Cesar asesinado por senadores romanos |
Si como en su día se comentó, Rodriguez Zapatero fue elegido por el PSOE para ser candidato a la presidencia del Gobierno, en las elecciones de 2004, con la intención de que fuese la víctima de una victoria del Partido Popular que se daba por segura, parece ser que Pedro Sánchez ha sido utilizado por el PSOE, en cierta forma, de la misma manera. Sin embargo, inesperadamente, los atentados de Atocha, a tres días de los comicios, llevaron a Zapatero a la Moncloa. Lo que pase con Sánchez está aún por ver.
Hagamos un poco de memoria: El candidato Zapatero se enfrentaba a un PP que venía de una mayoría absoluta, con un líder avalado por el semidios Aznar. y unos resultados económicos muy favorables, la gran crisis financiera aún tardaría poco más de cuatro años en hacerse evidente, (Lheman Brothers 09/2008). Durante la campaña electoral de 2004 Rajoy no dudó en cargar contra Zapatero, no hubo mitín del PP en el que no se gritara que si Zapatero llegaba a la Moncloa, tendría que hacerlo con los apoyos de Izquierda Unida o ERC, a los que se definió desde la derecha y los medios como radicales, inestables y antisistema y demás lindezas a las que nos tienen acostumbrados.
Tres días antes de celebrarse las elecciones se producen los atentados de Atocha, el PP vuelve a mentir a todos los españoles atribuyendo su autoria a ETA y el PSOE aprovecha para dar un vuelco inesperado a los resultados electorales, el PSOE gana las elecciones, aunque sin mayoría absoluta. En tan solo 30 días, Zapatero consigue el apoyo de Izquierda Unida, ERC, CC, BNG y CHA, se abstienen CiU, PNV, EA y NaBai, de toda la Cámara solo el PP vota en contra, Zapatero es investido presidente en la primera sesión con el SI de 183 escaños y 19 abstenciones, los 148 escaños del PP se quedan solos y el partido de Rajoy en la oposición.
Ahora en 2016 y desde diciembre de 2015, la situación en el PSOE ha sido y es extremadamente contradictoria, al menos si nos atenemos a su postura en 2004, año en el que con solo 164 escaños no tuvo ningún inconveniente en pactar un SI con partidos independentistas como BNG y sobre todo ERC, y la abstención de CiU, PNV, Eusko Alkartasuna (EA) y Nafarroa Bai, partidos estos últimos de clara vocación soberanista e independentista. Partidos a los que hoy, el Comité Federal, los barones del PSOE y una parte importante de los miembros de la vieja guardia tienen vetados, incluso para establecer cualquier tipo de negociación de cara a la investidura de Pedro Sánchez. Si echamos cuentas el PSOE necesitó de doce escaños escaños para llegar a Moncloa, IU aportó cinco, BNG dos y ERC ocho.
Nada oímos por aquel entonces de la hoy repetida e inquebrantable apuesta del PSOE por la unidad de España, menos aún del veto sin paliativos a los partidos nacionalistas o independentistas, los barones callaron, la ejecutiva calló y la militancia calló. Silencio, paso adelante y a la Moncloa en 30 días. Parece ser que algunos barones y dirigentes del PSOE se han saltado la lectura de algunas de las páginas de sus 137 años de historia, cuando hoy demonizan a ciertos partidos politicos, por cierto partidos con tanta legalidad y constitucionalidad como la que pueda tener el PSOE.
Desde el 21 de diciembre de 2015, los ataques a Pedro Sánchez por parte de la vieja guardia del PSOE, de sus barones, de los aspirantes a serlo, de las baronesas y de las aspirantes a serlo y de todos aquellos que no votaron a Sánchez en las primarias, no han dejado de producirse, sin embargo la militancia, las bases y un elevadisimo porcentaje de sus votantes apoyan y admiran la postura de Sánchez ante su negativa rotunda a facilitar un gobierno del Partido Popular. Yo, que ni soy militante del PSOE ni les he votado, también apoyo esa postura de NO al PP, a sus políticas, a su estructura corrupta y a sus raíces franquistas.
Con unos escaños más que insuficientes el PSOE ha colocado a Sánchez en una posición imposible, y en el momento más difícil de nuestra democracia si nos referimos a formar gobierno. Sus opciones de negociación le han sido limitadas por el propio partido, se le han marcado líneas rojas, que antes eran muy azules, se le ha criticado hasta la saciedad por la vieja guardia, una colección de arrogantes "doctores" como Corcuera, Leguina, el propio Gonzalez y una buena lista más de enamorados de si mismos. Barones que han llegado a la presidencia de Extremadura, Castilla la Mancha y Aragón gracias a pactos con Podemos lanzan sus cuchillos contra Sánchez y además en publico, a la vista de todos, no dudan en sumarse a la infame calificación que Rubalcaba, (tan ocurrente él), tiene sobre un gobierno basado en un frente de izquierdas, olvida Rubalcaba las elecciones de 1936 tal y como hace mucho tiempo olvidó el PSOE el Pacto de San Sebastian, semilla de la II República.
Desde el sur de España hace aparición en escena Susana Diaz, la eterna meretriz. Una señora elegida a dedo por un presidente autonómico actualmente procesado por la presunta comisión de muy graves delitos, delitos que se perpetraron durante años a escasos metros de ella y que sin embargo, tal y como ya es costumbre en nuestros politicos, afirma que desconocía totalmente. Una persona que, inexplicablemente, es valorada por cierto sector del PSOE como futura candidata al Gobierno de España. Una persona que lleva moviendo la silla a Sánchez desde el mismo momento en que fue elegido en primarias, unos movimientos que Susana lleva a cabo no por el bien del partido, sino por pura y dura ambición personal. Una persona que, como otros muchos poltroneros del PSOE, se opone a una consulta democrática a la militancia, una oposición a la consulta que representa una peligrosa maniobra y les acerca a ese "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo" y consiguientemente a ese despotismo ilustrado tan amado por las monarquías absolutistas. Susana Díaz encabeza la lista de los partidarios de que ese dividido, endeble e interesado establishment que planea hoy sobre Ferraz, sea quien ejerza su posición dominante y decida.....una decisión que Susana y los suyos, los suyos y Susana, esperan que sea finiquitar a Sánchez y facilitar la investidura de Rajoy.
Por ahora al PSOE solo le quedan dos caminos, uno apoyar unánimemente a su secretario general y mantener una firme negativa a la investidura de Rajoy, otra abstenerse para que el PP siga gobernando y mangoneando en esta peculiar monarquía que es España, si toma esta ultima opción será fagocitado por la izquierda, Unidos Podemos, Ciudadanos y diversos partidos de ámbito autonómico y provincial se encargarán de ello.
Si Pablo Iglesias Posse levantara la cabeza se liaría a gorrazos.
Benito Sacaluga
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