2 de abril de 2016

EL PROBLEMA NO ES EL NOMBRE



El "Valle de la Paz" de Manuela Carmena
La alcaldesa de Madrid ha sugerido cambiar el nombre del "Valle de los Caídos" por el de "Valle de la Paz". Que conste que admiro a Manuela Carmena y como madrileño deseo que permanezca como alcaldesa de Madrid muchos años, pero esta propuesta es, como poco, muy desafortunada.

En primer lugar el Valle no está situado en la capital y por tanto no está dentro de las competencias de Carmena cualquier actuación sobre el mismo, además es un tema que afecta a todos los pueblos de España, y en segundo lugar nada hay de exaltación de la paz en el Valle, todo lo contrario.

Según reza una inscripción situada en el Valle, el mismo está erigido en honor a los "Caídos por Dios y por España", de ahí su nombre, y a mi me parece que los republicanos que perdieron la vida lo hicieron por la Libertad en su más amplio sentido de la palabra. Ni por Dios ni por esa España a la que Franco y los suyos se refieren. La España por la que cayeron los republicanos era otra y está por volver.

El Valle es una humillación a todos los españoles que dieron su vida luchando contra el fascismo y a sus descendientes, pero también lo es a los derechos humanos. La existencia de un colosal monumento levantado a honor y gloria de un genocida conculca el espíritu de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Un monumento erigido para ensalzar a un sistema que se levantó en armas contra un gobierno democrático y oprimió durante cuatro décadas a todo un pueblo es un ultraje a los valores humanos que la citada Declaración ampara. Un sistema que privó al pueblo español de sus derechos y libertades, llevando a cabo una política represora sin precedentes. Un sistema que construyó y llenó de almas campos de concentración. Un sistema que asesinó a cientos de miles de personas inocentes de cualquier delito. Conservar un monumento levantado a honor y gloria de ese sistema es un insulto monumental a la Humanidad.

Si a lo anterior unimos que en el seno del Valle están sepultados los restos de dos de los principales impulsores de la barbarie, el asunto adquiere tintes de esperpento....al igual que la propuesta de Manuela Carmena.

Lo más triste de todo esto es que aún hoy en día millones de españoles defienden la permanencia de este monumento al fascismo y al nacionalcatolicismo.

Aquellos que estamos a favor de la eliminación del monumento nos afanamos en buscar soluciones que permitan su desaparición. Hay propuestas de todo tipo. Propuestas que van desde dinamitar el conjunto, a convertirlo en un lugar de denuncia y memoria de lo que en realidad fue la mal llamada guerra civil y la posterior dictadura.

Propuestas que no serían necesarias si la Ley de la Memoria Histórica (Ley 52/2007) no hubiese blindado la permanencia del Valle en su artículo 16, desvinculándolo de las actuaciones previstas en su artículo 15 a pesar de que el contenido de este es manifiestamente mejorable.

El Valle de los Caídos debe desaparecer. Y si lo que se pretende es únicamente cambiar su nombre, al menos que el mismo responda a lo que realmente es y representa: "Monumento a Franco, José Antonio y la Gran Cruzada" y dejen de engañar al mundo entero. Si finalmente es así, a lo mejor los austriacos nos imitan y erigen una colosal estatua a Adolf Hitler en Mauthausen y los polacos otra igual en Auschwitz-Birkenau.

Solo me queda la esperanza de que la República Española, principal víctima del franquismo, vuelva como sistema de Estado y que de una vez por todas ponga fin a la aberración que representa el Valle.


Benito Sacaluga.



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