1 de abril de 2016

AZNAR Y LOS PERROS



Ilustración de Sciammarella
A Aznar le pasa lo mismo que a la mayoría de los insectos, desaparece en invierno y en primavera vuelve con fuerza recobrada. Este año lo ha echo con ocasión de ser invitado por Vargas Llosa al homenaje que el mismo escritor se ha guisado y comido, no por el éxito de un nuevo libro ni por la concesión de una distinción cualquiera, el motivo ha sido que Mario ha cumplido 80 años. Ha invitado a Aznar y sin darse cuenta, o si, ha metido la pata. Lo de Aznar no son los cumpleaños, sobre todo si se celebran los 8 de permanencia en la Moncloa, años que él mismo se adjudicó para, según él, poner las cosas en su sitio. Si, se equivocó Mario, o quizás fue su Isabel. Aznar hizo, una vez más, gala de su egocentrismo y consiguió, sin merecerlo, que los medios en lugar de hablar de Vargas Llosa hablasen de la retahíla de sandeces con las que el otrora presidente nos obsequió nada más hacerse dueño del atril.

Ocho años que dieron para mucho, hasta casó a su hija después de que la joven se paseara en lancha rápida con lo más granado de la corrupción, luego hasta los invitó a su boda. Ocho años de vino y rosas, guerra incluida, para todos, que al final han resultado ser hiel, espinas y refugiados.... y Rajoy como guinda de este pastel incomible.

Nos habló Aznar de liderazgos con un tono de voz que parecía aprendido de cualquier cura en pleno sermón ante sus feligreses. "Necesitamos nuevos liderazgos capaces de ejercer una tracción social, moral y política a la altura de los desafíos que tenemos ante nosotros", dijo. Lo que no nos dijo es en que dirección se ejercería la tracción, claro que no hace falta, todos sabemos cual es el sentido y la dirección que Aznar considera correctos.

No habló de corrupción, (Vargas Llosa si lo hizo), como si el asunto no fuera con él, o a lo mejor porque iba demasiado con él. No en vano 11 de 14 ministros que lo fueron con Aznar están imputados, cobraron sobresueldos o duermen en prisión. De los tesoreros de su partido, de todos, mejor no hablar, del partido tampoco.

De la Guerra de Iraq también dijo algo sin llegar a mencionarla, solo le falto decir lo  mismo que Rajoy y largarnos eso de "ese conflicto del que usted me habla". Defendió su decisión de intervenir en Irak, calificándola de una de las decisiones más difíciles de su vida, tomada en base a las circunstancias del momento, y digo yo que muy difícil o grave no sería para él cuando al hacerlo se partía de risa junto al yanki y al inglés, estos últimos, lideres de dos países de los que todos sabemos que históricamente jamás han invadido nada ni declarado la guerra a nadie. Solo le faltó decir, que todo fue accidental, tan "accidental" como calificaron sus autores la muerte de Ricardo Arana, muerto de un balazo en el Colegio Militar Leoncio Prado según nos cuenta Vargas Llosa en su magistral obra "La ciudad y los perros". 

Según opinión de Rubén Amón ( El País), opinión certera y que comparto, Aznar hizo su discurso en "modo FAES a caballo del engreimiento y el onanismo intelectual", pues eso, como siempre.

Rajoy también se puso detrás del atril, nos dijo no se qué de "cauces parapoliticos" en alusión a Podemos, pues no Mariano, no, como tu bien sabes "Un vaso es un vaso, un plato es un plato"......y Podemos es un partido político, lo de la parapolitica se queda para tus corruptos, que lo bordan.

También estaba presente Ana Botella, la ex-alcaldesa de Madrid, que lo fue por obra y gracia de Aznar, una pena que no hablara, si lo hubiera hecho le habría quitado a su marido el protagonismo en los medios y todos nos habríamos echado unas risas en lugar de padecer la incitación al vómito que provoca Aznar cuando habla...y cuando está callado.



Benito Sacaluga






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