“Soy de los que creen que el franquismo montó una historia, un dogma, un corpus de doctrina para explicar los orígenes y el desarrollo de la Guerra Civil y sus consecuencias. Y ese dogma no tiene mucho que ver con la realidad.”
Ángel Viñas
General Balmes Alonso |
En 1923 el fallecimiento en combate del teniente coronel Rafael de Valenzuela permitió a Franco acceder al mando de la Legión. Años más tarde, julio y noviembre de 1936, las muertes de José Calvo Sotelo y José Antonio Primo de Rivera allanaron a Franco su camino hacia el liderazgo politico, las muertes de Sanjurjo y Mola lo hicieron en el terreno militar. Tiempo después, en 1953 la muerte del capitán general de Cataluña, Juan Bautista, desbarató un incipiente golpe de estado monárquico en Barcelona.
Intercalado en los anteriores fallecimientos por combate, asesinatos, accidentes o enfermedad que beneficiaron a Franco debo situar la muerte del General Balmes, acaecida el 16 de julio de 1936, con el golpe de estado militar en sus momentos iniciales.
El general Amado Balmes Alonso era uno de los generales más prestigiosos del Ejército. Sus intervenciones en Marruecos le proporcionaron rápidos ascensos, desde capitán a general de Brigada, distinguiéndose muy especialmente en las operaciones llevadas a cabo en 1926 para la liberación de Kudia Tahar, en las cercanías de Tetuán, al frente de una bandera del Tercio y un tabor de Regulares, fuerzas con las que ya había intervenido en el desembarco de Alhucemas. Dos veces desempeñó el cargo de comandante militar de Las Palmas y el mando de la Brigada de Infantería de Madrid. Era piloto aviador y había estado al frente de la Jefatura Superior de Aviación Militar. El día de su muerte contaba 58 años de edad.
Como no podía ser de otra forma y al igual que en todo lo relacionado con la guerra civil, sobre las causas de su muerte circulan dos versiones, o mejor dicho una versión y una teoría. La autoria de la versión corresponde a las autoridades e historiadores franquistas, la teoría está defendida por el prestigioso historiador y catedrático Ángel Viñas, tanto en su libro “La conspiración del general Franco”, (Ed.Crítica / 2011), como en declaraciones posteriores a diversos medios de comunicación.
El diario ABC en su edición del 17 de julio de 1936 da la noticia de la muerte de Balmes y refleja en la reseña:
"Mediada la mañana falleció el ilustre general D. Amado Balmes, a consecuencia de la herida producida al disparársele la pistola. El general se encontraba presenciando ejercicios de tiro en La Isleta cuando se le disparó la pistola, entrándole el proyectil por el estomago. El general había querido ejercitarse en la puntería, y al intentar disparar se le encasquilló la pistola. Entonces volvió el arma contra si, con objeto de destrabar el cerrojo, disparándosele"
Esta información, facilitada a ABC por el Ejército, viene a decirnos que un general del Ejército, más que experimentado en el uso de las armas, para desencasquillar su pistola lo hace volviendo el cañón de la misma contra su cuerpo, concretamente contra el estómago según se pone de manifiesto en informaciones posteriores publicadas por el mismo diario, información sostenida por el franquismo y que por su muy difícil aceptación como cierta es el punto principal de partida de la teoría que basa la muerte de Balmes en un asesinato.
Las dudas sobre la muerte de Balmes que Viñas analiza, expone y pública, y que ya intuyó Paul Preston en su libro “La guerra civil española”, provocan la reacción de la Fundación Francisco Franco (FFF), la cual a través de su pagina web no duda en descalificar a Viñas tachándolo de “pseudohistoriador” y calificando su riguroso planteamiento como de “historieta”. Para defender la versión oficial la FFF acude al relato que del incidente efectúa Ricardo de la Cierva en su obra “La historia esencial de la guerra civil española”, que apoya sin fisuras la muerte accidental de Balmes, e incluso llega a afirmar que el general estaba decididamente implicado en la conspiración golpista, eso si, sin aportar documentación alguna que apoye tal afirmación.
Sobre el rigor histórico y objetividad de las obras que sobre la Guerra Civil ha publicado Ricardo de la Cierva debemos observar una cierta precaución, máxime si tenemos en cuenta la definición que De la Cierva hace sobre si mismo:
“Me defino como un claro anticomunista, antimarxista y antimasónico, y desde luego porque soy católico, español y tradicional en el sentido correcto del término; siempre he defendido al General Franco, y su régimen y los principios del 18 de julio”
Asesinato o accidente, lo cierto es que la muerte de Balmes eliminó un obstáculo cierto para los planes golpistas. La afirmación de Ricardo de la Cierva en el sentido de que Balmes formaba parte de la conspiración golpista carece de rigurosidad y de documentación que la soporte, tengamos también en cuenta que a la muerte del general, el propio Franco denegó a la viuda la pensión que le correspondía y por supuesto todos los honores con los que los golpistas fueron obsequiados por el dictador. Más bien, seguro, Franco encontró en Balmes un obstáculo para sus planes. Franco se entrevistó con Balmes en mayo del 36 y tras la reunión comprobó que no se sublevaría, ante la propuesta de Franco Balmes no dejó ninguna duda sobre su lealtad al juramento prestado a la República.
Según nos dice Viñas:
“Recordemos que Francisco Franco estaba entonces destinado en Santa Cruz de Tenerife y antes de trasladarse a Marruecos a liderar el golpe debía eliminar “toda posibilidad de resistencia en Las Palmas” (un archipiélago leal a la República amenazaría el éxito de la rebelión en el Protectorado), por lo que la muerte de Balmes, una persona “no segura” para los rebeldes, era decisiva para conseguirlo”
Franco necesitaba neutralizar a un general que no estaba en la conspiración, y que por tanto ponía en cuestión el apoyo de la guarnición de Las Palmas al llamado alzamiento nacional. La historiografía señala que sin esta muerte hubiese sido imposible el desplazamiento de Franco desde Tenerife a Gran Canaria, donde presidió los funerales del fallecido. El avión que debía trasladarlo a África, recibió, antes de la muerte de Balmes, instrucciones de Franco para que aterrizase en el aeródromo de Gando en Las Palmas, en lugar de en Tenerife donde él se encontraba.
No cabe duda de que la eliminación de Balmes garantizaba el triunfo de la sublevación en todo el archipiélago, cuestión fundamental para el desarrollo del posterior golpe. Si una vez declarada la sublevación Balmes no se hubiese unido a ella sin duda habría sido fusilado tal y como lo fueron los que permanecieron leales a la República y además con la debida propaganda; pero la muerte de Balmes se produce antes de declararse el bando de guerra y por lo tanto de ser provocada se trataría de un asesinato, de ahí que su eliminación se llevase a cabo en secreto y atribuyendo la autoría de la muerte al propio general.
Sobre el autor material del teórico asesinato, de quien empujó la pistola, existen indicios pero no pruebas suficientes para hacerlos públicos, aunque tarde o temprano lo más seguro es que las investigaciones que se están efectuando den su fruto.
Benito Sacaluga
Dios guarde en su seno al General Balmes.
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EliminarEl asesinato del General Balmes, como el del Capitán Virgilio Leret Ruiz o del Comandante Ricardo de la Puente Bahamonde, primo hermano del dictador que puso Hitler en España, deberían estar enseñarse en las escuelas para recordar que también hay soldados que no fueron traidores a su juramenteo.
ResponderEliminarHonor y gloria a la legítima rebelión cívico-militar de 1936
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