Ya estamos nuevamente en campaña electoral, aunque esta no dé comienzo oficialmente hasta el mes de junio, todos los partidos, y especialmente los cuatro más votados el 20D, ya se han puesto manos a la obra. La verdad es que siento curiosidad por conocer sus programas y más aún por los sloganes con los que nos van a machacar durante dos largos meses. Los programas de unos y otros poco o nada van a cambiar, pero creo que el mensaje publicitario de los partidos va a ser diferente.
Eso del "cambio" en sus diferentes modalidades ya no se lo cree casi nadie, más que nada por que seguimos igual que hace cuatro meses, cada uno por su lado y sin pareja de baile aceptable. Sobre todo nadie se creerá lo que Rajoy nos cuente, a no ser que nos diga que todo va seguir yendo a peor. Lo de Rajoy es no moverse, aunque el peso muerto de esa inmovilidad acabe por hundir el suelo donde se asienta. Con razón Rajoy es un "casi corre" cuando está de vacaciones por su tierra natal y se va a dar un garbeo por los campos, estar todo el año sin moverse entumece el cuerpo y la mente, y nada mejor que un prado gallego para ganarle carreras a las vacas, sobre todo si las vacas siguen a los suyo, que es pastar apaciblemente, algo a lo que Rajoy dedica el resto del año, salvo los escasos momentos en los que se dedica a maquillar la realidad o a no enterarse de nada. Es tan poca la credibilidad que le queda a Rajoy que si mañana nos dijera que se marcha de la política, todos correríamos en busca de un calendario para comprobar que Fernandez Diaz no ha cambiado de fecha el Día de los Inocentes.
Sus votantes tampoco se creen nada, pero les da igual, o mejor dicho prefieren que nada cambie, que así están bien y que si alguien lo está pasando mal será porque algo habrá hecho para merecerlo, por ejemplo cometer la reprochable osadía de votar a un partido de izquierdas, de rojos de mierda resentidos o de ilusos desarrapados que solo pretenden conseguir que en España haya carencia de papel higiénico, olvidando que aquí hasta hace bien poco nos limpiábamos el culo con la prensa del Movimiento, con la única que había, o con una piedra, hasta que desde finales de los años 60 comprábamos, de uno en uno, esos rollos de papel con la imagen de un elefante, que además de facilitarnos la higiene provocaron que la prensa franquista bajara espectacularmente sus tiradas, hasta conseguir que los 27 periódicos de la cadena del Movimiento desapareciesen paulatinamente.
El Partido Popular tiene fácil el diseño de su campaña electoral. Le bastará con invocar la unidad de España, los crímenes del comunismo soviético y el movimiento bolivariano. El miedo a un posible cambio seguirá siendo el eje de los discursos hacia sus votantes, el miedo a no ir en las listas será el ungüento que mantenga unidos, de momento, a sus palmeros y el miedo a la justicia que viene será el remo principal que intentará mantener a flote ese Titanic de cartón piedra que es el PP, navegando con rumbo fijo al encuentro con el iceberg del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional, de la Provincial y hasta de la sala de vistas del Juzgado de Paz de algún pueblo perdido del Pirineo. Un Titanic de opereta, pero que al igual que en el real los más perjudicados fueron y son los pasajeros de tercera clase. Un choque con la Justicia que llevará al PP a su disolución a no ser que desde el poder ponga parches en el casco.
Dicen ahora que bueno sería gastar poco dinero en las campañas, normal, ahora no está el horno para "ingeniería financiera", y los principales recaudadores del partido o están en la cárcel o a punto de estarlo. tendrán que tirar solo con lo estrictamente legal. Pero como digo, a sus votantes no hace falta convencerlos, ya lo están a pesar de todo. Es lo que tiene la Fe...y participar en el reparto del cepillo. Solo necesitan que se les mande el sobre con la papeleta, no vaya a ser que alguien les vea cogerla en el colegio electoral y les mire mal.
Benito Sacaluga
Aviso: esta imagen no es de Hannibal Lecter |
Sus votantes tampoco se creen nada, pero les da igual, o mejor dicho prefieren que nada cambie, que así están bien y que si alguien lo está pasando mal será porque algo habrá hecho para merecerlo, por ejemplo cometer la reprochable osadía de votar a un partido de izquierdas, de rojos de mierda resentidos o de ilusos desarrapados que solo pretenden conseguir que en España haya carencia de papel higiénico, olvidando que aquí hasta hace bien poco nos limpiábamos el culo con la prensa del Movimiento, con la única que había, o con una piedra, hasta que desde finales de los años 60 comprábamos, de uno en uno, esos rollos de papel con la imagen de un elefante, que además de facilitarnos la higiene provocaron que la prensa franquista bajara espectacularmente sus tiradas, hasta conseguir que los 27 periódicos de la cadena del Movimiento desapareciesen paulatinamente.
El Partido Popular tiene fácil el diseño de su campaña electoral. Le bastará con invocar la unidad de España, los crímenes del comunismo soviético y el movimiento bolivariano. El miedo a un posible cambio seguirá siendo el eje de los discursos hacia sus votantes, el miedo a no ir en las listas será el ungüento que mantenga unidos, de momento, a sus palmeros y el miedo a la justicia que viene será el remo principal que intentará mantener a flote ese Titanic de cartón piedra que es el PP, navegando con rumbo fijo al encuentro con el iceberg del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional, de la Provincial y hasta de la sala de vistas del Juzgado de Paz de algún pueblo perdido del Pirineo. Un Titanic de opereta, pero que al igual que en el real los más perjudicados fueron y son los pasajeros de tercera clase. Un choque con la Justicia que llevará al PP a su disolución a no ser que desde el poder ponga parches en el casco.
Dicen ahora que bueno sería gastar poco dinero en las campañas, normal, ahora no está el horno para "ingeniería financiera", y los principales recaudadores del partido o están en la cárcel o a punto de estarlo. tendrán que tirar solo con lo estrictamente legal. Pero como digo, a sus votantes no hace falta convencerlos, ya lo están a pesar de todo. Es lo que tiene la Fe...y participar en el reparto del cepillo. Solo necesitan que se les mande el sobre con la papeleta, no vaya a ser que alguien les vea cogerla en el colegio electoral y les mire mal.
Benito Sacaluga
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