1 de octubre de 2019

FRANCO, ESE CADÁVER





Esto no lo mejora ni Goebbels
Corría 1964, el régimen organizaba fastuosos actos para celebrar los "XXV Años de Paz", una pretendida paz que en realidad fueron 25 años de represión y dictadura. El dictador decidió que los españoles necesitaban conocer con detalle su vida y obra, sus logros. Habló con Manuel Fraga Iribarne y le encargó que se produjese un documental sobre su figura. La realización del documental, su dirección, se le encargó a un franquista leal y entusiasta, a José Luis Saénz de Heredia, un personaje que disfrutó de varios y sabrosos cargos durante la dictadura, llegando a ser director de la Escuela Oficial de Cine. El bodrio se estrenó a bombo y platillo en la Gran Vía madrileña, en aquellos tiempos la Avenida de José Antonio, concretamente en el cine Palacio de la Música, por la alfombra roja no desfilaron rutilantes estrellas de cine, desfilaron los altos cargos del franquismo y el aparato civil que vivía a expensas de la dictadura. 

El documental, según Paul Preston (1994), presenta “..un héroe que había salvado al país de las hordas del comunismo, luego lo había salvado nuevamente de las hordas del nazismo y, posteriormente, se había convertido en el padre benévolo de su pueblo”. Todo un lavado de cerebro dirigido a la línea de flotación de las generaciones nacidas después de la guerra y a las futuras. Se dice que a la muerte de Franco estaba prevista la producción de otro documental, a modo de continuación de "Franco ese hombre", cuyo título sería "El último caído", quizás en base a ese proyecto el dictador fue enterrado en el Valle de los Caídos, un proyecto que no se llevó a cabo, las componendas de la Transición abortaron el póstumo documental.

Ahora que se da por seguro el traslado de los restos mortales del dictador, bueno sería que alguien produjese un documental sobre la vida de Franco y sus "hazañas", desde su nacimiento hasta su muerte. Un documental basado en hechos reales y probados, para que las jóvenes generaciones y las que están por llegar tuvieran constancia de quién fue Franco, su familia y sus colaboradores militares, eclesiásticos y civiles, sus métodos y sus asesinatos...quizás así, además de con Franco, se podría acabar con el franquismo. "Franco ese cadáver" bien podría ser el titulo del documental. 

Si Franco sigue donde está es a causa de que la Transición se hizo a medias, mal y con prisas, así salió, y además aún hoy en día el franquismo sigue instalado en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Según el historiador gijonés Sergio Sánchez Collantes:
Pese a que han pasado ya cuatro décadas y existen biografías más que solventes sobre la figura del dictador, la forma en la que se llevó a cabo la Transición impide aún hablar sobre el régimen de forma sosegada. «Hay una serie de temas tabú como el propio debate en relación con la monarquía, la dictadura y la guerra. Pese al tiempo que ha transcurrido parece mentira que haya aún gente que, considerándose demócrata, adopte posturas ambivalentes sobre la figura de Franco», sentencia el historiador. En otros países europeos que también sufrieron dictaduras, como es el caso de Alemania, compara, «sería impensable tener que recurrir a una ley para que se retiren los símbolos y signos que rinden homenaje al régimen». (1)
María del Carmen García, profesora de historia contemporánea de la Universidad de Oviedo, abunda en lo desarrollado en la Transición:
...Fallos que se cometieron durante el periodo de la Transición, en parte por las circunstancias del momento. «Se abogó por una ruptura con el régimen pactada, y no total, lo que impidió cortar con la dictadura de manera drástica». Como consecuencia de esto ahora, cuarenta años después, existen sectores muy críticos con la impunidad del franquismo que no se conforman con la aprobación de la ley de la memoria histórica o la financiación de las exhumaciones, como plantea el PSOE.
...Estos sectores críticos piensan que España perdió durante ese periodo «la oportunidad de saldar cuentas con el pasado dictatorial» y, como consecuencia de ello, argumentan, se ha avanzado hacia una «democracia débil». García cree, en ese sentido, que «la huella de Franco y del franquismo continúa viva». (1)

Lo hecho hecho está, pero ahora con el tema de los restos del dictador no deben valer componendas ni medias tintas, de ninguna de las maneras deben ser depositados en unas instalaciones propiedad del Estado, en un panteón sufragado y mantenido por todos nosotros y por todas las generaciones venideras. Con un dictador sanguinario no debe tenerse ningún tipo de consideración, su cadáver carece de derechos, murió en la cama pero murió matando, dos meses antes de su muerte, en septiembre de 1975, firmó la orden de fusilamiento de cinco españoles. Unas ejecuciones que generaron importantes actos de rechazo en medio mundo y que el franquismo acalló domésticamente con la convocatoria de una gran manifestación de adhesión. La madrileña Plaza de Oriente se llenó de franquistas, en el balcón del Palacio Real se pudo ver por última vez en público al dictador, a su lado, codo con codo, su heredero Juan Carlos de Borbón. El dictador justificó los cinco fusilamientos proclamando lo siguiente:  
"Todo lo que en España y Europa se ha armado obedece a una conspiración masónico-izquierdista, en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social, que si a nosotros nos honra, a ellos les envilece".

Habían pasado casi 40 años desde que Franco utilizó el anterior argumento para cargarse a media España, y aún así seguía con la misma idea, con  la misma obsesión. Un argumento falso, una excusa para colmar sus ansias de poder infinito, de convertirse en el dueño de España costase lo que costase, ambición que se vio hecha realidad.

Pensar que han tenido que pasar 44 años desde su muerte para que sea desprovisto de sus honores y su faraónico, y horrible, mausoleo, ya es indignante, el que ahora se tengan contemplaciones y falta de decisión para desenterrar sus huesos es la gota que colma el vaso, sobre todo para aquellos que siguen arañando la tierra en busca de unos familiares que el dictador asesinó sin ningún tipo respeto a los derechos humanos en medio de una orgía de represión y muerte.

Lo de la exhumación de sus restos no cierra las heridas, éstas solo se cerraran cuando el franquismo sea expulsado definitivamente de España, y eso, creanme, solo será posible cuando se reinstaure la República en nuestro país.


Salud y República.



Benito Sacaluga



(1) El Comercio. "La Huella de Franco sigue viva". Artículo de Ana Moriyón. 20/11/2015.




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