hecho trizas –sin aprobar aún la Constitución–, y fue Besteiro, como presidente del Parlamento, quien resolvió la crisis, encargándola propuesta de Lerroux, a Manuel Azaña para que presidiera el nuevo Gobierno, que en general siguió siendo el mismo, sustituyendo a Maura y a Alcalá-Zamora con un simple cambio de carteras.

Margarita Nelken


El final de 1931


El 11 de diciembre de 1931, el Parlamento republicano eligió presidente del nuevo régimen a Niceto Alcalá-Zamora, por 362 votos. Hubo varios votos sueltos y 35 papeletas en blanco, de diputados socialistas, según habían procedido en la votación previa efectuada en la minoría socialista. 

Manuel Azaña
Azaña dimitió su cargo de presidente del Consejo de Ministros, puesto en el que fue confirmado por el nuevo Jefe del Estado, y siguió con los mismos ministros, aunque hubo algunas modificaciones de carteras. Así, Prieto pasó de Hacienda a Obras Publicas, y Fernando de los Ríos, de Gracia y Justicia a Instrucción Pública. En Hacienda entró Carner. En septiembre ingresaron en prisiones militares los generales que actuaron en el Directorio presidido por Primo de Rivera, que sufrieron proceso. Ese mismo mes quedó aprobado por el Parlamento el seguro de maternidad, implantado por Largo Caballero, como ministro de Trabajo, rechazado, incluso con huelgas, por los cenetistas. Prieto fue el único ministro que se mostró de acuerdo con Alcalá-Zamora en el problema religioso, según reveló años después en un artículo escrito en México. 

Creía, y estaba en lo cierto, que era inoportuno hostilizar a la Iglesia sin que la República estuviera consolidada. Prieto se había casado civilmente y tenía sus hijos sin bautizar, precisamente lo que no habían hecho algunos de los que deseaban pasar por anticlericales rabiosos. La Constitución de la República fue sancionada por 368 diputados, contra 40, el 9 de diciembre de 1931. En favor del Estatuto para Cataluña hubo 314 votos, de los que 101 eran diputados socialistas, contra 24 de la derecha. La ley de Reforma agraria consiguió 318 sufragios y 19 en contra. La reforma agraria se quedó en el papel, según se lamentó amargamente Azaña en sus Memorias, lamentación demasiado tardía. La República aceptó el Himno de Riego como himno nacional.





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19 de marzo de 2020

LA FOSA COMÚN DE LA REPÚBLICA





Llegada del Gobierno Provisional, para la apertura
 de las Cortes Constituyentes, 14 de julio 1931.

Imagen: congreso.es
El dictador acabó con la democracia en España y acabó con la forma de estado del país, acabó con la República Española, dejando sus restos en el interior de una enorme fosa común, cavada a lo largo y ancho del país. De nada ha servido la vuelta a la democracia, a una democracia imperfecta que ha colocado a un monarca en la jefatura del estado siguiendo fielmente los deseos del dictador.

La República sigue en su fosa, y así como en 2007 se legisló para que se pudieran iniciar las acciones necesarias encaminadas a la recuperación e identificación de tantos miles y miles de cuerpos desaparecidos, nada se ha hecho desde 1975 para recuperar los principios de todos y cada uno de aquellos que fueron asesinados y arrojados a las entrañas de la tierra y del mar, todos ellos murieron por la República y, evidentemente, su muerte, ademas de generosa, parece que ha sido en vano.

Asociaciones, organizaciones, pequeños partidos locales, redes sociales..., gritan sobre la fosa de la República, la llaman para que vuelva, pero solo con gritar no se abrirá la tierra que la cubre. Una tierra que se endureció a causa de las millonarias pisadas de las botas fascistas, una tierra sin airear, compacta y terrible.

Desde 1975 no hay un dictador en la Jefatura del Estado, sería lógico pensar que en aquel año España hubiese vuelto a ser republicana, pero no fue así. Y no lo fue, por la sencilla razón de que así lo decidieron nuestros politicos mientras que el pueblo se conformaba, aliviado por el fin de la dictadura.

Sin apenas darnos cuenta, nuestra Constitución convertía España en una monarquía, nadie nos preguntó y muy pocos se quejaron. La oligarquía franquista siguió a lo suyo, la Iglesia mantuvo sus privilegios y el PSOE renunció a luchar por la reinstauración republicana. Ya lo había advertido en 1962, cuando Rodolfo Llopis durante el IV Congreso del Movimiento Europeo, celebrado en Munich, le pidió a  Joaquín Satrústegui que transmitiera al Conde de Barcelona lo siguiente:
El PSOE tiene un compromiso con la República que mantendrá hasta el final. Ahora bien, si la Corona logra establecer pacíficamente una verdadera democracia, a partir de ese momento el PSOE respaldará lealmente a la Monarquía.
Ya veis, para el PSOE, ya entonces, una verdadera democracia podía estar bajo el manto de una monarquía, algo incongruente por muchos calificativos y funciones que a una monarquía se le quieran poner y un gran agravio para todos los españoles que dieron su vida por la República.

Los españoles somos, la mayoría, olvidadizos por naturaleza, y hoy ya casi no recordamos que el PSOE, con Felipe González a la cabeza, estuvo gobernando España con amplias mayorías desde 1982 hasta 1996. Un periodo suficientemente extenso para haber puesto los primeros mimbres de la nueva república, pero no lo hizo, ni tan siquiera se le pasó por la cabeza al tandem González-Guerra, algo que las bases consistieron sin rechistar elección tras elección.

La búsqueda, localización, exhumación y dignificación de las víctimas del franquismo se está haciendo gracias a una Ley impulsada por el PSOE (52/2007), ley que debidamente retocada permitió sacar los restos del dictador del Valle de los Caídos, en ninguno de los dos casos se hizo necesario un referéndum, sin embargo la República sigue en su tumba, una tumba anónima excavada a lo largo y ancho de todo el país y llena hasta los bordes de sangre republicana, de ideales de libertad y justicia, de compromiso con la igualdad, unos ideales, unos principios, que por ser universales no necesitan de ningún referendum para su aceptación. La libertad no puede ser cuestionada y por tanto su ejercicio no puede ni debe someterse a consulta.

A pesar de que ha transcurrido mucho tiempo, 45 años desde que murió el dictador, los españoles no están preparados aún para juzgar objetivamente el franquismo, y mucho menos a la monarquía. Tampoco se les puede pedir que lo estén después de 40 años de nacionalcatolicismo y otros 42 de monarquía. Según lo anterior un referendum monarquía-república sería hoy un arma de doble filo. Ni conviene ni es necesario, sobre todo si tenemos en cuenta, si asimilamos, que la República es un derecho.

No es necesario porque tenemos en nuestras manos potentes herramientas para restablecer el orden que imperaba en España en 1936, orden que fue ultrajado y eliminado por la fuerza de las armas y la sinrazón. Si realmente queremos desprendernos del franquismo de forma definitiva, se hace imprescindible dejar sin validez sus leyes orgánicas, entre las que se encuentra la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947, una ley que fue sometida a referendum, aprobada en uno de los "pucherazos" de la historia del régimen por más del 93 por 100 de los votantes, con sólo una abstención del 18 por 100. Aprendamos de la Historia.

Derogando la citada ley, que además de confirmar a Franco como jefe vitalicio del Estado, declaraba a España como un Estado católico, social y representativo, que se declaraba Reino y reservaba a Franco el derecho de nombrar sucesor, desaparecería de un plumazo la actual monarquía, España dejaría de ser un reino y el sistema republicano volvería a esperanzar los corazones de las clases trabajadoras. Ni que decir tiene que con la caía de la ley citada quedaría sin ningún efecto su amparada Ley 62/1969 por la que el dictador designa,  a título de Rey, al príncipe Don Juan Carlos de Borbón y Borbón como su sucesor en la Jefatura del Estado.

La forma de recuperar a la República debe ser, como lo fue en 1931, democrática, lo que no significa que tenga que ser a través de un referéndum. Debe ser impulsada por el pueblo a través de sus representantes democraticamente electos. Visto lo visto durante más de 40 años, los partidos de la derecha, la extrema derecha y la mayor parte de la izquierda, en la que incluyo sin duda al PSOE, ni han estado ni están por la labor republicana... y representan una mayoría absoluta en el Congreso y Senado. Estas mayorías son las que hay que cambiar.

Si realmente queremos la reinstauración de la República debemos apoyar, sin escatimar esfuerzos, a las fuerzas republicanas organizadas, y así, sentarlas en los escaños de Congreso y Senado en las próximas elecciones generales, y al frente de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos en las Autonómicas y Municipales que se celebren, nos traerán la República de nuevo.

No puede haber República sin republicanos, hagamos un esfuerzo y convenzamos a los que aún no lo son, unos por desidia, otros por falta de información y formación, y llenemos las urnas de votos republicanos. Un republicano es un ciudadano comprometido para con los destinos de su país y sus gentes, no un súbdito plegado a las decisiones de los poderosos. Hagámoslo, votemos a partidos republicanos, démosles la mayoría suficiente, y desde ese momento España volverá a ser republicana y el pueblo español recuperará su soberanía.



Salud y República.


Benito Sacaluga











16 de marzo de 2020

BORBONES



22 de noviembre de 1975
“Juro por Dios y sobre los Santos Evangelios,
cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino
 y guardar lealtad a los principios que
informan el Movimiento Nacional”
Tanto se ha escrito sobre la corrupción de los borbones, desde que en el año 1700 desde Francia llegaran al trono de este país llamado España, que resulta difícil añadir algo más. No obstante se hace imprescindible que los ciudadanos españoles no olviden lo que esta dinastía supuso y supone.

Ahora que un nuevo escándalo borbónico llega a las cabeceras de todos los medios de comunicación, algunos españoles, muchos, se llevan las manos a la cabeza, sorprendidos y hasta recelosos de las informaciones que llegan sobre un rey que ya no lo es y sobre su heredero. Yo propongo que, ahora que estamos confinados en nuestras casas, nos demos a la lectura de alguno de los muchos libros y artículos que hay publicados sobre esta dinastía.

Lo que se está publicando sobre el delfín de Franco es solo la punta de un iceberg monumental, si la justicia profundiza en el asunto llegaremos a ser conscientes de la inmensa fortuna que está en manos de todos los miembros de la dinastía borbónica que aún respiran. Una fortuna que hemos pagado entre todos con nuestros diezmos e impuestos desde hace más de tres siglos.

Mientras que todo esto sucede, mientras que nuestros politicos y nuestros jueces buscan excusas para perpetuar esta monarquía, las clases trabajadoras ven como cada día su esfuerzo se dilapida en una institución obsoleta, una institución que nada puede aportar al pueblo.

Juan Carlos de Borbón debe comparecer ante la justicia y dar cuenta de su comportamiento y acciones, la justicia debe aplicar el Código que corresponda con todo su rigor, y además debe hacerse con prontitud y sin interponer esos indecentes muros protectores basados en una Constitución hecha a la medida de la corona. En el caso de Juan Carlos de Borbón, prestigiosos expertos afirman con rotundidad que su figura no es inviolable por mucho que el Art. 56-3 de la CE-78 lo quiera decir, sus actos llevados a cabo fuera de su cometido institucional son perfectamente juzgables, consideración que alcanza también al actual monarca Felipe de Borbón y Grecia.

Acabamos de conocer que Felipe de Borbón renunció hace un año a parte de la herencia paterna, concretamente al dinero existente en la Fundación "offshore"  Lucum  que le pudiera corresponder, un acto sin validez alguna, la renuncia es nula según nuestro Código Civil. En el fondo y en la forma un inaceptable lavado de cara, sobre todo si tenemos en cuenta que Felipe de Borbón hace tiempo que era conocedor de la situación y origen de los dineros de su padre, y además es beneficiario de ellos según consta en los papeles de dicha fundación; y es ahora, cuando el escándalo salta, cuando se nos pone digno, aprovechando además el desconcierto que a nivel general está provocando la epidemia que estamos padeciendo, un "borboneo" en toda regla.

También nos dicen que Felipe de Borbón ha quitado a su padre la aportación económica que la Casa Real le tiene asignada, una cantidad que, siendo inalcanzable para el resto de los mortales de a pie,  para Juan Carlos de Borbón es una minucia, máxime si tenemos en cuenta que el rey emérito vive en el palacio de la Zarzuela a cuerpo de rey, por supuesto a nuestro cargo. Ahí pretende Felipe de Borbón que quede todo.

Los españoles hemos transigido con un rey impuesto por un dictador al que admiraba y admira. Con una Constitución redactada bajo el ruido de los sables. Hemos mirado para otro lado ante una abdicación vergonzosa y vergonzante. Estamos soportando como rey y como Jefe del Estado a uno de los miembros de esa dinastía que tanto daño, y durante tanto tiempo, ha hecho al pueblo español. Un rey escondido ante los graves problemas por los que atraviesa el país. Un rey incapaz, siempre bajo sospecha, como todos los borbones, tanto los que han reinado como sus incontables familiares.

Desde el espacio republicano se clama, cada día con más fuerza, por la abolición de la monarquía en España. Hay varias opiniones sobre la forma de hacerlo, todas ellas viables y todas ellas nos convertirían, de la noche a la mañana como en 1931, en ciudadanos en lugar de súbditos, que es lo que ahora somos.

Se le atribuye a Valle-Inclán esta frase sobre Alfonso XIII:
“Los españoles han echado al último Borbón no por Rey, sino por ladrón" 
la verdad es que no estoy muy de acuerdo con D. Ramón María, no del todo, a Alfonso XIII se le echó de España por ser un rey nefasto, como todos los borbones...y además por ser un avezado ladrón, integrante de una dinastía corrupta hasta la médula.

En la situación actual de la monarquía, a la que hay que añadir el pluralismo que adorna nuestro arco parlamentario, del que además forman parte resistentes fuerzas republicanas, deberiamos aprovechar la ocasión y acabar de una vez por todas con esta forma política del Estado que nos impusieron en 1975, en cumplimiento de una ley franquista de 1947, ley que hizo posible que en 1969 el dictador Franco nombrara a Juan Carlos de Borbón su sucesor en la Jefatura del Estado, otorgándole al mismo tiempo la condición de Príncipe de España.

Dice un refrán español que "la ocasión la pintan calva", es decir, que las oportunidades hay que aprovecharlas cuando se presentan y además con diligencia. El primer paso es sentar a Juan Carlos de Borbón en el banquillo, al menos, y de momento, por evasión de impuestos.

Salud y República.



Benito Sacaluga





ASESINATO DE NIEVES CALVO VILLA, MILITANTE DE JUVENTUDES SOCIALISTAS UNIFICADAS




El Doctor en Historia Antonio Martinez Ovejero acaba de publicar un riguroso estudio sobre la represión franquista llevada a cabo sobre las mujeres en la Región de Murcia, titulado  "In memoriam de las mil mujeres víctimas de la violencia política franquista en la Región de Murcia". En total, 25 víctimas mortales y un buen número de encarceladas por largo tiempo.

Reproduzco a continuación parte del contenido de la página 9 de dicho estudio:

Nieves Calvo Villa, la primera mujer que fue concejala en el Ayuntamiento de Caravaca. La única mujer condenada a la pena de muerte y ejecutada en Caravaca.


(1) Nieves Calvo, 27 años, sus labores, tres hijos, casada con Antonio Pérez Carranza, el Gordo de la Estación, ferroviario y Secretario General del PCE en Caravaca.  Nieves militaba en las Juventudes Socialista Unificadas, fue nombrada concejal en agosto de 1936. 

Se le acusaba de intervenir en los asesinatos del Castillo, a través del testimonio de Gabriel Alcayna, que manifestó que: «oyó voces de mujer y le dijeron que eran de Nieves Calvo y Bartolomé Navarro», y que conocía los hechos por «rumor público y comentario popular».

Fue detenida en Castro Urdiales, el 30/05/1939, trasladada a la prisión de Caravaca y condenada a la pena de muerte, por el Tribunal Militar de Caravaca (Sumarísimo nº 5840), el 02/02/1940. La sentencia fue confirmada por el general Franco. 

Su marido había sido condenado y ejecutado el 20/10/1939, hacía 4 meses. Como estaba embarazada la ejecución se pospuso casi un año. Su hija Paquita nació en la cárcel. A pesar de ello, Nieves fue fusilada el 10/10/1940. Tres niños y una niña quedaron huérfanos de padre y madre, el mayor de 7 años.

En este caso, no había mujeres asesinadas, ni se le acusaba de ningún otro asesinato, simplemente de estar presente en el asalto al Castillo de Caravaca utilizado como prisión por el Frente Popular. Y la única prueba que se presenta es una declaración proveniente del rumor público. Este asalto fue llevado a cabo por grupos extremistas de la CNT y en menos medida por el PCE, la noche del 1 al 2 de octubre de 1936; parece que su marido Antonio Pérez Carranza sí estuvo presente. Allí fueron asesinados 13 caravaqueños de derechas. En respuesta, a partir de mayo de 1939, fueron condenados a pena de muerte 77 republicanos y fusilados 47, casi 4 veces más.

La venganza también estaba bien servida, pero parece que los jerarcas caravaqueños del régimen y los tribunales militares querían más. Tenían que fusilar a una roja, madre de tres niños y una niña, conscientes que dejaban tres huérfanos y una huérfana. Podían haberle conmutado la pena, rebajándola a 30 años. 

No le perdonaron ser mujer, ser dirigente de la JSU, ser concejala, ser referencia y modelo alternativo de vida para las mujeres del pueblo, y ser esposa del líder comunista de Caravaca. Este también es un claro ejemplo del carácter familiar de la represión franquista.


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24 de febrero de 2020

GALICIA, MÁRTIR



Ahora que Galicia anda metida de lleno en unas elecciones autonómicas, se hace imprescindible recordar a Castelao, y así cerrar el paso a todos aquellos nostálgicos del franquismo, que arropados por el negacionismo, disputan el voto a los que siempre fueron demócratas.


Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao, gallego ilustre, (Rianxo, 29 de enero de 1886 – Buenos Aires, 7 de enero de 1950). Narrador, ensayista, dramaturgo, dibujante y político. Uno de los padres del nacionalismo gallego.

Diputado en la candidatura del Frente Popular en 1936. Tomó parte de manera destacada en la campaña por el "sí" al Estatuto de Autonomía de Galicia, que fue aprobado en plebiscito el 28 de junio de 1936. Un Estatuto que solo duró 20 días. En 1938, rumbo a New York, inicia su interminable exilio.

"Así aprenderán a non ter ideas"
(Castelao 1937)

A punto de cumplirse un año desde la ocupación de Galicia por las tropas franquistas, a punto de cumplirse un año de una brutal represión contra la población civil, el semanario “La Armada” (Órgano oficial de los marinos republicanos), en junio de 1937 se hace eco de la publicación de una obra de Castelao.




Era en los primeros días del movimiento; de todas partes llegaban noticias vagas, contradictorias, y todas las conciencias velaban con el ánimo firme de los grandes instantes.

En esta atmósfera de incertidumbre, Castelao, con temor no exento de angustia, pensando en su Galicia, repetía con insistencia esperanzándose, tratando de convencerse:
«Allí nada puede pasar, es imposible, el pueblo anda alborozado con su Estatuto; hay una verdadera explosión de espíritu ciudadano; saben lo que han conquistado y no se resignarán a perderlo; sería espantoso»
Pero... la noticia le llegó como un mazazo: en Galicia, el pueblo, tras desesperada resistencia, sucumbió ante la fuerza brutal de sus enemigos de siempre. Otra vez el usurero, el cacique, el cura farsante, toda la vieja fauna que él tantas veces desnudó con su lápiz certero, volvía a surgir imponiendo sus apetitos como ley suprema. Y el hombre bueno que es Castelao se revolvía casi llorando, llorando de lo que lloran los hombres: de impotencia, de impotencia ante tanto dolor, de la impotencia de sus ojos ciegos, inútiles ya para aprisionar toda la honda tragedia de su Galicia Mártir.

Y aquí la sorpresa. Hoy, ante nuestra mirada boba de asombro, un cuaderno editado por el Ministerio de Propaganda sacude nuestra atención con su portada: «Galicia Martir - Estampas, por Castelao». 

La voluntad del hombre hizo el milagro: en diez estampas de un realismo ingenuo, en diez frases donde la lengua familiar apura todas sus resonancias cordiales, se cuaja todo el dolor de Galicia que es su propio dolor.
“Aos Galegos que andan pol o mundo. Estas estampas, arrincadas da miña propia door, van dirixidas a vós que sempre amáchedes a libertade e sodes a única reserva que nos queda para reconstruir o fogar desfeito”. 
"La última lección del maestro"
Lamina de "Galicia mártir"
(Castelao 1937)
No cabe en esta llamada paternal más entrañizada expresión, y ante ella, nosotros, igual que los gallegos que andan por tierras y mares, lejos del hogar deshecho, recogemos los gritos desgarrados de las madres que dicen de su «door, que non se cura con resiñación», y aprendemos, con los niños ante el cuerpo exangüe del maestro, la enseñanza de su «derradeira» y suprema lección, y sabemos que el ánimo suena esperanzado al enterrar los cuerpos destrozados de nuestros héroes 
«non enterramos cadavres, enterramos semente».
Hoy Galicia es España; y para reconstruir su hogar deshecho hincaremos nuestro hombro. En la obra común todos los españoles hemos de sentirnos gallegos.

Antonio Deltoro

Semanario "La Armada"
12 de junio de 1937






Salud y República

Benito Sacaluga

21 de febrero de 2020

QUEREMOS UNA ESPAÑA FASCISTA



Imagen: ABC
Mientras España luchaba contra el fascismo, Adolf Hitler comenzaba a materializar sus sueños imperialistas. Aquí, en 1938 y desde el seno de la Flota Republicana, (atacada en el Mediterráneo por unidades navales italiana y germanas, mientras las potencias europeas miraban para otro lado y permitían el incumplimiento del Pacto de No Intervención por parte de Hitler y Mussolini), el Comisario Político del destructor "Gravina", Nicolás Furió y Cabanes, advertía sobre las intenciones nazis para con España. Unas reflexiones que hoy en día, 82 años después de ser escritas, y teniendo en cuenta el aumento del fascismo en toda Europa y por supuesto en España, vale la pena leer y considerar.


Publicado en La Armada (Órgano oficial de los marinos de la República)
26 de febrero de 1938


Después de leer e1 discurso pronunciado en el Reichstag, por el canciller alemán, no creo haya nadie con una conciencia libre, que sea capaz de no hacer una extraña mueca de asco, por lo matonesco del discurso y por lo que tiende a inmiscuirse en los asuntos de otros estados.

Hitler, fue una esperanza del pueblo alemán, que veía en él al Volksredner que le hacía falta, pero para poder desarrollar el programa nazi, lleno de contradicciones básicas, pues tenía una de cal y otra de arena, quiere sacrificar a otras naciones, sin tener en cuenta que el racismo, del que hacen gala los teutones, puede fructificar en otros pueblos, que por ejemplo el austriaco, no se avienen a ser inmoladas en su independencia, para satisfacer los caprichos territoriales de su paisano «Der Süse Adolf».

Hitler ha conseguido el rearme alemán, a costa de desnutrir a su pueblo y a cambio de un aumento de dividendo en las fábricas Krupp, y como no quiere que sus armas enmohezcan, pues perderían la eficacia que él cree que tienen, no va a ser por mucho tiempo, acelera los acontecimientos con exigencias de todo género a las democracias.

Cuando se refiere a la situación europea, dice: “El nazismo salva la civilización occidental”. No tiene en cuenta que, precisamente la civilización vino de Oriente, pero aun cuando hemos formado otra civilización en Occidente, él desprecia a Rusia por creerla asiática, pero sin embargo, consolida su famoso eje Roma-Berlin, con la inclusión del Imperio del Sol Naciente, ya que se vé, considera al Japón como país europeo, es decir: Enciende una vela a Dios y otra al Diablo. Y es que en realidad, eso es lo que ha hecho toda su vida el histérico Hitler, pues desde que quiso derribar la República de Weimar en su famosísima reunión de la cervecería de Munich, donde proclamó el “Tercer Estado” («Das dritte Reích», hasta que formó su programa definitivo de partido, halagó de una parte al ejército y de otra al pueblo trabajador, fuerzas antagónicas en todos los países y tiempos.

Seguramente lo copió de su compinche Mussolini, el antiguo socialista, que mixtificando el programa social supo engañar al pueblo italiano con su concepto de lo “nacional”, pero que para obtener la protección del ejército, tuvo que rectificar la base social de su programa de gobierno ante el generalísimo duque de Aosta, que se lo exigía, por esto es corriente entre los fascistas puros, llamar a su doctrina «aostismo».

Siguiendo su campaña anticomunista (para justificar todos sus crímenes y posteriores acciones) ataca a Rusia diciendo: «Somos enemigos implacables de la U.R.S.S.» Seguramente se habrá quedado muy tranquilo después de haber descubierto ese nuevo Mediterráneo que supone el decir lo que todos los pueblos libres del mundo saben, desde que el antiguo pintor se entronizó con la ayuda de las S.A. y de todos los capitalistas germanos, que incrementaron lo del racismo para despojar a los judíos de sus prósperas industrias y flamantes comercios. 

Pero es que en justa reciprocidad, tampoco la U.R.S.S. quiere nada con los nazis, pues conforme comenta «Pravda» las relaciones entre los dos países, son «una penosa necesidad para la U,R,S.S.», y la más justa réplica a las bravuconadas del fúhrer, ha sido el magnifico desfile de la Plaza Roja de Moscu, en el XX aniversario de la creación del Ejército más potente del mundo, para demostrar a los «amos» de Europa que existe una democracia oriental capaz de quitarles el sueño y dispuesta a combatir por el bien de la Humanidad y el engrandecimiento socialista.

El ejército de la U.R.S.S, no es el ejército de autómatas teutón, que no sabrían explicarse nunca sus soldados el por qué de una guerra en la actualidad, sino que el sacrificio de sus soldados llegaría al máximo, por ser «muchos cuerpos con una sola alma y un solo ideal».

Muchas sandeces ha gesticulado el hidrófobo tippeischikse (raterillo) de la Alexanderplatz, pero ninguna de tan grueso calibre como la de: «Queremos una España fascista». Como él nunca ha contado para nada con su pueblo, solamente que para encumbrarse y poder realizar su «sueño de una noche de verano» -ser el amo del mundo-, cree que tampoco tiene que tener en cuenta al pueblo español para dominar a una España que nunca pensó en ser parda, sino todo lo contrario, pues por ahora no necesita importar ningún ideal, lo tiene propio. Pero es que, además, no se pueden concebir esas palabras nada más que en un loco o un depravado, ya que ni siquiera tenemos, afortunadamente, ninguna frontera territorial con Alemania, solamente existe la barrera infranqueable que supone el que un pueblo no quiera ser esclavo y luche por su independencia nacional, tal y conforme lo hace y lo ha hecho siempre el pueblo español.

No creo que solamente confíe Herr Hitler en las promesas del gnomo de Franco, pues el general «de los bellos efebos» no tiene los suficientes «arrestos» para dominar el coraje del bravío pueblo ibero, sino que más bien confíe en Gobiernos democráticos «a lo Chamberlain», para poder ufanarse de victorias sobra las «potencias democráticas» con las cuales formar la segunda edición del Mein Kampf, de tan buen resultado editorial en... Alemania. ¿Hasta tal extremo ha llegado la insensibilidad del mundo? ¿Van a consentirse siempre las chulerías del «nuevo caballo de Atila?» Esperamos la respuesta, pero seguiremos luchando aunque no llegue con la prontitud que el pueblo español anhela.

Nicolás Furió y Cabanes

Comisario Político del destructor "Gravina"






14 de febrero de 2020

MÁS DE TRES SIGLOS COMO SÚBDITOS DE LOS BORBONES



Felipe V
Parece mentira, pero los españoles, a fecha de hoy, llevamos más de 300 años siendo súbditos de reyes de la Casa de Borbón, concretamente desde 1700 hasta hoy, un periodo, que descontando los escasos ocho años que duró la II República y los escasos dos que duró la I, cuantifica en 310 los años que los borbones han reinado en España, con tres restauraciones incluidas. Como han sido 10 los borbones que han reinado y tenemos a otro en el trono, nos sale a una media de aproximadamente 28 años de reinado por cada uno, unas siete legislaturas de las de ahora, según esto al actual rey le quedan unos 22 años de estar cargando sobre sus hombros la pesada corona española, a no ser que los españoles nos pongamos serios y decidamos, democráticamente como en 1931, que queremos dejar de ser súbditos para ser ciudadanos.

La cosa empezó en 1700 con Felipe V, nacido en Francia, hijo de Luis, Gran Delfín de Francia y sobrino-nieto de Carlos II (Casa de Austria), a su vez hijo de Felipe IV.  Es lo que tienen las Casas reales, que están llenas de hijos/as, sobrinos/as, nietos y nietas todos dispuestos a sentarse en un trono, de donde sea este les da más o menos igual. Ya sabéis, a rey muerto, rey puesto y a seguir con el chollo. El bueno de Felipe V llegó a España, fue coronado y nos metió en la Guerra de Sucesión (12 años de nada),  en medio de dicha guerra hasta tuvo tiempo para acabar de un plumazo con las leyes propias de los reinos de Valencia, Aragón y Mallorca y con las del principado de Cataluña. Como buen francés quiso que los españoles nos mirásemos en los usos y costumbres de su patria natal, que nos afrancesasemos, él para dar ejemplo se construyó un palacio en tierras segovianas inspirado en el Palacio de Versalles. Cuando se cansó de hacer de rey, abdicó en su hijo Luis I, de 16 años de edad, pero el pobre Luis murió a los pocos meses de ser coronado y Felipe V tuvo que volver a soportar la pesada carga de su corona.

Sigo con los 9 borbones restantes, eso sí de forma más escueta, la verdad es que escribir sobre ellos me produce una cierta sensación desagradable.


  • Fernando VI, llega al trono en 1746 y permanece sentado en el hasta 1759. Fue el responsable de la Gran Redada contra los gitanos de 1749, que sistemáticamente persiguió a los miembros de esta etnia, separando a los hombres de sus mujeres e hijos y destinando a unos al trabajo forzado y a otros a la prisión.


  • Carlos III (1759-1788).  Fue odiado por el pueblo por varios motivos, entre ellos  por la enorme carestía del pan y de los productos más básicos.


  • Carlos IV, en el trono desde 1788 y hasta 1808. Él reinaba y Godoy gobernaba. Tras el Motín de Aranjuez es obligado a abdicar en Fernando VII. Napoleón interviene y ordena que Fernando renuncie al trono y este quede nuevamente en manos de Carlos IV, el día antes Carlos IV había traicionado a la Casa de Borbón prometiendo a Napoleón la concesión de los derechos de la corona española, derechos que Napoleón transmitirá a su hermano José Bonaparte.


  • Fernando VII (1808-1833), conocido como el rey felón. Preso en Francia, en un palacio, durante la Guerra de la Independencia. Regresa a España y su primera medida fue derogar la Constitución de 1812 (La Pepa). Un absolutista total. En busca de un sucesor a la corona se casa con su sobrina, unión de la que nacen Isabel y Luisa Fernanda. Desplaza a su hermano Carlos María Isidro de la línea sucesoria en favor de Isabel, he aquí el germen de las guerras carlistas.


  • Isabel II (1833-1868) Representa el desmadre total en todos los sentidos. Nacen los caciques rurales. La Revolución de 1868 derroca a la reina. Ocupa el trono el italiano Amadeo de Saboya. Tras dos años y medio Amadeo "renuncia"al trono, se proclama la I República española 


  • Alfonso XII (1874-1885). Llega a España tras el golpe de estado del general Martinez Campos. Pasó por el trono sin pena ni gloria. Los asuntos de estado se los reparten Canovas y Sagasta.


  • Alfonso XIII (1886-1931) Regencia de María Cristina. Desastre del 98, pérdida de las últimas posesiones de ultramar. Derrota en la guerra del Rif. Apoya y consiente la dictadura de Primo de Rivera. Con la llegada de la II República (1931) huye de España.

  • Juan Carlos I (1975-2014). Nace en Roma. Viene a España para dar cumplimiento a los planes sucesorios del dictador Franco, quién lo educa bajo los principios fundamentales del franquismo y nombra su sucesor. Muerto el dictador es proclamado rey. Al poco tiempo (1976), firma la traición al pueblo saharaui y permite su ocupación por Marruecos. Aún no está clara su implicación o no en el intento de golpe de estado de 1981. Se dedica a vivir bien. Se le atribuye una inmensa fortuna. Escandalo tras escandalo es obligado a abdicar en 2014. Sigue viviendo bien, muy bien.

  • Felipe VI, en el trono desde 2014 tras la abdicación de su padre. Hasta la fecha de hoy no se le conoce ningún mérito. Franco le acariciaba. Es alto y vive bien.

Si la cosa no se arregla, y los españoles seguimos inmersos en esta forma de estado, más o menos ya sabemos lo que nos espera,..."de tales palos, tales astillas", dice el refrán, un refrán que en el caso de los borbones se cumple a rajatabla.

Salud y República



Benito Sacaluga





Publicación consultada: La turbulenta historia de los borbones en España. El Independiente (06/01/2018)














28 de enero de 2020

FRACASA EN MADRID EL PROYECTADO ALZAMIENTO MILITAR



(1) 20 de julio de 1936.- Ya no hay duda: el alzamiento militar ha sido derrotado en Madrid. A mediodía de hoy ha sido ocupado el Cuartel de la Montaña.

El general Fanjul ha sido detenido y corre la misma suerte el general García de la Herrán que se había sublevado en el Cuartel de Artilleros de Carabanchel. Parece que ha faltado cuidado y responsabilidad en la preparación del alzamiento y que muchos de los jefes y oficiales dispuestos a levantarse contra el Gobierno ni siquiera fueron informados de lo que tenían que hacer. Además, tanto la Guardia Civil como la Guardia de Asalto se han mantenido firmes en su fidelidad al gobierno republicano. Sumaban más hombres que los militares sublevados, han demostrado mejor preparación para la lucha y han contado con la entusiasta colaboración de los milicianos a los que se facilitaron armas.

Cuartel de la Montaña

La dirección del asedio al Cuartel de la Montaña había sido confiada al teniente coronel del Parque de Artillería Rodrigo Gil Ruiz, verdadero artífice del triunfo republicano y de la consiguiente derrota de los facciosos.

Rodrigo Gil entregó a los paisanos luchadores de izquierdas cinco mil fusiles. Con soldados del Parque, fuerzas de la Guardia Civil y de Asalto y numerosos civiles emprendió el ataque al Cuartel que resistió a pesar de encontrarse rodeado y sin ayuda posible.

En la mañana del día 20, fueron emplazados dos cañones que empezaron a disparar contra la fortaleza; un avión de la base de Getafe descargó algunas bombas y, a mediodía ante la inutilidad de la resistencia y la poca habilidad de algunos de los soldados, se alzó bandera blanca.


El pueblo armándose con fusiles
Imagen: Getty Images

(2) Rodrigo Gil Ruiz. (Madrid 16.I.1879 – ?)

Hijo de un conserje del Palacio Real de Madrid, a los diecisiete años sentó plaza como artillero voluntario, en el Regimiento de Artillería de plaza de Manila (Filipinas), para ingresar el año siguiente en el real colegio de Segovia, donde, tras finalizar sus estudios fue promovido a primer teniente en 1901.

Tras algunos destinos en Segovia, Barcelona y Menorca, deja pronto el servicio activo, todavía con el empleo de teniente, para ingresar como ingeniero geógrafo en el Instituto Geodésico y Catastral, hasta que en 1929, ya como comandante reingresa en el Ejército.

Al producirse la sublevación republicana de Jaca, en 1930, asume la defensa de alguno de los procesados y ya empieza a destacar por sus ideas claramente izquierdistas.

Nombrado en 1934 jefe del Parque de Artillería de ejército n.º 1 en Madrid, continuaba en este puesto cuando se produce el alzamiento militar del 18 de julio de 1936 y colabora en armar a las milicias de los partidos y sindicatos de izquierdas, que acuden a asaltar el cuartel de la montaña, donde además organiza la recogida de los cerrojos del armamento de los muertos, heridos y prisioneros.

Al poco tiempo de empezar la guerra es nombrado subsecretario del Ministerio de la Guerra, en el primer Gobierno de Casares Quiroga, pero su permanencia en el cargo no llegó a los dos meses, reintegrándose después a su destino en el Parque de Artillería.

Se desconocen sus vicisitudes al finalizar la contienda.

Se da la curiosa circunstancia de que este oficial, pese a desarrollarse su carrera en una época en que el Ejército español participó en las guerras de Cuba y Filipinas primero, en las campañas africanas después y en la de 1936 a 1939 finalmente, es de los contados oficiales de su generación en cuya hoja de servicios figura en el apartado de valor “se le supone”.

Juan Ignacio Salafranca Álvarez
Fuentes: Archivo General Militar (Segovia), exps. personales.




(1) Diario16. Crónica de Madrid. Editado por Plaza & Janes (1991).
(2)  Real Academia de la Historia.