Desde que Juan Carlos I comunicase su abdicación a ese trono de papel que es la monarquía española han sido y siguen siendo incontables las intervenciones en las redes sociales, salvo honrosas excepciones los medios de comunicación al uso no han dado la voz a los partidarios de una república en España, incontables intervenciones en redes sociales y foros de las que prácticamente su totalidad están centradas en poner de manifiesto el anacronismo del sistema monárquico, el origen dictatorial del rey, la crítica (merecida) a su comportamiento, su vinculación con amistades peligrosas, negocios sucios, asuntos de alcoba, cacerías varias...............críticas a las que yo aplaudo pero que lejos de ser algo nuevo, algo novedoso, están centradas en comportamientos y situaciones por todos sobradamente conocidas desde hace años y ya denunciadas hasta la saciedad. Unas criticas y unas denuncias que tienen como objetivo conseguir la desaparición del sistema monárquico y su sustitución por un modelo de estado basado en una república de trabajadores de toda clase. Desde luego estas manifestaciones son un ingrediente necesario, su máxima divulgación también, máxime si tenemos en cuenta que ni las páginas de nuestra historia ni los medios de comunicación cumplen con su obligación de informar con claridad y desde un punto de vista objetivo, es más se afanan en la tergiversación de los hechos, pero esto no es ni mucho menos suficiente si lo que se pretende es un cambio radical en el modelo de estado.
Pocos, tendiendo a cero, han sido los comentarios que desde las redes sociales o los medios de comunicación, algunos de ellos con evidente raíz republicana, hayan tratado de ofrecer argumentos claros y objetivos a favor de la república, limitándose a difundir una serie de consignas centradas mayoritariamente en la exigencia de un referéndum y en contados casos de la apertura de un proceso constituyente, olvidando explicar las ventajas del sistema republicano y sus consecuencias inmediatas. Así la inmensa mayoría de los españoles quedan huérfanos de motivos para justificar desde la serenidad y la convicción su apoyo a las tesis republicanas. Muchos de ellos se manifiestan en contra de un cambio de modelo de estado argumentando que dicho cambio no servirá para nada a causa de que la clase política seguirá en cualquier caso sin atender las demandas de la sociedad y gobernando para unos pocos privilegiados, tal y como ahora sucede.También algunos se expresan en el sentido de defender su españolismo desde la equivocación de intuir que un sistema republicano menoscabaría la identidad de España como patria común. Evidentemente están equivocados pero no son ellos los responsables de su error. Un ejemplo fácil aunque no me es agradable citar en relación con la pretendida perdida de identidad de España como nación dentro de un sistema republicano sería acudir al exacerbado sentimiento patriótico de los Estados Unidos de América a pesar de su organización en estados federales.
Asumiendo que la proclamación del nuevo rey se va a producir y que su viabilidad legal va ha ser apoyada por los dos partidos políticos principales, PP y PSOE, entiendo que insistir en la celebración de un referéndum es inútil y además que en el caso de que se hubiese celebrado la adhesión al cambio sería más emocional que racional, precisamente por la antes mencionada ausencia de argumentos que conlleva el desconocimiento a nivel nacional de lo que una república significa. Un referendum que a causa de la posición monárquica del PSOE hoy no podría celebrarse desde la legalidad y que hoy solo serviría como barómetro para medir la presión republicana existente. La indecente postura de la dirección del PSOE y la falta de principios de aquellos militantes que ocupan sillones o esperan ocuparlos es sin duda el golpe de gracia a la deseada y democrática consulta. Unamos a esto las declaraciones de Felipe Gonzalez y de los llamados barones y llegaremos sin duda a la conclusión de que el cambio de sistema es urgente entre otros muchos motivos a causa de la prostitución ideológica y de la corrupción del mismo.
Algunos detractores ya arrojan a la opinión pública imágenes y comentarios de repúblicas antidemocraticas al mismo tiempo que platean un interrogante en relación a la clase de república que queremos, olvidando voluntariamente que el objetivo español es la proclamación de una república nacida de un proceso constituyente y sometida a una Constitución moderna que garantice la democracia real desde la participación efectiva de los ciudadanos y que elimine de raíz cualquier tipo de privilegio.
En el fondo, en la realidad global del momento, no existe una clara y mayoritaria disposición a favor de la República, negar esto sería un grave error, y por tanto entiendo que es necesario cambiar el discurso. Es necesario que la ciudadanía posea argumentos concretos para que su apoyo al cambio sea mayoritario y además convencido. Deben las organizaciones y los partidos sinceramente republicanos comenzar una labor didáctica objetiva sobre el concepto República y sobre sus ventajas como forma de estado sin olvidar exponer también objetivamente los inconvenientes de la monarquía y el bipartidismo, en resumen deben poner todo su esfuerzo en formar nuevos republicanos y además convencidos, al mismo tiempo conseguirán consolidar el apoyo de muchos que hoy "simpatizan" con la opción republicana pero que llegado el momento pensaran muy mucho su voto y quizás nos lo nieguen por falta de convicción. Bueno sería que esta labor pudiera dar sus frutos en las próximas elecciones.
Benito Sacaluga.
En las encuestas de la prensa de hoy, solo al 0,2% de la población les preocupa la monarquía.
ResponderEliminarDíganos que tipo de republica quiere, y que ventajas tiene.