27 de marzo de 2016

LA MONARQUÍA ESPAÑOLA EN PERSPECTIVA






Si nos paramos a pensar cuales son los pilares que sostienen a la monarquía española poco tardaremos en darnos cuenta de la extrema debilidad de estos. Una debilidad fruto de las condiciones en que se produjo su reinstauración en España, acompañada hoy por una situación política y social de nuevo cuño. 

Dicha debilidad se ve incrementada por la forma en que los dos monarcas que han reinado en España desde 1931 han accedido a la corona. Ambos lo han sido por abdicación de su antecesor. Para que Juan Carlos I fuese coronado fue necesario que su padre Juan de Borbón, legítimo aspirante al trono, renunciase a sus derechos obligado por el dictador. Más tarde fue Juan Carlos I el que se vio obligado a abdicar y permitir la subida al trono de su hijo Felipe.

Todo ello fue posible gracias a la farsa que representó la Ley de Sucesión Franquista. La corona y los monárquicos sabían que tarde o temprano dicha ley sería cuestionada y maniobraron para convertir la monarquía impuesta en una demanda del pueblo español y como tal fue votada y refrendada una vez incluida en el texto de la Constitución de 1978. Con ello se pretendían dos cosas fundamentalmente, una convertir la monarquía en la forma de Estado, pretensión que se consiguió, y otra eliminar el estigma de sucesor de Franco que Juan Carlos de Borbón soportaba, para convertirlo en un legitimo heredero de la Dinastía Histórica, pretensión que no solo no se consiguió sino que pasó a formar parte de la herencia del actual rey Felipe VI, y lo seguirá siendo por mucho negro sobre blanco que se escriba para defender lo contrario.

De este lavado de cara se encargó Joaquín Satrústegui, monárquico radical que después de haber combatido en el ejército sublevado, formando parte del grupo de monárquicos que, siguiendo las órdenes de Mola, ocuparon el puerto de Somosierra con el objetivo de facilitar el acceso a Madrid a las columnas que, desde el norte, debían tomar la capital. Un Joaquín Satrustegui que terminada la guerra mutó en liberal sin dejar de ser monárquico y que fue senador en 1977 para posteriormente integrarse en la UCD y llegar a diputado en 1979 de la mano de Adolfo Suárez. 

Satrústegui fue el parlamentario más votado en las elecciones de 1977 y se ocupó hasta conseguirlo de que en el artículo 57 de la CE78 se proclame que ”La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S.M. Don Juan Carlos I de Borbón, legitimo heredero de la dinastía histórica”. De esta forma desvincula a Juan Carlos de la muy derogable Ley de Sucesión Franquista (se derogó en diciembre de 1978) y le sitúa en el lugar que le corresponde: hijo de Juan III, nieto de Alfonso XIII. (1)

El pueblo español votó mayoritariamente SI a la Constitución de 1978 en un referéndum en el que debía elegir entre el SI o el No a la siguiente pregunta: «¿Aprueba el Proyecto de Constitución?». Observemos que se votó SI a un proyecto. Una aprobación que otorgó el 58,9 % del censo electoral, un porcentaje elevado si, pero representado mayoritariamente por votantes que desconocían el texto constitucional, que actuaron inducidos por UCD, PSOE, AP, PCE, PDPC, UDC-DCC, PSUC, PC,…, partidos que hoy en día los que siguen “vivos” con la sola excepción del PP (AP) son partidarios de una reforma constitucional a fondo, no digamos ya de la voluntad de reforma de aquellos que se opusieron en 1978 : ERC, EE, HB, BNPG, FE-JONS, FN y PCE (m-l) entre otros.

Ante lo anterior, que son hechos, debemos unir otro hecho cierto, este es que la Ley de Sucesión Franquista fue el fruto del proceder interesado de un sistema dictatorial nacido del levantamiento en armas contra un sistema de Estado democrático y legitimo, contra la Constitución de 1931, contra la II República Española. Un hecho cierto, en lo que a la monarquía española se refiere, que pretende ser “lavado” por el contenido del citado Artículo 57 de la CE78.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, referéndum incluido, la legitimidad de la monarquía española solo puede ser defendida de forma muy subjetiva. Si queremos ser objetivos la realidad, los hechos, es que el actual modelo de Estado fue impuesto ilegal e  ilegítimamente por un dictador y legitimado por una Constitución, la del 78, elaborada y cocinada durante una legislatura constituyente por siete ponentes, de los cuales cinco pertenecían a la derecha española postfranquista, entre ellos Manuel Fraga, y solo dos a la izquierda, Peces-Barba (PSOE) y Solé Tura (PCE).

Es de recibo ser demócratas y aceptar los resultados de las urnas. Una vez abiertas hay que atenerse a lo votado mayoritariamente, más aún en un referéndum. Pero lo que no es obligatorio es ser monárquicos sin más por mucho que una constitución lo contemple, menos aún si la figura del Rey y sus derechos y libertades se oponen al cumplimiento por su parte del Art.14 de la misma Constitución.

Juan Carlos I tuvo que abdicar como consecuencia de sus actos, de no haberlo hecho las consecuencias negativas para él y la corona habrían puesto en peligro la placida permanencia de ambos. Su hijo ocupó el puesto y poco ha tardado, junto con su esposa, en sembrar serías dudas en relación con su respeto al pueblo. Una infanta de España está siendo juzgada junto con su marido por supuestos delitos económicos. Los principales partidos que sustentan a la monarquía (PP y PSOE) están en franca descomposición y las calles están repletas de ciudadanos exigiendo cambios en el sistema, incluso del sistema. El paro afecta a más de la cuarta parte de la población y los derechos adquiridos, todos, están en franco retroceso o desapareciendo. La clase política ya no goza del respeto de los ciudadanos, la corrupción les está acorralando. En siete autonomías han hecho desaparecer imágenes de Felipe y Juan Carlos. El Gobierno de Navarra ha vetado a los reyes en las próximas entregas del Premio Príncipe de Viana y los premios Princesa de Asturias en Oviedo comienzan a provocar rechazo en la ciudad. Solo falta la irrupción a nivel nacional de un partido republicano que consiga obtener representación parlamentaria, para que las perspectivas futuras de la monarquía española sean poco favorables a su continuidad. 

España es difícil de prever en libertad, y a mi me parece que no a mucho tardar volveremos a escuchar la frase pronunciada en abril de 1931 por el Almirante Aznar, último presidente del Consejo de Ministros de Alfonso XIII: “España se acostó monárquica y se levantó republicana”. Que volvamos a escucharla depende los republicanos, de los que lo somos hoy y de los que mañana lo serán. 

Benito Sacaluga




(1) "Don Juan". Luis María Ansón. Plaza&Janes (1994)

18 de marzo de 2016

¿QUE HACER CON LOS REFUGIADOS?



Cada día que pasa tengo más claro que nuestros "lideres" europeos son autenticas marionetas en manos de los poderes económicos. Para ellos el drama de las personas que huyen de la guerra, de una muerte más que probable, solo se soluciona con dinero y ahí andan enredados mientras que millones de seres humanos vagan sin rumbo y cientos de ellos mueren cada semana , un gota a gota implacable de muertes anónimas al que nadie está dispuesto a poner fin de forma determinante. Una patata caliente que todos sueltan con justificaciones que hacen sonrojar al más indiferente. 

Entre todos estos líderes de pacotilla adoptaron la postura de que el asunto debía solucionarse entre todos los países de la UE, una cruel justificación para que cada país miembro se lavase las manos cual Pilatos acorralado. Unos líderes que haciendo gala de su completa falta de escrúpulos proponen que lo mejor es que los refugiados se queden en Turquía, es decir fuera de la UE, y a cambio ponen encima de la mesa miles de millones de euros. Unos miles de millones de euros que irán a parar a las manos de los gobernantes turcos a cambio de unos cuantos campos de concentración. A Rajoy le hemos tenido que parar los pies y obligarle a rechazar esta propuesta. Sin menor atisbo de vergüenza acaba de declarar que a los refugiados hay que concederles asilo y que estos asilos debe ser estudiados uno por uno. Lo malo es que para que se pueda solicitar el asilo hay que llegar al país de acogida, tránsito al que la UE está poniendo todas las barreras imaginables y además se opone a que dichos asilos puedan ser solicitados a través de países cercanos a Siria, evitando así el rosario de muertes que cada día se producen entre los que se arrastran para llegar a tener la oportunidad de efectuar esa solicitud de asilo a la que todos tienen perfecto derecho.   La cosa está clara: Europa no quiere en su suelo a los refugiados sirios y como no se atreve a decirlo alto y claro, falsamente lo reduce todo a un problema administrativo de imposible solución.

Así tenemos al pueblo sirio, un pueblo que nació como tal 2000 años a.C y que se ha visto invadido y dominado por toda una suerte de países, desde el antiguo Egipto hasta Francia, pasando por Bizancio y Turquía. Un pueblo que lleva padeciendo una guerra civil desde que esta se gestó a raíz de la Primavera Árabe (2010) hasta nuestros días. Una guerra en la que han participado y participan los integristas del Dáesh (Estado Islámico), USA y Rusia, y como todas las guerras sin que la población siria tenga ninguna responsabilidad. Un conflicto cuyo fin supondría el fin de la huida de los ciudadanos sirios y que parece ser ni la UE, ni Rusia, ni USA están dispuestos a solucionar.

Pues bien, con los refugiados sirios solo se puede hacer una cosa: acogerlos, así sin más. En su inmensa mayoría  se trata de familias que estarían dispuestas a volver a su país si ello no significase poner sus vidas en grave peligro. No pretenden quedarse en Europa definitivamente, su ilusión es poder volver a sus pueblos, a sus casas, con los suyos y retomar sus vidas donde las dejaron huyendo de la miseria y de la muerte. 

En definitivas cuentas a los sirios les está pasando lo mismo que a los republicanos españoles en 1939, nadie les ayuda decididamente desde el exterior para poner fin a una guerra como todas injusta, con la diferencia, eso si, de que en mejores o peores condiciones, los refugiados republicanos fueron acogidos de buen grado en numerosos países y lo fueron por el mismo motivo que hoy tienen los sirios: Huir de la muerte.


Benito Sacaluga.






15 de marzo de 2016

¿GENOCIDIO?



Definición de genocidio: Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos.





Gonzalo de Aguilera
Son innumerables las acusaciones de genocidas, efectuadas dentro y fuera de nuestro país, contra Franco y sus colaboradores, tanto durante la guerra como en el transcurso de la posterior dictadura militar.

Acusaciones de genocidio y crímenes de lesa humanidad que hasta los propios franquistas reconocieron que formaban parte de su plan para España desde los primeros momentos de su rebelión contra la República. 

(1) El 10 de mayo de 1937, el portavoz de prensa del Cuartel General de Mola y posteriormente de Franco, el aristócrata y terrateniente, capitán Gonzalo de Aguilera Munro,  conde de Alba de Yeltes, efectuaba  al periodista norteamericano Hubert Knickerbocker del Washington Times unas declaraciones en las que, sin ningún tipo de duda, desvelaba la ideología ultraconservadora, filonazi, autoritaria, clasista y machista que animaba a la oligarquía terrateniente que apoyaba el golpe y al núcleo duro de los militares golpistas:

«Vamos a matar a 50.000 en Madrid. Y vayan donde vayan en su huida Azaña, Largo Caballero y toda esa gente, los cogeremos, y los mataremos hasta el último hombre aunque nos cueste años seguir su pista por el mundo […] es una guerra de razas, no una mera guerra de clases. Usted no lo entiende porque no se da cuenta de que hay dos razas en España, una raza esclava y una raza dominante. Esos rojos, del presidente Azaña o los anarquistas, son todos esclavos. Nuestro deber es volver a ponerlos en su sitio… sí, ponerles cadenas otra vez […] Tenemos que destruir esa tanda de escuelas rojas que la llamada República estableció para enseñar a los esclavos a rebelarse. A las masas les basta con saber leer lo justo para entender las órdenes. Tenemos que restaurar la autoridad de la Iglesia. Los esclavos la necesitan para que les enseñen a comportarse […] Es deplorable que las mujeres voten. Nadie debería votar y menos aún las mujeres …»
(2) Ante el periodista inglés Peter Kemp declaró:
"El gran error que han cometido los franquistas al empezar la Guerra Civil Española ha sido no fusilar de entrada a todos los limpiabotas. Un individuo que se arrodilla en el café o en plena calle a limpiarte los zapatos está predestinado a ser comunista. Entonces ¿por qué no matarlo de una vez y librarse de esa amenaza?"
(1) Al periodista norteamericano John T. Whitaker le dijo alto y claro:
 «Tenemos que matar, matar y matar ¿sabe usted? Son como animales ¿sabe? Y no cabe esperar que se libren del virus del bolchevismo. Al fin y al cabo, ratas y piojos son los portadores de la peste. Ahora espero que comprenda usted qué es lo que entendemos por regeneración de España […] Es nuestro plan exterminar a un tercio de la población masculina española, ¿entiende? Eso limpiará el campo y nos librará del proletariado. También es irrebatible desde el punto de vista económico. No volverá a haber desempleo en España, ¿entiende? Y haremos otros cambios. Por ejemplo, nos quieren timar con esa estupidez de la igualdad de las mujeres […]»
Gonzalo de Aguilera no bromeaba en lo que a matar se refería. Al final de su vida, el 28 de agosto de 1964 asesinó con una pistola a sus dos hijos (Gonzalo y Agustín). Poco después fallecía en el Hospital Psiquiátrico de Salamanca a causa de un edema pulmonar.

Si alguien después de leer las declaraciones anteriores, aún cuestiona la existencia del genocidio contra el pueblo español llevado a cabo por Franco y sus colaboradores, declaraciones desgraciadamente corroboradas por la realidad de lo acontecido, sin duda deberá reflexionar sobre su postura. Unas declaraciones que asumen como objetivo la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos, características fundamentales del genocidio, despejan cualquier duda sobre la calificación de los crímenes cometidos durante la guerra y a lo largo de 40 años de dictadura por aquellos que convirtieron España en un país ocupado.


9 de marzo de 2016

UN REPUBLICANO RETRATA A GIL-ROBLES





Imagen publicada en "Eco Republicano" (10-05-2015)
(1) Fernando Valera Aparicio, politico y escritor, (sobrino del politico, diplomático y admirado escritor  Juan Valera y Alcalá-Galiano, autor entre otras muchas obras de "Pepita Jiménez", convertida en ópera por Albeniz), encabezó la candidatura del  Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) al Ayuntamiento de Valencia en los comicios de 1931, que llevaron a la salida de Alfonso XIII de España y la proclamación de la II República Española. En los primeros tiempos de la República fue nombrado primer secretario de la Comisión encargada de redactar la Constitución de 1931 y más tarde director general de Agricultura en los gobiernos de Azaña y subsecretario de Justicia con Martínez Barrio. Entre 1932 y 1937 fue también subsecretario de Comunicaciones y de Obras Públicas.

Al disolverse el PRRS en 1934, se unió a Diego Martínez Barrio para fundar Unión Republicana (UR), con quien se presentó por la circunscripción de Badajoz en 1936 dentro de las listas del Frente Popular y obtuvo la representación parlamentaria.

Tras la guerra civil se refugió en Francia, en donde volvió a verse en peligro durante la ocupación nazi. Pasó brevemente por Marruecos, México y finalmente volvió a París en 1946, en donde ocupó numerosos cargos del gobierno republicano en el exilio. Fue vicepresidente y ministro de Justicia y Hacienda en los gobiernos de Alvaro de Albornoz y Liminiana (1947-1949 y 1949-1951), ministro de Estado en el de Félix Gordón Ordás (1951-1960), ministro de Estado y secretario del Consejo de Ministros del Gobierno de Emilio Herrera (1960-1962) y ministro de Negocios Extranjeros en el gabinete de Claudio Sánchez-Albornoz (1962-1971). Fue uno de los fundadores de Acción Republicana Democrática Española (ARDE) en un intento de aglutinar a los sectores republicanos del exilio republicano. Como uno de los principales dirigentes políticos del exilio republicano, en 1962 participó junto a otros muchos políticos y representantes españoles en el IV Congreso del Movimiento Europeo, donde se alcanzó la unidad de toda la oposición antifranquista .

El 28 de febrero de 1971 sucedió a Claudio Sánchez-Albornoz como jefe del Gobierno republicano en el exilio, siendo el último en este puesto. Ejerció el cargo hasta 1977, cuando el presidente de la República en el exilio, José Maldonado, aceptó la legalidad de las Elecciones de 1977 y acordó la disolución de las instituciones republicanas que seguían activas en el exilio. 

El 17 de septiembre de 1936, a dos meses del golpe de estado contra la República, Valera publica en el diario cartagenero "La Tierra" un artículo al que titula "Cain de España" y que reproduzco a continuación:

Había nacido en un hogar de fanáticos, o de hipócritas, es decir, de jesuítas. Siguiendo la tradición paterna, Caín se encontró un día de catedrático en Salamanca. Su vida fue oscura y gris hasta que, en las Cortes Constituyentes, se levantó a defender su acta de diputado. Para que él lo fuera, habíanse conciliado todos los caciques, usureros y clérigos de la provincia. Y cuéntase que en la ciudad de Salamanca, aunque pequeña, había no menos de 14 conventos de frailes, 23 de monjas y 25 iglesias.
Un buen republicano aragonés, el radical-socialista Sarria, denunció a las Cortes el escándalo que había descubierto en el expediente electoral de Caín, y pidió la anulación de las elecciones. Pero quiso la suerte que, de acceder a lo solicitado, quedara sin acta también Miguel de Unamuno. Estaba reciente el recuerdo de la rebeldía y el destierro de este hombre extraño; las Cortes eran incautas; Caín se defendió poniendo en juego los resortes dialécticos del jesuitismo; la prensa le ayudó; el candor se impuso, y Caín fue diputado.
La República había nacido con signo de paz. Una mañana de abril se abrió en el cielo el alba de un nuevo día, como una azucena blanca que tuviera por campánula el firmamento empapado de luz. Cantó el pueblo su libertad, olvidando las amarguras de la esclavitud pasada, y rió como un niño, y perdonó como un santo. ¡Qué alegre era el dial ¡Qué buena la paz! Y, en el corazón de cada hombre, nacía un ansia de renovar al mundo sin causar dolor a los hombres, ni perjuicio a las cosas.
A las Cortes Constituyentes concurrió el alma de la nueva España, para legislar la obra de la paz. Las conciencias habían de ser libres; pero la Iglesia respetada. Una nueva forma económica surgiría en el país, transformando la propiedad y reformando la vida del campo, mas sin causar graves quebrantos a los antiguos propietarios. Todos los poderes emanarían del pueblo; pero sin sacrificar en el patíbulo de la justicia histórica, a los representantes del antiguo Estado. Cuando las Cortes Constituyentes legislaban con la vista puesta en los ideales más sublimes de la humanidad, Caín sonreía y acechaba preparando el puñal del odio y de la soberbia con que pensaba asesinar a su patria.
Desde un escaño de las Cortes, comenzó Caín a difundir la ponzoña. Manejó a Dios y a Iglesia como copa de su veneno; excitó el fanatismo de los intolerantes; embaucó la beatería de los necios; fomentó la codicia de los clérigos y la tontuna de los gazmoños, y los envenenó con el odio santo a la República.
De pueblo en pueblo, con abnegación digna de las nobles causas, peregrinó Caín, encizañando a las buenas gentes. Al rico le hablaba de sus riquezas; al pobre, de sus hambres. «Yo te guardaré tus aceitunas, tus rebaños, tus trigos y tus bellotas, aunque los pobres se mueran de hambre», decía a los unos. «Yo sacaré el dinero de donde lo haya, para que todos trabajéis, y os daré la abundancia y la paz que os regatea la República», prometía a los otros. Y así santificaba el egoísmo del avaro sin piedad, y así desvelaba la rebeldía y el rencor del pobre sin ventura. 
Todo le parecía lícito a Caín con tal de realizar sus siniestros designios. Mintió promesas de justicia, difamó honras, desorientó conciencias, malquistó a los hombres, profanó los templos, engañó a Dios tomando su nombre, se alió con el ateo viejo e impúdico, y fue ministro de la República para venderla; descendió al pueblo para envilecerle; subió al Poder para mancharlo de lodo y de sangre; usó de la libertad para hundirla; de la democracia para suprimirla; de la ley para violarla y de la religión para escarnecerla.
Un día su propia audacia, el candor de los demás y la desventura del pueblo le llevaron al Gobierno, y Caín fue en la República ministro de la Guerra. Mientras el pueblo vertía torrentes de sangre en las montañas de Asturias, alaridos de dolor en las cárceles del tormento, ríos de sangre en la orfandad de los hogares enlutados, Caín, desde el Ministerio de la Guerra, rumiaba su gran crimen contra la patria. Depositó Caín en la mente estulta e insolvente de muchos señoritos metidos a militares, el virus del odio a la República. Tocó los resortes de la soberbia, de la vanidad, de la ignorancia y del honor, para exaltar en sus ánimos la aversión hacía el pueblo y sus instituciones democráticas. Y cuando el clamor del pueblo le arrojó de su escondrijo para lanzarlo a la calle, Caín se fue de allí cobardemente, sinuoso y dúctil como el jesuíta, esperando la hora propicia para la culminación del crimen.
Y vino el triunfo del Frente Popular; y se agitaron como poderosas serpientes hacia las urnas las muchedumbres creyentes en la religión civil de la democracia.
Y fue otra vez la República, y otra vez la piedad y el perdón y el olvido. Pero la obra de Caín había ya madurado el fruto de la guerra civil. Los ricos apretaron las bocas de sus bolsas, negando pan y trabajo; las pistolas de los asesinos a sueldo, comenzaron a ensagrentar las calles; en los campos había odio, en los hogares rencor, en los templos fusiles, y en los cuarteles indisciplina.
Una mañana estalló la guerra entre los hermanos de España que dejaron para siempre de serlo. Todas las fuerzas negras de Caín; los militares soberbios, los clérigos fanáticos, los avaros, los rencorosos, los señoritos, los desalmados, se arrojaron contra la República para devorarla; surgieron llamas en los templos, ardieron los bosques, se hundieron las casas, se desplomaron puentes y fortalezas; un viento de desolación y de muerte, sopló sobre el haz de la patria.
Y Caín, en tanto, satisfecho de su obra huyó, abandonando a los suyos, a los que él había congregado. Los entregó a la ira santa del pueblo, para que el huracán de la revolución los devorara. ¡Era la culminación de tu crimen!, ¡Oh Caín de España! ¡Mas no esperes que pueda haber para tí sosiego ni piedad en el cielo ni en la tierra! ¡Dondequiera que vayas la sangre de tus hermanos se levantará en tu camino, como un espectro, pidiendo venganza! ¡Ni entre los vencedores ni entre los vencidos habrá para tí, oh Caín de España, ni un amigo leal, ni una mano piadosa!
¡Aunque te escondieras en el fondo de la tierra, allí surgiría el espectro de la venganza cubierto de sangré, la carne desgarrada pendiendo de los huesos mondos, los ojos encendidos de ira, la garganta hirviendo de amenazas, llamas de odio en el corazón y puñales de castigo en las manos crispadas!
¡Tú envenenaste al pueblo, tú traicionaste a la República, tú ensangrentaste a la Patria, tú encendiste el odio —llama de la guerra— en los corazones! ¡Dondequiera que vayas te seguirá la maldición del pueblo! ¡Caín! ¡ Cain! ¡Cain de mi España!
Fernando Valera.

Cuando Valera en su artículo habla del "Cain de España" se está refiriendo a José María Gil-Robles. Recordemos que Gil-Robles (2) en 1935 fue nombrado ministro de la Guerra por Lerroux. Desde su ministerio fueron promocionados militares que a la postre fueron los protagonistas destacados del golpe de estado y posterior levantamiento militar de 1936. Entre otras decisiones que afectan a los ejércitos, Gil Robles dispone que el general Francisco Franco se haga cargo del mando del Estado Mayor Central, que el general Emilio Mola vuelva al servicio activo y tome el mando de las fuerzas del Protectorado Español de Marruecos, que el general Joaquín Fanjul sea nombrado subsecretario y se ascienda a general de brigada al bilaureado coronel José Enrique Varela, militares que representan la flor y nata de la rebelión contra España.

Después de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 Gil-Robles se convirtió en el jefe de la oposición parlamentaria. El 13 de julio de 1936 abandonó España, entró en Francia de donde fue expulsado por el Gobierno francés y de allí se refugió en Portugal. Al iniciarse la Guerra Civil entregó a Emilio Mola todos los fondos económicos de su partido (CEDA).

Acabada la guerra fue miembro del Consejo Privado de Juan de Borbón en 1939. En 1953 regresó a España.  En 1968 era Catedrático en la Universidad de Oviedo. En 1975, ya muerto Franco, fundó el partido Federación Popular Democrática con el que se presentó a las elecciones de 1977 en coalición con Izquierda Democrática de Ruiz Giménez, elecciones donde solo obtuvieron el 1,18 % de los votos y ambas formaciones se disolvieron. Su hijo José María Gil-Robles pasó en 1978 a Alianza Popular (AP), hoy Partido Popular (PP) y llegó a ser presidente del Parlamento Europeo. Otro de sus hijos, Alvaro Gil-Robles, fue Defensor del Pueblo en 1981. El 13 de septiembre de 1980 el "Cain" de Valera moría en Madrid.

Fernando Valera lo presenció y sufrió todo desde su exilio en Francia, mientras era jefe del Gobierno Republicano en el Exilio. En junio de 1977 el último presidente de la República en el exilio, José Maldonado, junto con Fernando Valera Aparicio, el último presidente del Consejo de Ministros, emiten una Declaración de la Presidencia y del Gobierno de la República Española. En dicho texto reafirman la legalidad institucional emanada de la Constitución de 1931 y la validez de los procesos electorales de 1931, 1933 y 1936, mantenida durante el exilio. En dicha declaración se puede leer:
"Las Instituciones de la República en el exilio ponen así término a la misión histórica que se habían impuesto. Y quienes las han mantenido hasta hoy, se sienten satisfechos porque tienen la convicción de haber cumplido con su deber".
Así se pone fin al Gobierno republicano en el exilio, aceptando la validez de las elecciones de 1977, pero, que no se nos olvide, sin reconocer a la monarquía instaurada en 1975.

Valera, no obstante, no volvió a España y permaneció en París, donde falleció después de 43 años de exilio, sin que en ningún momento dejase de defender la legitimidad del gobierno republicano.

Benito Sacaluga



(1) Datos de Fernando Valera: ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE EXTREMADURA. ARMHEX. http://armhex.blogspot.com.es/ 

(2) Datos de Gil Robles bajo la Licencia Creative Commons Atribución Compartir Igual 3.0

5 de marzo de 2016

ESPAÑA LES VIENE GRANDE



Después de lo que acabamos de ver estos últimos días, y de lo que llevamos viendo desde el 20 diciembre pasado, siento amplificada mi desesperanza. Poco importa a donde se mire y a quien se escuche. Los politicos, al igual que los leones del Congreso, se rugen entre ellos, con la zarpa puesta en su particular bola del mundo, nada más. Poco importan los análisis de la situación política que se vive en España que en tromba hemos tenido que soportar, todos sin excepción elaborados desde el partidismo, subjetivamente, en algunos casos acogidos a un sectarismo trasnochado. 

Si a los titiriteros que movieron en lugar equivocado sus muñecos se les pide cárcel, por considerar que su actuación puede ser considerada como apología del terrorismo etarra, prácticamente a la totalidad de los 350 diputados que salieron de las urnas el 20D se les debería privar de su escaño por el "delito" de apología de la estupidez y exaltación de la mediocridad. El Gobierno de España les viene grande a casi todos ellos.

Ninguno de los líderes de los cuatro partidos políticos en liza está facultado, ni minimamente, para dirigir los destinos de esta España recién despertada. Sus compañeros de grupo parlamentario tampoco, si nos atenemos a los efusivos aplausos que dedican a sus admirados líderes debemos intuir que piensan como ellos... o simplemente no piensan.

Rajoy es y ha sido siempre un títere en manos del capital. Sus escasas luces le hacen seguir la iluminada senda de su mentor, de Manuel Fraga, y de toda la incombustible oligarquía franquista, a los que desde su supuesta juventud debe su carrera política. Un Rajoy que ahora ha dejado de ser títere para convertirse en un pelele, y como tal en grave riesgo de que su cuerpo de paja sea sacado a las calles para ser manteado o quemado. Así lo quieren en su partido y así lo desean en Europa.

A Pedro Sánchez le falta experiencia y sobre todo el apoyo de la dirección de su partido, le han sacado a la arena cargado de un hándicap insoportable, de falta de poder para tomar decisiones. Su gran error ha sido aceptar las condiciones que la vieja guardia socialista, amamantada por Felipe Gonzalez y su deseada "gran coalición", le impuso. Ante el asco que le produce ponerse en las manos de PP ha admitido como socio a un partido cuyo lema principal está directamente tomado del discurso pronunciado por José Antonio Primo de Rivera en el madrileño cine Europa el día 2 de febrero de 1936:
"Por primera vez vemos a la Falange en una coyuntura electoral y nosotros, que no somos de derecha ni de izquierda sabemos que una y otra postura son incompletas".
Sánchez debería saber que con Ciudadanos jamás podrá llevar a cabo un programa de izquierdas, pero ...¿Acaso el PSOE sigue siendo un partido de izquierdas?

Pablo Iglesias sigue aferrado al mitín politico. Sus discursos no son tales discursos. En política los discursos tienen la finalidad de convencer a base de la exposición razonada. Un mitin no es más que un persuasivo reclamo electoral donde todo cabe e Iglesias sigue instalado en el, y lo hace además acentuando la génesis revolucionaria del mitin y su vinculación al radicalismo, olvidando que está en un parlamento y olvidando que sus propuestas han de ser presentadas como razonables y realizables. El gran merito que supone lo ya conseguido por Iglesias puede irse al traste en poco tiempo, solo la fermentación en el caldo de la oposición puede llevarle algún día al poder, ahora no es, ni mucho menos, su momento.

De Albert Rivera poco es necesario decir para justificar su inhabilitación como dirigente politico a nivel nacional.. Su astucia y la inacción de PP y PSOE le encumbraron en Cataluña, donde arropado con la bandera de España consiguió ocupar el espacio politico destinado a aquellos que son contrarios a la independencia del país catalán, y con ese único equipaje y el imprescindible apoyo económico por parte del poder empresarial y financiero, más la desaparición de UPyD, consiguió excelentes números en la autonómicas y en las recientes generales. Sus farragosos devaneos autonómicos con PP y PSOE. en aras de arrinconar a la Izquierda, se han puesto especialmente de manifiesto en Andalucía y  en Madrid. Ciudadanos es un partido de derechas, y como diría Rajoy "muy de derechas", aunque se aferre a ese etéreo espacio politico denominado Centro. Alguien dijo que el centro politico es solo una línea que separa la derecha de la izquierda, y yo estoy de acuerdo, basta repasar la nómina de los fundadores de UCD (Unión de Centro Democrático) para comprobar su total identificación con la derecha política y así ha sido desde entonces., tanto en el arco de la derecha como en el de la izquierda Más temprano que tarde, Ciudadanos se convertirá en el competidor directo del Partido Popular o desaparecerá a nivel nacional.

Ahora solo falta que me refiera al Jefe del Estado, al que por supuesto tampoco considero capaz para ostentar tan importante cargo. Al menos Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera han sido elegidos democraticamente, el Jefe del Estado no, eso es lo que hay, y lo hay por que así lo decidió Franco....y punto.

No, no me he olvidado de Alberto Garzón, el motivo de no haberle citado antes es que a él si le considero capaz de dirigir un Gobierno. Es el único politico que, a diferencia de los anteriormente citados, descarta los eufemismos y orgullosamente se declara comunista. No engaña a nadie y es honrado a carta cabal, dos virtudes imprescindibles para cualquier gobernante. Pero está solo ante los demás, el poder oligárquico no cesa en su empeño en destruirle utilizando para ello todos los medios a su alcance. Una nefasta ley electoral le ha robado literalmente un buen puñado de escaños y además le ha impedido tener grupo propio en el Congreso a pesar del millón de votos obtenidos.

Si viendo las sesiones de investidura he sentido indignación a causa del comportamiento y catadura de los líderes de los cuatro "grandes" partidos, esta indignación se ha elevado exponencialemente al ver a Alberto Garzón relegado a un escaño perdido en lo alto del hemiciclo. Indignación que se transformó en esperanza cuando vi y escuche sus dos intervenciones en las sesiones de investidura. Entre las dos unos escasos quince minutos, pero con más razón y contenido político que todas las interminables horas en las que sus opositores tuvieron el uso de la palabra, desde aquí le doy las gracias.


Benito Sacaluga.









29 de febrero de 2016

LAS CUENTAS DE MARIANO



Uno ya está un poco harto de ver y oír a Mariano Rajoy y los suyos presumir de los resultados económicos de su recién terminada legislatura. Nos arrojan a la cara un sin fin de cifras y logros sin que les tiemblen ni el pulso ni la vergüenza. Se quejan sin cesar de la herencia recibida y de la situación de "quiebra" en que se encontraron el país cuando llegaron al poder en diciembre de 2011. Si no fuera por ellos, dicen, España sería hoy el culo de Europa. Definitivamente nos toman a todos por idiotas o, peor aún, por borregos. Realizan estas manifestaciones en las televisiones amigas, sin que ni el moderador ni los que asisten como invitados al magno evento osen siquiera llevarles la contraria. El pueblo que les ha votado , impotente, como mucho duda sobre la verdad de los datos ofrecidos y calla. 

Llevar la contraria al PP en cualquier tema, y más aún en temas económicos, supone que uno sea calificado como rojo radical, bolivariano, anti sistema...o cualquiera de los, para ellos, calificativos negativos a que nos tienen acostumbrados, o simplemente recurren al insulto gratuito.

Desde que en 2011 vienen disfrutando de una mayoría absoluta para gobernar no han dejado de efectuar recortes en el gasto social, han situado el  salario mínimo en la categoría de limosna, han destrozado los derechos laborales, y otras tantas actuaciones más en contra de las clases populares, tantas que enunciarlas llenaría esta página. En este enlace pueden encontrar 120. , aunque seguro que mañana ya habra más.

Nos hablan de crecimiento cuando la realidad es que, siendo cierto, el aumento del PIB no representa nada más que 9.777 millones de euros en cuatro años, el + 0,91 %. Nos dicen que han reducido el déficit y también es cierto (42.690 millones menos que en 2011), pero callan el hecho cierto de que la deuda pública ha aumentado en 325.346 millones (+ 43,76 %) y que la partida presupuestaria destinada a pagar sus intereses ha subido hasta 35.500 millones, o lo que es lo mismo 100 millones diarios. Tampoco nos dicen que han dispuesto del 53% del Fondo de Reserva de la Seguridad Social (Pensiones), es decir de 36.330 millones. 

Se llenan la boca de decir que están creando empleo, y sin entrar ahora en las condiciones esperpénticas de la calidad del empleo por ellos creado, vuelven a falsear la realidad. Lo cierto es que si tenemos en cuenta las cifras de población activa, se encontraron con una Tasa de Paro del 19,30 % (2011) y han acabado la legislatura con un 21,01 % (2015). En número de desocupados (EPA) 4,79 millones frente a los 4,44 millones de 2011. 

No obstante lo anterior, día tras día les seguiremos oyendo decir lo mismo, las mismas mentiras sobre la economía española y el paro. Nada les oiremos sobre el aumento de la tasa de pobreza, ni sobre la galopante desigualdad entre rentas, ni sobre los cien mil y pico dependientes que ha fallecido sin llegar a cobrar la prestación, ni sobre los 3 euros mensuales que han subido las pensiones, .........ni de los miles y miles de millones de euros que los miembros de su partido nos han sacado impunemente de los bolsillos para destinarlos a su propio beneficio o al del partido en sí. 

El Partido Popular no puede seguir ni un día más gobernando España, ni aunque sea en funciones. Aparte de la corrupción que les pudre no debemos olvidar que han engañado a todos aquellos que les votaron en 2011 y de paso al resto de los españoles, que si bien estos últimos debemos respetar los resultados de las urnas no tenemos porqué aguantarlos si, como se ha demostrado, son el producto de un engaño colosal y continuado.

Los representantes de la clases populares deben tomar las riendas del país y limpiar a fondo la gran cloaca en que se han convertido nuestras instituciones. En cuanto a las formaciones de izquierda, nada de pactos con la derecha, ni con el centro, ni con el novedoso centro izquierda donde se auto ubica el PSOE. Ya que el PP manifiesta que es buena la alternancia, pues eso, que deje paso a la izquierda, a la de verdad, ya llevamos cuatro largos años con la derecha. Y por favor, que dejen de repetir eso de que han ganado las elecciones, eso de que los españoles les han dado su confianza. Al menos que aprendan a sumar y comprueben que más del 70 % de los votantes les han dicho alto y claro que levanten en vuelo y se vayan a sus casas.

Benito Sacaluga





25 de febrero de 2016

PASEANDO ENTRE GOLPISTAS

Ayer me llegué hasta el Ministerio de Defensa, concretamente a su Servicio de Publicaciones para comprar un libro sobre la vida de 230 militares profesionales de los más de 3000 que tras el golpe de estado de 1936 permanecieron leales a la República Española. Una vez llevada a cabo la compra del libro me detuve para tomar un café y mientras lo hacía comencé a leer el prólogo, un prólogo a cargo de un general de brigada del Ejercito de Tierra en el que se expresa (sic) "Los militares citados eran españoles, murieron o lucharon por España, porque su vocación les hizo hombres de armas, y merecen su lugar en la historia". 


Una vez haya leído el libro daré cumplida cuenta de mi opinión sobre su contenido, esperando no encontrarme, una vez más, con un relato sesgado, con un relato basado en la óptica franquista como tantos otros hasta hoy publicados. Ya veremos que lugar en la historia les es otorgado por el autor, un comandante del Ejército.

Terminado mi café decidí caminar para volver a casa y tome dirección hacia la calle Bravo Murillo para desde allí llegar a la Plaza de Castilla y tomar el Metro. Me apetecía el rodeo, lucía el sol y hacía demasiado tiempo que no transitaba por ese barrio. Mi primera intención, como he dicho, fue pasear plácidamente, matar el tiempo, no obstante nada más comenzar mi andadura mi placidez comenzó a desvanecerse hasta tal punto que se convirtió en indignación y rabia contenida.

La primera calle que se cruzó en mi camino fue la de Capitán Haya, una calle en homenaje al destacado aviador franquista Carlos de Haya Gonzalez. 

Girando hacía la derecha me topé con la calle General Yagüe, un militar falangista, amigo intimo de José Antonio Primo de Rivera, represor de la revolución de Asturias en 1934 e importante colaborador en el golpe de estado de 1936. Responsable de la "Matanza de Badajoz", asesinato de miles de civiles republicanos, que le valieron el apodo de "El Carnicero de Badajoz" y al que Franco nombró ministro del Aire y posteriormente Capitán General de la VI Región Militar, en Burgos. Cargos que durante la II Guerra Mundial no le impidieron mantener contacto y afinidad con Hermann Wilhelm Göring, jerarca de la Alemania nazi.

Sigo caminando, y pasada la calle Orense me encuentro con la calle General Varela, carlista, colaborador en la Sanjurjada de 1932 y conspirador destacado en los planes del golpe de estado de 1936. Un militar golpista que el 18 de julio de 1936, junto a José López Pinto y con la ayuda de refuerzos procedentes de Marruecos ocupan por las armas la ciudad de Cádiz, para después colaborar en el sometimiento al fascismo de las poblaciones de  Sevilla, Córdoba, Antequera (Málaga) y Málaga. Desde agosto de 1939 hasta 1942 fue Ministro del Ejército. 

Con el libro recién adquirido pesando cada vez más en mi mano y francamente triste,  renuncio a seguir mi camino y giro a la izquierda en busca de una parada de autobús que me permitiera alejarme con rapidez de aquel escenario creado a la memoria del franquismo. Vano intento, pues antes de poder darme cuenta me encuentro en la calle General Orgaz, controvertido aliado de Franco, nombrado Alto Comisario Español en Marruecos por el bando sublevado, a fin de asegurar el reclutamiento y envío de tropas marroquíes a la península en connivencia con los jefes tribales marroquíes. Posteriormente Jefe de una división en la batalla de Madrid, en la del Jarama y en la de Guadalajara. En 1937 fue nombrado consejero nacional de FET y de las JONS y, poco tiempo antes de terminar la contienda, jefe del Ejército de Levante hasta el final de la Guerra Civil. Fue capitán general de Cataluña de 1939 a 1941, donde firma numerosas sentencias de muerte en Barcelona contra detenidos de diversa índole, así como a militares fieles a la república y que se ejecutan en el conocido Campo de la Bota. Procurador en Cortes del grupo de los designados por el Jefe del Estado en la I Legislatura de las Cortes Españolas (1943-1946). 

Con una extraña sensación de pena, sigo andando y me doy de bruces con la calle Mártires de Paracuellos del Jarama,  lugar desde donde literalmente huyo tomando un taxi. 

Está claro, el miedo sigue dando nombre a las calles madrileñas mientras que los verdaderos héroes de la República son insultados y si acaso, levemente y en exiguo número, "oficialmente" recordados con reservas en las publicaciones del Ministerio de Defensa, de un ministerio que dicen es de todos los españoles. 

Ahí siguen las calles en honor a los golpistas, en honor a quienes se levantaron en armas contra un Gobierno legitimo y llevaron a cabo acciones que en muchos casos bien pueden ser consideradas crímenes de guerra. Sin embargo, las victimas republicanas repartidas por todos los campos de España no quieren calles, solo quieren que su nombre figure en una lápida digna y que los nombres de sus ejecutores sean borrados definitivamente de todas las calles y plazas españolas. Al parecer es mucho pedir, tanto una cosa como la otra.

Benito Sacaluga




23 de febrero de 2016

LOS REPLICANTES



En Blade Runner Ridley Scott nos moströ con maestría parte de la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Nos sitúa en un mundo donde los "humanos" se fabrican gracias a la ingeniería genética, "replicantes" para ser utilizados como esclavos. Con el paso del tiempo los replicantes se sublevan y abandonan sus campos de trabajo. Hoy, en 2016, una suerte de replicantes, creados por la derecha política y el poder financiero con el objetivo de perpetuar en España el neoliberalismo que llevamos padeciendo tantos años, se han rebelado contra el poder establecido, contra ese Partido Popular para el que fueron creados al objeto de servirle de cesta de votos a unir a los que los populares consiguieran en las urnas y como muro de contención a la izquierda renaciente.

Al igual que los replicantes de Blade Runner los integrantes de Ciudadanos son meros autómatas carentes de emociones e ideales cuyo objetivo es básicamente convertirse en el relevo del Partido Popular. A pesar de su extraordinaria defensa de eso que ellos denominan sensatez, parece que están dispuestos a rebelarse contra su "casa matriz" y pactar el poder con un PSOE descabezado y sin más norte que llegar a Moncloa aunque ello suponga para los socialistas renunciar, una vez más, a la ideología que abanderó su fundación y por tanto a la defensa de los derechos de las clases populares, unos derechos que única y exclusivamente pueden ser rescatados e incrementados desde posiciones netamente identificadas con la izquierda política.

Los votantes de derechas, los desencantados del PP, y aquellos que se acogen a algo tan etéreo y tan cómodo como es el centrismo politico ven en Ciudadanos un bastión contra la izquierda real, contra ese otro espacio en el que el PSOE debería integrarse y así desplazar hasta la oposición a la derecha extrema y aniquiladora de derechos y libertades. Como si de un juego se tratase, el PSOE está dispuesto a pactar con Ciudadanos, un pacto que los barones socialistas cambiarían sin pestañear por un pacto con el PP, pacto este último que tanto Sánchez como Rajoy se encargaron de hacer imposible antes de que se conocieran los resultados electorales, menos mal, aunque es muy posible que un fracaso del PSOE en la investidura de su cuestionado líder lo haga realidad.

En el PSOE se denominan  socialdemócratas, pero han tirado a la papelera de su identidad los principios marxistas que identificaron a la social democracia entre 1880 y 1914 y que la Segunda Internacional asumió para procurar la victoria del proletariado, victoria que el propio capitalismo debería propiciar a causa de la excesiva concentración del capital en manos de unos pocos y el consiguiente deterioró de las condiciones de vida de las clases populares. Por otro lado la frágil memoria del PSOE olvida intencionadamente el fin principal de un sistema democrático, un fin que según el laborista británico  Sidney Webb no debía limitarse al control por parte del propio pueblo de la propia organización política, sino también y obligatoriamente, al control de los elementos de riqueza. Cuando, tras la II Guerra Mundial, el SPD alemán, tras renunciar al marxismo (1959), aceptó como bueno el capitalismo dentro del socialismo y le siguieron el resto de partidos socialistas europeos, el PSOE también lo hizo y muy especialmente a raíz de la Declaración de Principios de la Internacional Socialista de 1989. Socialismo y Capitalismo, estaremos de acuerdo en que no son precisamente buenos compañeros de viaje, ni para unos ni para otros.

Ahora el PSOE, desde su eterna equidistancia entre capitalismo y socialismo, promueve un pacto con Ciudadanos, un pacto entre el socialismo de salón y el capitalismo puro y duro. Y lo hace despreciando la posibilidad de que se establezca un gobierno de izquierdas en España, algo que los militantes socialistas de base nunca entenderán y puede que nunca perdonen, no digo ya los republicanos. 

PSOE y Ciudadanos forman pareja, en Blade Runner la pareja formada por el humano y la replicante experimental consiguen salvar sus "vidas", pero, eso si, se enfrentan a un futuro más que incierto, de momento la vida de la replicante está programada para durar solo cuatro años y puede que antes de dejar de existir elimine definitivamente a su, para ella, extraña pareja, que para eso lleva incorporada de fábrica la carencia de sentimientos, como todos los capitalistas.

Benito Sacaluga.





16 de febrero de 2016

ES HORA DE LA REPÚBLICA



Supongamos que todos conocemos, con mayor o menor profundidad, la situación política y económica que se vivía en España desde el desastre del 98 hasta el primer tercio del siglo XX, una situación insoportable internamente y agravada por las consecuencias de la I Guerra Mundial y el crack bursátil de 1929, de la denominada "gran depresión". Si nos fijamos en esta última la mayoría de los analistas coinciden en que sus causas tuvieron origen en una acelerada caída del consumo interno, una exacerbada especulación bursátil, caída de las exportaciones como consecuencia de la situación económica de los países compradores y por tanto y por todo ello una profunda crisis industrial que elevó las cifras del paro al 25% de la población activa. Para rematar, y como no podía ser de otra forma, las quiebras bancarias afectaron a casi 2.000 entidades financieras como consecuencia de la retirada masiva de fondos por parte de los inversores, en base a la total incertidumbre de la situación económica y de los impagos de los créditos concedidos. Unamos a esto que la administración USA infravaloró la crisis en sus momentos iniciales y que no se afrontaron con energía los problemas del desempleo y tenemos el cóctel perfecto para el caos a corto plazo.

España se vio afectada por la crisis de USA, afectando principalmente al proceso de industrialización en marcha y su repercusión en la población, provocando en primer lugar la caída de la dictadura de Primo de Rivera y posteriormente dificultando gravemente los planes de desarrollo puestos en marcha por la II República.

Las medidas puestas en marcha por USA para salir de la depresión poco o nada tuvieron que ver con las políticas neo-liberales que hoy defiende Europa desde Bruselas y Berlín. El presidente Roosevelt recapitalizó los bancos mediante una participación del Estado en su capital, devaluó el dolar para evitar la deflación y estimular la economía, aumentó los salarios, disminuyó las horas laborales, se incrementaron exponencialmente las inversiónes públicas y se establecieron medidas de protección social para las clases trabajadores norteamericanas. Medidas, todas ellas que, unidas a otros factores externos, relanzaron la economía USA en tan solo diez años. Habría que analizar en profundidad el fenómeno, seguro que tendrá sus detractores, muchos serán especialmente críticos con la solución adoptada, pero ahora y aquí me quedo con lo ya planteado: Causa, Efecto, Solución.

Haciendo un ligero ejercicio de imaginación podemos encontrar grandes similitudes relativas entre la situación de USA en 1929 y la española desde 2007 hasta hoy, similitudes en todo menos en la solución adoptada. Tanto es así que las políticas llevadas a cabo en España, y a pesar de su enorme coste social y económico, no han sido capaces de solucionar nada, encontradonos actualmente en niveles iguales o inferiores a los de hace diez años, eso si con una deuda pública superior en 300.000 millones de euros a la existente en 2011 y con el Fondo de Pensiones en vías de extinción.

Unamos a lo anterior la descomposición total y absoluta de nuestras instituciones a causa de una corrupción política, institucional y económica de magnitudes inimaginables, la pérdida de libertades y derechos sociales, las cifras de desempleados, la servidumbre de nuestros politicos con el capital privado, la politización de la justicia y el maltrato in crescendo a las clases populares, que ven como sus salarios son cada día más austeros, unamos a ello la demostrada incompetencia de nuestros dirigentes y debemos llegar, si o si, a la conclusión de que el Sistema postfranquista ni ha funcionado ni funciona y debe ser reemplazado. El camino firme hacia la república debe iniciarse ya. Esto ni puede ni debe seguir así.

La tan alabada Transición llevada a cabo a base de renuncias a libertades y derechos y en el contexto de un clima de miedo y desinformación no podía durar eternamente y la inamovible postura de la derecha política, el capital y la iglesia, defendiendo a ultranza su continuidad, solo consigue evitar que se adopten soluciones en beneficio de las clases populares, en definitiva del 90 % de la población.

Más de lo mismo ya no es posible, por lo menos no es aceptable de ninguna de las maneras y en ese "lo mismo" adquiere especial protagonismo el modelo de Estado actual. 

Un Estado bajo la forma de Monarquía Parlamentaria, una monarquía cuyos defensores afirman, manipulando la realidad, que se votó por los españoles, siendo esto incierto, ya que el pueblo no votó una monarquía parlamentaria, venía como forma de gobierno en la Constitución que se sometió a referéndum, según Perez Royo "el referendum fue un acto de liquidación de las Leyes Fundamentales, pero no de legitimación de la monarquía". No olvidemos ahora que la muerte de Franco vino acompañada desde el minuto uno por una restauración de la monarquía, todo atado y bien atado. El rey Juan Carlos I ya era el jefe de Estado antes de que se celebrasen las primeras elecciones democráticas en junio de 1977. Más lejos llega el exmagistrado de Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín: "Este país no puede asentarse políticamente sobre las imposiciones de los herederos de los vencedores de la guerra civil"

A mediados de 2014 numerosas voces se alzaron a favor de que se abriera un proceso constituyente y un referéndum sobre el modelo de Estado español. Un claro ejemplo es la denominada Declaración del Ateneo, un texto firmado por varias formaciones políticas (entre ellas IU, Equo y Compromís) en el que se exige que el pueblo "hable y decida, a través de un referéndum, si quiere monarquía o república" y apostaban por abrir un proceso constituyente donde todas las instituciones puedan ser elegidas por la ciudadanía. "El 70% de la población de este país no tenía edad de votar cuando en 1978 se aprobó la actual Constitución", remarca el manifiesto.

Ni PP ni PSOE quieren oír hablar de un proceso constituyente, menos aún si como reflejaron las encuestas de Metroscopia hace un par de años mostrando que aunque un 49% de los ciudadanos apoyaría una monarquía con Felipe VI como rey, hasta un 62% cree que debería convocarse en algún momento un referéndum para que los españoles elijan si prefieren que España siga siendo una monarquía o no. Si la encuesta se llevase acabo hoy la consulta monarquía-república sería apoyada con aún más contundencia, pero claro ni PP, ni PSOE, ni Ciudadanos tomaran jamás esta iniciativa, por eso debemos votar y pedir el voto para aquellas formaciones que defienden la República como forma de Estado, o bien son partidarios sin ambages de una consulta popular sobre el particular.

Los españoles necesitamos un modelo de Estado moderno y totalmente alejado de herencias de la dictadura franquista y de la monarquía. De una monarquía que vio con sumo agrado el golpe de estado de 1936, vivió a cuenta de la dictadura y a cuenta de ella reina en España. Un sistema, el actual, que nos ha fallado estrepitosamente, simple y llanamente porque sus raíces están alimentadas por los privilegios adquiridos durante la dictadura, privilegios que como estamos viendo no están dispuestos a perder. Hoy que un 70 % de los españoles quieren desalojar al Partido Popular del poder absoluto que ha venido ejerciendo durante los últimos cuatro años. En el PP se niegan a reconocer su derrota, insultan a las fuerzas de izquierda y vaticinan el caos total si ellos no siguen gobernando, un caos que en realidad solo lo van a sufrir ellos si les arrebatamos democraticamente el poder.

Es hora de potenciar la vuelta de la República como sistema de Estado, una República de trabajadores de toda clase organizados en régimen de libertad y justicia, una República donde todos seamos iguales ante la Ley. No hay otra solución a los problemas de las clases populares. Para conseguirlo la unidad entre los republicanos es imprescindible, Azaña dijo "Quiero republicanos para la República", yo respetuosamente añado que no basta con su existencia, que es imprescindible su unión, la unión de su fuerza. Solo así conseguiremos que un día España, como en 1931,  se vuelva a acostar monárquica y se levante republicana, y ya va siendo hora.


Benito Sacaluga




12 de febrero de 2016

AGONIZA, QUE NO ES POCO



El verbo "agonizar" tiene varias acepciones en el diccionario de la RAE, sin duda muchas de ellas se le pueden aplicar a Rajoy. Felipe Gonzalez acaba de decir en los medios que Rajoy está acabado aunque él no lo sepa, a Gonzalez le pasa lo mismo. Referente a Rajoy yo no estoy de acuerdo, Mariano sabe perfectamente que su mandato, en el Gobierno y en el partido, ha acabado. Sabe que nadie va a apoyarle para que repita en sus cargos, pero su obligación es aferrarse a cualquier clavo aunque esté ardiendo.

Lo malo de todo esto, lo peor, es que la derecha española sigue teniendo muy mal perder cuando es la izquierda la que le levanta del sillón. Lo de izquierda no lo digo precisamente por el PSOE. Rajoy de buena gana rubricaría esa "gran coalición" que Felipe Gonzalez apoyó en mayo de 2014 "si el país lo necesita", es su último cartucho. Una propuesta a la que Gonzalez renunció tan solo un año más tarde, en junio de 2015, cuando al bipartidismo le tocaron la marcha fúnebre desde las urnas municipales: “Hace tres o cuatro años, en lo peor de la crisis, hubiera sido posible una gran coalición entre PP y PSOE en España, pero ese escenario es hoy inimaginable" , dijo Gonzalez después de reunirse con Junkers. Lo de izquierda lo digo por los que acompañarían al PSOE para que Sánchez resultara investido como presidente del Gobierno.

Los comunistas nunca ha sido soportados por la derecha, ni soportados ni respetados y es así desde que la Federación de Juventudes Socialistas acordó en su V Congreso (1919) adherirse a la Tercera Internacional, para que en mayo de 1920,  en su Asamblea Nacional, se tomase la histórica decisión de transformarse en el Partido Comunista Español que a la postre, en noviembre de 1921, y fusionado con el partido Comunista Obrero Español (PCOE), creado en 1921, dieran carta de naturaleza al Partido Comunista de de España (PCE). El mismo partido que vio culminada su incansable lucha contra la monarquía el 13 de abril de 1931 cuando se proclamó la II República en Eibar. El 14, al mediodía, Maciá levantaba en Barcelona la bandera de la República Catalana. A las tres de la tarde del mismo día, una bandera tricolor ondeaba en lo alto del Palacio de Comunicaciones de Madrid. En el transcurso de unas horas, el pueblo español había proclamado la República a lo largo y a lo ancho del país. Todo el viejo aparato de opresión de la Monarquía estaba descompuesto y paralizado.

Tampoco durante la II República dejó caer el PCE sus brazos en defensa de la clase obrera, al tiempo que criticaba la política antipopular de los gobiernos republicanos, luchaba contra el peligro de la reacción y del fascismo que amenazaban al régimen republicano. No se equivocaban ni sus dirigentes ni sus bases. En 1933 el peligro fascista ya había adquirido en España contornos amenazadores, con el estímulo que le prestaba el triunfo del fascismo alemán. La reacción fascista se agrupó entonces en tres corrientes principales:

La primera, filial del fascismo italo-germano, estaba integrada por diversos grupos que constituyeron la Falange Española de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista). Carente de asistencia y de calor popular, Falange reclutó sus escuadras de pistoleros entre elementos desclasados y señoritos ociosos, que aportaban al clima político de nuestro país la "dialéctica de las pistolas" y un odio ciego hacia las ideas de la democracia y del progreso.

El segundo grupo era el de los monárquicos, acaudillados por el abogado de los grandes capitalistas, Antonio Goicoechea, que en aquel período se inclinaba también hacia soluciones dictatoriales y fascistas.

El tercer grupo estaba integrado por las derechas católicas, agrupadas en Acción Popular, cuya jefatura había pasado a José María Gil Robles, abogado de los grandes terratenientes castellanos y de los jesuitas. Acción Popular fue la espina dorsal de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), que en 1933 se convirtió en el partido fundamental de la contrarrevolución.

Tampoco debemos olvidar ahora, y hoy está nuevamente de actualidad, la predisposición del PCE, en la primavera de 1936, para formar junto con el PSOE un gran partido único. Las masas obreras del PSOE veían con buenos ojos la fusión, no así sus dirigentes, aunque estos no lograron impedir la unificación de la Juventud Socialista y de la Juventud Comunista en una sola organización, acto que tuvo lugar el primero de abril de 1936 y del que nació la Juventud Socialista Unificada. Tampoco pudieron impedir la creación del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), que tuvo lugar el 23 de julio de 1936, como resultado de la fusión de cuatro partidos obreros: el Partido Comunista de Cataluña, la Sección Catalana del PSOE, la Unión Socialista y el Partido Proletario. Al constituirse, el PSUC dio su adhesión a la Internacional Comunista.

Si en tiempo de paz la derecha encontraba en los comunistas su único enemigo, tras la instauración de la dictadura franquista era la hora del poder del capital financiero y de la aristocracia terrateniente, de la dictadura terrorista y sangrienta, de los grupos más reaccionarios, de la gran burguesía y de los latifundistas, con el apoyo del Ejército, la Iglesia y la Falange. Desde entonces la persecución a muerte de los comunistas se convirtió en una cuestión de Estado.

Ahora, y a pesar del tiempo transcurrido, la derecha española, el poder financiero y la Iglesia vuelven a demonizar a la verdadera izquierda, siembran el miedo entre la población con el único objetivo de mantenerse en el poder, en un poder que tiene sus raíces en la dictadura franquista, una dictadura en la que la corrupción significaba el mantenimiento del régimen.

Rajoy y los suyos no cesan en sus insultos a la izquierda política española, no dudan en vaticinar el caos perfecto si una coalición de fuerzas de izquierda llega a formar gobierno, aún cuando el PSOE forme parte de dicha coalición. En su agonía recurren al guerracivilismo, olvidando que dicho enfrentamiento, mal llamado Guerra Civil, no fue más que el resultado de un golpe de estado fallido, un golpe de estado programado y financiado por la derecha, el fascismo, la bendición de la Iglesia Católica y la colaboración de Juan de Borbón, "falangista de primera hora" tal y como el mismo se definió para conseguir, sin éxito, que Franco le admitiera en su ejército.

Los malo para Rajoy, y para todos los que le apoyan, es que más de 18 millones de españoles, el 71 % de los votantes, le han dicho que se vaya y ante eso no hay salida posible, máxime si tenemos en cuenta que el resto de partidos politicos, salvo el falsamente equidistante Ciudadanos, no quieren ni oír hablar del Partido Popular y menos aún de Rajoy y su camarilla.

Dice ahora Rajoy que está dispuesto a estudiar una revisión de la CE78, seguramente para incluir un artículo que asegure formar Gobierno a la lista más votada, es decir para cargarse el poder del Parlamento, del Congreso. Amenaza con bloquear las iniciativas legislativas desde su mayoría en el Senado, de verdad se puede considerar demócrata a un partido politico que hace tales manifestaciones y además no acepta de plano su derrota en las urnas, insultando sin medida al resto de las fuerzas políticas y por tanto a sus votantes, a 18 millones de españoles. Hasta tal punto llega la agonía del PP que sus dirigentes no tienen ningún reparo en calificar de simpatizantes de ETA a sus adversarios y, más aún, profetizar que la izquierda española se inhibirá en la lucha contra el terrorismo yihadista.

¿Hasta donde llegará el Partido Popular antes de su último estertor?


Benito Sacaluga




Consultado:  Historia del Partido Comunista de España, I, 2ª edición, Editora Nacional, Madrid 1967.


8 de febrero de 2016

ESTO NO ESTÁ PASANDO



El hecho cierto de que la izquierda española no se ponga de acuerdo para investir a un presidente y formar Gobierno, teniendo los votos y los apoyos necesarios para conseguirlo es como poco una grosería, un desatino que convierte en esperpénticos a los hoy líderes de las formaciones que se sitúan en ese espacio politico llamado izquierda, cuya característica fundamental ha de ser indignarse ante la exclusión social, inconformarse con toda forma de injusticia, considerar una aberración la desigualdad social....y poner los medios para que todo ello desaparezca, y así lo es desde que la Revolución Francesa comenzó su andadura. Exclusión social, injusticia y desigualdad que el Partido Popular ha hecho crecer exponencialmente desde que en 2011 llegó al poder.

Hablan de sus programas, ¿programas? ¿Acaso puede haber para la izquierda política retos diferentes a aquellos que tienen como objetivo la justicia social, la igualdad y la libertad?

¿Que se supone que hace un partido politico que se autodenomina socialista tejiendo posibles acuerdos con un partido claramente integrado en la derecha como lo es Ciudadanos? ¿ A donde quiere llegar el PSOE? ¿Quizás a un gatopardismo que insulte no solo a sus bases, también al conjunto de los votantes que el pasado 20 de diciembre le dieron su confianza? ¿Cambiarlo todo para que todo siga igual? ¿Lo que antes era PP-PSOE, PSOE-PP ahora ha de convertirse en PSOE-Ciudadanos?, ¿hay alguna diferencia?

Tal y como se van desarrollando los acontecimientos nos veremos ante la convocatoria de nuevas elecciones y puede que la izquierda haya perdido su oportunidad de gobernar. No es ahora tiempo de especular sobre el resultado de las mismas, sobre si beneficiará a unos o a otros, lo que queda claro si se repiten las elecciones es la realidad de la oportunidad perdida. 

Con un Partido Popular en descomposición política y orgánica, ahora herido gravemente, es imprescindible derrotarlo en serio, mandarlo a la oposición o a la refundación. Sus lideres andan como ratas rabiosas lanzando dentelladas a diestro y siniestro mientras que la corrupción le va devorando lentamente desde sus entrañas. ¿Se puede dejar pasar esta oportunidad aunque solo sea por devolver la dignidad a los trabajadores? Pues si, si se puede y se está haciendo. Tal y como afirma Ramón Lobo "El problema de fondo es que debajo de la teatralidad política han desaparecido los valores. Todo es vacuo".

Los partidos politicos van a lo suyo, a hacerse con el poder utilizando una munición ingente de falsedades, ocurrencias y propuestas que mueren a los pocos minutos de haber sido expuestas. Siguiendo con Ramón Lobo: "En España conviven dos realidades que rara vez se cruzan; la de los politicos y la de los ciudadanos. El resultado de las elecciones del 20-D y las llamadas negociaciones para formar Gobierno han puesto de manifiesto otra tara nacional: la incapacidad de alcanzar compromisos concretos más allá del teatro de las rayas rojas, las advertencias apocalípticas, las espantás, los lobbies mediáticos y el runrún constante del Ibex-35".

El PSOE y por descontado el PP, demonizan a los partidos independentistas, les niegan la posibilidad de diálogo, huyen de ellos como de la peste, olvidando que estas formaciones han conseguido sus escaños por medio de votos en unas elecciones libres y democráticas. Cualquier politico con dos dedos de frente debe entender que el problema soberanista debe solucionarse, un problema al que la Constitución del 78 impide cualquier solución ajustada a una verdadera democracia. Una C78 que debe ser reformada y no solo en lo que atañe al derecho a decidir.

Por otro lado, los actores politicos de la izquierda, con las excepciones de IU y sus socios en UP y de forma demasiado tímida Podemos, siguen rindiendo pleitesia a la corona olvidando, entre otras consideraciones, sus recientes orígenes, sintiéndose cómodos en su regazo. Tiene que discutirse sobre la soberanía, tal y como asegura Juan Carlos Monedero: "Tiene que darse una discusión sobre la jefatura del Estado, una actualización del pacto heredado de la dictadura, que le resta credibilidad y eficacia", de estas declaraciones mi calificativo de timidez, una timidez que se aproxima más al engaño interesado que a un deseo contundente de poner los medios necesarios para que los españoles podamos decidir entre monarquía o república. Para la izquierda española el problema de la forma de Estado, tal y como diría Pujol : "Hoy no toca", lo malo es que lleva sin tocar desde 1939.

Muchas son las cosas que se perderían si la izquierda pierde la oportunidad de gobernar, entre otras y muy importante nuestra posición en Europa, según el profesor Ignacio Sánchez-Cuenca: "La UE ha sido uno de los grandes temas ausentes durante la campaña del 20-D. Sin embargo, con un gobierno progresista en España los países del Sur podrían aliarse para cambiar las políticas neoliberales de la Eurozona" .

Gobiernos de izquierda en Grecia, Portugal, España e Italia podrían llegar a formar una "Alianza Mediterránea", que junto con Francia, permitiría a todos aligerar de forma importante el nudo corredizo que Alemania aprieta cada día más.

Según Sánchez-Cuenca: "Si en España se formara finalmente un gobierno progresista, habría por primera ves desde el inicio de la crisis, gobiernos de izquierda en toda el área mediterránea que rechazan las políticas que la Comsión. el BCE y Alemania dictan en Europa. No tendría que ser muy difícil que dichos gobiernos se entendieran y hablaran con una sola voz en los Consejos Europeos. Sería entonces el momento de lanzar planes ambiciosos de reforma en la eurozona y de poner freno a la hegemonía liberal". 

Una alianza que echaría por tierra todos los catastróficas consecuencias que el PP y Ciudadanos auguran a un Gobierno de izquierdas en España. En este punto las reformas propuestas por la izquierda no solo serían perfectamente realizables sino que además contarían con el beneplácito de Bruselas. El polo contrario al nefasto entreguismo de Rajoy y por tanto el polo contrario a la dramática situación a la que el Partido Popular nos ha llevado.

En el fondo es el miedo el que domina la situación, simplemente miedo a la izquierda honrada y consecuente con sus principios. Y en esta situación están muchos de los ciudadanos, atemorizados ante un cambio necesario, como si tuvieran algo que perder.


Benito Sacaluga.


Citas en cursiva recogidas de "tintaLibre", número de febrero 2016.




3 de febrero de 2016

1936-2016 DOS AÑOS QUE SE TOCAN.




Acabamos de celebrar unas elecciones generales al cabo de 4 largos años de dominio de la derecha política, y estamos inmersos en un cambio radical del panorama parlamentario, coaliciones, pactos, apoyos,etc..copan la información en todos los medios de comunicación. Se me ocurre hoy recordar los acontecimientos de principios de 1936 cuando el Frente Popular ganó las elecciones generales a los derechistas de la CEDA poniendo fin a lo que las izquierdas republicanas dieron en llamar "Bienio Negro" (1933-1936) en el que la derecha española gobernante se obstinó en la ejecución de políticas encaminadas a la destrucción de los derechos adquiridos desde 1931. Sin duda podrán apreciar las similitudes entre lo que sucedió en 1936 y lo que hoy está sucediendo en España. 

Cabe aquí recordar que el Frente Popular nace de una coalición electoral creada a principios de 1936 e integrada por los principales partidos de izquierda, poner también de manifiesto que el Frente Popular no formo grupo parlamentario y por tanto sus componentes actuaban como minorías parlamentarias independientes. Tampoco entraron en el Gobierno hasta bien entrada la mal llamada Guerra Civil. Uno de los ejes del programa presentado por la coalición de izquierdas consistía en  la continuidad de la legislación reformista del primer bienio y la reanudación de los procesos de autonomía de las regiones españolas.

(1) Vamos a ver por primera vez a los partidos de derechas y de izquierdas luchando en términos aproximadamente iguales: cada uno había formado una combinación que aprovechaba plenamente las ventajas de la ley electoral. La CEDA había tenido al principio alguna dificultad para formar una liga que incluyera a los monárquicos, quienes estaban disgustados por las tácticas temporizadoras de aquélla, lo que no le impidió organizar una campaña de propaganda en una escala sin precedentes. Carteles gigantescos que representaban a Gil Robles en sus gestos y actitudes grotescas cubrían las ciudades castellanas. Al pie de ellos había letreros escritos en un tono fascista: «Gil Robles pide en nombre del pueblo el Ministerio de la Guerra y plenos poderes» «Todo el poder para el jefe» «Los jefes nunca se equivocan»

Sus discursos de elecciones fueron de extraordinaria violencia y consistieron solamente en insultos contra sus contrarios. Únicamente hizo vagas promesas electorales, aunque la mayoría de sus partidarios comprendieron que su victoria representaría el fin del gobierno parlamentario y la implantación de un régimen autoritario. Desde el año anterior Gil Robles y los suyos estaban convencidos de que nunca obtendrían la España que deseaban bajo unas Cortes libremente elegidas. Sin embargo, debemos notar que, a pesar de los fracasos en las provincias vascongadas y en Galicia, en donde el programa del Frente Popular prometía estatutos de autonomía, las derechas habían obtenido muchos más votos que en 1933, y que su menor representación en las Cortes era debida al hecho de ser un partido de minorías.

En cuanto al Frente Popular, no hay medio de saber la cantidad de votos obtenidos por cada partido de los que lo integraban. El número de los diputados elegidos reflejaba simplemente el acuerdo realizado entre ellos antes de las elecciones.

Así, los socialistas tuvieron 89 diputados. Izquierda Republicana (el partido de Azaña) 84, Unión Republicana (el grupo de Martínez Barrio que se había separado de los radicales hacía dos años) 37 y, los comunistas 16. Los que más ganaron con este acuerdo fueron estos últimos y los dos partidos republicanos. Lo que hizo inclinar la balanza fue el voto de los anarcosindicalistas. Aunque ni la FAI ni la CNT y menos aún  los Sindicatos de Oposición estaban representados en el Frente Popular, la inmensa mayoría de sus miembros votó por el mismo. 

Se puede pensar, pues, que el resultado de estas elecciones mostraba con toda exactitud la fuerza verdadera de las derechas y de las izquierdas en aquel momento crítico. Desgraciadamente la cuestión de compulsión y compra de votos complicó el asunto. Aunque en la mayoría de los lugares las elecciones habían sido ordenadas y pacíficas, las derechas se quejaron de que, en los barrios obreros, sus más tímidos partidarios no se habían atrevido a votar. Pero ¿qué diremos de la coacción de los caciques y terratenientes en regiones agrícolas? En los pueblos alrededor de Granada, por ejemplo, en donde los dos partidos contendientes eran fuertes, la policía prohibía que se acercara a las urnas todo aquel que no llevase cuello y corbata. Este fue, sin duda, un recurso extremo, aunque por toda España, allí donde las casas del pueblo estaban débilmente organizadas, campesinos y trabajadores votaron conforme les ordenaba el agente local por miedo a perder su trabajo. El insistente rumor de mal tiempo para aquel invierno, que vendría a aumentar el paro temporero, había dado a los terratenientes un fuerte motivo de presión y daban a entender claramente que sólo trabajarían aquellos que votaron por las derechas. Citando sólo un ejemplo diremos que el Dr. Borkenau, durante su recorrido de investigación seis semanas después de estallar la guerra civil, vio que los habitantes de Alia, un pueblo remoto del linde entre Toledo y Extremadura, mostraban un entusiasmo delirante por la causa socialista, a pesar de que en las anteriores elecciones, bajo la presión del agente de los terratenientes, había votado por las derechas. Desde luego, centenares de otros pueblos habían procedido del mismo modo.

La victoria del Frente Popular produjo la más grande expectación entre la clase trabajadora que había sostenido a las izquierdas y la correspondiente consternación en las derechas y centro. A despecho de cualquier cosa que los dirigentes de la CEDA pudiesen temer, la masa de este partido estaba segura de que ganarían. El resultado fue rápidamente considerado como mucho más que una simple derrota electoral. En lugar del hundimiento de todo lo hecho desde 1931, que ellos esperaban, se inauguraba una nueva etapa del proceso revolucionario.

En consecuencia, el pánico siguió al anuncio del resultado de las elecciones. Algunos pensaban que, en aquel estado de excitación, los socialistas y los anarquistas se alzarían en armas. Otros, con mucha más razón, temían un golpe de Estado por parte de las derechas. El primer ministro, Pórtela Valladares, declaró más tarde que Gil Robles y el general Franco le habían propuesto un golpe militar antes de que las Cortes se reunieran. De todos modos era una imprudencia el prolongar un solo día más la vida del gobierno. Portela Valladares dimitió sin esperar a la reunión de las nuevas Cortes y el presidente de la República encargó a Azaña la formación de un nuevo gobierno. Este promulgó al instante un decreto que liberaba a todos los presos que quedaban del alzamiento de octubre, unos 15 000. En algunos lugares habían sido abiertas ya las cárceles sin que las autoridades locales se atrevieran a impedirlo.

El pacto del Frente Popular en España había sido solamente un acuerdo electoral. La proposición original de Prieto de que debía ser formado un gobierno del Frente Popular había sido rechazada por su propio partido. Largo Caballero estaba resuelto a no volver a sentarse en el mismo gabinete con los republicanos. Todo lo que estaba dispuesto a conceder era el sostenerlos en las Cortes mientras realizaban su programa. Este programa era ostentativamente modesto. Ninguna socialización, ni aun la del Banco de España, estaba incluida en él. Su solo gesto positivo fue la presión hacia las reformas agrarias. Azaña personalmente hizo todo lo posible por tranquilizar a la opinión moderada. 

El año 1936, vio el elevamiento de dos partidos, el comunista y el falangista, desde muy pequeños principios hasta puestos de poder y de influencia sobre el país. Empecemos por los comunistas. Durante la dictadura de Primo de Rivera eran tan insignificantes que el gobierno no se tomó el trabajo de suprimir su periódico. Mundo Obrero. Tan influyentes llegaron a ser los comunistas que, al fin del año siguiente, en el acuerdo del Frente Popular,les fue asignada una representación que les daba dieciséis diputados en las nuevas Cortes. Esto representaba cuatro veces más de lo que el número de votos obtenido por ellos le hubiera autorizado a tener.

La marcha hacia el poder de la Falange fue similar a la de los comunistas, aunque más rápida y con más éxito. José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador, fundó Falange Española en 1932 y dos años más tarde la fusión con otros pequeños partidos fascistas como las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS).

Su dirigente, José Antonio, era un joven andaluz dotado de encanto personal y de imaginación. Hasta sus enemigos, los socialistas, no podían por menos que tenerle cierto afecto. En las discusiones de café acostumbraba a insistir en que estaba más cerca de ellos que de los conservadores. Apostrofaba a la República por que no socializaba los Bancos y los ferrocarriles y por tener miedo de emprender la reforma agraria con energía. En lo que no estaba de acuerdo con los marxistas era en su doctrina de la guerra de clases, que, según él, era corrosiva y disolvente. La solución que él presentaba era una armonía de clases y profesiones en un destino común, traducido en términos concretos, como el programa falangista con sus veintiséis puntos lo aclara, esto es simplemente fascismo ortodoxo.

La entrada de un blog no debe dar para más y aquí me quedo. Solamente invitarles a encontrar en el texto anterior las similitudes con la situación política actual, con Partido Popular, PSOE, Podemos, Ciudadanos y con sus respectivos líderes, Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera. Seguro que más de una encuentran.




Benito Sacaluga


(1) Gerard Brenan. El Laberinto español: antecedentes sociales y políticos de la guerra civil española. ISBN 978-84-08-08456-3