El hecho de que en economía para un mismo problema existan diferentes soluciones nos lleva a concluir que ni mucho menos podamos considerar a la ciencia económica como exacta, por tanto es una equivocación pretender rebatir propuestas económicas de otros con el simple argumento de nuestro punto de vista, y esto es lo que está sucediendo hoy en España, o mejor dicho entre los partidos políticos, sobre todo desde la irrupción de Podemos y sus propuestas.
De forma generalizada los partidos tradicionales con PP y PSOE a la cabeza tildan de irrealizables las propuestas de Podemos sin que medie argumento sólido, como mucho una serie de datos y cifras macro-económicas que mañana ya serán diferentes. Sesudos economistas de medio pelo se afanan en profetizar el descalabro de los planteamientos de Podemos y lo hacen sin quizás darse cuenta de que medio mundo les está escuchando y viendo como hacen el más espantoso de los ridículos. Quizás sean hábiles en su análisis interesado de la situación económica de España e incluso de Europa, algunos se atreven hasta con China olvidando que hablan de un país que dadas sus características tan especiales, en cuanto a historia, régimen político y número de habitantes, cualquier referencia es totalmente inaceptable si hablamos de España.
Nadie, o casi nadie, discute la bondad de las políticas sociales que Podemos exhibe como objetivo a lograr, sin embargo estas son “desmontadas”, declaradas inviables a causa de una pretendida falta de recursos económicos que las hagan realidad y las mantengan en el tiempo. Esta oposición, digamos técnica, tiene su base en que el modelo de estado actual, el modelo económico basado en el capitalismo no soportaría los radicales cambios necesarios para llevarlas a cabo, los detractores no lo dicen explícitamente pero es así. Ellos hablan de mercados en lugar de poderes financieros, que es lo que son, cuando amenazan con sus reacciones negativas si el modelo cambiase. Esto, de entrada, nos coloca en una variedad de esclavitud generalizada, una esclavitud que no percibimos como tal pero que es real y condiciona todos los aspectos de nuestra vida, desde el nacimiento a la muerte.
El problema de estos economistas detractores de Podemos es que ellos, a diferencia del partido de Iglesias o de IU, no tienen como objetivo de sus teorías el equilibrio social y se limitan a apuntalar el desequilibrio existente, en lugar de intentar -no les interesa- diseñar un proyecto económico que tenga como objetivo un bienestar social real y pleno. Tampoco dejan de criticar las políticas económicas de Zapatero o de Rajoy, claro está a toro pasado, sin recordar que Zapatero en su última etapa y Rajoy desde que llegó al poder no han tenido ningún plan económico diferente al exigido por la troika. Como dije antes, todos sin excepción unos profesionales de medio pelo por mucha cátedra que ostenten y mucho masters que adornen sus despachos.
Dado que los objetivos de la derecha y de la izquierda son totalmente contrapuestos, resulta grotesco pretender que sus políticas económicas coincidan. En España y hasta hoy las únicas políticas económicas conocidas han estado al servicio del dinero, del capital, no debería resultar pues extraño que la sola posibilidad de un giro de 180º en estas políticas sea motivo de escándalo en las filas de aquellos que las han mantenido a ultranza y de las que se han aprovechado durante tantos años.
La cuestión fundamental a la hora de establecer unas medidas económicas es saber a que o a quien van dirigidas, saber que es lo que se pretende con ellas. Una vez conocido el objetivo es posible alcanzarlo si se ponen los medios necesarios y además se renuncia a aquello que lo hace imposible…y lo importante es el objetivo. Si Podemos persigue la igualdad social más amplia posible no cabe ninguna duda de que sus herramientas económicas han de ser utilizadas para la consecución de ese fijado objetivo en el plazo de tiempo más corto posible, de no ser así la decepción generalizada de sus votantes y seguidores podría acabar con ellos más rápido aún de lo que han tardado en encumbrarlos.
Los catedráticos Juan Torres López y Vicenç Navarro, encargados por la dirección de Podemos de escribir un documento sobre la situación económica y social de España con propuestas para mejorarla, salir de la crisis y hacer realidad sus objetivos, aún no han expuesto el resultado de su trabajo, no obstante, y a la vista de los continuos descalificativos que en materia económica se vierten sobre Podemos, se expresan hoy de la siguiente forma en nombre suyo y creo que en el de Podemos (1):
Nuestra visión de la renta básica no es la de salario ciudadano universal sino la que indica que se establezca el derecho a percibir un ingreso garantizado por parte de todas las personas que por causas ajenas a su voluntad estén en situación de pobreza.
No es verdad que hayamos propuesto la jubilación a los 60 años. Nosotros proponemos que la jubilación se reconozca como un derecho legal y que se reestablezca a los 65 años con carácter general pero flexibilizando dicho criterio en función de la naturaleza del trabajo realizado, algo que ya existe en países como Estados Unidos.
Tampoco decimos que la deuda no tenga que pagarse. Sí decimos que debe auditarse y que aquella que se haya generado por medios irregulares o ilegítimos debe renegociarse o, si llegara el caso y como ha ocurrido en otros muchos países incluso avanzados económicamente y momentos de la historia, repudiarla. Y como la experiencia muestra que la inmensa mayoría de la crisis de deuda como la nuestra ha acabado con algún tipo de reestructuración o impago, proponemos que España se prepare para hacer frente a ese tipo de situaciones que, a nuestro juicio, es muy probable que se den, no solo en nuestro país sino también en otros de la Eurozona. Una percepción compartida por otros economistas de gran prestigio como el Premio Nobel Joseph Stiglitz o los directores del prestigioso Center for Economic and Policy Research de Washington Dean Baker y Mark Weisbrot, y sin olvidar que a raíz del problema argentino hasta el FMI prestó apoyo a su gobierno para llevar a cabo la reestructuración.
Una de nuestras propuestas centrales para reducir el paro y crear empleo es aumentar la masa salarial y la demanda y hacer que el sector público aumente la inversión en la subdesarrollada y subfinanciada infraestructura social. Sabemos, por ejemplo, que si España tuviera una persona de cada cinco, como tenía Suecia en 2010, en los servicios públicos -de los cuales la mayoría son los del Estado de Bienestar- en lugar de una de cada diez, tendríamos más de tres millones y medio de empleos adicionales en nuestro país, eliminando una buena parte del desempleo. Esta inversión se puede financiar si se consigue que los ingresos públicos se correspondan con los estándares de nuestro entorno más avanzado, lo cual a su vez es posible si se combate con eficacia el fraude y la elusión fiscal y se hace una reforma fiscal auténticamente (y no solo nominalmente) progresiva.
También se ridiculizaron otras dos de las propuestas que venimos defendiendo desde hace tiempo con el fin de garantizar el acceso al crédito de empresas -sobre todo medianas y pequeñas- y familias. Una, en la misma línea que el Premio Nobel Stiglitz, consistente en nacionalizar sectores de la banca en lugar de rescatar tanto a la privada. Y otra, orientada a aumentar el sector bancario público, muy escaso en comparación con el de otros países de la Eurozona.
España debe ensayar su propio modelo económico y social pero debe aprender de lo que se ha hecho en otros países en donde se ha avanzado más y mejor en la satisfacción de las necesidades de la mayoría de la población. Y creemos que el mayor obstáculo para ello es que los grandes centros de poder económico y financiero tienen en nuestro país una influencia inusitada. De ahí nuestra simpatía hacia los partidos y movimientos que vienen haciéndoles frente para tratar de establecer condiciones de mayor democracia, justicia y bienestar.
Si repasamos el anticipo de lo que será el enfoque económico de Podemos que están elaborando López y Navarro nos daremos cuenta de por qué los mercados financieros, grandes empresas y grandes fortunas ven peligrar la explotación, esclavitud, a que nos vienen sometiendo; no es de extrañar por tanto que todas sus fuerzas estén hoy encaminadas a la destrucción de cualquier posibilidad de triunfo de la izquierda en España.
Tengamos además en cuenta que ayer, Wolfgang Münchau, uno de los columnistas más influyentes de El Financial Times, escribió un artículo defendiendo que Podemos es el único partido en España que está proponiendo soluciones económicas razonables para salir de la crisis y así lo razona:
Es evidente que se necesita más inversión pública y una restructuración de la deuda. Ahora, hágase el lector una pregunta: si usted fuese un ciudadano de un país en la eurozona, ¿a qué partido votaría para que esas medidas se llevasen a cabo? Quizás la respuesta le sorprenda: no tendría usted muchas opciones. En Alemania, el único partido que se acerca a estas propuestas es Die Linke, los antiguos comunistas. En Grecia es Syriza y en España, Podemos.
¿Qué les ha ocurrido con los partidos de centro-izquierda? ¿Por qué no proponen estas ideas? Quizás lo hacen cuando están en la oposición, pero cuando llegan al gobierno sienten la necesidad de que les vean como “respetables” […] De los partidos que están emergiendo en Europa, la referencia es Podemos. Nacho Álvarez, uno de los responsables del equipo económico de ese partido, explicó sus propuestas con refrescante claridad: renegociación de los tipos de interés de la deuda, periodos de carencia, una ampliación de los plazos de amortización y, finalmente, quitas parciales. El objetivo de las propuestas económicas de Podemos no es salir del Euro. El objetivo de Podemos es el bienestar de los ciudadanos.
Y qué quieren que les diga, para un observador desde fuera, eso parece precisamente lo más razonable. Pero por lo visto, en España hay gente que no lo percibe así. El “establishment” español azuza el miedo y advierte de que convertirán a España en la Venezuela de Europa. En realidad, lo absurdo es pensar que la deuda es sostenible.
Parece ser que el próximo jueves el documento de López y Navarro será hecho público. Espero que los economistas del pesebre tengan a bien debatir públicamente con sus autores, que acepten enfrentarse a ellos en un debate serio y razonado en lugar de volver a utilizar la descalificación gratuita de la que, vergonzosamente, han venido haciendo gala. Claro que para ellos está política económica seguirá siendo imposible y lo es según los objetivos que persiguen, pero para la izquierda los objetivos son otros y por tanto sus políticas perfectamente posibles. Cierto es que el establishment (la casta) nos va a poner en el camino piedras muy grandes, pero una cosa si es segura: no impedirán que depositemos nuestro voto...espero.
Benito Sacaluga
(1) Público.es
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