Durante la II República y el franquismo se sucedieron reformas educativas parciales que iban afectando a algunos niveles educativos, entre otras, la del Decreto de 1931 de Educación de Adultos o la de la Ley de Ordenación de la Enseñanza Media de 1953, esta última de clara inspiración confesional e ideológica. Una de las cuestiones más candentes fue el rol de la religión en la escuela, eliminado durante la II República e impulsado fuertemente, asignatura obligatoria, durante la dictadura franquista. En todo caso, la “Ley Moyano” de 1857, seguiría vigente durante más de 100 años, hasta la aprobación en 1970 de la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, más conocida como “Ley Villar Palasí”, de nuevo por el apellido de su principal impulsor.(1)
Por lo que se refiere a la organización de los centros, la nueva ley los clasificaba en estatales (creados y sostenidos por el Estado) y no estatales (pertenecientes a la Iglesia o a otras instituciones o personas). Entre estos últimos, se contemplaba la posibilidad de acordar conciertos con el Estado, en los cuales se determinarían, en todo caso, los derechos y obligaciones recíprocos en cuanto a régimen económico, profesorado, alumnos (incluido el sistema de selección) y demás aspectos docentes. En definitiva, un sistema puesto al servicio de un mayor grado de escolarización, todavía muy baja en aquellos años y donde el Estado renunciaba a poner los medios necesarios para atender la enorme y creciente demanda de plazas educativas.(2)
Durante la segunda mitad de los años 50 y todo el decenio siguiente, fueron muchos los colegios privados que se crearon para la enseñanza primaria y de los bachilleres, medio y superior. Algunos de ellos tenían conferidas facultades para otorgar el aprobado de los cursos, sin embargo las reválidas de los mismos debían conseguirse mediante examen en los denominados Institutos. Ni que decir tiene que todos estos colegios e institutos practicaban una total separación de sexos entre sus alumnos. El "negocio" de la enseñanza florecía en España y las autorizaciones administrativas para fundar un centro de enseñanza se convirtieron rápidamente en objeto de deseo. La Iglesia Católica obtenía tantas licencias como solicitase, los franquistas reconocidos también, sobre todo si habían prestado servicios a los franquistas durante la Guerra Civil, tanto militares como civiles. Sin embargo el acceso a la enseñanza pública quedaba restringido a causa de la escasez de centros y el elevado número de solicitudes de matrícula. Como consecuencia de lo anterior muchas familias de bajo nivel de renta no tenían más remedio que acudir a centros privados, pagando unas cantidades mensuales que en muchos casos suponían una buena parte de sus escasos ingresos. Otras familias no tenían más remedio que sacar a sus hijos de los colegios nada más cumplían los 10 años de edad, o incluso antes.
A modo de ejemplo ilustrativo del acaparamiento de los centros de enseñanza por parte de miembros significados del aparato franquista, el propietario y director del colegio donde cursé mis estudios de primaria y bachillerato, era un Teniente de Ingenieros que ostentaba dos cruces de guerra, cuatro cruces rojas al mérito militar, medalla de sufrimiento por la patria, cruz de la constancia, medallas de la campaña de la guerra de España y Rusia y cruz de guerra alemana con espadas. Todo un ejemplo para aquella juventud a la que el dictador adoctrinaba desde la infancia hasta bien entrada la adolescencia.
La "Religión" era asignatura obligada y el Catecismo su "libro de texto" principal. El rezo semanal del Santo Rosario era obligado y las clases de religión eran impartidas por sacerdotes, dándose la circunstancia, en muchos casos, que ese mismo sacerdote profesor hacia las funciones de párroco de la Iglesia del barrio y ponía gran interés en procurar la asistencia de sus alumnos a la misa de 12 de los domingos. No hacerlo suponía la significación negativa del alumno entre todo el profesorado, y el cura se encargaba de que así fuese.
Cumpliendo con los preceptos del nacionalcatolicismo imperante en aquellos tiempos, además de la citada asignatura de Religión, existía otra denominada "Formación del Espíritu Nacional" (FEN). Toda una loa a la "Cruzada", salpimentada con los Principios Fundamentales del Movimiento y de la Falange. Un lavado de cerebro en toda regla, dirigido a chavales de 10 o 11 años de edad y que se mantenía hasta cumplidos los 16. Una asignatura que permaneció vigente en los planes de educación hasta 1970 (de aplicación a los nacidos a partir de 1961). El libro de texto, uno diferente por cada curso, estaba a cargo de la Editorial Doncel, perteneciente a la Secretaría General del Movimiento. Por cierto, la Editorial Doncel se mantuvo activa hasta 1981. La obra "Historia de una Bandera" escrita por Francisco Franco y editada por E.Doncel aún se puede adquirir, además de otras lindezas similares.
En total un mínimo de seis años de educación diaria en los preceptos católicos y las bondades del franquismo. Después todos tuvimos ocasión de comprobar la manipulación a que habíamos sido sometidos desde niños, el acceso a la información nos abrió lo ojos. Algunos borramos de nuestras memorias toda esa doctrina, otros, los más, bien a causa de su entorno familiar o bien por mera identificación con el franquismo y el catolicismo, siguieron por la senda marcada por la dictadura. No nos extrañemos pues de que hoy en día, y desde hace ya muchos años, el Partido Popular siga obteniendo millones de votos.
Hoy, medio siglo después, las líneas fundamentales de la educación franquista amenazan con establecerse nuevamente en colegios y universidades. La proliferación de centros privados y concertados cuenta con el total apoyo del Gobierno, las líneas de unos y otros arropan a la doctrina católica, sus alumnos son hijos de votantes fieles o decididamente potenciales. No nos extrañemos pues de los ataques, ni de los impedimentos que el Partido Popular lleva a cabo contra una educación pública, libre y gratuita, contra la cultura en general, tampoco de que ande poniendo trabas a las clases más desfavorecidas,... subidas de tasas, nuevos cambios en los planes de estudios,... Menos aún debemos extrañarnos si sabemos que el actual ministro de Educación, José Ignacio Wert, inició su carrera política en la UCD de 1977 y fue diputado por Madrid bajo las siglas de Coalición Popular (Alianza Popular, PDP y Partido Liberal). Wert, tan solo cuarenta días después de jurar su cargo como ministro en 2011, dió a conocer su proyecto de reforma de la Enseñanza Secundaria según la cual la Educación Secundaria Obligatoria se reduciría en un año, pasando de 4 a 3. Casi a continuación subvencionó con dinero público el "Diccionario biográfico español" de la Real Academia de la Historia (193.000 euros) a pesar de la polémica suscitada por algunas de las entradas como la dedicada al general Franco en que su biógrafo Luis Suárez Fernández no lo llama dictador y omite citar gran parte de la represión franquista, prácticamente toda.Un año después de su nombramiento cedíó a las presiones de la Iglesia Católica y de la línea dura se su partido y se cargó de un plumazo la asignatura de Educación para la Ciudadanía. El PP no quiere ciudadanos, quiere votantes fieles, y para conseguir este objetivo la educación y la cultura son obstáculos y el concepto ciudadanía, la sola palabra, siempre ha sido considerado peligroso por la derecha española.
Las maniobras actuales del Partido Popular para convertir la educación en un adoctrinamiento están basadas en los postulados existentes en los colegios durante el franquismo. Volvemos a colegios con separación entre niños y niñas, clases de religión, por supuesto católica y planes de estudios que favorecen al sector de población con más recursos económicos, en detrimento de la población más desfavorecida. Al mismo tiempo que se crean nuevos colegios concertados o totalmente privados, se aumenta el número de alumnos por clase en los colegios públicos y se recortan las dotaciones economicas de los mismos, poniendo en peligro el puesto docente de cerca de 40.000 profesores interinos.
Las maniobras actuales del Partido Popular para convertir la educación en un adoctrinamiento están basadas en los postulados existentes en los colegios durante el franquismo. Volvemos a colegios con separación entre niños y niñas, clases de religión, por supuesto católica y planes de estudios que favorecen al sector de población con más recursos económicos, en detrimento de la población más desfavorecida. Al mismo tiempo que se crean nuevos colegios concertados o totalmente privados, se aumenta el número de alumnos por clase en los colegios públicos y se recortan las dotaciones economicas de los mismos, poniendo en peligro el puesto docente de cerca de 40.000 profesores interinos.
Como antes dije, no nos extrañemos de que hoy en día, y desde hace ya muchos años, el Partido Popular siga obteniendo millones de votos.
Benito Sacaluga.
(1) y (2): Colegios concertados y selección de escuela en España: un círculo vicioso. Roberto Fernández Llera. Manuel Muñiz Pérez. Departamento de Economía. Universidad de Oviedo. 2012.
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