Llegada del Gobierno Provisional, para la apertura de las Cortes Constituyentes, 14 de julio 1931. Imagen: congreso.es |
La República sigue en su fosa, y así como en 2007 se legisló para que se pudieran iniciar las acciones necesarias encaminadas a la recuperación e identificación de tantos miles y miles de cuerpos desaparecidos, nada se ha hecho desde 1975 para recuperar los principios de todos y cada uno de aquellos que fueron asesinados y arrojados a las entrañas de la tierra y del mar, todos ellos murieron por la República y, evidentemente, su muerte, ademas de generosa, parece que ha sido en vano.
Asociaciones, organizaciones, pequeños partidos locales, redes sociales..., gritan sobre la fosa de la República, la llaman para que vuelva, pero solo con gritar no se abrirá la tierra que la cubre. Una tierra que se endureció a causa de las millonarias pisadas de las botas fascistas, una tierra sin airear, compacta y terrible.
Desde 1975 no hay un dictador en la Jefatura del Estado, sería lógico pensar que en aquel año España hubiese vuelto a ser republicana, pero no fue así. Y no lo fue, por la sencilla razón de que así lo decidieron nuestros politicos mientras que el pueblo se conformaba, aliviado por el fin de la dictadura.
Sin apenas darnos cuenta, nuestra Constitución convertía España en una monarquía, nadie nos preguntó y muy pocos se quejaron. La oligarquía franquista siguió a lo suyo, la Iglesia mantuvo sus privilegios y el PSOE renunció a luchar por la reinstauración republicana. Ya lo había advertido en 1962, cuando Rodolfo Llopis durante el IV Congreso del Movimiento Europeo, celebrado en Munich, le pidió a Joaquín Satrústegui que transmitiera al Conde de Barcelona lo siguiente:
El PSOE tiene un compromiso con la República que mantendrá hasta el final. Ahora bien, si la Corona logra establecer pacíficamente una verdadera democracia, a partir de ese momento el PSOE respaldará lealmente a la Monarquía.Ya veis, para el PSOE, ya entonces, una verdadera democracia podía estar bajo el manto de una monarquía, algo incongruente por muchos calificativos y funciones que a una monarquía se le quieran poner y un gran agravio para todos los españoles que dieron su vida por la República.
Los españoles somos, la mayoría, olvidadizos por naturaleza, y hoy ya casi no recordamos que el PSOE, con Felipe González a la cabeza, estuvo gobernando España con amplias mayorías desde 1982 hasta 1996. Un periodo suficientemente extenso para haber puesto los primeros mimbres de la nueva república, pero no lo hizo, ni tan siquiera se le pasó por la cabeza al tandem González-Guerra, algo que las bases consistieron sin rechistar elección tras elección.
La búsqueda, localización, exhumación y dignificación de las víctimas del franquismo se está haciendo gracias a una Ley impulsada por el PSOE (52/2007), ley que debidamente retocada permitió sacar los restos del dictador del Valle de los Caídos, en ninguno de los dos casos se hizo necesario un referéndum, sin embargo la República sigue en su tumba, una tumba anónima excavada a lo largo y ancho de todo el país y llena hasta los bordes de sangre republicana, de ideales de libertad y justicia, de compromiso con la igualdad, unos ideales, unos principios, que por ser universales no necesitan de ningún referendum para su aceptación. La libertad no puede ser cuestionada y por tanto su ejercicio no puede ni debe someterse a consulta.
A pesar de que ha transcurrido mucho tiempo, 45 años desde que murió el dictador, los españoles no están preparados aún para juzgar objetivamente el franquismo, y mucho menos a la monarquía. Tampoco se les puede pedir que lo estén después de 40 años de nacionalcatolicismo y otros 42 de monarquía. Según lo anterior un referendum monarquía-república sería hoy un arma de doble filo. Ni conviene ni es necesario, sobre todo si tenemos en cuenta, si asimilamos, que la República es un derecho.
No es necesario porque tenemos en nuestras manos potentes herramientas para restablecer el orden que imperaba en España en 1936, orden que fue ultrajado y eliminado por la fuerza de las armas y la sinrazón. Si realmente queremos desprendernos del franquismo de forma definitiva, se hace imprescindible dejar sin validez sus leyes orgánicas, entre las que se encuentra la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947, una ley que fue sometida a referendum, aprobada en uno de los "pucherazos" de la historia del régimen por más del 93 por 100 de los votantes, con sólo una abstención del 18 por 100. Aprendamos de la Historia.
Derogando la citada ley, que además de confirmar a Franco como jefe vitalicio del Estado, declaraba a España como un Estado católico, social y representativo, que se declaraba Reino y reservaba a Franco el derecho de nombrar sucesor, desaparecería de un plumazo la actual monarquía, España dejaría de ser un reino y el sistema republicano volvería a esperanzar los corazones de las clases trabajadoras. Ni que decir tiene que con la caía de la ley citada quedaría sin ningún efecto su amparada Ley 62/1969 por la que el dictador designa, a título de Rey, al príncipe Don Juan Carlos de Borbón y Borbón como su sucesor en la Jefatura del Estado.
La forma de recuperar a la República debe ser, como lo fue en 1931, democrática, lo que no significa que tenga que ser a través de un referéndum. Debe ser impulsada por el pueblo a través de sus representantes democraticamente electos. Visto lo visto durante más de 40 años, los partidos de la derecha, la extrema derecha y la mayor parte de la izquierda, en la que incluyo sin duda al PSOE, ni han estado ni están por la labor republicana... y representan una mayoría absoluta en el Congreso y Senado. Estas mayorías son las que hay que cambiar.
Si realmente queremos la reinstauración de la República debemos apoyar, sin escatimar esfuerzos, a las fuerzas republicanas organizadas, y así, sentarlas en los escaños de Congreso y Senado en las próximas elecciones generales, y al frente de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos en las Autonómicas y Municipales que se celebren, nos traerán la República de nuevo.
No puede haber República sin republicanos, hagamos un esfuerzo y convenzamos a los que aún no lo son, unos por desidia, otros por falta de información y formación, y llenemos las urnas de votos republicanos. Un republicano es un ciudadano comprometido para con los destinos de su país y sus gentes, no un súbdito plegado a las decisiones de los poderosos. Hagámoslo, votemos a partidos republicanos, démosles la mayoría suficiente, y desde ese momento España volverá a ser republicana y el pueblo español recuperará su soberanía.
Salud y República.
Benito Sacaluga
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