6 de noviembre de 2019

CUERPO A TIERRA





Si algo les faltaba a esos militares que siguen reverenciando y defendiendo el franquismo, y todo lo que supuso, es la llegada a las instituciones de un partido politico de sus mismas convicciones. Si además ese partido politico forma parte de gobiernos y ayuntamientos, dichos militares acaban de encontrar su ansiado portavoz ante la sociedad civil.

Como no tengo mucha confianza en la solidez de nuestra democracia, y mucho menos si tengo en cuenta la existencia de un rey como jefe del estado, que a su vez es el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, la verdad es que no puedo evitar un, cada día más acentuado, estado de intranquilidad.

Si a lo anterior uno que de forma cotidiana, y desde todos los medios del aparato, se viene demonizando a la izquierda, a los comunistas, mi intranquilidad se agudiza. 

Trato de esperanzarme, pensando que eso de los golpes de estado y las revoluciones son ya cosas del pasado, y que en nuestra sociedad actual son sucesos que no se pueden repetir, pero me basta recurrir a la historia leída y a la vivida, para darme cuenta de que,  sin duda, el peligro existe.

Ya se vió, sin ir más atrás, en 1874, cuando un general monárquico, Martinez Campos, se cargó la I República y sentó en el trono de España a Alfonso XII. Volvió a pasar en 1936, cuando un grupo de generales se sublevó contra la II República con la intención de reinstaurar, otra vez, la monarquía; éstos últimos nos llevaron a una desigual guerra que duró tres años, y además lo de la monarquía se dejó a un lado, quien se convirtió en el jefe de los sublevados prefirió instaurar una dictadura militar, y así estuvimos 40 años de nada. En 1981, con nuestra democracia recién nacida, otro grupo de militares sacó los tanques a la calle y ocupó por las armas el Congreso de los Diputados, una operación  de la que aún hoy, (38 años después), seguimos sin saber con exactitud y rigor quién la organizó; lo cierto y conocido es que les salió mal, tan cierto y conocido como que muchos españoles de a pié aplaudieron la entrada de la Guardia Civil en el Congreso.

Hoy, si somos realistas, hemos de llegar a la conclusión de que la situación en Cataluña, en parte, en mucha parte, gracias a la negativa de los sucesivos gobiernos de abordarla democraticamente, se ha convertido en una herramienta en manos de los defensores de esa utópica "Una, Grande y Libre" que tanto daño nos hizo.

Sumemos la ancestral desunión de los partidos politicos de izquierda, el evidente abandono del PSOE en cuanto a los postulados socialistas originales, la también ancestral unión de las derechas, la escasa capacidad de los líderes actuales, el importante resurgimiento de la extrema derecha y el neofranquismo, la demonización del comunismo, la enorme intromisión del capitalismo en la política, la ascendente falta de confianza en jueces y fiscales y la innegable situación precaria de las clases trabajadoras, y ya tenemos todos los ingredientes necesarios para que se produzca una involución en muy poco tiempo.

Diréis que soy un catastrofista, quizás un exagerado, puede que hasta un ignorante, no importa, yo por si acaso tengo razón el próximo día 10 voy a votar a la izquierda de verdad, y si por una de esas las derechas logran formar gobierno, mi posición inmediata será la de "cuerpo a tierra", mientras que, desde esa incómoda posición, iré borrando mi pasado reciente, más o menos desde la última amnistía (1977), por si acaso.

De la República, ya hablaremos, si salimos de ésta, claro.


Benito Sacaluga


Nota.- Desde aquí quiero mostrar mi respeto y admiración por todos aquellos militares antifranquistas integrados en nuestras Fuerzas Armadas, que haberlos haylos...y cada día más. Que no nos falten.

No hay comentarios:

Publicar un comentario