Todo el mundo sabe como llegó al trono de España Juan Carlos de Borbón, las leyes franquistas lo decidieron y los artífices de la Constitución de 1978 lo ratificaron.
Desde su nombramiento como Jefe del Estado, el comportamiento de JCI coincide con lo que se ha dado en llamar "Borboneo", que según el Diccionario Apócrifo de la RAE, (Juan Rivera en UCR):
”Dícese de la acción del Gobernante que mientras entretiene al respetable con campechanías y otras zarandajas, introduce la mano en la olla donde se cuecen todos los negocios para sacar tajada”.
No pasa nada, en España todo lo que haga su rey está permitido, es inviolable dicen, puede satisfacer sus caprichos y ambiciones con total impunidad, y si después de dejar el trono se atisba el menor indicio de peligro judicial basta con huir a un país extranjero, en este caso a los Emiratos Árabes , donde se permite denegar la extradición por motivos de edad o de salud, motivos ambos que JCI puede justificar con plenitud. Si JCI sigue allí aposentado cualquier intento de extradición de la justicia española o internacional fracasaría rotundamente.
Dice el Borbón que su marcha a los Emiratos Árabes fue por él decidida para no perjudicar a la Corona, algo que nadie se cree viniendo precisamente de él. Si está allí es por la seguridad, eterna impunidad, que el país árabe le brinda. Prueba de ello, por si alguna hace falta, es que nada más conocerse la más que posible decisión de la Fiscalia de archivar los casos que sobre él se están investigando, ya se empiezan a pergeñar planes para su vuelta al territorio español, hasta se habla de la posibilidad de poner a su disposición algún palacete de Patrimonio Nacional para que fije su nueva residencia, por supuesto con los gastos pagados por todos. Todo se andará, pero en Abu Dabi seguirá hasta que la Fiscalia se pronuncie definitivamente a su favor y hasta que la Agencia Tributaria de por buenas las regularizaciones fiscales que JCI llevó a cabo cuando fue avisado de que se le estaba inspeccionando, algo, esto último, que de no ser así le convertiría en autor confeso de dos delitos penales.
Vuelva o no a España, JCI seguirá disfrutando de la inmensa fortuna acaparada durante su reinado, fortuna que a su muerte acabará en manos de sus herederos y de sus numerosas amantes, no nos preocupemos, jamás ese dinero será devuelto a las arcas públicas, es más, esas mismas arcas serán las encargadas de correr con los gastos de sus regias pompas fúnebres, faltaría más. Hasta muerto nos seguirá costando dinero.
Todo pasará, el actual Gobierno y la derecha total pondrán todos los medios a su alcance para blanquear al Borbón, los medios de comunicación les apoyarán, la justicia seguirá el turbio camino emprendido y el pueblo se limitará a aceptar lo que se decida.
No esperemos en esta cuestión nada del PSOE, pieza fundamental para la reinstauración de una nueva República, seguirá siendo fiel a la oferta efectuada por Rodolfo Llopis a Juan de Borbón a través de Satrústregui en 1962, en Munich, durante la celebración del IV Congreso del Movimiento Europeo:
"El PSOE tiene un compromiso con la República que mantendrá hasta el final. Ahora bien, si la Corona logra establecer pacíficamente una verdadera democracia, a partir de ese momento el PSOE respaldará lealmente a la Monarquía" .
y así lleva casi 60 años, en estos momentos alienado con la derecha para evitar cualquier investigación que sobre JCI pudiera llevarse a cabo en el Congreso de los Diputados. Todo bien.
Solo la creación de un gran partido republicano a nivel nacional puede hacer posible la abolición de la monarquía y ese partido ni existe ni se le espera, para ello es imprescindible la existencia de ciudadanos republicanos comprometidos y cohesionados, y no parece que sea nuestro caso.
Salud y República.
Benito Sacaluga