Logotipo de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA 1933) |
Pues si, gracias al PSOE andaluz, a la corrupción que lo atenaza y a la incompetencia de Susana tenemos a la derecha brindando, y así seguirá hasta acabar con las reservas de Tio Pepe, capitaneada por un Moreno Bonílla que no es más que un vendedor de peines a las órdenes de Genova, de Ciudadanos y de Vox, mientras tanto Azarias sigue, incansable, buscando su milana, y la izquierda, la de verdad, deseando que descubra quién la abatió de un escopetazo y aplique la solución Delibes al señorito cazador.
Desde su reino andaluz Susana no quiso ver que el bipartidismo se había acabado, no quiso entender que había sido sustituido por bloques y despreció a la izquierda andaluza para apoyarse en C's, un partido netamente de derechas, y este partido en el que se apoyó la obligó, con sus maniobras, a convocar unas elecciones anticipadas en Andalucía, y tras ellas perder el poder para dejarlo en manos de un peligroso tripartito, de una CEDA del siglo XXI.
Como ya pasó a finales de 1933 en toda España, hoy las derechas se han agrupado y en esta ocasión han expulsado al PSOE de su fortaleza andaluza. Lo del 33 duró dos años, periodo que la derecha aprovechó para tumbar derechos y libertades, una maniobra contundente contra los valores republicanos que, acertadamente calificado, quedó para la historia como el Bienio Negro. Tuvo que venir el Frente Popular, la unión de las izquierdas, para que en febrero de 1936 España volviera a tener un Gobierno progresista y poder así continuar con sus políticas sociales, con sus objetivos de igualdad y de justicia.
Según las declaraciones del PP, C's y Vox, sus objetivos de gobierno inmediatos son, al igual que los de la CEDA de 1933, revertir los avances conseguidos por el socialismo andaluz. Luego, a medida que vayan alcanzando el poder, lo harán en el resto de España.
Y mientras tanto, mientras que la tormenta amenaza, la izquierda española, nuevamente fragmentada, espera entre las bambalinas, arrancado las páginas de sus programas y pactos, sin querer darse cuenta de su enorme responsabilidad en relación con la tragedia que se avecina.
Salud y República.
Benito Sacaluga
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