Imagen: Diario de Noticias |
A medio camino entre la estupefacción y la impotencia vemos como los tres poderes del Estado: Legislativo, Judicial y Ejecutivo han pasado de largo ante las graves "irregularidades" protagonizadas por Juan Carlos I, otrora rey de España y actualmente rey emérito. Unas escandalosas actuaciones que ya dieron comienzo en Portugal, en 1956, a raíz de la muerte de su hermano Alfonso, cuyas circunstancias fueron ocultadas en España por el franquismo y por Oliveira Salazar en Portugal. Ahí empezó la impunidad de JCI, más tarde amparada por el franquismo y desde 1978 por la Constitución Española.
JCI se vió forzado a abdicar a causa de lo insostenible de sus comportamientos, de la noche a la mañana Ejecutivo, Legislativo y Judicial armaron la operación y un hijo suyo ocupó su puesto. Sangre de su sangre, y educado en los usos y costumbres de la Casa de Borbón.
Unos comportamientos, los de JCI, que toman cuerpo en un amplio abanico de vicios y presuntos delitos, completamente alejados de la ética, la moral, del respeto a los gobernados, presuntamente delictivos algunos y todos ellos reprobables. Unos comportamientos tolerados y ocultados por el poder politico y convenientemente edulcorados por los medios de comunicación en general.
Parece que ahora se vislumbra una razonable esperanza de que JCI tenga que sentarse en el banquillo de un juzgado para responder de parte de sus actos, al menos de aquellos presuntos delitos cometidos desde que dejó de estar sentado en el trono. Del trono al banquillo. No deja de ser curioso que sea la justicia suiza la responsable de que JCI tenga que dar cuentas de su inmensa fortuna. Un país que hasta 2019 figuraba en la lista de paraísos fiscales, una lista negra de la que la Unión Europea borró a Suiza después de que este país aboliera cinco de sus regímenes fiscales que la UE consideraba perjudiciales.
Pero no nos engañemos, el Estado español, junto con la omnipresente oligarquía y la práctica totalidad de los partidos politicos con representación parlamentaria, harán lo imposible para proteger a la monarquía y ello conlleva la protección de JCI. Discusiones infantiles sobre su inviolabilidad, prescripciones, estrategias de todo tipo..., serán utilizadas para que todo lo que rodea al borbón quede reducido a algo anecdótico, algo a lo que, desgraciadamente, ya estamos acostumbrados cuando se trata de encausar a los poderosos.
Así las cosas, Felipe VI seguirá sentado en el trono, por muy inestable que este parezca, ya sabemos que los borbones solo renuncian a su reinado si es a la fuerza. Una vez más el nudo que ató Franco seguirá uniéndonos al franquismo y a sus leyes. Seguiremos así, sometidos a una monarquía de inspiración franquista, y lo seguiremos estando, aún en el caso de que el actual rey siguiese los pasos de su padre. Recordemos: El problema no es uno u otro rey, el problema es la monarquía.
Sí, la monarquía seguirá ahí, salvo que el pueblo español decida lo contrario, pero no caigamos en la trampa de un referendum. La República es libertad plena y la libertad no se debe someter a discusión, no puede depender de una votación un derecho tan primario. Nuestra Constitución otorga al pueblo la soberanía nacional, una soberanía que ejerce a través de sus representantes libremente elegidos, pero ¿como plantear la abolición de la monarquía si ni en Congreso ni Senado hay representación de los ciudadanos republicanos?... es sencillamente imposible.
Bajo mi punto de vista, la solución pasa por la formación de grandes partidos republicanos, capaces de conseguir que una mayoría del pueblo español llene las urnas con votos republicanos, ese y no otro ha de ser el "referéndum". Una solución que solo será posible si se pone el máximo empeño en hacer comprender a la ciudadanía lo que significa y contiene una República. En este punto he de recordar a Fernando Valera, Presidente del Consejo de Ministros de la República Española en el exilio, que nos decía en 1930:
"La mejor manera de hacer República consiste en crear ambiente y conciencia republicana; en formar un pueblo donde todos, en el modo relativo que la condición humana lo tolera, sepan cumplir con sus deberes y exigir el disfrute de sus derechos"Lo que Valera aconsejaba, con España aún sometida al reinado de Alfonso XIII, por unas u otras razones se olvidó en 1939, y aún hoy en 2020, transcurridos más de 80 años, sigue sin llevarse a la práctica. Ver el panorama politico español y la insoportable ausencia de partidos politicos republicanos resulta desolador. Algo se está haciendo mal... o nada se está haciendo más que intentar que formaciones políticas alejadas del republicanismo, o en algunos casos equidistantes con la monarquía, se sumen a una lucha que no es suya, algo que no harán nunca.
Hagamos caso a Fernando Valera y la monarquía caerá, despreciemos su teoría y seguiremos igual que desde hace 40 años...o peor.
Salud y República
Benito Sacaluga
No hay comentarios:
Publicar un comentario